La pesadilla
-¿Q-quien anda ahí?-Pregunté con voz temblorosa. Me armé de valor y grité.- ¡Qué de la cara!
Una bandada de pájaros negros salió disparada de un tejado, agitando sus alas sonoramente. Un nuevo escalofrió me abatió y tragué saliva de nuevo. ¿Pero dónde rábanos estaba? ¿Cómo había llegado allí?, no recordaba nada de nada y lo peor de todo es que ni sabia donde estaba, nunca había visto nada igual...¿Será un sueño? Hubo otro gran silencio, hasta que de improviso las antorchas del escenario se encendieron con un tono azul-morado como las bolas de fuego fantasmales.
Me oculté tras una pared en ruinas y asomé solo los ojos a través de una esquina. Una sombra se colocó en medio de las antorchas despaldas, mientras emitía un sonido parecido a un llanto de un niño. Me dio la impresión de que aquellas bolas fantasma se acercaban peligrosamente a esa inesperada silueta. ¿Era un niño lo que estaba llorando? No hay tiempo que perder. Salté por encima de la muralla y corrí hasta aquel escenario de madera semi-derruido.
Las bolas se apartaron como si les hubiera sorprendido mi llegada y me acerqué lentamente.- ¿Estás bien...?-Le pregunté, pero cuando iba a ponerle la mano en el hombro, se giró de repente y pude ver de lo que se trataba.- ¿¡Un Dusknoir!?
Tenia los ojos rojos mas intensificados por la oscuridad y la boca de su barriga se abría y se cerraba como si le hiciera gracia mi situación. Alertada, apreté los dientes por instinto, retrocediendo. Era la primera vez que la presencia de un Pokemon me provocaba terror o mala espina. Musité un débil "¿De que te ríes?" sin esperar una respuesta.
-De que te hemos encontrado, Dialga estará muy agradecido. -Se hecho a reír de nuevo.- Y has caído en la trampa ¡Esta vez no escaparas, Sableye al ataque!- ¿Qué? ¿¡Había hablado?! ¿Me estoy volviendo loca y no lo sé? Unos Sableye aparecieron de la nada y rodearon a Dusknoir, esperando ordenes.
-Ha-ha-has...¡Has hablado!
-¿Y que creías? ¿Ya tan pronto nos has olvidado? Que pena...
-¿De qué hablas? Yo no les conozco. -Exclamé asustada.- ¡Y no he hecho nada! Esto debe de ser una broma...
-Ahora no vengas haciéndote la tonta, lo recuerdas perfectamente. Y claro que no, pero lo harás, por eso debemos eliminarte. –Rió de nuevo y los Sableye prepararon sus afiladas garras. ¿En serio me iban a atacar?
-¿E-Eliminar? ¡Dejad las bromas para Halloween!-Exclamé echando a correr sin perder un segundo.
-No es una broma. Es inútil que corras, ahora no tendrás a nadie que te ayude...-Susurró desapareciendo mientras los Sableye, me seguían de cerca, con sus brillantes y afiladas garras por delante. Corrí y corrí sin parar hasta que llegué a un bosque cercano. Me escondí tras un árbol y vi como los Sablye se acercaban en manada al lugar. ¿Qué puedo hacer? Miré a los lados, pero lo único que pude ver fue una rama...Bueno, algo es algo. Me mostré ante ellos y puse las manos a la espalda.
-No me rendiré...pero...-Susurré cerrando los ojos.
-¿Te entregaras? ¡Que fácil!- Dijo un Sableye con voz chillona. Vale...aquello era un sueño muy descabellado.
-No.-Dije, abriendo de repente los ojos- ¡No me rendiré nunca! -Y moví la rama hacia atrás. Antes de que los Sableye corrieran la rama ya les había dado de lleno, mandándolos por los aires. Sacudí las manos satisfecha. Esa parte del sueño ya me gustaba más. ¿Y ahora....?
Caminé un poco más, rozando con las manos los troncos de los arboles según avanzaba y pronto encontré un claro extenso y llano. Me dirigí hasta el centro, asombrada, mirando a los lados con cautela. Se respiraba paz en el ambiente y relajé un poco los hombros. Entonces, apareció de nuevo una luz semejante al fantasma y me aparte rápidamente, cogiendo un palo largo a modo de arma. No me juzguéis.
-No-no te acerques...te-tengo una rama y no dudaré en usarla. -Dije con un hilo de voz, temblando.
-Creo que no hará falta. -Se oyó una voz apacible de dentro de la bola que adquirió un tono rosáceo. Hice una mueca de sorpresa y extrañeza ¿Qué habia querido decir con eso? Resultaba extraño, pero su presencia no me advertía que me alejara, al cotrario,me daba una enorme sensación de tranquilidad. La bola se disipó y n medio de la niebla apareció una sombra...¿¡Una Cresselia?!
-¿-Q-quién eres tú?
-Se puede decir, que soy...una amiga.-Dijo apaciblemente.-Vengo a decirte un par de cosas, Brisa.
-¿Cómo sabes mi nombre?-Dije exaltada. No podía pensar con claridad.
-No temas, ya te dije que soy una amiga ¿No recuerdas?
-Ya os he dicho que no.
-¿Os he dicho?- Ladeó la cabeza, extrañada.
-Sí, a ti y a ese fantasma rechoncho que me quería matar así de la nada. -Dije cruzándome de brazos. Se quedo pensativa un momento.
-Escúchame, corres un gran peligro, ten cuidado, sus intenciones son ciertas. Quieren eliminarte para que no puedas cambiar su historia, la historia del mundo. La historia del futuro. ¿¡ Y así por las buenas me lo dices!? Decidido, no vuelvo a comer chocolate antes de dormir.
-¿¿Qué??
-Sí. -Dijo serenamente- Para ellos les puede resultar muy fácil eliminarte en tu estado tan vulnerable, sobre todo ahora que te han encontrado.
-¿Vulnerable? ¡Pero si acabo de deshacerme de diez Sableyes de un ramazo!
-Los Sableye son simples sicarios que hacen el trabajo duro, pero una fuerza mucho más poderosa te persigue, ten cuidado.
-¿Te refieres al Dusknoir?
-No. Ellos son simples piezas del rompecabezas que aún no has empezado a montar. Ten, esto te protegerá. - Mi pecho se empezó a iluminar y el colgante que solía llevar bajo el pañuelo flotó como si estuviera vivo. Un aura azulada lo envolvía.
-¿Qué puede hacer esto por mí? -Tan solo era un collar que tenía dese pequeña. Era una pluma en forma de luna creciente y lo llevaba porque pensaba que me daba suerte.
- De momento protegerte...pero todo a su tiempo...recuerda, ten cuidado...-Susurró mientras desaparecía en la espesa niebla.
-¡Espera! ¡No te vayas! Quiero saber más...-Dije desilusionada pero ya era tarde.
Miré con curiosidad la pluma azulada entre las dos manos. " Es un sueño la mar de loco..." Me lo colgué al cuello y la pluma comenzó a brillar. Asombrada me la acerqué ara verla mejor, pero justo en ese instante, volví a escuchar los pasos apresurados de los Sableye. Me levanté de un salto y eché a correr. Notaba que eran muchos y no podría hacer nada contra tanto. ¡Brisa, despierta, despierta!
Fui un buen rato bosque a través. Miré una ultima vez atrás para ver si me seguían y entonces, no note suelo en mis pies y caí al vacío, por lo que parecía un barranco, mientras notaba mi frente con sudor frió. Grité, pero no tenía voz.
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Mientras tanto...
(Narra Verán)
-¡Abrid la maldita puerta miserables!- Grité. Ya no podía más. Había intentado dormir pero el constante ruido de pasos me taladraba la cabeza. Me sentía inquieto en aquel espacio tan reducido.
-¿Has estado todo el día ahí para solo decir solo eso? ¡Ja!-Se burló el recluta que vigilaba mi cautiverio desde el otro lado de la puerta de hierro grueso.
-Créeme. No tengo intención de perder el tiempo...-Susurré inaudiblemente. Miré de reojo, un agujero que estaba hacinedo con el puntero láser en la pared de metal. Lo había conseguido arreglar con mucho esfuerzo y con un tenedor.- No tardará mucho.
Dirigí el Capturador hacia ese puto y el metal se iba derritiendo muy lentamente. Sonreí al ver que el agujero se agrandó ¡Bien! ¡Con paciencia saldría de este lugar! Pero mi alegría se fue igual que vino. Se me escapó un grito ahogada cuando del hoyo empezó a salir agua ¿¿Pero qué narices??
-¡Hey! ¿Qué haces ahí dentro?-Dijo amenazador el recluta.
-¡N-nada!-Dije nervioso, buscando algo con lo que tapar el agujero. Vi un cepillo de dientes tirado en el suelo <<¿Pero es que estos tíos no se lavan los dientes salvo una vez al año o que?>>
Lo agarré con asco por la punta ya que estaba muy sucio y lo metí a presión por el agujero para que se taponara la salida. Por suerte funcionó. Suspiré aliviado, pero en ese istante, el pomo de la puerta empezó a girar y sudé frío. Coloqué rápidamente una manta encima y me senté en ella, tapando el agujero.
-¿Pero qué haces?
-Esto...¡D-dormir! ¿O tampoco puedo?- Me inventé esa excusa de milagro, con una gota en la frente. El recluta me miró de forma extraña, pero se encogió de hombros y cerró de nuevo la puerta, ignorando aquella afirmación.-Ufff...-Suspiré.
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-¡Ahhhhhh!-Grité, asustada. Miré a todos los lados sorprendida, hiperventilando y con el corazón a mil por hora. Estaba...¿En una casa? (...) ¡Claro, estaba en casa de Panema! Una luz cálida entraba por la ventana y los Pokemon ya se oían cantar en el bosque.
-¿Qué pasa?-Dijo Panema, que entró por la puerta a todo correr, preocupada. ¿Te caíste de la cama?-Dijo confundida ladeando la cabeza a un lado.
-Me caí...¿De la cama?- Susurré. Miré arriba, en efecto, estaba totalmente enrollada en las mantas y en el suelo.- ¿D-dónde están las luces?-Pregunté recordando el sueño de antes.
-¿Qué dices? Se nota que has tenido un buena pesadilla ¿eh?...Voy a cerrar la ventana, seguro que el frió de la noche provoca ese estado. - Dijo efectuando la acción. Espera....¡La ventana la cerré yo ayer, estoy segura! ¿Pero cómo...se habrá abierto, sola? Olvídalo Brisa...ya has oído a Panema, ha sido una simple pesadilla...
-Debe de ser cierto, siento despertarte- Dije incorporándome.
-No, no pasa nada, yo estaba en el laboratorio y resulta que se quemó otro de mis inventos pero logré apagarlo con el extintor. ¿Podría haber sido eso, lo que olía a humo en mi sueño? Esto es muy contradictorio...-Te esperaré abajo. Hoy salimos rumbo al Monte LatoLato ¿si?- Le asentí y con una sonrisa, cerró de nuevo la puerta.
Recogí las mantas e hice la cama. Busqué a Pichu y lo encontré dormido en la alfombra pelusona. Le pinché con el dedo en las mejilllas para despertarlo pero nada- Veeeenga, que ya es de día- Le dije. Insistí más fuerte, pero lo único que recibí fue un calambrazo. - M-mira el lado bueno...al menos se ha despertado- Me caí hacia atrás por el shock.
Pichu bostezó y al verme tirada en el suelo, se quedó confuso ¡Hay que ver, encima es sonámbulo! Al cabo de un rato me levanté y me sacudí el polvo del pijama que me había prestado Panema. Me vestí en un momento y me dispuse a bajar las escaleras. Hoy empezaba un nuevo día de oportunidades.
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Continuará...
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