El misterio de Articuno.



Agarré el Capturador con la mano izquierda y dirigí mi brazo hacia Suicune, apuntando con la mirilla al objetivo. Acerqué el dedo al botón...Y el disco se liberó, a tal velocidad, que solo una estela blanca quedó dibujada en el aire y empezó a girar alrededor de las esbeltas patas azules del Pokemon legendario. Retrocedí un paso para estar a salvo de los ataques que lanzaba para defenderse y le advertí a mi compañero de que hiciera lo mismo. Esto iba a ser una captura difícil.


-¡Ben, ve a buscar a Cretón, yo me encargaré de Suicune! –Exclamé saltando hacia atrás para poder esquivar un chorro de agua ardiendo. ¿Cómo narices conseguían calentar el agua allí! Sinceramente, estaba un poco harta de tanta agua...¡Parezco un granizado!


Verán no respondió. Se puso en posición y lanzó su Capturador sin mediar ninguna palabra. Sorprendida, repetí lo que había dicho, pero está vez, sí que recibí una contestación.


-No.



-¿Eh...? ¿Por qué? –Suicune, totalmente fuera de sí, aprovechó nuestra pequeña distracción para eliminar el problema de raíz. Un enorme cristal de hielo se dirigía hacia nosotros. Con muy pocos segundos de sobra, conseguimos esquivarlo gracias a un Impactrueno de Pichu pero nos llevamos un buen susto. El agua seguía cayendo sobre nosotros, cada vez más fría.- ¡Esto es peligroso!



-¡Por eso mismo! Antes tuviste que pasar por muchas cosas para llegar hasta aquí, sola. Yo no pude hacer nada. Ahora no me voy a quedar de brazos cruzados. –Recobró la compostura y volvió a ejecutar círculos a su alrededor, sin detenerse ni un mísero momento. No podía dejarlo solo ni quedarme atrás en una situación así...Así que volví a tomar el control de la pequeña peonza. Los dos discos se cruzaban varias veces, superponiendo las líneas de Captura y haciendo un efecto el doble de eficaz.



-Pero...-Suicune empezó a salir de su estado de ira descontrolada. Sus ojos rojos iban recuperando la serenidad.


-Estamos juntos en esto. –Sonrió y me tendió la mano libre.- Además, ya es hora que haga algo de trabajo ¿no? ¡Menudas vacaciones me estoy pegando a costa del Profesor! –Rió ante su propia broma y esbocé una sonrisa.


-Pues vamos. –Lo miré con una gran decisión reflejada en mis ojos castaños y tomé su mano, con un poco de vergüenza.


Es hora de acabar la captura.


-¡¡VAMOS!!



Aún con nuestras manos tomadas. Como si nos negaramos a renunciar al contacto del otro pese a las inclemencias del clima y de la tensa situación en la que nos encontrábamos, apuntamos nuestros Capturadores al mismo blanco. Con la decisión reflejada en nuestros ojos, ejecutamos un par de círculos más, hasta que el anillo luminoso se estrechó poco a poco, desapareciendo segundos después. El cuerpo azul del Pokemon legendario brilló intensamente, dejando en el ambiente una estela de colores como el arcoíris. Y como siempre...Un extraño símbolo dibujado en el aire.



Cerremos los ojos porque la luz era cegadora y cuando el brillo se extinguió, la esbelta figura de Suicune ya no estaba. Solo quedó el eco de sus chapoteos en el agua del río y un rugido que parecía comunicarnos un sincero "Gracias" y una sentida disculpa.


-Uff...-Me sequé el ¿Sudor? Con la muñeca. Con tanta agua ya no sabía ni qué era qué.- Ha sido una captura difícil.


-¿Ves? Ha sido buena idea después de todo. Juntos podemos con todo. –Sonrió.


Le devolví el cálido gesto. En ese preciso momento, mi vista bajó hasta posarse sin querer en nuestras manos. Juntas. Como un acto reflejo, me sonrojé como un semáforo y aparté la mano lo más "disimuladamente" que pude. Ben hizo lo mismo, aunque se dio cuenta de nuestra posición un poco más tarde. No quería mirarle, sabía perfectamente que los dos parecíamos ahora mismo Flareons en un volcán.



-E-esa luz...¿Ha sido extraño, no? Como con Entei...-Dije intentando evadir el nerviosismo. Me sentía terriblemente incómoda, pero sobre todo...Tenía otra sensación igual de fuerte...¿Me habría gustado seguir con ese contacto durante más tiempo? (...) ¡Brisa, Brisa, regresa a la realidad!


-Esto...eso parece...-Vaya, la había hecho buena. Ahora los dos estábamos incómodos. Torpe, qué eres una torpe.- ¿Has visto algún dibujo raro esta vez?


-Pues ahora que lo dices...-Crucé los brazos pensativa.- Sí que he visto algo, era como una M rara, así. –Dibujé el símbolo en la pantalla del Capturador, se lo enseñé y al intante, quedó registrado en la memoria del Capturador.


-¡Eso es genial! –Recuperó un poco el ánimo, menos mal.- Ahora podremos invocar a Suicune para pasar sobre el agua...-Los ojos le hacían chiribitas, con la típica emoción de un niño pequeño, ¿Qué narices? Yo también estaba emocionada.


- Pero...Hemos podido salvar a Suicune, sí, pero aún no sabemos dónde puede estar ese tal Cretón, ¿Alguna idea?


-Pues...La verdad es que no se me ocurre nada. Esta era nuestra única opción. –Dijo algo desilusionado.- Aunque a lo mejor podríamos esperar a que nos caiga del cielo ¿Qué tal? –Bromeó.


-Sí, claro...ojalá fuera tan fácil.- Reí.


-¡¡Socorroooo!! –Ese grito de auxilio nos devolvió a la realidad e investigamos con la mirada cada rincón del lugar donde estábamos.


-¿Ves que te dije? –Sonrió victorioso.


-Está bien...por esta vez ganas. –Me puse las manos a modo de megáfono y me subí de un salto a una gran roca que había desperdigada por ahí cerca.- ¡Señoooor! ¿Me oye? ¿Dónde está?



-¡Estoy aquí! –Seguimos el sonido de su voz y por fin dimos con esa persona en aputos. Era un hombre moreno, vestido tradicionalmente y llevaba una gran hoja de palmera en la cabeza para resguardarse más o meos del gran diluvio. Estaba al otro lado del gran río, pero delante de él había una gran muralla de piedra. Ni con Raikou sería posible llegar allí sin caer al agua...vaya problema.



-¡No se preocupes, espere ahí un poco, no se mueva, vamos enseguida!


-No me queda de otra...¡Vale! –Su voz se extinguió detrás de los grandes pedruscos y me puse a pensar en una forma de llegar hasta dónde estaba. La verdad es que no me hacía mucha gracia perder un zapato mientras nadamos hacia allí...y mucho menos coger un resfriado en un archipiélago tropical...si es que hay que ser gafe.


-¡Tengo una idea! –Exclamó dándose un ligero golpe en la otra palma de a mano con el puño cerrado. Lo miré expectante y un poco curiosa.- Una palabra: Suicune.


-Ya estabas tardando en decirlo. –Sonreí alegremente. Giré la cabeza y también le sonreí a Pichu.- ¿Listo? ¡Allá vamos! ¡Glifo en marcha!



Salté de a piedra dónde estaba y apunté con mi disco al suelo, dibujando con exactitud en la superficie brillante del agua el símbolo que anteriormente había visto. Sus líneas azules resplandecieron en el cielo y de un momento a otro, el dibujo se transformó en un gran torbellino de agua cristalina. Tan solo bastó un fuerte rugido para que el agua se dispersara y apareciera la silueta del elegante Pokemon en su interior, tan majestuoso como siempre. Su melena al viento simulaba las olas del mar y su larga cola blanca se movía siempre al son del viento del norte. Pero lo que más llamaba la atención, era su hermosa corona de hielo macizo. Ben acarició con admiración su melena y me miró aún perdido en esa inmensa sorpresa.



-No sé cómo lo haces...¡Pero es increíble!


-Yo tampoco lo sé...es raro. Supongo que será cosa del Capturador. –Mié mi aparato rojo.- Bueno, el deber nos llama, ¿Vamos? –No hizo falta ni que terminara la frase. Verán ya estaba montado atrás de Suicune, esperando con impaciencia que empezara el show.


-¡Adelante! –Negué con una sonrisa enternecedora y me subí de un salto. Le di un par de palmaditas en el cuello y le comunicamos nuestro destino.


Raudo como el aire, saltó sobre el agua y corrió rápidamente. A cada salto sobre la inestable superficie, el chapoteo no faltaba y la sensación e libertad, del aire en la cara, las gotas de agua cayendo a ambos lados de nosotros, como si tuvieran miedo de tocarnos siendo amigos de tal Pokemon Legendario...Era simplemente impresionante. Algunos Magikarp y Remoraid pasaban a nuestro lado como si de esa forma saludasen a su "protector" y de paso, a nosotros.



No tardemos mucho en llegar a la otra orilla. Le dije a Suicune que esperara un momento y nos adentramos en la parte más inaccesible de las antiguas ruinas, de dónde provenía las voz del supuesto alfombrero. Ya estábamos tan mojados que estaba empezando a pensar que nos íbamos a convertir en peces de un momento a otro y que íbamos a vivir felizmente en aquel lugar pasado por agua. Hasta por un instante...llegué a extrañar el Volcán Fascuas, ¿Extraño, no? Buscando en cualquier esquina, por fin dimos con Cretón, que nos saludó muy agradecido y volvimos a Acuarretiro como un rayo, ya hartos de tanta lluvia.



En Acuarretiro...



De vuelta otra vez en el gran taller del famoso alfombrero de Oblivia, nos sentamos en unas sillas y muy amablemente nos tendió un par de toallas para secarnos y no pillar una hipotermia. Menos mal que habíamos pasado la plaza casi corriendo porque paso de tener que dar explicaciones. Aún así, al pobre Ben se le escapó algún que otro estornudo y muy apenado, Cretón nos sirvió un chocolate tibio y a Pichu un cuenco de comida Pokemon con bayas meloc. La preciosa alfombra azulada de Articuno captaba la atención de cualquiera...aún así yo estaba más centrada en mi chocolate. Sin duda.



-Me habéis salvado...Muchas gracias, en serio.- Cretón se sentó en frente de nosotros. No estaba tan mojado, pero de todas formas, se había ido un momento mientras comíamos para cambiarse. Y nosotros solo teníamos este uniforme...vaya...caca...con purpurina.


-En teoría no hemos hecho casi nada, si no llega a llamarnos ni sabríamos dónde estaba...-Susurré pensando en voz alta...por suerte un codazo disimulado de mi compañero me hizo callar a tiempo. Pero a próxima vez que vaya al codo, ¡No a las costillas!


-No se preocupe jeje...¡Para eso estamos os Rangers!


-¡Así se habla! –Nos animó.- Pues ahora me toca a mí echaros un cable en compensación.


-¿Uh?



Cretón se fue un momento a otra habitación, dejándonos con unas caras de confusión que no tardamos ni medio segundo en intercambiar entre nosotros. Ladeé la cabeza y Verán se encogió de hombros, al parecer el tampoco tenía ni la menor idea de lo que iba a pasar a continuación. Pichu jugaba con mis gafas de bucear así que tuve que cogerlo entre mis brazos para que dejara de hacer de las suyas. Al cabo de cinco minutos que aprovechamos para curiosear los diversos artículos que tenía la sala, regresó con dos cajas en los brazos. Cuando estuvo en frente de nosotros, nos las ofreció con una sonrisa.



-Creo que esto es para vosotros.


-¿Nosotros? –Dijimos al unísono, aceptando las cajas con algo de reparo. El primero en abrirla con suma curiosidad fue mi compañero de aventuras. Prometo que quiero una foto de su cara en ese instante...¿Alguien se la sacó? (...) ¿Nadie?


-Esto...¿Ropa?



Exacto. Ropa. Ni más ni menos. Abrí mi caja también y dentro encontré un abrigo de color crema con algunos detalles en la capucha de color blanco, unos vaqueros largos y unas botas marrones. Un poco desacorde con el clima...¿no? El obsequio de Ben era similar. Una chaqueta de color marrón oscuro con detalles en negro en la capucha, los mismos pantalones vaqueros y unas deportivas de color blanco. Vale, esto era raro. La cabeza me acaba de explotar. Cretón se dio cuenta de nuestra reacción y con una risa divertida se dispuso a explicarnos la situación.



-Esta mañana, bien temprano, vino una persona a dejármelos. Me dijo que se los entregara a dos jóvenes Rangers que estaba segura de que pasarían por mi taller en este día. Para que no tuviera dudas, también me dijo que uno de ellos iba acompañado de un peculiar Pichu...Ahora lo entiendo. –Sonrió y el pequeño roedor amarillo, sintiéndose aludido, le arrancó unas cuantas notas a su ukelele azul.- ¿No conoceréis a una chica de ojos azules y pelo corto rubio por casualidad, no? También parece que las mechas están de moda entre los jóvenes...



Okay. No negaré que en ese preciso momento me estuve imaginando a Ben y a mí al estilo Líder Napper con mechas...Regresa a la Tierra, Brisa.


-Hm...Ojos azules...


-¡Blue Eye! ¡Claro, por eso no regresaba esta mañana! –Exclamó Verán, dándose un golpe con el puño cerrado en la palma de la mano.


-Estaba aquí arreglando esto...pero, ¿Cómo sabía que íbamos a necesitar...? –Algo hizo click en mi mente. Qué oportuno.- Claro...Uno de sus deberes como Líder fue estuiar los lugares potenciales dónde pudieran encontrarse las invoformas. Tal vez predijo que íbamos a encontrar problemas con Suicune y el único lugar repleto de agua eran las Ruinas del Canal.


-Y sabía que íbamos a volver calados hasta los huesos. Qué detallazo. –Sonrió Ben, mirando su abrigo con cierta ilusión.


-¿Ves? Te dije que no era tan mala. –Puntualicé victoriosa, ¿Se habría convencido al final?


-Bueno. Lo siniestro es cómo narices ha conseguido nuestras medidas...-Pensativo, se colocó la chaqueta por encima y comprobé que era justo de su talla. Ni grande ni pequeña. Así que pasaría lo mismo con la mía, por mero descarte.



Nop. No estaba convencido. Pero en arte tenía razón. Voy a tener una seria charla con Blue cuando volvamos a Isla Reíris...después de patearle el culo a Red Eye. Yep, eso no me lo pierdo. Estoy segura de que está al cargo de toda esta operación para tener el control de Articuno y es muy posible que sepa de nosotros y nos tienda una trampa...pero estamos preparados. No se irá de rositas esta vez, de eso nada.



-Ehm...cambiando de tema. –Deje la caja encima de la mesita que había en un lado del taller y miré con seriedad al alfombrero.- Necesitamos su ayuda para un asunto. Confirmación, para ser exactos.


-¿Mi ayuda? Está bien, contadme que necesitáis.


Ben y yo nos pusimos en las esquinas de la gran alfombra azul que conformaba el suelo del taller y Pichu saltó de mis brazos para colocarse a un lado de ella, mirándola con extrema curiosidad. El dibujo de Articuno que allí quedaba representado seguía siendo tan imponente y majestuoso como la primera vez que vimos esa silueta en casa de Rodel.


-Esta alfombra...¿Representa a Articuno, verdad? Una de las aves legendarias.



-Uhm...-Se llevó una mano a la barbilla.- Por supuesto. El abuelo de mi abuelo fe el que tejió esta alfombra tras un encuentro con Articuno. Lo hizo para no olvidar la emoción que lo embargó. Estuvo perdido durante semanas en una excursión al Monte Sorbete...pero por suerte, Articuno lo rescató antes de que muriera congelado...Esperad, ¿O fue el abuelo del abuelo de mi abuelo?


-¿...Qué? –Lo mío no son los parentescos, está claro. Y bueno, Ben...estaba a mi lado contando con los dedos. Bien, la gente so se equivoca cuando aseguran que hacemos un buen equipo. Pero no por ser muy avispados precisamente, vaya.


-Bueno, en resumidas cuentas, uno de mis antepasados. – Mucho más claro.


-Si Cretón no tejió la alfombra...–Le comenté a mi amigo. De ser así, estábamos en un buen aprieto. No podríamos confirmar su localización exacta y perderíamos demasiado tiempo buscando. Un tiempo muy valioso. De nuevo, me giré hacia aquel hombre de pelo moreno y corto.- Entonces...el abuelo de su...¿Abuelo de qué?...Bueno, su antepasado, ¿Vió a Articuno? ¿Sabría decirnos dónde fue?



-Eso ya no lo sé. –Negó apenado.- Lo que sí que llegó a mis oídos es que, sin duda, mi antepasado se encontró con Articuno. Es una historia popular en mi familia. Pero no sabría deciros más...


-Jo...


-Lo siento mucho. Me habría encantado ayudaros.


-Entonces estamos igual que antes...sin un lugar concreto. –Verán pateó el aire, un poco frustrado. No había servido de nada tanto tiempo perdido...Habíamos salvado a Suicune sí, pero...


¡PUM!


-¡Ay, qué bien! ¡Estáis los dos perfectamente!



La puerta del taller se abrió de repente provocándonos que diéramos un salto del susto. Al girarnos para ver quién era ese nuevo visitante inesperado, la sorpresa no fue para menos. Lea se acercó con una sonrisa alegre y nos regaló un cariñoso abrazo a los dos, antes de saludar a Cretón formalmente con la mano. Vale, esto si que no me lo esperaba...Me esperaba de todo, hasta Red Eye (Que por alguna misteriosa razón siempre nos lo encontramos en cualquier sitio, hasta en la sopa) pero nunca imaginé que Lea vendría hasta aquí. Es más...¿Cómo ha llegado?



-¿Lea? ¿Qué haces aquí? –Verán fue más rápido en bajar e las nubes de la duda.


-Como pasaba el tiempo y no sabía de vosotros me empecé a preocupar. Esta Isla es muy grande y se mire por dónde se mire, el trabajo de un Rager está repleto de peligros...-Explicó. Dinos a nosotros...además nuestro trabajo está repleto de Nappers...¿Qué clase de tortura es esa?- Por eso le pedí a Eustaquio que me trajera en el Unión.


-Sentimos preocuparte... –Alcancé a decir, rascándome la nuca. Ella sonrió, quitándole importancia al asunto. Después, se adelantó hacia Cretón y bajó la cabeza en señal de disculpa.


- Perdón por presentarme así aquí, señor alfombrero. Me llamo Lea y soy arqueóloga. Hace unos años mi marido y yo compramos una alfombra idéntica a esta. Me parece una auténtica maravilla si puedo opinar al respecto.


-¿Ah sí? –Un ligero rubor cubrió sus mejillas. Al parecer era muy modesto con su trabajo. Pero había que reconocerlo, tenía un gran talento.- Ojalá mi antepasado pudiera oír eso. Le llenaría de orgullo. No solo el motivo y los adornos de esta alfombra son extraordinarios...Su textura a la mano y al pie son incomparables, ¿No cree?


Una gota resbaló por mi frente y le sonreí con una mueca nerviosa a Ben, que hizo exactamente lo mismo. Okay...esto ya es publicidad.


-Sí, por eso me gusta tanto. –Afirmó y se situó en la otra esquina para poder verla mejor.- ¿Qué la hace tan especial?


-Bueno, según lo que sé, es que fue elaborada con pelaje de Pokemon.


-¿¿PI?? –El pobre Pichu salió corriendo y se escondió detrás de mi pierna, arrancándome de sopetón una sonrisilla muy tierna. Le acaricié las orejas para indicarle que todo estaba bien.


-¿Cómo que pelaje de Pokemon? - ¿Tal vez...y solo quizá...este hombre es el creador de esa cámara "camaleón" que nos estuvo espiando la otra noche?


-Tranquilos, no les hacen nada. –Dijo sudando en frío y se dispuso a explicarse mejor. –Veréis, concretamente es pelaje de Mareep.


-¡Pichu!


-¡Espera, no es lo que tú crees!



Pichu no aguantó mas escuchar todo eso y se lanzó a la alfombra. Como si así defendiera a sus queridos compañeros eléctricos, se envolvió en una brillante chispa que recorrió toda la superficie de la tela como si ésta actuará como un cabe de corriente. Pero lo más sorprendente de todo fue...¡Qué por una milésima de segundo pudimos ver unas letras brillantes! Cretón aprovechó el momento de shock para tranquilizar al pequeño Pokemon.



-No es que le arranquen la piel a la fuerza, ¡Que va! Cuando llega el verano se le cae de manera natural. Es entonces cuando se recoge y se utiliza para tejer las alfombras y otros tejidos. Lo siento si te he asustado jeje...


-¿Pi...chu?


-¡Un momento! ¿He visto lo que he visto? –Interrumpió Ben.- La alfombra...¡Se ha iluminado con las descargas de Pichu!


-¿Iluminado? –Repitió Lea y entonces miré a Ben con un brillo cómplice en ellos.


-Tengo la sensación de haber visto incluso letras...


-¡Sí, yo también lo he visto!


-¿Letras decís...? –Lea se llevó una mano a la mejilla, pensativa, y después se acercó a Pichu.- Pequeño, ¿Podrías usar electricidad sobre la alfombra otra vez? Solo un momento por favor, te estaríamos muy agradecidos.


-¡Pi!


-¡No, no, NO! ¡Que se va a quedar la alfombra chamuscada!


-¡Venga, Pichu! ¡Electricidad! –Corroboré las palabras de Lea con emoción.


-¡Pichuuuuu!


El pequeño roedor eléctrico volvió a descargar una buena cantidad de chispas encima del tejido azulado y como por artes de magia, las letras aparecieron, sorprendiendo a todos, incluso a Cretón. Por su cara, apostaría lo que queráis a que al principio pensaba que estábamos locos. Las letras permanecieron en el tejido pero debíamos darnos prisa o volverían a desaparecer.


-¡Toma ya! ¡Lo que me imaginaba! –Exclamó como si hubiera hecho el gran descubrimiento del año.


-Y...¿Eso que es? –Claro, y no faltaba el que no había pillado nada de lo que pasaba a su alrededor. Y eso que era el propietario.


-El pelaje de Mareep reacciona con la electricidad estática. Eso explica que reaccione con la electricidad de Pichu. –Expliqué de un tirón. Por fin leer tanto nos servía para algo.- Pero en esas letras...¿Qué puede poner ahí? Ni siquiera sé en que idioma está.


-Yo tampoco he visto nada igual. –Aseguró Verán, confundido.


-Claro, porque es el antiguo alfabeto de Oblivia. –Sonrió. - Si me dais un poco de tiempo...



Cretón asintió. Después de todo, había descubierto algo nuevo que su antepasado había dejado plasmado allí mismo...y no podía negar que estaba emocionado por saber qué decía exactamente. Lea se acercó a la alfombra y empezó a mirar las letras con detenimiento. Pasaos cinco minutos ni siquiera había pasado la primera línea así que decidimos salir a que nos diera el sol y se nos secara la ropa mientras tanto.


Al cabo de veinte minutos en los que ya estábamos medio adormilados por el cansancio y el buen tiempo, Cretón salió ha avisarnos de que ya estaba todo listo. Ambos nos miramos con emoción y corrimos a interior del taller.


-Esto es lo que pone el texto:


"En la cumbre de la montaña nevada, cuando se extinguía la luz de mi vida, se produjo mi encuentro con Articuno. Primero, el temor se convirtió en mi urdimbre. Más tarde, la gratitud se convirtió en mi trama. Hilo tras hilo, tejo la alfombra de mi recuerdo."



-Así que está alfombra encierra un significado tan profundo...vaya, nunca lo habría imaginado. Muchas gracias por desentrañar este misterio. –Nos agradeció Cretón, con una sonrisa nostálgica adornando sus mejillas.- Estoy seguro que esa tal montaña nevada es el Monte Sorbete, que está en el interior de Isla Solfía.


-¡Entonces es allí dónde está exactamente Articuno, en la cumbre! –Exclamé victoriosa. Ben hizo ademán de irse por la puerta pero aquel hombre nos detuvo en el ultimo momento.


-Si tenéis pensado ir, tened cuidado Rangers. El Monte Sorbete es conocido por sus abrumadoras avalanchas. No sé si podréis coronarlo...


-Pero estos Rangers son especiales, te lo digo yo. –Nos defendió Lea, con una mueca cariñosa.- ¡Ánimo chicos! Yo volveré en el Unión y os esperaré en Isla Reirís...¡Tened cuidado!


-¡Sí, señora!


Sin más, corrimos hacia la puerta pero de nuevo, una idea cruzó mi mente como un relámpago y me asomé con una gota de sudor frío surcando mi frente, por debajo del flequillo castaño.


-Ah sí, las cajas jeje...¿Seria tan amable de dejarnos que nos cambiemos, por favor? –Dije bastante avergonzada...¡Ni loca me voy así a una montaña nevada! ¡Que aislante térmico ni nada, reclamación!


-E-esto...está bien...-Sonrió totalmente sacado de lugar. Seguro que pensaba que eramos gente muy rara...Y tanto.


o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top