¿Culpable?
Después de clases...
-¡Por fiiin! Pensaba que no acabaría nunca este día...-Suspiré, dejándome caer con los brazos extendidos encima de la litera. Ritmi seguía enfadada por lo de antes, pero conseguí arrancarle una sonrisa con mi actitud.
-¿Cogiste de rutina hacer eso siempre después de una clase de gimnasia?
-No...¡No si la clase es para ponernos a correr como si fuéramos Rapidash de carreras!- Le repliqué bromeando.
- Pues a Caty no la oigo quejarse...ella siempre con su Capturador y tan feliz. –Miró a la mesa del escritorio. Allí estaba Caty, intentando de nuevo curiosear en los circuitos de su Capturador la mar de entretenida.
-No he visto a nadie tan determinado...de verdad, es admirable. –Dije mirándola fijamente. Aunque su Capturador volviera a hacerle de las suyas, a los pocos minutos de haberle quitado todo el polvo a su cara y mesa de trabajo, seguía con su exploración y siempre con una sonrisa de oreja a oreja.
- Como si alguno de nosotros no lo fuera... ¡Yo creo que ya es contagioso! -Rió, pero bajé la cabeza, sentándome en el borde de la cama y mirándome las rodillas.- ¿Dije algo...malo?
- No, nada, cosas mías...Pero yo no soy así...
- ¡Siii, claro, y yo voy y me lo creo! ¿Pero qué estás diciendo? -Me dio un golpe amistoso en el hombro, haciendo que le prestara más atención. Como siempre, una sonrisa amable suya, valía más que mis palabras. Tal vez y tenía razón y me estaba exigiendo demasiado...
- ¿Qué tal os va? –Se acercó curiosa Caty, haciendo que levantásemos la mirada hacia ella.- ¡Mirad! ¡Ya lleva tres minutos y no ha explotado, eso es un nuevo récord! –Exclamó emocionada. De pronto su Capturador comenzó a humear por una rendija como si de un momento a otro fuera a prenderse fuego. Claro, ella no lo veía pues seguía tan contenta con su nuevo descubrimiento que seguía soñando despierta.
-Esto... ¿Caty?...¿Es normal que haga eso? –Lo señalé preocupada.
-Digo lo mismo, no parece que vaya muy bien... ¿no?- Caty abrió uno de sus ojos para ver qué pasaba y en cuanto lo vio, se exaltó tanto que empezó a correr por toda la sala, derribando incuso a algunas compañeros que estaban en su camino.
A los dos segundos de que parara de hacer ruidos, explotó, creando una nube de humo que la envolvió por completo y cuando se fue disipando, pudimos ver su cara toda ennegrecida, con el pelo y las coletas a lo afro y tosiendo humo con los ojos muy abiertos. Pero como siempre, nos sorprendió cambiando radicalmente de actitud y sonriendo alegremente de nuevo.
- ¡Lo seguiré intentando!- Ritmi y yo sonreímos.- Bueno, ¿Y de que hablabais antes, puedo saberlo? –Dijo curiosa, con un brillo especial en los ojos.
-Brisa está deprimida, en pocas palabras y en resumen. –Asintió decidida.
-¡N-no es cierto!
- Nada que una buena pelea de almohadas pueda remediar ¿Verdad?- Dirigió una mirada de complicidad a Caty.
-¿Pero eso se puede hacer aquí? -Pregunté confusa.
- A ver...-Agarró un manual de debajo de la cama y ojeó las hojas.- Mucha regla de no correr por los pasillos en letra negrita y grande y demás... ¡Pero nada de prohibiciones de peleas de almohadas!- Intercambiaron de nuevo una mirada cómplice entre ellas y agarraron dos almohadas.
-Oh, oh...- Me fui separado poco a poco mientras bajaba de la litera- Esto... ¡Ya me encuentro mucho mejor, prometido!
-En ese caso...¡Deja que la Doctora Almohada te examine con terapia de choque!
A penas me dio tiempo a protegerme, y al cabo de unos minutos toda la habitación parecía una contienda entre todas ( ¿A ver...quien ha metido un tronco en la almohada? ¡Que hable!) Que pena que toda aquella diversión que acabara tan pronto...¡Pero había que prepararse para el siguiente día! Y sobre todo... Les doy las gracias por haberme animado... ¿Quién lo diría? Incluso alguien como yo, tan tímida que no se atreve a decir palabra, iba a tener la oportunidad de conocer personas tan lindas...
Al día siguiente...
-¡Brisa! ¡¡Brisaaaa!! ¡Despierta!
Como reflejo,me alcé, abriendo los ojos sorprendida y buscando con la mirada quién mellamaba, pero lo único que pude llegar a ver antes de pegarme un cabezazo conalgo duro, fue a Ritmi caminando de lado a lado. La cabeza empezó a dolermetambién mucho y me apreté con ambas manos la frente, con expresión dolorida,intentando que el dolor se atenuara. Hala, de buena mañana, un chichón en lacabeza, empezamos bien...Ritmi se recompuso sacudiendo la cabeza, después me miróinflando las mejillas y con los brazos en jarras.
-¡Jopetas, menudo golpe!
- Lo siento je, je, je...- Entonces me acordé delo de antes y cambié de tema rápidamente- Por cierto, ¿Qué es lo que pasabaantes? ¿Paso algo malo? -Dije preocupada y mientas tanto fuimos caminando haciael vestíbulo.
-Si a ocurrir algo malo te refieres a que es Lunes...sí, creo que tienes razón,es muuuuy malo. –Lo exageró, riendo.- Solo quería que hoy fuéramos un poco mástemprano, lo llevo intentando desde hace un mes, pero como siempre acabo con unchichón en la cabeza...auch. Ya podrías empezar el día con menos fuerza ¿eh...?
Sonreí, y tras girar la esquina, entramos a nuestra clase. La mayoría de los alumnos ya estaban allí sentados y charlando sobre temas diversos, algunosincluso, practicando aviación con aviones de papel. Ben, Caty yPrimo, que habían llegado un poco mas temprano nos saludaron, pero para nuestrasorpresa, los tres se levantaron para preguntarnos donde estaba Silvio o si lohabíamos visto.
En efecto, su mesa estaba vacía, no había nadie y la hora que era...-Miré en elreloj de la pared encima de la pizarra-...Tampoco parecía que fuera a llegar deun momento a otro.
-No, no le hemos visto...¿Estáis seguros de que no se habrá quedado dormido comohace los Lunes?- Inquirió Ritmi, dejando sus libros sobre la mesa de mi lado.
- Hoy no, es extraño...-Dijo Ben, algo preocupado.- Aunque tarde siempre vienemas o menos puntual...
En ese mismo momento entró la señorita Abril, dándonos los buenos días mientrasrecorría de la puerta a su mesa la clase, con su típica sonrisa, y dejemosnuestra conversación para más tarde, sentándonos mirándola con atención. Ellase colocó enfrente de la ancha mesa del profesorado y cruzando las manos nosdijo:
-Clase, atención, por favor. –Su tono no denotaba la misma alegría que locaracterizaba siempre ...- ¿Os acordáis del Mantine al que Hilario fue asocorrer durante la case al aire libre? La Unión Ranger se lo llevó y lo cuidóhasta que recobró la salud ¡Esta misma mañana el Mantine fue devuelto al marsano y salvo!- Exclamó muy contenta, cosa que se contagió por toda la clase.
-¡¡¡Bieeeeeeeen!!!-Dijimos todos a la vez, emocionados. Todos aplaudimos,incluso la señorita Abril, contagiados por la alegría de la noticia. Trasaquello, pidió silencio dando unas palmadas.
- Ahora que estamos todos aliviados por la buena noticia, comencemos laclase. Hoy, según lo previsto, el tema es el trabajo en equipo entreRangers y operarios.-Colocó las manos en la espalda y camino hacia la izquierda.- Si no hay confianzaentre Rangers y operarios, todo será un desastre. Hasta la más simple de lasmisiones podría resultar imposible de llevar a cabo. –En cuanto terminó dedecir aquellas palabras, se movió hacia la derecha, justo en frente de Ritmi yyo.
>> -Los Rangers van a lugares donde no hay caminos que los guíen. Losoperarios deben iluminarles el camino a los Rangers para permitirles seguir. Por supuesto, eso no significaalumbrar literalmente al Ranger con una linterna.- Bromeó, se oyeron risitas alfondo y ella carraspeó, volviendo al tema.- Los operarios ayudan de otrasformas, como recargándoles el Capturador. No solo eso; los operarios dan a losRangers información y consejos útiles. Se comunican con todos los Rangers desdela Sala de Operaciones de la Unión Ranger (...) ¿Alguien sabe cómo sellama esa forma de comunicación? Uhm...¿Cómo era...? Agh, si antes sabia como sellamaba...
- ¡Si, ese es el Correo de Voz!-Exclamó Ritmi con una sonrisa.
- ¡Muy bien! Sin embargo, el Capturadorescolar no está capacitado para recibir correos de voz... ¡Pero mirad esto! –Sesacó del bolsillo de la chaqueta verde dos Capturadores de un color rojo vivo.- Tengo dos Capturadores conla función de correo de voz activada. La Unión Ranger nos los prestó como unfavor especial. El Director Lamont, que se encontraba allí por trabajo, tuvoque solicitarlos para él. Los usaremos para practicar y hacer una demostraciónde las operaciones de campo de los Rangers.- Los ojos me hacían chiribitas. Nopodía creerlo, íbamos a ver como se ejecutaba un trabajo de campo de losRangers...¡Con Capturadores de verdad y avanzados!- Bien, comencemos con Ritmicomo operaria y Silvio haciendo el papel de Ranger ¿Si?
-¡Por supuesto! –Exclamó muy emocionada.
- No os preocupéis, todos pasareis por estas prueba –Sonrió.- Muy bien Ritmi... ¿Ydonde esta Silvio?
-Señorita Abril, Silvio aún no ha llegado. –Dijo levantando la mano Primo.
-No es algo que Silvio suela hacer. Me pregunto si se habrá quedado dormido... Bueno, no pasa nada, para hacer esto mas rápido yentretenido, podéis hacer el papel de Ranger dos ¿Qué os parece?
-¡¡¡¡ SIIII !!!!!-Respondieron todos.
-Bien, que empiecen...Brisa y Verán, los más recientes. –Sonrió y nos entregó los dos Capturadores, aunque yo seguía muysorprendida...¡La primera! Y encima con dos de mis mejores amigos...esto ya essuerte fiuuu...Agarré el Capturador entre mis manos, confiada y me giré a amboslados, intercambiando una mirada de complicidad con Ben y Ritmi, asintiendo.
-¡Caray! ¡Me puedo comunicar con esta cosa! – Se acercó el aparato a la boca y empezó a gritar a pleno pulmón por él-¿Hola?¿Me oyes? Soy Ritmi ¡Cambio, Ranger!
No puedo expresar con palabras el dolor de oídos que tuve en ese momento, buenosi....¡AHHHHHH! ¡Mis timpanoooos! Ladeé la cabeza varias veces, mareada y todo medaba vueltas como si de un tiovivo de la feria se tratase...¡Pero mucho peor!
-Alto y c-claro...-Conseguí decir. Sacudí la cabezapara librarme de aquel estado- ¿Pero no crees que estamos muy cerca? Asípodemos oírnos incluso si no gritamos...
-Te lo recomiendo Ritmi –Sugirió Ben, aún bastante mareado.
-Bueno...perdonad.- Sonrió nerviosa.- Entonces deberíamos alejarnos un poco mas yvolverlo a intentar ¿no?
-¡Oído cocina! –Bromeó Ben, levantándose de un salto de la silla como ungeneral- Señorita Abril...¿Podemos?
-Por supuesto, es parte del trabajo.
-¡Genial! ¡Pues vamos! –Asentí y corrimos hacia la puerta, con el corazón en la mano de la emoción.Pero justo en ese momento...¡La puerta se abrió tirándonos a los dos al suelo!
Desde allá abajo, pudimos ver al profesor que daba más miedo en todo elplaneta, ¡El Sr. Óseo! Vestía un traje de botones rojo y amarillo, unopantalones grises, unos zapatos en los que podrías hasta verte como en unespejo y como de costumbre, un brillante y engominado tupé rizado rubio. Puaj...¿Cuánta gomina se ponía este tipo? Apesta...
-¡Eh! ¡Tampoco está permitido correr por las aulas!-Nos reprochó. Entonces, levantó la cabeza.- Ah, Srta. Abril, lamento muchísimohaber interrumpido su clase.- Nos lanzó una mirada turbia y caminó hacia elcentro de la clase. Si las miradas matasen...no quiero ni pensarlo. Me levantécomo pude y ayudé a Ben a levantarse también, mientras mirábamos a ese tipo dereojo.- Hay un pequeño asunto que me gustaría tratar con Silvio.
- Ah, bueno...Silvio no ha venido aún. No es propio de él llegar tarde,pero...
-Tarde, dice...Verá, tenemos un problemilla entre manos.-Se colocó bien lacorbata.- Teníamos varios Capturadores guardados en la Sala deProfesores. Digo "teníamos" porque han desaparecido todos, sin dejar el másmínimo rastro.
Todos los demás alumnos de nuestra clase se giraron hacia donde se estaballevando a cabo la conversación, con preocupación en sus rostros. ¿Estabainsinuando que se habían esfumado o que alguien los había cogido sin permiso?¡Pero bueno! ¿Y si se han perdido o algún alumno de su clase lo ha cogidoprestado? Bueno, no culo a nadie pero...¡Aquí nadie lo ha cogido!...creo.
-Ya he confirmado la inocencia de mis alumnos con respecto a ese asunto.- Nosmiró inquisitoriamente a Ben y a mí, que aun estamos al lado de la puerta.- Sin embargo, me esta diciendo que Silvio se hallainusitadamente ausente. ..¿Puede que le esté costando encontrar un "escondrijo"para los Capturadores?
- ¡Señor Óseo! –Exclamemos Ritmi, Ben, yo, Primo y Caty casi al mismo tiempo-¡Silvio es travieso, pero no es ningún ladrón! –Lo defendimos sin miedo, porquesabíamos que era cierto, y si lo que me decía el corazón era cierto...no nosequivocábamos.
- ¡Silencio! – Los cinco traguemos saliva y losque estaban al lado de sillas se sentaron, atemorizados.- Corre por los pasillos, se escabulle hasta elsótano sin permiso...¡Es lógico que se sospeche de él!
- No. Perdone la osadía, pero no, no estoy de acuerdo. –Dije seriamente. Todosme miraron sorprendidos por lo que acababa de decir, incluso algunos me hacíanseñas de que lo retirara por mi propio bien, pero los ignoré a propósito.
-Brisa, déjalo...-Me advirtió Ben en susurros.
- Lo siento, pero no, no se quedara así a menos que demuestre pruebasexplicitas y hechos. –Dije en voz alta.- Que haya cometido ese tipo de errores nosignifica que alguien sea ladrón, ¿Acaso alguien no ha cometido errores en suvida como ser humano? ¡No señor! Todos los cometemos y no por eso somosladrones, así que, hasta que no demuestre hechos, no lo creeré,mejor dicho, no lo creeremos. -Sabia que me estaba metiendo en un lio poralguien que incluso el primer día no recordaba mi nombre, pero...¿Acaso no haríalo mismo con cualquier otro amigo o amiga mía? Ya fuera Ritmi, Caty, Primo,Ben... ¡Quien fuera! Lo defendería, pues sabía que no me equivocaba al juzgarlos.Y este caso no era una excepción.
-Brrr... ¡Que insolente! ¿Así es como enseña a sus alumnos? –Le replicó a laprofesora Abril.
- Sr. Óseo ¿Cómo era eso que usted siempre dice? ¿Qué está mal arrojarsospechas sobre los demás sin prueba alguna?...En cuanto a la pregunta...Estoytotalmente orgullosa de cómo estoy enseñando a mis alumnos, cada día me lodemuestran más y mejor –Sonrió, mirándome mientras asentía. La miré inexpresivadurante unos segundos, pero pronto se fue dibujando una sonrisa en mi cara.Volvió a mirar al Señor Óseo- ¿Me concede algo de tiempo? Iré a buscar a Silvioy los Capturadores extraviados.
Entonces, toda la clase se levantó de sus asientos decididamente y rodeó laescena.
-¡Señorita Abril, yo también quiero ayudar! –Se ofreció un alumno.
-¡Yo iré a buscar arriba! –Sugirió otra alumna.
-¡Yo también buscaré! –Se ofreció otro.
El Señor Óseo miró a su alrededor, estaba rodeado de gente que creía en lainocencia de Silvio y que creía que sus argumentos no tenían fundamento, asíque se limito a gruñir, resignándose a no haber conseguido el propósito por elcual había venido yse marchó por la puerta sin decir nada. Todos aplaudieron nuestra valentía y después de eso, la Señorita Abril nos felicitó,marchándose para buscar a Silvio. Poco a poco, los demás alumnosfueron desapareciendo tras a puerta, en busca de su compañero, hasta que soloquedamos nosotros cinco.
-¡Vaya! ¡Ni yo me hubiera atrevido a plantarle cara de esa manera a ese señorÓseo! –Exclamó Ben sorprendido.
-Nadie lo habría hecho, intimida mucho. –Se acercó Primo.
-A mí me sorprende como eres capaz de defender a tus amigos incluso plantadocara a los oponentes más difíciles...¡Tienes madera para Ranger! – Afirmósonriendo Caty.
-Si ya sabía yo...-Me dio una palmada amistosa en el hombro Ritmi.
Ante tantoelogio por parte de todos, acabé por notar como poco a poco mis mejillas seiban poniendo muy rojas, sonreí nerviosa mientras me frotaba la cabeza con unamano, agradeciéndoselo. No pensaba que defender a un amigo fuera tan grande...¿Pero qué digo? ¡Caro que lo es! Por algo son llamados tesoros ¿no? Después deaquello, Ritmi, la chica de pelo rubio rizado y de carácter optimista pero nomás determinado, se subió a una silla para captar nuestra atención, alzando losbrazos y dijo con tono serio:
-¡Vamos a encontrar a Silvio!
o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o
Continuará...
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