Capítulo 3: Entrenamiento de líder
Habían pasado ya una semana desde que descubrí accidentalmente el secreto de mis padres. Sin embargo, nunca tuvo el valor para preguntarles directamente si lo que había oído era verdad o no, pues eran mi familia, todo lo que tenía.
Un día, mi padre me levantó muy temprano.
"Alex, ven por favor. Tengo que mostrarte algo" dijo.
"Está bien papá" dije, me levanté y le seguí.
Mi padre me llevó hacia una zona alta de la montaña, donde se veía lo que había al otro lado: era el extenso valle donde los Charizard ya adultos entrenaban.
"Hoy es día de traer a los hijos" explicó mi papá, "para que vean y aprendan a luchar de los grandes"
"¿Y contra quién vas a practicar papá?"
"Será una pequeña practica amistosa, nada grave" dijo una voz a nuestras espaldas.
Eran Ember y su papá.
"Ah Hex, veo que también trajiste a tu hija" dijo papá.
"Sí, mi esposa fue a cazar esta vez, así que fue buena idea de venir aquí" dijo Hex, luego se giró hacia mí, "¿Así que le vas a demostrar a tu hijo como ser un buen líder, Ignus?"
"Sí, como líder mi tiempo no será eterno, y algún día le tocará a mi hijo liderar"
"Bueno, vamos al asunto"
Ambos Charizard fueron al centro de una plataforma y se pusieron a pelear. Fue una gran demostración de poder, habilidad y defensa. Estaba asombrado: era la primera vez que veía a mi padre entrenar.
"¿Te ha contado algo tu padre sobre 'el asunto' que nos platicaste?" dijo Ember en un momento dado.
"No, no quiero ni preguntarle" dije.
"Sabes que tendrás que preguntarle algún día si vas a ser el líder de los Charizard"
"Parece demasiada responsabilidad, pero quiero tan ser tan fuerte como él"
"Jaja, sigue soñando"
"No será un sueño, seré un líder"
"Bueno, si lo serás, espero que necesites una compañera..."
Me quedé helado, ¿en serio yo también le gustaba?
"Bueno, mucha práctica por parte de nosotros" dijo mi padre regresando con el de Ember, "Les toca a ustedes niños"
"¡¿A nosotros?!" dijimos al unísono.
"Solo será un combate amistoso" dijo Hex, "para ver qué tan fuertes son"
Lo pensamos un poco, obviamente ninguno quería luchar el uno contra el otro. Sin embargo, también queríamos medir nuestras capacidades. Así que, de mala gana, aceptamos y nos dirigimos a la plataforma.
"Espero que estés listo para irte llorando Alex" dijo Ember, poniéndose en su sitio.
"Lo que espero es que te defiendas bien, no quiero lastimarte... mucho" le contesté.
Empezamos. Primero, debía evitar a toda costa sus ataques, por lo que mejor fue gruñirle para disminuir su fuerza. Sin embargo, Ember atacó desde lejos con unas ascuas que terminaron en mi boca abierta. Por suerte al del del mismo tipo, fue como comerse algo bien picante.
"¡Bien hijo!" me animó papá, "¡ahora es tu turno de atacar!"
"¡No te dejes, Ember!" gritó Hex.
Tomé la iniciativa, así que le devolví las mismas ascuas con las que me atacó. Sin embargo, ella lo esquivó y corrió hacia mí con la intención de darme un arañazo. Me barrí y lo esquivé, pero la pelea se había vuelto un combate de ataque y esquive de arañazos y coletazos. Ember y yo estábamos bien igualados. En un momento dado, los dos estuvimos a punto de arañar el uno al otro, pero nos detuvimos.
La miré a ella... era mi mejor amiga, sin mencionar que realmente yo sentía algo por ella y, por lo visto, ella también por mí.
"Bien, suficiente, lo hicieron bien" dijo mi padre acercándose.
"Buen combate niños" dijo Hex, "Ember cielo, eres igual a tu madre cuando se enoja"
"¡Papá!" se quejó Ember.
Después de un rato de descanso, ella y su padre se despidieron y se fueron, mi padre se quedó conmigo para felicitarme por tan buenos movimientos en combate.
"Veo que estuviste practicando" dijo frotando su mejilla contra la mía, "Así se hace campeón"
"Tú eres mi ejemplo, papá" le dije, "eres tan fuerte que quiero igualarte"
"¿Igualarme? No, tú nunca serás tan fuerte como yo"
"¿Por qué?" le pregunté decepcionado por esas palabras.
"Porque seguro que serás más fuerte" me contestó.
"Oh, vaya... ¿realmente lo crees?" le dije, nunca creí que me tuviera tanta confianza.
"Por supuesto, eres mi hijo"
"A... sí" le contesté algo pensativo. Si lo que hablaron esa noche él y mamá era cierto, yo realmente no era su hijo.
"¿Hay algo que te preocupa?" me preguntó mirándome.
"Esto... no nada. ¿Qué te parece si me enseñas algunos movimientos nuevos?" dije intentando cambiar de tema.
"'Por supuesto"
Y continuamos entrenando hasta la tarde. Luego, volvimos a las cuevas, justo a tiempo cuando mamá tenía la cena preparada. Esa noche dormí exhausto de tanto entrenamiento. Sin embargo, no fue la única vez: durante las siguientes semanas estuve recibiendo lecciones de lucha, movimientos especiales, orientación de territorios, cacería, etc.... todo lo que necesitaba para 'aprenderme a valer yo mismo'. No fueron tan aburridas con mi padre entrenando conmigo y Ember practicando conmigo a veces.
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