Capítulo 23: ¿Afecto o libertad?
(Mientras tanto, en la base de los malos...)
El jefe Neonazi estaba furioso por las noticias que acababan de llegarle.
"¡¿Cómo puede ser?!" gritaba de ira al científico en jefe, "¿Han matado a mi hijo y a los demás Hybrids que mandé?"
"Sí..." respondió el científico, muy nervioso.
"Los proyectos que me has dado son solo basura..." exclamó con odio, dándole una bofetada al científico, "No se por qué permito que sigas con vida..."
"Lo... los Hybrids fueron capaces de enfrentar a los elegidos..." se defendió el científico, "Solo que los niños han adquirido más poderes... déjeme enseñarle"
El científico tecleó en la computadora, mostrando las batallas que libraron los poke elegidos. Enfocando más detalladamente, mostró los emblemas que portaban estos.
"Según investigaciones de runas antiguas, cada uno de estos símbolos tienen un significado" explicó, "El de los chicos que derrotaron a su hijo son de valor y confianza. Los de los otros chicos son de amistad, pureza y sabiduría. Nuestras investigaciones también revelan que existen 2 más: amor y sinceridad. Si logramos robar un emblema antes que dominen sus poderes, seguro que puedo usar sus datos para terminar más rápido el proyecto final"
"Pues entonces es hora de mandar pesos pesados contra uno de ellos..." ordenó el jefe, "Manden al Hybrid Rhyperior contra la Nidoran y si este no logra derrotarla... entonces tú mismo tendrás que ocuparte del último con el ADN de Hydreigon que aún queda..."
Los ojos del jefe se tornaron rojos y su aura se llenó de oscuridad: algo ocultaba en su interior.
"Sí... sí señor..."
(Por otra parte...)
Mina (en su forma Superior, es decir, Nidorina) atravesaba un páramo semiárido, el cual estaba vagamente cubierto por algunos trozos de verdes de tierra, había algunos arbustos sí, pero lo que parecían rosales estaban casi marchitos, con esperanza de que algún día llegue una luz milagrosa que los reviva. Mientras caminaba, de vez en cuando se detenía para ver el emblema que le había tocado a ella.
"Te falta exteriorizar ese sentimiento de aprecio que te dan, aunque no te des cuenta..." se repetían las palabras de Xerneas.
"Sentimiento de aprecio..." dijo ella, sintiéndose fastidiada por el emblema que le había tocado, "¿Por qué me tuvo que tocar este? No es justo..."
Mientras decía eso, recordaba las discusiones que había tenido con su madre. Por ejemplo, recordó aquella vez que quería participar en un campeonato escolar de fútbol soccer femenino y su madre se lo negó porque necesitaba su ayuda en el salón de belleza (aunque luego vio que no era necesario pues las otras estilistas estaban ocupando perfectamente los puestos) y también porque, en un partido anterior, se había lastimado la pierna un poco (para Mina, no le dolía tanto como para detenerla). Por ese motivo y otros más, la relación madre-hija que tenía con su progenitora no era el 'mejor'.
"Debo dejar de pensar en eso..." se dijo a sí misma, "Debo concentrarme en buscar esa llave"
Había llegado a una parte en la cual, sobre el terreno, había piedras de considerable tamaño. A esta distancia, las montañas estaban a solo un kilómetro. Sin embargo, ya había llegado al lugar que buscaba: había un área de tierra cubierta en su mayoría con exuberante hierba verde, con parches de tierra y matas que salpicaban el paisaje. La tierra estaba sembrada de rocas y árboles de color marrón grisáceo pálido.
Asimismo, había Pokemon sobre aquel terreno: familias enteras de Nidoqueen, Nidoking y sus preevoluciones andaban por el terreno tal cual elefantes en un prado de África. Por suerte, nadie dijo nada sobre la recién llegada.
Mientras continuaba examinando el lugar, algo llamó su atención: varios Nidoran (hembra y macho) estaban jugando algo parecido a Futbol Soccer, con la diferencia de que la pelota hecha de césped. Si bien era una idea loca, este perfecto balón mantenía su forma en lugar de deshacerse.
"Supongo que estoy en el lugar correcto" pensó volviendo a centrarse en su misión, "Ahora, debo encontrar esa piedra. Tal vez deba preguntarle a alguien..."
De improviso, la pelota con la que estaban jugando los pequeños rodó hacia ella y ella, por instinto de jugadora, lo atrapó con una pata (hay que recordar que, en esa forma, era un Pokemon cuadrúpedo). Acto seguido, una Nidoran vino a por ella.
"Buenas tardes señorita..." le dijo esta, "¿Puede devolverme la pelota?"
"Sí" respondió ella, "¡Va un pase!"
Mina levantó la pelota con una pata y, con una cabeceada, le dio la pelota de césped.
"Woah, es usted muy buena señorita" le respondió asombrada la cría, "Mi nombre es Jin, ¿podría enseñarnos algunos movimientos? Por favor"
"Bueno, yo..."
"Sí, por favor" dijo una cría Nidoran macho. Y, a continuación, los demás también se lo pidieron.
Si bien Mina quería concentrarse en su misión, las miradas inocentes de las crías Nidoran eran demasiado convincentes (como niños humanos inocentes que pedían dulces) como para decir 'no'. Sin más alternativa, se puso a jugar con ellos.
"¡Paso por encima!" gritó Mina, haciendo un pase de cabezada.
"Aquí tienes" se lo devolvió otro Nidoran.
Se pasaron jugando al menos unos 5 minutos hasta que ocurrió un pequeño accidente: uno de los Nidoran macho estaba presumiendo de sobremanera un par de cabeceadas con el balón hasta que se lo lanzó a Jin. Esta lo perdió por poco, pero no se dio cuenta hasta que estaba cerca de la bajada de una colina.
"¡Cuidado Jin!" gritó Mina.
No obstante, Jin resbaló y se puso a rodar colina abajo. Mina, sin pensárselo dos veces, saltó detrás de ella. Mientras tanto, la Nidoran había caído cerca de un árbol, pero para su desgracia, cayó encima de un Pokemon: un Larvitar, y este parecía una cría de solo unos días.
"¡Mamá!" gritó el pequeño Larvitar.
De inmediato, un movimiento hizo temblar la tierra: al lado del Larvitar, una enorme piedra empezaba a moverse y levantarse. Para muy mala suerte, esta no era una roca, sino una enrome Tyranitar enojada.
"¡¿Qué haces aquí?!" rugió, dirigiéndose hacia la Nidoran, "¡¿Por qué molestas a mi bebé?!"
"No, yo no quise..."
Parecía que no escucharía razones, pero Mina llegó justo detrás, sosteniendo su Pokephone.
"¡A Ultra evolucionar!" gritó.
Mina evolucionó a su forma Ultra, y se interpuso entre Jin y la Tyranitar. Al verla, la Tyranitar rugió y la atacó con un golpe centrado a lo que ella contestó con lo mismo. Ambos golpes chocaron con fuerza, liberando una ráfaga de aire al contacto. Debido a esto, una rama del árbol cercano se rompió e iba a aplastar al Larvitar, pero Jin lo golpeó con un cabezazo, hiriéndose en el proceso.
Ante tal acto, el Larvitar dejó de llorar, mientras que la Tyranitar se calmó y detuvo la pelea para atender a su cría.
"Gracias, muchas gracias..." le dijo a Jin, "Has salvado a mi pequeño. Lamento haberte juzgado mal"
"No hay de qué, señora Tyranitar" le respondió Jin. Sin embargo, sintió dolor en su cabeza, pues no había entrenado lo suficiente para fortalecer su cráneo.
"Jin, no te preocupes, te llevaré para curarte" le dijo Mina, levantándola.
"¡Jin!" gritó otra voz. Esta era de otra Nidoqueen, la cual llegaba buscando desesperadamente a su hija. Al ver a su hija, se asustó por un momento y luego la reprendió, "Volviste a lastimarte, ¿verdad? Disculpen la molestia, señoras, me llevaré a mi hija"
"No hay problema, ella salvó a mi pequeño" le dijo la Tyranitar, "Pero ahora deberías ayudarla, se ha lastimado en la cabeza"
"Mamá, ¿puede venir Mina? Por favor" le rogó Jin, "Ella me ayudó"
La madre de Jin miró a Mina, pudo ver que tenía un buen corazón, de modo que respondió.
"De acuerdo. Acompáñanos"
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