Capítulo 10: Alianzas condicionales

"Mamá, por favor"

"¿Te estás escuchando hija? ¡Eso no puede ser cierto!"

Era casi mediodía cuando los chicos elegidos habían acompañado a su nueva compañera a su casa. Antes de escuchar la historia, la madre de Katie se quejó porque la chica no estuviera en la escuela; pensó por un momento que Rex tuvo algo que ver, pues pudo ver al resto de los chicos. La señora también pensó que lo de que la escuela estaba medio destruida era una mentira.

"Señora, es cierto" le trató de explicar Rex.

"Está bien, demuéstramelo" le respondió la madre de Katie.

Rex dudó: ¿qué tal si sacar su Pokephone y transformarse causaba un pánico a la señora? ¿un infarto quizá? Sin embargo, cuando lo sostenía pensando en qué hacer a continuación, una sirena de policía se escuchó y, al segundo siguiente, el vecindario entero se vio rodeada de estas unidades, solo que... no eran exactamente policías: las camionetas y carros negros eran parte de fuerzas secretas estadounidenses. Varios hombres, de traje negro y gafas oscuras entonces se bajaron y rodearon la casa y a las personas que había en ella.

Cuando los chicos se prepararon para luchar, el hombre que parecía el líder de aquellas fuerzas especiales, levantó las manos, como rindiéndose.

"Disculpen chicos, pero no venimos a arrestarlos" explicó, "Queremos su ayuda: el presidente desea conversar con ustedes personalmente"

"¿Cómo sabemos que no nos harán nada?" preguntó Sky, desconfiando.

El señor de negro miró a Rex.

"Porque está agradecido de lo que hiciste por él" dijo, "Y quiere ayudarlos a terminar con esto"

"Entonces... ¿es cierto?" preguntó la madre de Katie.

"Te lo dije, mamá" le respondió su hija.

Entonces, sin oponerse, los chicos fueron trasladados por vehículos especiales a la casa blanca. No obstante, en ningún momento les hicieron preguntas extrañas ni les quitaron sus dispositivos o el maletín. Una vez llegado a su destino, los chicos se distrajeron un poco al ver lo limpio, ordenado y bien riguroso que era la estadía en aquel lugar. Finalmente, y luego de muchas escaleras y pasillos, se encontraron en el mismo despacho presidencial, donde una de las más importantes figuras políticas les vería las caras a los 7 elegidos. Sobre una mesa en frente del despacho, había galletas y jugo.

"Bienvenidos sean mis amigos" les dijo, volviéndose a Rex "Antes que nada, quiero agradecerte a ti por salvarme la vida. Siéntese, coman y beban un poco, y descuiden, que solo quiero que conversemos"

Entonces, suponiendo que todo estaba bien, se sentaron en la mesa donde les habían indicado. Por un momento, creyeron que la comida tendría una especie de somnífero, pero luego se dieron cuenta que estaban deliciosas. Mientras comían, el presidente les dijo:

"Chicos, necesitamos saber qué ocurre. Tenemos sospechas de que se trata de un movimiento terrorista conformado por descendientes de los generales nazi sobrevivientes a la guerra mundial"

Los chicos no contestaron de inmediato. Rex, pensando que mejor sería cooperar con ello, levantó la mano y habló:

"Sí señor. Son los neonazis, hasta donde sabemos..."

"Y, díganme, ¿estas criaturas que han atacado son... Pokemon?"

"Sí..."

"Pero, ¿qué relación tienen con ustedes?"

Ahora, los chicos tenían la duda: ¿debían hablar sobre el mundo Pokemon? Sin tener más opción, cada uno de ellos explicó la existencia de aquel mundo Pokemon, así como los amigos que conocieron... tratando de explicar y enfatizar en que los Pokemon realmente no deseaban la guerra y solo eran manipulados por aquellos terroristas. Katie, al ser la nueva, escuchó todo con atención e incredibilidad, pues se sentía muy novata en comparación de Rex.

Por otro lado, terminada la conversación, el presidente se mostró bastante fascinado con la historia. Cualquier adulto, si no hubiera visto lo que había pasado en los últimos días, diría que son cosas que los niños o locos inventan, pero lo que sucedió aquel día era real.

"¿Están seguros que los Pokemon son buenos?" preguntó finalmente, "Bueno, no se preocupen: les creo. Lo mejor que puedo hacer por quienes han luchado tan valientemente sin matar a sus oponentes es creerles. Ahora, quiero proponerles una oferta..."

Hubo un minuto de silencio mientras escuchaban lo que iba a decir.

"Quiero que formen parte de nuestro ejército" dijo, "Con ustedes la mando, podríamos detener una posible guerra..."

Rex levantó la mano, al igual que los demás. El presidente entonces, les dejó hablar.

"Con todo respeto, señor" le dijo Rex, "Estamos para ayudar, pero el formar parte de un ejército ya es usar Pokemon para una guerra... es algo que nosotros queremos parar y no imitar. Somos parte de su familia, y no queremos herirlos o estar en su contra"

El presidente se mostró reflexivo al oír aquello, giró su silla y miró un marco fotográfico. En este, se mostraba él mismo con una esposa y dos niños, al parecer, sus hijos. Luego, se volvió a ver a los chicos elegidos.

"Yo también tengo familia y también quiero que mis hijos crezcan en un mundo de paz..." comentó, "Bien, no tienen que ser parte de nuestro ejército. Sin embargo, nuestros objetivos convergen: queremos detener esto y ustedes son los únicos capaces de ayudarnos, ¿podemos ayudarles en algo?"

"Bueno... buscamos la base de los neonazis: necesitamos destruir con lo que sea que se transportan al mundo Pokemon" explicó Zach.

"Pues están de suerte: los hemos localizado luego de enviar su último grupo de Pokemon. Planeábamos un ataque pensábamos que nos podrían ayudar. Si así lo desean, no lastimaremos a sus amigos, pero los llevaremos a su base, ¿están de acuerdo?"

Los chicos se miraron los unos a los otros... no cabe la menor duda de que aquella alianza era extraña, pero, si querían llegar al fondo de esto, debían hacerlo. Además, el secreto de la existencia de aquel mundo ya no era ningún secreto. Eso sí, debían mantener sus dispositivos consigo todo el tiempo.

"Sí, por favor" dijo Mina, "Debemos detener esto"

"Bien, está decidido. Por ahora, relájense y mañana los llevaremos a la base del enemigo"

(Mientras tanto, en la base...)

"Señor" dijo uno de los científicos, "Tenemos malas noticias: los niños elegidos se han aliado con las fuerzas norteamericanas, y ya saben de la existencia de esta base"

El jefe no se inmutó por estas palabras. No obstante, luego de unos segundos respondió:

"Empiecen a trasladartodo a nuestra base en el otro lado. Si llegan, nos iremos en sus narices"

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