Capítulo 18
Ven bonita.-Mateo movía el plato haciendo sonar las hojuelas en su interior.- Stella. No es divertido.-
Mateo.-El bombero dio un salto al escuchar su nombre. Se puso recto y encaro al grupo de aventureros para luego darles una sonrisa que rápidamente se tornó en confusión.-
Hola. Eh. ¿Ustedes no iban a irse con los mercaderes?- Los chicos se mantuvieron callados. Vinieron aquí porque los bomberos serían lo más cercano a una autoridad competente pero ahora que estaban parados frente a uno no sabían como abordar el tema.-
Secuestraron a Ester.- Las palabras de Mei fueron rápidas y concisas. Si no sabía cómo decir algo entonces simplemente lo decía.
Mateo se mantuvo estático por un momento, revisando los rostros de los chicos con la esperanza de que solo fuese alguna especie de broma pesada. Sonrió débilmente, si era una broma lo mejor sería reír, pero su expresión poco a poco se fue transformando en una de miedo y angustia.-
¿Cómo… Cómo que la secuestraron? ¿Quién?-Los mercaderes no podrían haber sido, los conocía desde niño, todos eran tan amables.-
La Fuerza de Liberación Regional.- Añadió Rodri. El tono blanco que tomó la piel de Mateo les hizo creer que entraría en un ataque de pánico, pero todo lo contrario, frunció el ceño y los miró con determinación.-
¿Qué les ocurrió?-Una vez relataron su historia Mateo tomó su radio y contacto al resto de sus compañeros. Los chicos no entendían nada de lo que decía, los tres bomberos no hacían más que intercambiar códigos entre ellos.- Hicieron bien en venir. Ahora nosotros nos haremos cargo. Contactamos a la policía y…-
Les dije que esto iba a pasar.-Rodri se sentó en el parachoques del pequeño camión de bomberos mientras lo decía.-
Se que están asustados pero ellos van a ayudarla. Se los prometo.- Las palabras de Mateo fueron poco eficaces.-
¿Y qué pasa con el diario?-Mateo miró a Auris con extrañeza. Seguía sin entender por qué un libro viejo era tan importante.-
Miren, perdón por decirlo así, se que está mal que se hayan llevado tus cosas Sebas y entiendo que ese libro es importante para ustedes. Pero lo importante ahora es asegurarse de que Ester esté bien.
Además, si la Fuerza lo quiere será mejor que lo tenga el ejército. Ellos lo guardarán en un lugar seguro.- Sebas negó con la cabeza y se dispuso a irse de la estación, esto no había sido más que una pérdida de tiempo.- Lamento no poder ser de más ayuda.- Los ceños fruncidos de los chicos le quebraban el corazón, sentía que les había fallado.
Auris le dio un golpecito a Sebas en un brazo para que lo mirase y con la cabeza le señaló las paredes de la estación. Estaban decoradas con mapas de distintos lugares del pueblo, probablemente para trazar planes en caso de incendios.-
Si tienen uno de la refinería podemos usarlo para entrar.-Le susurró al entrenador.-
Díselo a Mei y Rodri, yo puedo distraer a Mateo.-Le susurró Sebas devuelta.- Mateo.-El bombero miró al entrenador mientras este caminaba hacia él con las manos en los bolsillos.- Perdón por poner mala cara, es sólo que estamos nerviosos. Gracias por tu ayuda.- Ambos se estrecharon las manos y Sebas miró el plato de comida.- Por cierto. ¿Para qué es el plato?-
Stella se perdió. No la he visto desde anoche. Se acostó a dormir y cuando desperté ya no estaba.-Oh.- Miró a los lados como si estuviese buscando alguna pista del pokémon pero le hizo señas al resto para que no empezasen a revisar los planos y mapas.- Mighty tiene un buen olfato. Si tienes algo que le pertenezca a Stella puede rastrearla. Alguna camisa, una cama donde duerma, cualquier cosa.-
¿De verdad?-Mateo corrió a buscar una pequeña almohada rosada con imágenes de beautiflies estampadas en ella.- Aquí es donde duerme.- Sebas saco a Mightyena y le ordenó que olisquease la almohada.-
Busca.-Mighty empezó a olisquear el aire y suelo para luego empezar a caminar fuera de la estación.- Acompáñame. Los ralts son tímidos por naturaleza, además, si está asustada será más fácil atraparla si ve a alguien conocido.-Mateo asintió y ambos salieron de la estación. Sebas colocó una mano detrás su espalda y alzó su pulgar para indicarle a sus amigos que empezasen con la búsqueda.
El entrenador y el bombero se fueron alejando cada vez más del pueblo, siguiendo un camino pobremente pavimentado.-
¿Seguro que se fue tan lejos?- La vegetación del bosque era menos densa pero mucho más que en el propio pueblo, lo que dificultaba el ver lo que se ocultaba entre sus hojas. Sebas miró a Mighty y este le señaló con el hocico que debían continuar.-
Mighty dice que sí. ¿Nunca se había ido tan lejos?-
No. Siempre suele quedarse en el pueblo. A veces iba al gimnasio de Gregorio para ver los combates.-
Hm. ¿Qué hay por esta zona?-
Por aquí solo se llega a la refinería.- Fueron en silencio el resto del camino. La vegetación les indicó que estaban llegando a su destino, las plantas fueron perdiendo su color y voluptuosidad hasta que solo quedó tierra árida y reseca.
La refinería era un edificio largo, con 5 pisos de altura. 4 chimeneas de metal se alzaban, una llama bailaba en su cima, emitiendo un denso humo negro que rodeaba el complejo dándole un aire siniestro que era resaltado por las tonalidades grises oscuro de sus paredes y las vallas de metal que rodeaban el perímetro.
Habían autos y camiones con el logo del ejército estacionados dentro de las instalaciones. Soldados protegían el edificio principal, armas en mano y pokémons a su lado.
Dos soldados salieron de una caseta, el puesto de vigilancia desde donde protegían la entrada principal, y se detuvieron delante de la pareja.-
Identifíquense.-Mateo se detuvo pero Sebas miró a Mighty y como este empezó a caminar hacia un costado, buscando rodear a los soldados.-
Mi nombre es Mateo Agelbis, soy un bombero de Codaro.- Mateo señaló la insignia en su uniforme y los militares voltearon para ver al muchacho que lo acompañaba que se había ido siguiendo a su pokémon.-
¡Joven!-Sebas se detuvo en seco y volteó a ver al militar que lo llamó- Ven aquí.- Sebas fue con su expresión de imperturbable indiferencia mientras el hombre avanzó hacia él con la cara de un granbull.- ¿Cómo te llamas?-
Sebastian.- El hombre y el chico se mantuvieron en silencio unos segundos, en una especie de duelo de miradas, cada uno con sus ojos clavados en el otro. Gracias a ello el militar no se percató de cómo la pierna de Sebas temblaba suavemente.-
Esta es una zona restringida. ¿Sabes que significa eso?-
¿Le importaría explicármelo?- Necesitaba darle tiempo a Mighty para que identificase el rastro.-
Significa que no puedes venir aquí ni acercarte del perímetro, ni tú ni tú pokémon.- El hombre frunció el ceño en un intento de intimidar al muchacho. Para evitar que viese sus ojos temblar el chico miró hacia la refinería y su valla, como si intentase identificar que era exactamente de lo que debía alejarse.-
Oh.-Fue todo lo que contestó.-
¿Entiendes?-
Aja.- El chillido de Mighty captó la atención de todos los presentes. El pokémon empezó a ladrar a la valla para luego sobar su nariz con una pata.-
(¿Está electrificada? Pero debe ser fuerte si hizo que Mighty llorase así… Probablemente es para mantener lejos a los escalamita.)-
Guarda a tu pokémon, ya.- Sebas se dio la vuelta y caminó hacia Mighty lentamente.- Te dije que lo guardases.-
Su cerca le hizo daño. Necesito ver si está bien.-
¡Joven!- Sebas ignoró al hombre y se arrodillo frente a Mighty, acariciando su cabeza y revisando su hocico con cuidado. No había ninguna prisa, ¿Qué haría el militar? ¿Matarlo?-
Dime rápido. Levanta una pata si sí y chilla si no.
¿Oliste mis cosas?- Mighty alzó una pata y Sebas la tomó con cuidado.- ¿Oliste a Stella?-Mighty bajó su pata y la alzó nuevamente.- Déjame verla bien, no seas ridículo.
No tienes nada. Ven.- Guardó a su pokémon y se puso de pie, su faceta de duro se quebró un segundo cuando vio al hombre parado detrás de él. ¿Lo había escuchado?-
¿Tú no escuchas?- El chico asintió lentamente.- Habla ¿Sí o no?-
(Odio a este tipo de personas.)-
Sí.- El hombre miró como sus ojos bailaban sutilmente, intento apartar la vista de sus ojos y al mirar sus pies logró notar como uno de ellos daba pequeñas y rápidas pisadas.- ¿Tienes miedo?- El chico rodó los ojos y se alejó del hombre, no le seguiría el juego.- No te dije que podías irte.-
Es un área restringida no puedo estar aquí.- El otro militar se puso delante de él y su compañero llegó por detrás, rodeando al entrenador.-
Vinimos buscando a mi pokémon. Se llama Stella, se perdió y Sebas se ofreció a buscarla con Mightyena.- Mateo caminó con prisa, el entrenador no parecía percatarse del problema en el que se estaba metiendo.-
No está aquí. No hay pokémons por esta zona.- Afirmó el hombre con rostro de granbull.-
Si, estoy seguro de que solo se confundió. ¿Verdad Sebastian?-
Supongo.- Dijo el moreno.- No se le da bien seguir rastros. Pero fue la mejor idea que tuvimos.-
Tengo aquí una foto. ¿Si la ven podrían llamar la oficina de bomberos?-Mateo les mostró una foto de la ralts en su teléfono pero ninguno cambió su expresión.-
Váyanse.- Mateo sonrió nerviosamente e hizo una pequeña reverencia, agradeciéndoles por su tiempo. Sebas por su parte empezó a caminar devuelta al pueblo sin emitir un sonido.
Mateo corrió para alcanzarlo y una vez se alejaron de la vista de los soldados sus nervios y furia emergieron.-
¿Cómo se te ocurre portarte así?- Sebas lo miró de reojo y siguió su camino.-
Tienen a Stella. Mighty la olió, también tienen mis cosas.- La expresión furiosa de Mateo convirtió en una de confusión.-
¿Stella estaba por allí?-
Dentro del edificio. Mighty tocó la valla buscando pasar, seguramente pensó que podría romperla.- El silencio de Mateo le sacó una leve sonrisa. Era una oportunidad de oro.- Ese lugar es raro.- Si quería que esto funcionase necesitaba que el bombero diese la idea.- ¿Qué crees que hagan con ella?- Podía imaginar la cara de Mateo, la duda y el miedo lo estarían carcomiendo por dentro.
El bombero no contestó, apresuró el paso y fue directo a la estación. Sebas lo llamo para que no lo dejase atrás pero no le hizo caso.
Mei, Rodri y Auris los estaban esperando fuera de la estación, Mateo se les acercó con pasos pesados y se plantó firme frente al grupo.-
¿Dónde están los planos?- Los tres amigos intercambiaron miradas buscando una excusa o al menos que alguno tomase la iniciativa.- No estoy jugando, entréguenme los planos. Ya.- Sebas llegó cubierto de sudor y su respiración agitada. Mateo corría mucho más rápido de lo que imaginaba, y no se veía cansado, ¿Qué clase entrenamiento seguían estos bomberos?-
Mate…. Mateo… N… Dame un segundo.- Dijo el moreno entre jaleos. Pero Mateo se volteó a encararlo y el chico dio un paso atrás cuando se le acercó. Percatándose de su estado el bombero apretó los dientes y respiró hondo para tranquilizarse, era un adulto, no podía dejarse llevar así.-
Entiendo que quieren ayudar a Ester. Pero esto fue muy lejos.- La cara de perdido del entrenador le sacaba de quicio. Fingir que no entendía nada, debería darle vergüenza ser tan manipulador.- Me dijiste que me ayudarías a encontrar a Stella y da la casualidad de que la llevaron al sitio a donde quieren irrumpir.-
La dije a Mighty que la buscase, si nos llevó allí es porque…-
¿Qué haría ella en una refinería?- Sebas frunció el ceño, no le gustaba que le hablasen de forma tan agresiva y peor aún, que lo llamasen un mentiroso.-
No lo sé. ¿Ok? Pero si Mighty dijo que está allí…-
Entonces deberíamos ir a buscarla.- Continúo Mateo.- Y para eso hace falta el plano.- Sebas se mantuvo en silencio, no sabía cómo podía refutar sus afirmaciones. No tenía manera de demostrar que Mighty efectivamente había seguido el rastro.-
¿Por qué trabajas de bombero?- Rodri hurgo en su mochila y sacó el plano de la refinería que habían tomado de la estación.- Deberías ser detective.- Mateo tomó el dibujo y lo inspeccionó para ver qué era el real. Lo enrollo como un tubo y volvió a entrar a la estación.-
Si quieren ayudarla el vandalismo no es la solución.- Fue lo último que les dijo antes de cerrar la puerta de la estación.-
Puesssss… Lo intentamos. ¿Quieren comer algo?- La mirada que Sebas le dirigió a Rodri era fulminante, aunque a Mei le parecía algo tierna. Era como ver a un poochyena.-
Lo hablamos mientras comemos, ven.- Mei tomó a Sebas de un brazo y cuando intentó rechistar lo apretó contra su cuerpo y empezó a caminar lejos de la estación de bomberos mientras se recostaba en su hombro.- No seas tan amargado.- Comentó la rubia con una sonrisa traviesa.
Una vez estuvieron lo bastante lejos Mei lo soltó y empezó a dar saltitos de emoción, todo había salido perfecto.-
Les dije que iba a funcionar.- Comentó la chica con una sonrisa que le iluminaba la cara.- Soy una puta genio.- Sebas miró al resto y Auris saco su teléfono celular.-
Le tomamos una foto a los planos.- El músico le entregó el teléfono al entrenador que empezó a inspeccionar la foto, algunas cosas estaban borrosas pero de resto estaba perfecta.-
Fue idea de Mei. En caso de que Mateo se diese cuenta.- Las palabras de Rodri hicieron que el moreno mirase a Mei que sonreía con orgullo con sus puños en sus caderas.-
Cuando robas a alguien tienes que robarle más de lo que espera. Si cree que solo te vas a llevar una cosa le robas 2 y le devuelves la que menos te gusta.
Así cree que le devolviste lo que te llevaste y no revisa más.- Su respuesta dejó al chico… consternado. ¿Por qué sabía eso? ¿Qué tanta experiencia tenía robando?
Mei noto su expresión preocupada y con un chasquido de su lengua y un movimiento de manos le dejo claro que no debía darle muchas vueltas.-
Cálmate. No lo haré contigo.- La chica le regalo su sonrisa más picara mientras caminaba hacia él moviendo sus caderas con fluidez y gracilidad.- Lo único que te quiero robar son unos besos.- Sebas pasó de largo de ella, agachando la cabeza y apartando la mirada para que no viese su rostro sonrojado, pero aún de espaldas se podía ver el rubor en sus orejas.-
Fue un buen plan.- Dijo el entrenador. “Un buen plan”. Si no le gustase tanto podía estar seguro de que Mei le hubiese dado un golpe por no darle el reconocimiento que se merece. Fue un plan brillante, extraordinario, fantabulastico incluso.-
Si la Fuerza atacará la refinería debemos estar cerca, aprovecharemos cuando lo hagan, tomamos el diario y nos vamos.- Todos asintieron ante las palabras de Sebastian, a excepción de Rodri.-
¿Cuál es el plan?- Mei miró al rubio confundida.-
Lo acaba de decir. Entramos, salimos y nos vamos por unas cervezas.-
Eso no es un plan. ¿Qué haremos si nos atrapan? ¿Qué pasa si nos ve alguien adentro?-
No tenemos que pensar en eso porque no va a pasar. Duh.- Respondió Mei sacando la lengua para ridiculizar a Rodri.
Mei corrió hacia Sebas y abrazo su brazo, colocándolo entre sus pechos mientras recostaba su cabeza en su hombro.
La fe inquebrantable de Mei en sus compañeros era inspiradora, pero no compartida. Incluso cuando acamparon a las afueras de la refinería, ocultos entre la maleza del bosque, las dudas carcomían sus cabezas.-
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