Capítulo 1

Cualquiera diría que era un día hermoso como pocos, el sol resplandecía con fuerza, no había una sola nube en el cielo, los caterpies y wurmples comían las hojas de los árboles plácidamente mientras que los floettes flotaban con el viento. Pero para Sebas y Mightyena no era más especial que el día anterior o él anterior a ese, después de todo así eran todos los días en Sacris.

El entrenador y su pokémon avanzaban entre la fauna mientras disfrutaban del cántico de los Turpics, el ave nacional de Sacris, unos pokémons pájaro cuyo cuerpo estaba decorado con un elegante e intrincado patrón negro, amarillo y blanco, en el zoológico de Unova son de entre las atracciones más populares, pero aquí no eran más especiales que cualquier ave regional.

Sebas se dio la vuelta viendo su hogar por última vez, su viaje acababa de empezar, lo más probable es que no volviera a Ciudad Orquídea dentro de los próximos meses, sonrió mientras recordaba cómo se despedía de sus padres y fantaseaba con lo que esperaba fuera su futuro. Las personas aclamando su nombre, las luces y cámaras enfocadas en él mientras alzaba la copa y se proclamaba como el nuevo campeón.

Sacris llevaba 34 años sin un nuevo campeón, nunca nadie había logrado mantener su reinado por tanto tiempo como Alejandro Blanco. En los 19 años que llevaba de vida solo recordaba cinco ocasiones donde alguien había logrado superar al alto mando y llegado hasta Blanco, pero por muy impresionante que fuera el retador nunca lograba noquear a más de uno de los pokémons del campeón. Pero eso cambiaría pronto, estaba seguro.

Luego de respirar profundamente para llenar sus pulmones con el aire puro de la montaña sacó un mapa y una brújula de su mochila, de acuerdo a sus cálculos debería llegar al campamento antes del anochecer.-

¿No estás emocionado?-Preguntó el chico a su Mightyena que se limitó a rascar su cabeza con su pata trasera.- Abandonar tu casa, irte de viaje, solos, sin nadie a quien pedirle ayuda... ¿No? ¿Ni un poquito?-El pokémon se agachó para estirarse y bostezó mientras lo hacía- Se nota que estás devastado.

-Sebas guardó sus cosas y continúo su camino, la Cordillera Undam era bastante larga y estaba subiendo hacia la cima de su sierra más alta por lo que no era sorprendente que el viaje a pie fuera de más de un día.-

Una vez lleguemos al campamento no quiero que te pelees con nadie. No pienso pagar otra factura del hospital.-

¡Vaaamos!-Exclamó una chica a lo lejos, parecía enfadada-¡Deja de mirarme así sé lo que hago! ¡Camina!-Impulsado por su curiosidad Sebas se acercó al origen de los gritos. A unos pocos metros de él, tapada por las ramas y arbustos, estaba una chica de pelo rubio oscuro y largo, tez blanca, ojos verdes ligeramente rasgados y una figura sin duda envidiable. Llevaba una camisa de tirantes blanca con finas líneas horizontales negras, una chaqueta azul de jean, unos pantalones negros rasgados que delineaban sus piernas largas y esbeltas, unas botas marrones y una mochila pequeña.

La chica tenía un gothita en las manos que no hacía más que mirar al vacío con su boca ligeramente abierta, completamente ignorante de la rabieta de su entrenadora. La chica puso a su pokémon debajo de su brazo y empezó a caminar.

El gothita estaba mirando en la dirección de Sebas y una vez sus ojos se encontraron el pokémon psíquico pareció salir de su trance.

Usó sus poderes para liberarse del agarre de su entrenadora y corrió en dirección al chico, Mightyena se puso en medio de ambos y gruño al pequeño pokémon, mostrando sus enormes y afilados colmillos mientras arrugaba su nariz con enfado, pero al gothita no pareció afectarle esto en lo más mínimo, chocó contra el Mightyena mientras mantenía sus ojos fijos en Sebas y seguía tratando de avanzar en línea recta.-

Mighty, basta.-El Mightyena inmediatamente dejó de gruñir y se sentó, aún observaba al pokémon psíquico en caso de que intentara algo.-

Perdón, no sé qué le pasó.-La chica caminó hacia ellos y miró a Mighty- ¿No muerde?

Sí. Pero no lo hará, tranquila.-La chica se agachó y tomó al Gothita entre sus brazos-

Nunca se había escapado así... ¿Llevas mucho allí parado?-

Vine cuando te escuché gritar. ¿Pasó algo?-Gothita estiraba sus pequeños brazos intentando alcanzar al chico-

He tenido un mal día y Satochi no ayuda, no deja de quedarse parado mirando e hizo que me desviara. Se suponía que ya tenía que haber llegado al campamento... Creo... ¿Tú sabes dónde queda?-

Sí, es más arriba. Yo también estoy yendo para allá, puedo acompañarte si quieres.-

Estaría bien, gracias... Soy Mei por cierto.-

Sebastian, un placer-Comentó mientras estrechaban sus manos-... ¿También entrenas pokémons?-

Algo así... ¿Vas a hacer el desafío de los gimnasios?-

Mhm-Asintió el chico-Planeo enfrentarme a la liga.-

¿Y en qué academia estudiaste?-Sebas se sorprendió ligeramente. ¿Cómo sabía que venía de una academia de entrenadores? Mei pudo leer su expresión como un libro abierto y sonrió levemente.-Tienes una mochila grande, un pokémon evolucionado, otra pokéball en tu cinturón y una piedra llave en tu collar.

Para estar tan preparado siendo tan joven asumo que en algún sitio habrás aprendido a entrenar pokémons. Las piedras llave son costosas así que no creo que simplemente te la hayan regalado porque se ve bonita y no creo que hayas gastado tanto en equipo si solo fueras un entrenador casual. Te llevas preparando años para esto. ¿O me equivoco?-La chica le sonrió pícaramente, claramente orgullosa de su deducción.-

En una academia privada, me gradúe hace como un año.-Sebas estaba algo incómodo mientras contestaba, no le gustaba hablar de su vida privada, mucho menos a extraños.

La paranoia empezó a crecer, no era desconocido para nadie que esta ruta de la montaña suele tener ladrones que atacan a entrenadores novatos. Estaban caminando solos en ese inmenso bosque, cualquiera podría asaltarlo y nadie se enteraría. ¿Y si Mei no era más que un chivo expiatorio? Una chica linda y en problemas que atrae a los entrenadores y luego ¡BAM! Llegan cuatro de sus amigos y entre todos atacan al inocente acompañante.

Cerró los ojos un momento y medito al respecto, si era una trampa lo más probable es que ya esté en un punto sin retorno, alejado de todos y rodeado por árboles y follaje. Si no lo era, no había de que preocuparse y en caso de que intentaran asaltarlos tendría a Mei de su parte. Suspiró ligeramente y procuró continuar su camino hacia el campamento, atento en caso de que la chica hiciera un movimiento extraño-

¿Y tú que planeas hacer? ¿Harás el desafío de los gimnasios?-

Si, aunque no creo que vaya a enfrentarme a la liga. Solo quiero viajar, haré el desafío solo por hacerlo y luego... No sé, aún no me decido. ¿Por cierto que...?-Sebas tomó a Mei del hombro y la obligó a detener su avance. Mightyena estaba al frente, su cuerpo inclinado hacia adelante, mostrando sus colmillos y arrugando su nariz. Mei no entendía el porqué de esta reacción hasta miró hacia el piso, un par de turpics y un ratata estaban tendidos en el suelo con un gran agujero en sus pechos.

El culpable o mejor dicho, los culpables, no tardaron en aparecer, su presencia revelada por un rápido y fuerte zumbido. De entre los árboles y arbustos emergieron 4 beedrills, uno de ellos aún tenía un pidgey clavado en una de sus lanzas.

Muévete hacia atrás muy despacio.-Dijo Sebas sin soltar el hombro de Mei ni apartar su vista del enjambre.-Creo que estamos cerca de su nido. Mighty, ven aquí.-Mightyena retrocedió poco a poco sin dejar de gruñir a las abejas.

Los ojos de Mei peinaron la zona y confirmó la teoría de su acompañante. Los árboles a su alrededor estaban cubiertos de kakunas, seguramente no los habían notado por estar distraídos hablando.

Los beedrills los observaban con cuidado, inclinaban un poco su cabeza mientras batían sus alas con más fuerza.-

Mientras no hagamos movimientos bruscos no nos deberían atacar, hay que buscar otro camino y... -El moreno se detuvo en seco al escuchar un golpecito contra el piso, giro lentamente la cabeza solo para darse cuenta de que un acto de torpeza había golpeado a uno de los kakunas con su brazo, despegándolo del árbol de donde estaba sujeto.-Mierda.

-Los 4 beedrills se abalanzaron sobre ellos, Sebas y Mei saltaron en direcciones contrarias evitando por poco ser atravesados por sus lanzas. Mightyena por su parte se había lanzado de frente contra los atacantes y sin piedad ni tardanza derribo a uno de los bichos para luego morder su cabeza mientras sus colmillos se prendían en fuego, aplastándola entre sus fauces.

Los demás beedrills se giraron para ver a su compañero caído, uno de ellos fue a pelear contra Mightyena mientras que los otros dos perseguían a Sebas y a Mei.-

¡Percy, pistola agua!-Exclamó el chico mientras arrojaba su pokeball y un pequeño mudkip salía de la misma con emoción. Apenas sus pequeñas patitas tocaron el piso disparó un chorro de agua a presión contra el Beedrill, echándolo para atrás y haciendo que se golpeara contra un árbol.-

Mudkip-Mudkip se giró para ver a su entrenador y sonrió con alegría. Sebas le sonrió de vuelta antes de ordenar.-

¡Lanzarroca!-Mudkip enfocó al Beedrill y corrió hacia él a toda velocidad.-

¡Mud Mud Mud Mud!-El pokémon de agua saltó por los aires y empezó a girar sobre sí mismo mientras endurecía su aleta trasera. Cuando el beedrill pudo incorporarse del golpe y empezó a alzar vuelo fue inmediatamente derribado por el golpe de Percy que atino en toda la cabeza del beedrill.

Mudkip se impulsó nuevamente hacia atrás y dio otra vuelta antes de caer de pie y soltar, un para nada intimidante, dulce y suave, gruñido.-

Bien hecho Percy.-El pokémon corrió hacia su entrenador y empezó a frotar su cabeza contra su pierna mientras sonreía- ¿Dónde está Mei?

-Le habían perdido de vista mientras combatían, pero no tardaron en encontrarla, su gothita estaba parado sobre una pequeña roca, sus ojos brillaban con un morado oscuro mientras alzaba sus pequeños brazos.

El beedrill que los atacaba parecía sufrir de una terrible jaqueca, lanzaba golpes y estocadas por doquier.

En su confusión miró al beedrill que quedaba, estaba atacando a Mighty con zumbidos, el pokémon siniestro se agachó en el piso mientras chillaba, ese horrible sonido era insufrible.

El beedrill alzó su brazo para atravesar al Mightyena, pero fue atacado por el beedrill que estaba siendo confundido por Satochi. Ambos comenzaron a pelear entre sí, atravesando al otro con sus lanzas y aguijones hasta que finalmente ambos sucumbieron a sus heridas.-

¿Están bien? -Preguntó Mei mientas le daba una patada al cadáver de uno de los beedrills para asegurarse que estaba muerto. Mightyena en cambio se incorporó tan pronto como le fue posible y corrió para colocarse delante de su entrenador.-

Sí, todos bien. Y ustedes dos lo hicieron excelente.-Comentó Sebas con una sonrisa. Mightyena se sentó mientras su dueño acariciaba su cabeza, por otro lado, Mudkip alzó una de sus patitas. Sebas chocó los cinco con Mudkip en un patrón bastante intrincado para un pokémon. Primero la chocó desde abajo, luego desde arriba, Mudkip se dio la vuelta y movió su aleta trasera de lado a lado para chocar la mano de Sebas, finalmente se dio la vuelta otra vez y chocó el puño de Sebas con su frente. Sebas echó su mano atrás simulando una explosión mientras que Mudkip se dejó caer hacia atrás dejando sus patas en el aire para luego empezar a sacudirse contento.-

Deberíamos irnos, no quiero que más de esas cosas nos vean.-Mei tenía razón, lo mejor era irse, los beedrills son pokémons que viven en enjambres y al morir desprenden feromonas que alertan a los demás. Si había otros cerca no tardarían en llegar.-

Sí, es mejor.-Por suerte el resto del viaje transcurrió sin incidentes, pasaron las horas hablando de trivialidades, pero Mei aprovechaba cualquier oportunidad para preguntar acerca de cómo entrenar pokémons y que opinaba Sebas al respecto de determinadas cosas como la naturaleza apropiada para ciertos tipos de pokémons, los equipos de distintos líderes de gimnasios y campeones famosos y que pokémon sería mejor para vencer a otro. Escuchaba atentamente cada palabra que salía de la boca del chico mientras tomaba notas mentales al respecto, aunque no entendía algunas cosas que le explicaba cómo los tipos de entrenamiento, algunas habilidades de determinados pokémons e incluso la naturaleza de algunos ataques.

Antes de darse cuenta habían llegado al campamento, un espacio abierto en la cima de la montaña, había varias carpas y una modesta fogata central donde los campistas estaban reunidos bebiendo alcohol, comiendo y contando historias.-

¡Por fin!-Exclamó Sebas mientras dejaba caer su mochila.

Ya había oscurecido y debía montar su tienda de campaña, alimentar a sus pokémons, a sí mismo y hablar con sus padres.

Rápidamente, sacó su carpa de su mochila y empezó a armarla, tardó unos minutos en tenerla lista, pero Mei parecía tener muchos más problemas. No sabía dónde colocar las estacas o asegurar las cuerdas.- ¿Necesitas ayuda?

Jamás he montado una carpa antes... Se suponía que era fácil de armar. -Sebas se acercó para asistirla y en solo unos minutos la termino de armar.-

Listo, ¿Ya viste cómo se hace? La próxima vez lo haces tú.-

Gracias-Susurró la chica mientras rascaba uno de sus brazos y le sonreía ligeramente en una mezcla de vergüenza y alegría.- Perdón por molestarte tanto.

No es molestia.-Mei sonrió ligeramente ante su comentario para luego rascar su brazo derecho.- ¿Tienes hambre?-

Podría comerme un wailord.-Ambos fueron a la fogata y se sentaron junto al resto de personas para calentar su comida. Sebas tenía una cena que su madre le había preparado mientras que Mei llevaba una bolsa de comida rápida aplastada, la grasa y salsas estaban en el fondo de la bolsa de papel haciendo su inferior casi transparente.- Que cagada.

Seguramente se aplastó con las cosas que traías, por eso la comida no se pone al fondo.-Ambos empezaron a comer y Sebas notó como las personas que compartían la fogata se dividían en distintos grupos pequeños. En cierto modo le recordaba al comedor de su academia, un lugar común para compartir, pero donde todos se aglomeran con quienes les agradan. Te decía mucho de la naturaleza de las personas, posiblemente sería un gran tema de investigación para un sociólogo o psicólogo, el cómo se crean sub comunidades dentro de las propias comunidades, como vamos filtrando cada vez más y más a las personas para al final quedarnos con unos pocos que consideramos son como nosotros. ¿En qué se basarían estos grupos? ¿Gente que vino a pasar la noche y regresan a Orquídea? Algunos bajarán a Aurum seguro, otros quizás se desvíen y vayan a una tierra completamente distinta. Seguramente no faltara alguno que intente tomar un camino más "arriesgado" buscando vivir aventuras solo para terminar lleno de problemas, solo, perdido, hambriento y asustado.-

Y... ¿Llevas mucho tiempo entrenando a Mudkip y Mightyena?-La voz de Mei lo sacó de sus pensamientos, estaba tan inmerso en su mente que no se dio cuenta de que llevaba ya unos minutos sin mediar palabra con ella.-

Sí, llevo...14 años con Mighty y... 3 con Percy-La pregunta le parecía algo fuera de lugar dado que ella fue quien dedujo que él era graduado de una academia de entrenadores.- En la escuela me ensayaron como entrenarlos para combatir, cuidarlos y bueno, yo aproveche y les enseñe algunos trucos.

Creía que te los daban ya entrenados.-

No... La gracia es, justamente, entrenarlos. Además, construye un vínculo entre ellos y tú, genera confianza y demás.-El hablar de sus pokémons le recordó que aún debía alimentarlos por lo que sacó a Percy de su pokeball.

Sacó unas bayas y las dejó en el suelo frente a Mudkip, que con gusto las empezó a comer. Por otro lado, sacó un pequeño plato plateado y carne enlatada de su mochila, le sirvió la carne a Mighty y la colocó frente a él. El pokémon siniestro empezó a comer en silencio.-Nunca habías entrenado pokémons antes, ¿Verdad?-

N no... Digo, o sea, sí, pero...-Mei estaba avergonzada.- Tomé la prueba... Ayer...Una rápida, solo conteste unas cosas. Satochi uso sus poderes para mover una taza y me dieron mi licencia... Jamás he ENTRENADO pokémons.-

¿Pero vas a tomar el desafío de los gimnasios aun así?-

Solamente pedían que tuviera licencia de entrenadora... Y la tengo...-Buscando desviar el tema la chica se agachó y acarició la cabeza de Mudkip- Nunca había visto a un mudkip antes, se llamaba Percy, ¿Cierto?-Sebas miró a Mei por unos segundos mientras bebía el jugo que su madre empacó junto a su almuerzo, ¿Por qué le da tanta vergüenza hablar de su vida? ¿Satochi no era suyo? No, imposible, la obedece mucho como para que sea robado. ¿Estaba huyendo? Quizás por eso no tiene un plan claro, obviamente hizo este viaje sin planificar nada así que es posible que lo hiciera por necesidad. Eso explicaría por qué no sabe hacer cosas tan básicas como montar una carpa por sí misma.

Debía indagar más al respecto, pero debía ser cauteloso. -

Si, por Percy Jackson.-Mei pareció no entender la referencia.-El de los libros, hijo de Poseidón.

No leo mucho-Comentó con algo de incomodidad-... ¿Cómo lo conseguiste?

Me lo dio mi escuela, les dan a todos un pokémon para entrenar y yo escogí a Percy. A lo largo de los semestres te evalúan como lo cuidas, como crece y mejora.-Mudkip no paraba de sacudirse debajo de la mano de Mei mientras disfrutaba de las caricias.-¿Y tú Gothita? ¿Dónde lo conseguiste?

Mamá me lo compró para que me hiciera compañía-Mei estaba sorprendida por la actitud de los pokémons del chico, mudkip era todo un combatiente y sabía hacer piruetas y trucos y Mightyena era tan serio y bien portado. Ahora que pensaba en ello se percató que en ningún momento Mighty se alejó del lado de Sebas y cuando le dio la orden de retroceder lo hizo exactamente como lo pidió su entrenador. No pudo evitar desviar la mirada a su propio pokémon, Satochi estaba otra vez mirando el vacío con asombro.-

¿Dónde piensas quedarte cuando llegues a Aurum?-

Aún no lo sé, lo averiguaré apenas llegue.-Mei volvió a rascar su brazo derecho.-

¿Te pica mucho?-Preguntó Sebas con curiosidad.-

¿Qué?-

Tu brazo, llevas rato rascándotelo. ¿Te picó algo mientras subíamos?-

Estoy bien, solo.... Voy a... Darle de comer a Satochi.-La chica entró en su carpa seguida por Gothita y cerró la puerta de la misma, dejando a Sebas solo... Afuera.-

(Esto es incómodo)-Pensó él. ¿La había incomodado? ¿Por qué se fue así de repente? ¿Fue algo que dijo? ¿Cómo la miró? Esos pensamientos rumiaban su cabeza, tanto que no lo dejaron disfrutar de su cena.

Los demás campistas ya se habían ido a dormir en su mayoría y los pocos que quedaban fuera estaban borrachos o cantando, por suerte había montado su carpa lejos de la multitud por lo que los ruidos no lo molestarían tanto. Entró a su carpa y se quitó su chaqueta antes de llamar a sus padres.-

¡Por qué tardaste tanto en llamar!-Fueron las primeras palabras que salieron de la boca de su madre.-

Me fracturé la pierna y tarde en subir.-contestó con calma-

Estúpido-Espetó su madre, sacándole una risa a su hijo.-

Me conseguí a una chica mientras subía, hablamos, nos atacaron unos beedrills y bueno, se nos hizo algo tarde. Acabo de atender a Percy y a Mighty y ya me iba a acostar. Mañana trataré de llegar temprano a Aurum.-

¿Es una chica linda?-Preguntó intrigada-

Los beedrills eran bastante grandes y casi me atraviesan, pero sí, es bonita. Tuve suerte que no me arrancaran los ojos, pero, tú sabes, nada de qué preocuparse.-Replicó sarcástico.-

Si me preocuparan los beedrills ni siquiera hubiera permitido que te fueras de viaje solo.-Afirmó la mujer al otro lado del teléfono.-Pero Sebas, te lo digo en serio, aprovecha esta oportunidad, has amigos, conoce gente, sal con chicas, habla. Te hace falta y te hará bien.

No puedes pasártela solo siempre. -Sebas mordió sus labios, frustrado, no le gustaba que su madre le diera más vueltas al tema, pero constantemente le insistía. Ya había asistido a psicólogos, ya había intentado abrirse, hacer amigos, pero volvía su vida solitaria e introvertida. No le molestaba en lo absoluto pero entendía por qué preocupaba a su madre.-

Lo haré, lo haré... Tranquila. Me voy a dormir, buenas noches.-

Descansa. Te quiero.-

Y yo a ti.-Colgó la llamada y se llevó las manos a la cara mientras suspiraba.

Mei era otro intento fallido, una vez más intentó hacer amistades, pero no llevó a nada, sus inseguridades lo carcomían por dentro, los pensamientos acerca del porqué la chica fue tan cortante no paraban de resonar en su cabeza.

La había incomodado, seguro, probablemente fue muy agresivo cuando intentó indagar en su pasado.

Mei era preciosa, simpática y parecía compartir su gusto por los pokémons, hubiera sido todo un logro el hacerse su amigo, pero ahora algo dentro de sí mismo le hacía creer que cuando despertara la chica ya no querría seguir caminando con él. Diría alguna excusa y partiría por su propio camino o peor aún, él se levantaría antes que ella y se iría sin más. Otra vez huyendo por no saber cómo empezar a relacionarse con los demás, seguiría viajando solo e inventaría excusas para que su madre dejara de indagar al respecto.

El chico moreno se acostó en su cama y se arropó, esperando que el sueño lo hiciera olvidar todos esos horribles pensamientos.

Tardó un par de horas, pero finalmente concilió el sueño, aunque no duró mucho, pues una voz lo estaba llamando desde fuera de la carpa.-

Sebas... Sebas despierta.-Susurraba Mei-Vamos, despierta.-A duras penas el chico se levantó y salió al exterior. La chica solo llevaba su camisa y unas bragas, sus pezones apenas se apreciaban en la tela debido a la oscuridad.-

¿Mei?-Preguntó adormilado y confundido-

¿Estabas dormido?-Preguntó ella. Había algo en su voz que era distinto, aunque no podía decir exactamente el que.-

Si, ¿Por qué?-

¿Puedo pasar?-Algo extrañado la dejó entrar a su tienda, apenas cambian así que estaban bastante cerca el uno del otro, Mei cerró la entrada de la carpa y sonrió. Ahora que la veía de cerca pudo notar que sus pupilas estaban dilatas y su sonrisa era algo tonta.-

¿Pasó algo?-Ella tragó saliva y respiró hondo antes de tomar la mano de Sebas y poco a poco meterla debajo de su camisa, dejándole acariciar uno de sus pechos.

Sebas templaba, era una situación tan surrealista que no sabía cómo reaccionar.-

El sueño se le quitó de golpe, su cara estaba roja y ardía y su cuerpo temblaba y sudaba ligeramente. Mei rio un poco por su reacción y se inclinó hacia él para besarlo, los labios de ella eran tan suaves y se movían con tanta gracia y habilidad al igual que su lengua, todo lo contrario a Sebas.

Sin percatarse apretó el seno de la chica ganándose un pequeño gemido como recompensa junto a una sonrisa pícara. La chica lo tumbó en la cama, los besos se hicieron más salvajes y sus manos empezaron a viajar libremente por el cuerpo del otro, explorando cada rincón.

Las manos de Mei trazaban su camino por el abdomen del chico hasta alcanzar el borde su camisa, la subió un poco y empezó a acariciar su piel sin dejar de besarlo.

Él se levantó ligeramente al entender su señal y se quitó la camisa, estaba algo nervioso por la reacción de su compañera aunque sus dudas se despejaron al instante cuando ella volvió a unir sus labios con los suyos, sin demora Mei empezó a desabrochar su pantalón mientras que Sebas subía su camisa dejando a la vista sus pechos. Recordó los videos porno que había visto e hizo lo que solían hacer los actores en momentos así, los apretó ligeramente, acaricio y finalmente empezó a chuparlos, esto último hizo que Mei soltara un gemido más sonoro que los anteriores.

La situación era tan surrealista que le costaba creerla, pero era cierta, lo que estaba pasando era real, no sabía el por qué, pero ahora mismo era lo que menos le importaba al entrenador. Quería escuchar sus gemidos, sentir sus caricias, sus labios, era una especie de deseo salvaje e incontrolable que repentinamente ocupaba cada rincón de su mente.

Impulsado por ese salvaje deseo le dio un pequeño mordisco al pezón. El gemido que vino después fue aún más sonoro que los otros, escapó de sus labios en una mezcla de dolor y placer.-

N no los muerdas tan fuerte, son... Mmmm.... Sensibles.-Mei apretó la cabeza del chico contra su pecho mientras este continuaba tratando sus pechos, sus dedos acariciaban su cabello mientras procuraba mantener sus gemidos por lo bajo para no ser escuchada por los demás campistas.

Las caderas de ella empezaron a moverse hacia adelante y atrás y un cálido líquido empezó a cubrir ligeramente la entrepierna del chico, Mei había logrado desabrochar su pantalón dejándolo solo con sus boxers. Sus intimidades estaban a milímetros la una de la otra, separadas únicamente por esas finas telas y ambos estaban ansiosos por hacer desaparecer esa última barrera.

La chica lo empujo ligeramente y lo recostó en la cama para luego posicionarse bien encima de su miembro mientras colocaba sus manos en el pecho de su amante, durante unos segundos dejaron de moverse, simplemente observando al otro.

La figura de Mei era espectacular, su piel era suave y cálida al tacto, su figura de reloj de arena y esbelta te quitaba el aliento y esos ojos verdes llenos de picardía al igual que su sonrisa. Relamió sus labios ligeramente mientras acariciaba un poco el pecho de Sebas, no era el chico más musculoso con el que había estado, pero su complexión tonificada la había tomado por sorpresa, su camisa y suéter parecían quedarle holgados y daban la sensación que el cuerpo debajo de ellos debía ser enjuto y frágil.

Al contrario que ella Sebas estaba hecho un manojo de nervios, las ansias por seguir con el acto eran enormes, pero algo dentro de él le pedía que se controlara y hasta que se detuviera y Mei lo notó, sus ojos negros eran como un libro abierto para ella.-

Te ves adorable cuando estás nervioso, ¿Te lo han dicho alguna vez?-Comentó mientras retiraba los boxers dejando expuesto el miembro erecto del chico, se levantó un ligeramente y se quitó sus bragas para posicionarse sobre la punta del miembro y poco a poco irlo metiendo dentro de ella. Un gemido escapó de los labios de ambos cuando sus cuerpos finalmente se hicieron uno, Sebas no podía pensar con claridad, sus sentidos, sus pensamientos solo podían enfocarse en una cosa, Mei.

Colocó sus manos en las rodillas de ella para sujetarla mientras que ella movía sus caderas hacia adelante y atrás con movimientos gráciles y fluidos. Sebas no podía contener sus gemidos, el placer que sentía era algo que jamás había experimentado en su vida, lo estaba volviendo loco. Cerró los ojos para concentrarse mejor en la sensación que su parte baja estaba experimentando y mientras el disfrutaba de los hábiles movimientos de la rubia, Mei sintió una euforia poseer su cuerpo.

Al verlo con los ojos cerrados, gimiendo libremente con sus movimientos, la expresión tan adorable en su rostro, el chico era como una pequeña presa y ella era la cazadora indómita... Y quería más. Empezó a mover sus caderas y a saltar con más fuerza y gracia, lo tenía a su merced, pero había algo más que quería, necesitaba escucharlo decirlo, la señal de que el chico verdaderamente le pertenecía.

Estaba tan sumiso y extasiado que podría pedírselo y lo haría, pero no quería recibirlo así, era una recompensa que debía nacer de su propia voluntad, debía ser sincero.-

Mei-Fue casi un susurro lo que salió de la boca de Sebas, pero fue suficiente como para hacer que Mei sintiera una ola de placer correr por su cuerpo, se movió con todo su esmero y lujuria, quería que lo repitiera.-Mei-Lo dijo con claridad esta vez, abrió los ojos y se deleitó con la escena de la chica montada encima de él, Mei sonreía y su mirada estaba perdida en el placer y en un acto inconsciente empezó a gemir con mayor intensidad. Inclinó su cuerpo ligeramente hacia adelante mientras daba pequeños saltos y el sonido de sus pieles chocando inundo el lugar.-

¿Te gusta así?-Comentó Mei, su dulce voz era hipnótica. La respuesta de Sebas fue un susurro inaudible que ella se acercó para escuchar mejor-Si me lo dices por favor te haré.-En lo que se acercó Sebas la tomó por los hombros y los giró a ambos, dejándola a ella ahora debajo.

Sin mediar palabra Sebas empezó a moverse con fuerza y velocidad, entre la sorpresa y el placer que sentía, Mei no podía contener sus gemidos. Intentó hacer fuerza para volver a girarse y retomar el control, pero cuando apoyaba sus manos en los hombros de él toda su fuerza se desvanecía, su mente se fue nublando cada vez más y su cuerpo se entregó.-

S sebas-Él estaba a punto de acabar, pero escuchar su nombre en ese tono tan dulce y tierno fue vigorizante. Siguieron por varios minutos, hasta que finalmente llegaron al éxtasis, sus cuerpos se tensaron mientras sentían la calidez invadirlos, Mei abrazó a Sebas con fuerza, mordió su hombro buscando contenerse, le daba vergüenza el ser escuchada por los demás, pero aun conteniéndose su voz podía escucharse.

La tensión dio paso a la relajación, Sebas se dejó caer a un lado de Mei mientras que ambos buscaban recuperar el aliento.-

Muerdes fuerte.-Comentó Sebas para luego reír ligeramente. Mei se giró y se recostó en su pecho, su brazo y pierna derechos lo rodearon mientras que cerraba los ojos para escuchar su corazón latir.-

No estuviste mal para ser tu primera vez.-Le dedicó una sonrisa al chico antes de acurrucarse en su pecho y él, cómo respuesta, empezó a acariciar su cabello y a jugar con él, envolviéndolo entre sus dedos. Mei suspiró complacida y disfrutó de sus mimos, era la primera vez que se sentía tan a gusto luego de acabar.-

Nunca imagine que mi primera vez sería... ¿Es tan obvio que nunca lo había hecho?-Su comentario tan inocente le sacó una risilla a Mei-

Lo suficiente.-Pasaba uno de sus dedos por su pecho, acariciándolo suavemente, podía escuchar como su corazón se aceleraba con sus toques.-

(Así que lo has hecho antes con otras personas... Me sorprende menos de lo que debería.)-Pensó-

No sé tú, pero estoy agotada.-Le dio un besito en la mejilla a Sebas antes de volver a acurrucarse.-Buenas noches.

Buenas noches.-Mientras Mei descansaba Sebas se quedó mirando el techo sin dejar de acariciar el cabello de ella. Intentaba inútilmente rememorar los eventos del día, intentar averiguar cómo llegó a estar acostado con una chica hermosa que ni siquiera conoce dentro de una tienda de acampada, pero su mente no estaba por la labor. Cerró los ojos y suspiró, quizás no debía darle vueltas al asunto ahora, estaba cansando, era tarde y necesitaba descansar. Le dio un último vistazo a la chica que descansaba plácidamente sobre su pecho antes de dejarse llevar por el sueño.- (Si va a ser así... Irme de viaje es la mejor decisión que he tomado.)-Fue el último pensamiento que surcó su mente antes de caer dormido.-

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Hola a todos, pensé que sería un lindo detalle el dejar una nota al final de este capítulo.
Hacía años que no publicaba nada en Wattpad, tenía esta historia en la cabeza desde hace tiempo y finalmente me decidí por publicarla. Se alejará bastante de lo que son las historias habituales de pokémon y por ello quisiera agradecerles por llegar hasta este punto y, independientemente de si planean continuarla o no, les agradezco por darle una oportunidad y espero que hayan disfrutado leyéndola tanto como yo disfruto escribiéndola.

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