Cosas que nunca se olvidan
Ya adentro del metro ambos jóvenes y Pokémon avanzaban mientras buscaban un par de asientos vacíos.
Como era inicio de semana estaba algo abarrotado debido a que todos iban a trabajar o a la escuela.
—Allí hay unos lugares.
La adolescente de ojos aguamarina le tomó del brazo sin pena y se lo llevó dejando a Ahri con una vena resaltante en su cabeza.
Tomaron asiento, su Pikachu se acomodaba en el costado izquierdo de su hombro.
—Que Pikachu tan lindo ¿Puedo acariciarlo?– Preguntó Sonia.
—Claro, porqué no.
El metro comenzó a moverse.
Segundos después estaba Ahri quien llegó y se paró frente al asiento de Sonia, le miraba con disgusto.
—¿Qué sucede?– Preguntó Satoshi.
Ella no dijo nada solo miró a la chica para regresar a verlo nuevamente.
—Nose si quieras sentarte en mis piernas.
La Pokemon no lo pensó dos veces y bruscamente se abrió camino hasta estar con su entrenador.
—Vaya parece que no soy del agrado de tu Pokémon.
—No te preocupes ella siempre ha sido así con los desconocidos en unos días se le pasará.
Sonia acariciaba a su Pikachu quien disfrutaba de la atención mientras movía su cola en forma de rayo.
—Muy bien te creo.
La Gardevoir mejor comenzó a acariciar el abdomen de Satoshi lo que hizo sonrojar a Sonia, que tanta confianza tenía como para hacer eso.
Le quitó su PokeBall del cinturón y se lo entregó.
—¿Quieres volver a tu PokeBall?–
La Pokemon afirmó y tocó el botón para desaparecer como un holograma.
Su actitud si que le confundió, de por sí Ahri era ya muy sentimental, hablaría con ella después.
—Entonces ¿En que colegio estudias?–
—Mi mamá me inscribió en Hammerlocke.
—Que coincidencia yo estudió ahí.
El metro dejó el subterráneo para rebelarse, las vistas tan victorianas de la ciudad eran tan impresionantes que captaban la atención del entrenador de Rojo.
—Oye espera... ¡Tu eres Re...
Los labios de Sonia se cubrieron por la mano de Satoshi que con la otra mano le indicó silencio.
—Lo siento– Susurró la joven de ojos aguamarina.
—Porfavor no quiero llamar la atención.
—Si no quieres hacerlo no deberías usar el color rojo como vestimenta principal ¿Sabes?–
El entrenador de ojos sangre se deslizó en su asiento suspirando de lo complicado que era todo eso.
—Oye ¿Te podría tomar una foto?–
—¿Porqué?–
—Porque soy tu fan, eres una leyenda entre los entrenadores y tener una foto tuya sería estupendo, además te me haces muy lindo.
La franqueza con la que Sonia decía esas palabras y sin vergüenza, todo lo contrario a Satoshi quien se avergonzó.
—Bueno...
De su bolso quitó su teléfono entrando en la cámara para enfocar el rostro de Satoshi.
—¡A que lindo eres!–
Los pasajeros se enfocaron en el dúo quienes llamaban mucho la atención, por sus actitudes daban la impresión de ser una pareja de novios, el introvertido y la extrovertida.
—Muy bien lo usaré de fondo de pantalla.
—No hagas eso porfavor.
Las cosas entre ellos iban bastante bien por así decirlo, actuaban como si fueran amigos de toda la vida.
—¿Sucede algo Satoshi?–
De forma apresurada buscó la PokeBall donde tenía a su Gardevoir que de inmediato liberó.
—¡Ahri usa protecc...
El tren en donde viajaban sufrió una potente explosión...
Bastante lejos del incidente un Exploud lanzaba un poderoso estruendo concentrado al vehículo que había sufrido el accidente.
—Detente con eso bastará.
El hombre golpeó al Pokémon con el arma que portaba quien en contra de su voluntad se vio obligado a hacer tal atrocidad.
—Carga un hiperrayo, quiero confirmar que ese estúpido haya sido eliminado.
De nuevo el Pokémon recargó, esta vez fue una gran esfera de energía traslucida.
De entre las llamas y humo distintas orbes flotaban, los pasajeros estaban ilesos y se movían a lugares fuera de peligro.
Un vendaval apartó las columnas de llamas.
Ahri haciendo uso de sus potentes poderes psíquicos despejó todo el lugar de aquel fuego, la prioridad era que su maestro y su compañera estuvieran bien.
Sin mucho esfuerzo despegó la maquinaria de las vías para que así no continuara avanzando y hubiera algún incidente posterior.
A lo lejos la gente veía tal hazaña de la Pokémon entre ellos aquel sujeto con el Exploud que se había acercado para ver mejor lo acontecido.
—Maldición esto no es bueno... Su poder ha aumentado drásticamente...
Sin otra opción el tipo dió media vuelta para huir.
De repente frente a él un destello verde apareció, Ahri, Satoshi y Sonia estaban al frente.
—¡Exploud usa estruendo!–
—¡Ahri hipnosis!–
Al ser más rápida la Gardevoir dejó fuera de combate al Exploud mandándolo a dormir.
Ante eso el sujeto intentó sacar otra PokeBall pero fue detenido por Pikachu al usar onda trueno y lo dejó paralizado.
—Enserio ustedes no se cansan de perder– Satoshi lo tomó del cuello y lo miró con mucha molestia, el equipo rocket la más grande mafia criminal de toda la región de Kanto y Johto estaban aquí en Galar.
—Mal- maldito mocoso has tenido mucha suerte solamente– Al tipo le costaba mucho hablar entre la parálisis y la fuerza con la que Satoshi lo tenía.
—¡Qué hacen aquí en Galar!–
—A ti que te importa idiota...
—Ahri leele la mente.
Gardevoir iluminó sus ojos usando de nuevo sus poderes psíquicos.
—Jamas voy a delatar a mi líder el gran Giovanni...
Debajo de su lengua quitó una píldora que terminó mordiendo.
—Jagmmmmmna...
Su contenido era un veneno con lo que cometió suicidio...
La gente veía conmocionada lo que había sucedido incluida Sonia, era la primera vez que visualizaba algo tan horrible y crudo como eso.
Satoshi le quitó su cinturón de PokeBall's guardando al Exploud, soltó el cuerpo ya muerto del miembro del equipo rocket y suspiró...
—Vámonos de aquí...
Nuevamente la aparición del destello verde desapareció a Ahri como a Satoshi quedando solamente Sonia con muchas dudas y preguntas...
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No sabía exactamente en qué parte de la región de Galar estaba, solo fue un lugar random donde Ahri lo llevó.
Permanecía recostado bajo un árbol, su inseparable Pikachu dormía sobre su pecho, y el a su vez descansaba en las piernas de su Gardevoir quien le acariciaba la cabeza.
Al parecer las cosas nunca iban a cambiar, todo su pasado lo tenía que alcanzar.
Luego de desaparecer fue a una comisaría para entregar los Pokémon que tenía en su poder aquel miembro del equipo rocket sin dar alguna explicación.
Necesitaba pensar las cosas ¿Había hecho bien haber venido? Todo apuntaba a que no ya que aquella mafia criminal lo había perseguido para ajustar cuentas.
—(Tranquilo Maestro Satoshi todo estará bien)–
—No puedo estar tranquilo Ahri, sabes todo lo que hemos pasado con las organizaciones a las que hemos enfrentado en nuestra travesía por las otras regiones...
—(Y todas ellas las has vencido)–
Necesitaba dejar de sentirse tan agobiado así que mejor decidió cerrar los ojos e imitar a su Pikachu en descansar.
—Gracias por la sombra Ahri.
—(Maestro es mejor que abra los ojos)–
Satoshi hizo lo que su Pokemon le dijo.
—Hola Ash.
—¿¡Lillie!?–
Se sentó de inmediato, su antigua compañera de viaje y amiga le sonrió con gran entusiasmo de verlo de nuevo.
—Hola yerno.
—Si le sigues la corriente a mi mamá voy a golpearte.
La familia Hanogari; Lusamine, Gladio y Lillie conocidos en su travesía en la región de Alola.
—Buenas señorita Lusamine, Lillie y Gladio ¿Qué hacen acá?–
—Mamá nos trajo a una reunión con un colega de trabajo suyo– Respondió la joven rubia al pelinegro. —Ademas tenía ganas de verte.
Pikachu al ver a Lillie no lo dudó y se lanzó contra ella quien lo atrapó y lo abrazó.
—Y como te a ido Satoshi– Tomó la palabra el joven rubio.
—Pues recién llego de mi viaje hacia acá así que no hay mucho que contar.
—Oye Ash tu que eres oriundo de aquí ¿Nos podrías dar una guía de la ciudad?– Habló la monarca Hanogari.
—Siendo sincero señorita Lusamine no me acuerdo mucho de acá, teniendo en cuenta que me fui con mi mamá a los 10 años a la región de Kanto tengo mala memoria.
—Muy bien usaremos Maps.
Lillie quitó su teléfono de uno de sus bolsillos en su falda.
—A propósito ¿Como está Ahri?– Gladio fijó sus ojos en la Pokémon Aura que permanecía detrás de Satoshi.
—Ella y Pikachu se niegan a irse al rancho con el profesor Oak.
—Muy bien entonces hay que irnos, ya llamé a un Uber para que nos muestre un poco la ciudad.
El trio de rubios junto al azabache estaban a nada de dejar el parque...
—Deberíamos tomarnos una foto acá, es hermoso.
—Concuerdo contigo mamá.
La rubia adulta también quitó su teléfono con el propósito de tener algunos recuerdos.
—Oye hermano porfavor no vayas a hacer tus poses raras.
—¿Eh? Qué estás diciendo.
—Ya niños es hora.
Satoshi no era alguien que disfrutara las fotografías.
Su llegada a Alola fue un poco complicada, pero sin duda alguna de los mejores recuerdos que pudo haber formado.
—Oye que esperas ven a acá.
Lillie lo tomó de la mano, eso le confundió muy al contrario de ella que parecía contenta de hacerlo.
La primera vez que se conocieron ella era demasiado tímida, insegura e indecisa, más sin embargo con todas las aventuras y cosas que vivieron el uno junto al otro terminaron muy unidos, inclusive la joven Hanogari tenía sentimientos románticos tan intensos hacia el joven Saikō a quien le debía muchas cosas.
Se lo llevó junto a su hermano y con su madre donde se hicieron una selfie, todos sonreían a su propio estilo con Satoshi en el centro que se cubría con su gorra debido a los nervios.
—Quedó muy bien– Lusamine guardó su teléfono en un bolsillo de su vestido. —¿Y si has pensado casarte con mi hija?–
—¿Eh?–
—¿¡Qué!?–
—¡Mamá!–
Las mejillas de Satoshi se sonrojaron un poco más no lo suficiente para distinguirse, muy al contrario de Lillie que todo su rostro estaba rojo.
Gladio sufría un tick en el ojo derecho, no podía creer lo que su madre acababa de decir, su amigo y rival ¿Saliendo con su hermana?
—Satoshi es un chico muy guapo, además es muy inteligente, sería perfecto para que dirija junto a ustedes la fundación Æter.
Los tres jóvenes entrenadores permanecían en silencio pasando mucha vergüenza por parte de la joven adulta.
—Si yo fuera tú hija ya le hubiera pedido matrimonio.
—¡Mamá!–
Lusamine comenzó a reírse, aunque era incómodo valía la pena verla sonreír después de tan duros capítulos en su vida que le costó mucho superar.
—Hay que irnos...
Gladio se apuró en bajar la colina dejando solas al par de rubias con el pelinegro.
Ambas no tuvieron problema alguno en tomarlo del brazo, se sentían en confianza con el. Después de todo ayudó a Lillie a tener la confianza y determinación de hacer cualquier cosa que se propusiera mientras a Lusamine le ayudó a superar la figura paterna qué hacía falta y no vivir con las heridas del pasado.
Madre e hija amaban profundamente al entrenador de Rojo por todos lo que habían hecho por ellas.
El vehículo solicitado los esperaba abajo así que lo abordaron.
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Su viaje no era como Satoshi esperaba de tranquilo, al contrario se reía junto a la familia Hanogari yendo hacia los recuerdos en la región de Alola, sus aventuras en el colegio Pokemon de su padre adoptivo; el profesor kukui y en la fundación Æter.
—Yo sigo esperando algún día mi revancha por el título de campeón de Alola.
—Yo si quisiera ver eso.
El Uber se detuvo, los cuatro bajaron.
—Ya llegamos niños.
—Industrias Macrocosmos.
Los transeúntes siendo adultos y jóvenes no apartaron la mirada de los Hanogari, eran muy atractivos y por sus rasgos probablemente no eran de Galar.
Por otro lado a Saikō tanto chicos como chicas lo reconocían, siendo el primer campeón de Alola y el más joven en alcanzar el título.
En la entrada a lo lejos los esperaban unos trabajadores bien vestidos.
—El arquitecto que hizo esto no era muy listo– Satoshi lo decía por la gran cantidad de aspersores que habían, era imposible no llegar seco.
—¿Y eso que?– Lillie lo empujó hacia estos e inmediatamente se mojó.
Lusamine y Gladio comenzaron a reírse, eso no bastó para la joven Hanogari que igualmente empujó a su hermano a mojarse.
—¡Ah, Lillie esto no es divertido!–
—Claro que si hijo– Lusamine se le acercó con una actitud juguetona como la de una adolescente.
—¿Qué más da?– Satoshi puso sus manos para enviar un chorro de agua a los Hanogari.
Jugaban bajo el agua, corrían, saltaban y se reían.
La gente que caminaba cerca de la torre no podían apartar los ojos en los cuatro. El cuerpo maduro de Lusamine...
y joven de Lillie...
revelados bajo su ropa mojada así como los marcados abdominales de Satoshi y Gladio, un espectáculo que no dejaba nada a la imaginación para cualquiera.
Luego de un rato finalmente llegaron a la entrada de Macrocosmos.
—Buenos tardes señorita Lusamine– Menos mal que usaban gafas de sol, o de lo contrario no se notaría que veían su cuerpo y el de su hija.
—Buenos tardes, vamos niños.
Entraron como si nada, quien iba a creer que una familia tan fina y de alta clase como los Hanogari serían más ordinarios de lo que aparentaban.
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