Capitulo 8
Las chispas saltaban por los aires, y los gritos de las pequeñas criaturas batiéndose en duelo parecían inundar por completo el lugar. Un grupo de lugareños se acercó hasta donde la acción tenía lugar, observado algunos entretenidos y otros preocupados como el mejor entrenador del pueblo aplastaba a un extranjero.
Al menos eso se suponía que era, pero la realidad contrastaba drásticamente. Kyle había logrado salir aireado de todos los movimientos lanzados por su rival y, su compañero Pokémon, un joven pero bien entrenador Charmander, se movía con gran soltura y comodidad por el campo de batalla, esquivando cada uno de los ataques de su enemigo.
―¡Deja de jugar, extranjero!―gritó rabioso Makü―. ¡Tómatelo en serio!
Pero al contrario de lo que Makü o los presentes pudiesen pensar, Kyle si se estaba tomando en serio el combate, pues de hecho estaba buscando cansar a su rival para dar por terminado el combate sin tener que lanzar ningún movimiento. Sin embargo, Makü realmente demostraba ser un gran entrenador.
El pequeño Darumaka enemigo se movía con igual agilidad y destreza, mostrando únicamente en su rostro la confianza y prepotencia de cualquier Pokémon que jamás hubiera perdido un solo combate. Kyle y Charmander tomaron eso a su favor.
―Sigo pensando que sería mejor hablar―Charmander saltó en el aire dando una mortal y golpeo el rostro de Darumaka con su cola encendida―. No soy esa clase de entrenador que pelea en batallas y tal.
El Pokémon lagartija aterrizó en su patas bípedas y saltó nuevamente en otra mortal para alcanzar a Darumaka una vez más con su cola en llamas, esta vez en su espalda, haciéndole perder el equilibrio.
―¡Pelea en serio, idiota!―su vena hinchándose de rabia―.
Pero aunque gritara e insultara tanto como pudiera, o le diera la voz y la cabeza para hacerlo, su rabia empezaba a jugarle en su contra. Kyle entonces ordeno a Charmander lanzar Pantalla humo contra Darumaka y, seguido de eso, cubriendo sus garras de un metálico plateado, golpearlo con gran fuerza al menos dos veces con Garras Metal.
Darumaka primero cayó confuso debido a la repentina ceguera y, en apenas segundos, Charmander noqueó a su rival con dos Garras Metal de letal precisión.
La gente soltó finalmente el aire que llevaba rato conteniendo observando el desarrollo de la batalla, decantándose esta desde el principio por Makü, aunque a último momento la fortuna se puso del lado de Kyle.
Roxana, entre el gentío de espectadores, no solo dejo ir el aire de sus pulmones, sino que además ahora podía sentir su corazón latir nuevamente. Kyle no lo sabía, pero había sido parte de una treta en favor de Roxana.
El resto sucedió sin mayores problemas, salvó por la mirada furiosa de Makü, inquisidora y vengativa, con la que vio una última vez a Kyle y Roxana antes de marcharse con Darumaka en brazos y perderse entre la gente que igualmente se alejaba.
―Por poco...―suspiró aliviado, su compañero sentándose en el suelo con cansancio―. ¿Qué sucede con ese chico?
Pero Roxana seguía sorprendida de la destreza e inteligencia mostradas por el joven extranjero. ¿Este era el nivel de los entrenadores de Kanto? Una y mil veces se preguntó aquello, pero se seguía sorprendiendo aún más de la tranquilidad y valor con que el chico había afrontado al molesto de Makü.
Más tarde, cuando finalmente recobró un poco la compostura, le explicó a Kyle la situación con más detenimiento y calma.
―¿Un pretendiente?
―Puedes verlo de esa forma―dijo molesta con aquel pequeño recordatorio de un impertinente Makü invitándola a una cita en frente de su padre―. ¡Qué vergüenza!
Pero Kyle se sentía afortunado observando como la chica se moría de la vergüenza y se volvía roja como un tomate, recordando algo de lo que él jamás tendría conocimiento.
―Lo que bien termina...―dijo en un suspiro casi inaudible―.
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