Capitulo 7
Estaban entretenidos y la pasaban bien, como cualquier otro joven de su edad, paseando y charlando un poco.
Roxana había accedido a ayudar al turista con su problema de alojamiento con gusto, aunque claro había una condición.
―¿Realmente hay que hacer esto, Roxana?
―¡Claro!―dijo ella, confianza en su voz―. No puedo pedírselo a nadie más.
A Kyle le parecía una mala idea, y estaba convencido de ello pues, ¿qué turista, en su sano juicio, lejos de su tierra natal, se atrevería a desafiar al mejor entrenador de la isla, solo por capricho de una chica a la que acababa de conocer?
Ciertamente, su caballerosidad llegaba muy lejos, pero no era solamente por eso. Impresionarla con sus habilidades y destrezas entrenando Pokémon sumaria puntos en su afán de... ¿conquistarla?
Caminaron un poco por el pueblo, Roxana se detuvo a saludar a algunas cuantas personas, les presentó al recién llegado, y luego de unos veinte minutos en los que el cielo se manchó de tonos morados y anaranjados, alguien se puso intencionalmente en el camino de los chicos.
―¡Cuánto tiempo!―dijo el sujeto, un veinteañero de gran altura y cuerpo compacto, sonrisa confianzuda en su rostro―. ¿Has pensado en lo que te dije, Roxana?
―¡Claro que sí!―dijo ella, un puño en su garganta―. Puedes ir buscándote a otra, Makü. Creí que mi padre te lo había dejado bien claro. ¡No le pertenezco a nadie!
Kyle se mantuvo al margen, confuso y sorprendido por la repentina actitud hostil de Roxana con el sujeto fortachón y de impresionantes abdominales. Su rostro encendido era lo que más admiraba de esta nueva Roxana.
Pero no pudo quedarse solo observando luego de que el tal Makü se cansara de escuchar a la chica y la tomará del brazo con brusquedad. Kyle hizo así acto de presencia y, sujetando la muñeca del otro sujeto, separó a Roxana de ellos y la cubrió con su cuerpo, ella detrás del joven universitario.
―Será mejor que no te metas, extranjero.
Esta vez, aquella palabra iba cargada de cierto resentimiento y aversión. Makü se soltó y se puso a la altura de Kyle, su cuerpo dando la sensación de un imponente enemigo al que no provocar.
―Mira―su voz nerviosa―. Generalmente, no me hubiera metido en esta discusión pero, viendo como la tratas y le hablas, pudo adivinar que mi intrusión no es del todo equivocada. ¿Cuál es tu problema con Roxana, amigo?
Pero Makü no respondió, y en cambio se separó unos pasos de Kyle y Roxana y sacó una Pokéball que llevaba atada al cinturón de sus pantalones de jean tipo pescador.
―¿Esta es la tontería que se te ocurrió, Roxana?―dijo de forma despectiva―. Lo haremos así entonces. No me cuesta nada derrotar a uno o dos tontos.
Makü lanzó su Pokéball al aire y esta estalló en una gran luz que, luego de unos segundos suspendida en el aire, tomó forma hasta tocar el suelo y revelar a un Pokémon del tipo fuego, en apariencia ingenuo.
Aún así, Kyle sabía que debía de andarse con cuidado con este Pokémon. Pero de todas formas, y él mismo se lo preguntaba, ¿por qué tenía que combatir en una batalla Pokémon?
Volteo a ver el rostro de Roxana, ella emanando preocupación en su mirada fruncida, incapaz de decirle nada al joven que tendría que batirse en duelo en su nombre.
―¿Podríamos hablarlo siquiera?
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