Capítulo XV

     No hay más remedio que detenernos cuando anochece.

     Levantamos la tienda de campaña y Skyler enciende el fuego. Para hacer eso, Kaoru Itou nos proporcionó un aparato que tiene forma circular. Sólo hace falta presionar un botón para encenderlo y es a prueba de todo, según dice Skyler. De todo, excepto del agua.

     Es una pena, me habría encantado encender ese aparato en el fondo de un estanque.

     La tecnología de la Elite me asusta en ocasiones.

     Sheryl y yo al fin cambiamos nuestras ropas. Gracias al frío que hace, no pudieron secarse del todo mientras andábamos. Lo único que conseguimos fue que el agua helada nos dejara marcas rojas en la piel, igual que cuando sostienes un hielo durante mucho tiempo. Tus dedos se ponen rojos por un momento antes de tornarse de color morado.

     Estamos un poco entumecidas, así que le pedimos a Flareon que nos acompañara un rato. También saqué a todos mis Pokemon y con tanto calor que irradia de sus cuerpos, al menos el interior de la tienda se siente más reconfortante.

     Tenemos que permanecer descubiertas un rato para que nuestros cuerpos se adapten lentamente al calor. Fue un consejo de Harumi. Ella dice que si recibimos calor muy abruptamente, sufriríamos un paro cardiaco. Así que Sheryl cerró la cremallera y nos quedamos dentro, vistiendo solo con nuestra ropa interior y camisas blancas de algodón que nos quedan demasiado holgadas. Parecen batas de dormir, nos llegan hasta las rodillas.

     Daría lo que fuera con tal de poder quitarme el frío con un buen baño caliente.

     Cuando vuelva a casa, será eso lo primero que haga. Tomaré un baño de burbujas y me quedaré en la tina hasta que mi piel se arrugue tanto como una pasa. 

     Sheryl se recostó en su saco de dormir y colocó los brazos detrás de la cabeza. Se le nota tan despreocupada, como si no tuviera miedo de contraer una neumonía.

     Yo, por otro lado, me recosté apoyando mi cabeza en el lomo de Ponyta. Tengo a Cyndaquil en mi regazo y a Charmander acurrucado sobre mis pies. Growlithe se echó a un lado mío para poder acariciarlo, igual que Vulpix.

     Si tan solo Diamond se nos hubiera unido y estuviéramos bebiendo chocolate caliente frente a alguna chimenea, diría que no quisiera levantarme nunca.

     — ¿Están visibles, chicas? —pregunta James desde fuera.

     — ¿Qué demonios quieres, Harrison? —le responde Sheryl.

     —Skyler ha servido el chocolate caliente —responde él—. Pensé que quizá les vendría bien un poco.

     Sheryl se levanta para abrir la cremallera.

     Es una sinvergüenza.

     ¡Está casi semidesnuda y no parece importarle!

     Cierra la cremallera de nuevo antes de que James pueda mirar hacia el interior. Me da una taza de chocolate caliente y ella le da un sorbo a la suya. 

     ¡Está delicioso y tiene malvaviscos!

     —No sé qué opines tú, y realmente no me importa, pero yo voy a vestirme —dice Sheryl.

     Yo lo haría, pero no quiero levantarme.

     —Por cierto, no hace falta que me agradezcas haberte salvado el trasero de nuevo —se queja.

     ¿No lo hice?

     —Gracias por haberme salvado.

     —Un agradecimiento no va a curar la hipotermia.

     Me dedica un guiño y ambas reímos.

     —Tienes un novio tan cobarde como una gallina, por cierto —comenta y reprime una carcajada.

     Escupo el chocolate caliente y toso un par de veces.

     — ¡James no es mi…! —Exclamo, pero mi voz se apaga hacia el final de la frase—. James no es mi novio…

     —No entiendo cómo Harrison pudo tener tan mal gusto —se burla y me lanza mi muda de ropa.

     —Estás celosa, es eso.

     —James y Perla sentados en un árbol…

     — ¡Ya basta, no tenemos ocho años!

     Reímos a carcajadas.

     Esto me hace recordar aquella ocasión en la que el colegio nos llevó de excursión a Los Ángeles. En el hotel, ocuparíamos una habitación por cada cinco estudiantes. Julie/Jay y yo estábamos con tres compañeras más. Una noche, Tara Casey (a quien llamábamos Tara Pecas por tener pecas sobre la nariz) nos dijo que Teddy Kunnor, de un grado superior, le había obsequiado un dibujo hecho por él mismo. Eran dos Espeon que se tocaban las narices como si estuviesen besándose. Luego de darle el dibujo, Teddy besó la mejilla de Tara. Esa noche no dejamos de cantar la canción de Teddy y Tara sentados en un árbol, hasta que Tara comenzó con el desquite y se burló de Julie/Jay que estaba locamente enamorada de un Entrenador Pokemon de noveno grado.

     Me pregunto si Sheryl también habrá pasado por algo así. No parece ser el tipo de chica que hace fiestas de pijamas. 

     — ¿Puedo hacerte una pregunta? —me dice mientras ata su cabello en una coleta.

     —Seguro.

     — ¿Qué harás cuando todo esto termine?

     Pregunta difícil.

     —Supongo que volveré a casa con mi familia. Volveré al colegio y esas cosas. ¿Qué harás tú?

     — ¿Yo? Volver a Crown Corners, el Gimnasio Pokemon de mis padres.

     Vaya…

     Sheryl será Líder de un Gimnasio y yo tendré que volver a casa, posiblemente castigada de por vida.

     Qué injusto.

     —Así que, James y tú…

     ¡No de nuevo!

     —Sólo somos amigos.

     Entiendo que quiera evadir el tema de retomar su antigua vida pero, ¿es necesario fastidiarme con el tema de James?

     Me enfada tanto que hizo que me levantara para vestirme.

     Tan cómoda que estaba…

     — ¿Cómo pasó?

     — ¿Cómo pasó qué?

     —Ya sabes, Harrison y tú.

     Suelto un cansino suspiro.

     —James me besó cuando estábamos en la torre donde Mewtwo se ocultaba.

     —Bueno, ese idiota sí que tardó bastante...

     — ¿Qué? ¿Tú lo sabías?

     — ¡Pues claro! Tú eras la única que no se daba cuenta. 

     —No puedes culparme. ¡Jamás tuve un novio antes! ¿Cómo iba a saberlo?

     Ella sólo ríe a carcajadas.

     —Odio admitirlo, Cobby. Pero te extrañaré cuando esto haya terminado.

     ¿Qué?

     — ¿A qué te refieres?

     —Bueno, es obvio. Cuando este viaje termine, todos tomaremos caminos distintos. 

     —Pero… Podemos volver a vernos, ¿no es así?

     —Quizá. Pero el país es demasiado grande.

     Me dedica otro guiño. 

     ¿Cómo es que toma todo tan a la ligera?

     —Pues yo iré a visitarlos. A todos.

     Además, no estoy dispuesta a dejar que lo mío con James quede en un par de besos solamente.

     Sheryl separa los labios para responderme, pero se interrumpe por la explosión que se escucha afuera. Hay silencio por dos segundos y otra explosión saca volando la tienda de campaña con nosotras dentro.

     ¿Qué es?

     ¿Un Pokemon salvaje?

     ¿Umbreon?

     ¿La Elite…?

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