Capítulo X
¿Cómo podría cualquiera dormir con este maldito frío?
Pues claro, con esos sacos para dormir, Perla y los demás no pasan tanto frío como nosotros. Pero los sacos son tan pequeños que no podemos dormir dentro con ellos. Flareon no tiene ningún problema con dormir así, es un Pokemon de Tipo Fuego después de todo. ¿Qué frío podría tener? Mewtwo, ese cretino, se ha quedado dormido cerca de Flareon para no pasar frío. Lucario está dentro de su Pokebola Pero, ¿y yo? No pienso dormir afuera. Debería tener mi propio saco para dormir.
—Mamá…
No puede ser…
No es la primera vez que Perla dice eso a mitad de la noche. Se retuerce dentro del saco de dormir, las lágrimas brotan de sus ojos. Seguro es una terrible pesadilla.
—Mamá… Perdóname…
No es culpa tuya, Perla.
Nadie se imaginaba que las cosas sucederían así.
James despierta y se talla los ojos con los nudillos para poder abrirlos totalmente. Saca un brazo para rodear a Perla y atraerla hacia sí mismo. Le besa la frente y ella se acurruca a su lado.
Nunca terminaré de entender a los humanos.
Afuera hay una ventisca. No es demasiado fuerte, resulta en verdad revitalizante. Creo que si no puedo dormir, no haría daño quedarme afuera un momento.
Harumi está haciendo la guardia. Encendió una fogata y está acurrucada cerca de la entrada de la tienda de campaña. Se ha envuelto en un cobertor de color azul. Sus ojos están rojos e hinchados como si hubiera estado llorando. ¿Por qué los humanos son tan débiles y llorones?
— ¿No puedes dormir?
¿Por qué me porto tan amable con esa habladora?
¡Es ella quien se la pasa diciendo que es mi Entrenadora!
Ella no es mi Entrenadora. Sólo tengo una Entrenadora y esa es Perla.
Ahora entiendo porqué Mewtwo está tan furioso con todos nosotros, jamás creí que llegaría el día en el que aceptara tener a una Entrenadora.
—Deberías entrar, adentro estarás mejor —me responde Harumi.
— ¿Cómo lograste encender el fuego?
Dudo mucho que en un sitio tan frío sea la cosa más fácil encender una fogata.
—Tecnología de la Elite —dice y se encoje de hombros.
Claro.
— ¿Tampoco tú puedes dormir? —me pregunta.
—Sólo quise salir a estirar las patas. No es que quiera estar contigo ni nada parecido.
—No tienes que hacerte el duro, antes fuimos buenos amigos.
De nuevo con eso…
—Yo jamás te había visto antes de llegar a tu mansión —le digo y me dejo caer a sus pies, cerca de la fogata—. Eres una cretina habladora.
—Ya lo expliqué, la Elite te ha borrado la memoria para que no le des a Perla información que pueda resultar comprometedora para los sujetos que la contrataron.
Soy un Dios Legendario, humana estúpida.
Nadie puede borrarme la memoria.
— ¿Y qué información podría ser esa? —le pregunto.
—Advertirle que morirá si sigue provocando a tus amigos. Aunque, a decir verdad, tengo que darle crédito. Perla sabe cómo tratar a los Pokemon. Tiene un don para hacer que ustedes confíen en ella.
—Yo no confío en ella. Sólo quiero terminar con esto.
Y si confío en ella, no es algo que a Harumi le incumba.
— ¿Y crees que ella te libere una vez que todo haya terminado?
—Pues claro que lo haría —le respondo y alzo un poco la voz—. ¡Perla no quiere encerrarnos como el resto de ustedes! ¡Ella sólo quiere nuestro bienestar!
Ella sonríe.
Mierda, ¿por qué he defendido a Perla?
—Lo que Perla quiere es salvar la vida de su madre —dice Harumi—. A Skyler y a sus amigos también. No sabe lo grave que es la situación. Esto no terminará nada bien.
—Sé que Perla puede conseguirlo. Ella es más fuerte de lo que crees.
—Mamá… —se escucha su voz desde el interior.
Harumi niega con la cabeza.
—Una Entrenadora que llora por su madre no puede ser capaz de enfrentar a la Elite.
¿Pero qué tonterías dice esa habladora?
Me enfurece.
— ¡Perla puede hacerlo! Tú no la conoces tanto como yo. Ella es más valiente de lo que te imaginas.
— ¿Qué ha hecho de especial como para compararse con la Elite?
Pero, ¿qué pasa con esta humana?
¿Por qué duda tanto de Perla?
—Para tu información, en las Islas Malvinas vimos a un grupo de Entrenadores golpeando a algunos Pokemon inocentes —le digo—. Al ver lo que estaba pasando, Perla intentó defenderlos. Y cuando Sheryl y los demás se negaron a continuar, Perla decidió ir por su propia cuenta a buscar a Flareon. Cuando lo enfrentamos, Perla no se dejó derrotar tan fácilmente y estaba dispuesta a cumplir con la misión, aún a costa de su propia vida.
—Eso no es tan…
—Cuando fuimos por Lucario y vimos a Skyler con golpes en todo el cuerpo, Perla estaba más que dispuesta a defenderla. Enfrentó a Jay Jason incluso a sabiendas de que era una mujer de cuidado. Incluso peleó con Sheryl para hacerla entrar en razón y demostrarle que Skyler no es mejor que ella. Y cuando Sheryl fue atacada por Onyx, fue Perla quien la defendió. También enfrentó a Mewtwo, a los hermanos Roosevelt… Ella puede hacer todo lo que se proponga.
—Eso no es suficiente.
—Quizá no sepa mucho de los humanos, Harumi, pero sí puedo decirte lo que Perla hará aquí en Alaska. Ella estará dispuesta a continuar, a llegar hasta el escondite de Umbreon. Y cuando estemos ahí, será Perla quien lo atrape.
—Tienes mucha fe en ella —dice y se encoje de hombros—. Pero no es suficiente. Para luchar contra la Elite se necesita ser una bestia despiadada y sin corazón. Lamentablemente, Perla tiene corazón de sobra. No sobrevivirá.
Me levanto y le doy la espalda para volver a la tienda de campaña.
—El hecho de que le preocupe el destino de su madre, no significa que no sea capaz de salvarla de la Elite —le digo y vuelvo a donde están los demás.
Sé que lo que digo es verdad. Perla puede hacerlo.
Tengo toda mi confianza depositada en ella.
Además, yo estaré a su lado sin importar nada.
¿Qué podría salir mal?
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