Capítulo XX
Una nube de polvo cae sobre nosotros y tenemos que apretar el paso.
Bajamos hasta la primera planta donde nos habíamos topado con las púas. Han desaparecido ya, pero no podemos salir pues las puertas del tubo de cristal no quieren abrirse.
Pareciera que todo ha tardado demasiado cuando, en realidad, hace casi un minuto fue que comenzó todo.
—Cubran sus ojos —dice Diamond.
Obedecemos y tan sólo escuchamos el sonido que produce su ataque. Los cristales vuelven a volar y finalmente nos encontramos libres. Diamond sujeta mis pantalones entre sus dientes para tirar de mí para que apriete aún más el paso. Las explosiones que ocurren afuera están consiguiendo hacer que la puerta del templo se sacuda.
Estamos muertos.
—Tendremos que luchar para salir de aquí —dice James.
— ¿Por qué están haciendo esto? —le pregunto aterrada.
¿Van a matarnos?
¿Hemos hecho algo mal?
—Sea lo que sea, tenemos que salir de aquí —dice Onyx.
—Déjenmelo a mí —dice Diamond con valentía.
Echa a correr hacia adelante y se prepara para lanzar un ataque totalmente diferente. Sus colas danzan antes de que los diamantes se toquen. El resplandor azul sale disparado de ellos y se une con otros tres resplandores que salen de sus ojos y de su boca. La explosión es tal que las paredes vuelan a nuestro alrededor y tenemos que echar a correr para evitar que el templo entero se caiga sobre nuestros hombros. Diamond nos sigue sin dejar de lanzar su técnica especial, los sujetos de gabardina negra que son alcanzados por la onda destructiva caen de espaldas, inconscientes o peor, con su cuerpo entero emanando humo.
Todo pareciera ocurrir en cámara lenta.
El helicóptero sigue sobre nosotros y no dejan de dispararnos, Sheryl recurre de nuevo a la ayuda de Dewgong para protegernos. Dewgong usa sus ráfagas de aire gélido para congelar las balas que vienen desde el cielo. Onyx tiene el apoyo de un Electrode, James llama a un Hitmonchan. Y yo…
¡Maldición!
¡Justo ahora recuerdo que dejé mis Pokebolas en…!
— ¡Cobby, toma esto!
Sheryl me lanza mis Pokebolas y yo las atrapo dando un salto. ¿De dónde demonios las sacó?
Como sea, llamo a Growlithe para luchar cuando escuchamos un aleteo sobre nuestras cabezas. Levanto la mirada y veo a un Lugia acercándose a nosotros.
— ¡Vengan conmigo!
¡Es Skyler!
Lugia baja lo suficiente como para que Skyler pueda estirar una mano y yo doy un salto para tomarla. Sheryl hace lo mismo pero la batalla abajo no se detiene.
— ¡Fox! ¡Harrison! ¡De prisa! —urge Skyler.
Estoy demasiado confundida, ¿qué demonios está pasando?
James estira una mano y Skyler lo ayuda a subir. Las detonaciones se reanudan y vemos a Onyx caer cuando uno de esos sujetos lo golpea en la cabeza con el mango de su arma.
— ¡¡Onyx!! —gritamos con fuerza.
Lugia levanta el vuelo y Diamond da un salto para alcanzarnos, así como llamamos de vuelta a todos nuestros Pokemon.
A pesar de nuestros gritos, seguimos alejándonos en los aires y sólo vemos a Jay bajar del helicóptero para tomar a Onyx por los hombros.
— ¡¡Onyx, no!!
Pero pronto dejamos de ver lo que ocurre debajo y lo que antes era sólo un fragmento de un bosque se transforma en una vista entera de la isla. Seguimos subiendo en los aires, y yo suelto un par de lágrimas cuando me doy cuenta de la gravedad del asunto. Si iban a matarnos y Onyx se ha quedado ahí…
—Estará bien —nos asegura Skyler con voz trémula.
Pero no puedo creerlo.
Estoy tan confundida…
Así que sólo dirijo una última mirada hacia abajo, sintiendo la forma en la que Sheryl se aferra a mis hombros para no caer, y suelto un par de lágrimas cuando exclamo con voz tan fuerte que me desgarra la garganta:
— ¡¡¡Onyx!!!
CONTINUARÁ...
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