El Aroma de la Sospecha y el Humo de las Mentiras, la Distracción perfecta
-Joder, nos han vuelto a partir la cara - expresó Álvaro con ganas de escupir al suelo, como su compañero allí presente.
-Sí, y mira que lo hemos dado todo, pero no todo ha sido inútil. Nuestros tres iniciales han evolucionado, cago en Dios – escupió Sancho como único punto positivo a resaltar, mostrándose extrañamente optimista para lo que acababan de vivir.
-Ya que mencionas esos logros... - la cabeza de Álvaro se centró repentinamente en lo que tenía a su lado. Por un lado, Typhlosion había llegado por fin a su última etapa evolutiva, y el poder destructivo que podría alcanzar haciendo uso de sus llamas y el ataque Estallido sería devastador para sus enemigos. Y además, allí mismo se encontraba la raíz de sus obsesiones de las últimas semanas, la bestia que le había estado quitando el sueño y por la que sentía un intenso deseo de obtenerla, el pokémon catástrofe que había acudido en su ayuda más de una vez y se había llevado un par de palizas luchando a su lado, que al igual que su camarada, estaba para el arrastre, así que aprovechó la ocasión para acercarse a él en lugar de dejarle escapar otra vez –. Absol, has estado brutal. Eres un pokémon jodidamente épico y espectacular, has tenido los cojones de plantarte a mi lado delante de ese pedazo de cabrón y darle pelea aun sabiendo que nos podía partir la cara, y has estado ahí siempre que han querido provocar una puta catástrofe. Sé que tú no eres el causante, y toda esa mierda que ese gilipollas ha soltado de ti no son más que sus paranoias y fumadas; y la única razón por la que estabas allí era para avisarnos y que pudiéramos hacer algo al respecto después de que atacaran Doñana la primera vez – le expuso su acertada deducción basada en los comentarios del propio Tiziano y lo que el difunto guía del Parque le había contado durante la excursión –. Llevo buscándote desde que te vi en Sanlúcar, y ahora que sé la razón por la que nos has estado alertando tanto de todo lo malo que ha ido sucediendo en nuestro camino, es porque querías que nos enfrentáramos juntos a esa panda de hijos de puta. Así que, si quieres ser capaz de plantarles cara la próxima vez que los veamos, ven conmigo para hacerte verdaderamente fuerte; pero antes de nada debes tener claro que no soporto la debilidad, mis camaradas son puras bestias que luchan por mí y por sí mismos para destrozar a nuestros oponentes precisamente atacando sus debilidades – le quiso aclarar la dureza de sus métodos aun a riesgo de que el pokémon pudiera rechazarle mediante la parla –. Así soy yo, sé que soy un cabrón, pero tampoco soporto a esos cabrones que tanto nos han puteado, a ti y a mí. La decisión es tuya, camarada, venirte conmigo y poder hacer algo con los que no dejan de causar catástrofes; o seguir pululando por ahí y no hacer más que alertar a los pobres desgraciados que estén cerca cuando esos bastardos empiecen a liarla.
Pudiera parecer muy bien pensado, pero lo cierto es que Álvaro había improvisado totalmente semejante discurso sugestionable, y ni siquiera estaba seguro de si iba a surtir efecto. De lo que sí estaba seguro era que le faltaba un miembro en su equipo, y quería que ese último camarada que necesitaba en sus filas fuera el fabuloso y misterioso pokémon catástrofe.
En caso de rechazarle, Álvaro tenía claro que habría evitado que escapara valiéndose del Mal de ojo de Dusclops, pero para su fortuna, el valor de su discurso lleno de orgullo pero con sinceridad en sus intenciones surtió el efecto deseado en su objetivo.
Intuyendo para sí que aquella era la decisión correcta para hacer lo que debía hacer, Absol terminó arrodillándose en una reverencia ante Álvaro como gesto de respeto y aceptación, y para reafirmar su respuesta, él mismo se metió en la pokéball que había depositada entre ellos. Cuando la esfera blanca y roja terminó de vibrar, la captura del último y más ansiado pokémon de Álvaro se había completado.
La emoción que invadió al joven entrenador fue tal que le hicieron imposible disimular semejante sentimiento, llevándole a dar fuertes pisotones sobre el suelo embarrado, y continuó soltando un grito ensordecedor de triunfo que debieron oír hasta en Portugal. Semejante dicha hicieron que Álvaro se olvidara de la dura derrota que acababa de sufrir.
-Bien hecho – le felicitó Cris, sacándose de su trance de ensoñación –. Me alegro mucho por ti, te lo mereces... – pero la duda volvió a sus palabras, pues pese a tener la iniciativa, no quería dar malas noticias cuando su amigo era tan feliz –. Igualmente, todos nuestros esfuerzos, por mucho que hayamos mejorado, han sido completamente en vano contra ella por mucho que tratase de levantarnos la moral al final... - asumió aún dolido por su derrota.
-No... no todo ha sido en vano – replicó Sancho, casi en un susurro incrédulo.
Y en aquel momento de divagación y reflexión, Sceptile y el propio Sancho recibieron el estímulo necesario para seguir en pie tras lo sucedido.
-¡Y tanto que no ha sido en vano, me cago en la puta! – gritó Sancho extasiado, como si hubiera sido alcanzado por una entidad superior.
Sus amigos se desconcertaron ante semejante reacción, pero lo entendieron cuando caminaron hasta donde Margarita había estado situada luchando, se agachó sobre el fango, y recogió de allí en medio el cigarrillo especial que tiró allí mismo justo antes de marcharse.
-Aquí está la pista que buscábamos, podemos seguir su rastro a través del olor de sus cigarrillos especiales, y atraparla "legalmente" usándolo como prueba de que fue la causante de lo sucedido aquí – aventuró a expresar su idea al tener aquel cigarrillo en sus manos.
-Igualmente, eso no sirve como prueba para incriminarla de nada – puntualizó Álvaro imponiendo su visión realista del asunto –. En el hipotético y demasiado fantástico para creérnoslo caso de que la llevásemos a juicio, podría alegar perfectamente que tú se lo robaste y sería tu palabra contra la suya, o que simplemente estaba dando un paseo por la zona y lo dejó caer. En ese caso el máximo castigo que recibiría sería una multilla de mierda, así que no te hagas muchas ilusiones con ese tema.
-No, pero puede rastrearla hasta su escondite, si es que tiene uno aquí, en Huelva, podría llevarnos hasta él y allí sí podría haber más pistas – replicó Cris aportando luz al tema.
-Eso sí. Por no hablar de que tendrá sus huellas por todos lados, y su saliva para averiguar su ADN. Prácticamente ese cigarrillo es una mina de pistas – añadió Álvaro agradado por la iniciativa de su camarada.
-Vamos a seguir su rastro entonces – decidió Sancho con determinación, escupiendo al suelo.
-De acuerdo, yo tengo que recoger la moto, mandadme ubicación cuando los tengáis más o menos localizados, pero no hagáis nada vosotros solos, esta vez hay que ser más listos que ellos. Tenemos esta oportunidad de oro y no podemos desaprovecharla – ordenó con diligencia cerciorándose de la importancia de la situación en la que estaban.
-Tienes razón, ¿te importaría devolver las bicis plegables que dejamos junto a tu moto? Solo tienes que dejarlas colocadas en el sitio y punto – le pidió Cris con la duda de si aceptaría.
-Como queráis, ahora nos vemos – concluyó Álvaro marchándose a paso ligero.
Centraron de nuevo su atención en el cigarrillo encontrado, en el cual se habían estado concentrando haciendo todo el uso posible de sus facultades tanto entrenador como pokémon. Sancho y Sceptile habían desarrollado mucho su sentido del olfato, y larga había sido su experiencia con los cigarrillos, así que sabían cómo identificar enseguida a alguien fumador y hasta qué tipo de cigarros consumía.
Con semejante talento en su haber, Sancho y Sceptile, acompañados por Cris y su Decidueye, siguieron el rastro hacia el este. Caminaron sobre el fango y el césped arrasado, cuidándose de los árboles caídos y los cenagales, así como las charcas profundas que pasaban desapercibidas a simple vista. Estaban muy cansados después de todas las experiencias vividas aquel día, pero su deseo de "hacer justicia" a su modo por todo lo que sabían de aquellas personas les motivó a seguir adelante.
Finalmente, llegaron a lo que parecía un callejón sin salida, pues el camino estaba "cortado".
-Han cruzado por el Río Odiel, y seguramente han vuelto a la ciudad para esconderse allí – dictó Sancho al pararse frente a la orilla oeste del río, mirando lo que tenían delante.
Cris meditó sobre la posibilidad de perder el rastro o retrasarse demasiado por culpa de aquel obstáculo, pero de nuevo, se negó a aceptar otra derrota, y pensó rápidamente en la alternativa. Y a su vez, llevado por su terquedad, Sancho hizo lo propio, llegando a una posible solución casi a la vez.
-Cruzaremos – dijeron juntos.
-Está bien, pero creo que deberíamos hacerlo por separado. Gligar no es lo suficientemente fuerte para cargarme ni siquiera a mí, y creo que tu Staravia tampoco.
-Aún no lo es, pero después de ver al puto Aerodactyl de Manuel llevándonos a él y a mí juntos hasta el Virgen del Rocío la otra noche, tengo que hacer que mi propio pájaro sea capaz de llevarme por ahí en un futuro – comentó Sancho con terquedad, incapaz de quedarse atrás de otro de sus compañeros por el que ya no sentía tanto recelo –. De todas formas, no hace falta volar para pasar por aquí.
-¿No? ¿Quieres ir nadando? Horsea es muy pequeño y aún está herido – dijo con perplejidad.
Sancho sonrió con un poco de arrogancia, y tomó a su recién evolucionado pokémon inicial del hombro con plena confianza.
-Cruzaremos, y lo haremos de un salto – zanjó con orgullo y determinación.
Había demasiadas cosas que no convencían a Cris acerca de semejante decisión, bien porque sus pokémon acababan de adquirir una fuerza muy superior a la que tenían antes, pero no podían estar seguros del alcance de las mismas. Sin embargo, él no se atrevió a contradecir la idea de su amigo, y lejos de eso, le dio la idea de hacer lo propio con su inicial.
-Está bien, entonces yo sí cruzaré volando, Decidueye sí parece lo suficientemente grande y fuerte para cargarme, ¿a que sí? – le preguntó directamente a su pokémon.
Deicidueye había mantenido una actitud mucho más reservada y sombría desde que evolucionó, y Cris había sentido cierto temor de que este último proceso le hubiera cambiado en gran medida para poder seguir conservando la relación que habían tenido desde el primer día que se conocieron. Para su fortuna, la fantasmal lechuza había obedecido todas y cada una de sus órdenes con iniciativa, y esta no iba a ser la excepción, por lo que respondió a su pregunta ajustándose la capucha de hojas con estilo, y alzando el vuelo en solitario.
El inicial desplegó sus alas y ascendió al cielo con un estilo siniestro pero espectacular a su modo. Cuando ya hubo alcanzado suficiente altura en aquel lúgubre cielo gris, descendió dejándose caer de espaldas. Cayó dejándose llevar por el viento, sintiendo las corrientes de aire a través de su plumaje, y cuando ya estuvo a la distancia deseada, se enderezó con clase y agarró a su entrenador valiéndose de sus fuertes garras de ave. Juntos, se elevaron en el cielo con el impulso suficiente como para cruzar el Río Odiel sin ningún problema.
Dicho momento, mientras se mantenían a muchos metros sobre el nivel del mar, fue el perfecto para que Cris tomase una foto, pues fue algo que no querría olvidar jamás.
-Te has vuelto muy fuerte, amigo mío – le felicitó con toda la ilusión de su corazón, incapaz de resistirse a darle un gran abrazo lleno de cariño por todo el progreso logrado.
Aun con aquel aspecto y actitud aparentemente fría y distante, Cris vio que aquel pokémon seguía siendo en su interior el mismo pequeño, cariñoso y dormilón Rowlet que hubo recogido en el Laboratorio del Profesor Alcornocales hacía más de un mes, y verlo tan cambiado en poder y apariencia le dio la confianza y la certeza de que él mismo también había evolucionado como persona, pero no había dejado aquellos aspectos esenciales que tanto le caracterizaban.
De forma similar, aunque con mucha más simpleza, Sancho había tenido la seguridad de que Sceptile podría hacer lo que le ordenase, pues ahora que por fin había alcanzado su última etapa evolutiva, sentía que los límites que se impusieran estarían muy por encima de lo imaginable. Y a diferencia de Decidueye, el temible reptil bípedo siempre había mantenido aquella actitud carismáticamente arrogante desde que le recogió siendo un Treecko, solo que ahora su poder era inmensamente superior.
Con toda esa confianza depositada en su compañero, Sceptile retrocedió unos cuantos metros para coger carrerilla, y en un destello verde que recorrió la planicie en menos tiempo del que su entrenador pudo concebir, el inicial le tomó entre sus brazos, y con la fuerza del impulso y de sus tan desarrolladas patas, dio un salto bestial que les elevó a ambos en el cielo casi a la misma altura que su amigo había logrado segundos antes. Y cuando se quiso dar cuenta, ya estaban en la otra orilla.
Aquel atajo tomado les permitió reducir por mucho el tiempo y la distancia que habrían tenido que recorrer en caso de volver por donde habían ido hasta las Marismas. Ahora, podían seguir adelante en busca de sus objetivos sin miedo a perderles el rastro por falta de tiempo.
Se encontraban al sur de Huelva, justamente en la intersección formada entre los Ríos Odiel y Tinto, en la orilla perfecta desde la que pudieron ver, a lo lejos en otra orilla, junto a Palos de la Frontera, el Muelle de las Carabelas. Ese era uno de sus destinos por visitar en su paseo por la ciudad, pero por falta de tiempo tuvieron la buena fortuna de cruzarse con ese sitio.
Igualmente, no perdieron el tiempo, y para ir más rápido, decidieron hacer uso de sus amigos nuevamente. Ya habían superado el obstáculo aparentemente más complicado, ahora el problema era acortar distancias para continuar el rastro, que se extendía hacia el norte, de vuelta a la ciudad de Huelva.
Lógicamente no podrían hacer lo que tenían en mente durante demasiado tiempo ni trayecto, por lo que solo lo harían hasta que sus pokémon aguantasen, pues se encontraban muy cansados tras los combates librados todavía.
De nuevo, Decidueye y Sceptile les tomaron de forma similar a la de antes, y repitiendo los movimientos realizados, lograron pasar por la tan denostada zona del Polo Químico de Huelva prácticamente sobrevolándolo, y llegaron a la ciudad casi hasta la misma zona donde empezaron el día, junto a la estación de Huelva-las Metas.
Cuando se quisieron dar cuenta, ya estaba atardeciendo, el cielo gris en el horizonte podía dejar entrever ciertos colores rojizos a través de las nubes que lo empañaban. Mayor y más agradable fue su sorpresa cuando, retomando el aliento y ajustando el rastro del cigarrillo sentados en bancos frente a la estación, una sorpresa les dio un vuelco el corazón.
-¿Qué pasa, Vulpix hembras? – les saludó su amigo con su característico humor.
Adrián había llegado en el último tren que había parado, estaba vestido con su peculiar gabardina morada, su estridente pajarita de colorines y su gran sombrero de copa; además, venía acompañado de su pequeño Cubone, quien le seguía como si fuera su propia madre.
-Eso digo yo, ¿por qué vienes tan tarde, y solo? – le preguntó Sancho casi con tono acusatorio.
-Ah, cosas mías. Tenía que hablar con mi hermana, que ha vuelto por fin a España por trabajo para entrevistar a ciertas personas importantes y me lo quería contar en persona, aunque me llamó a última hora. Me dejó en la Estación de Sevilla Santa Justa cuando ya todos se habían venido hacía rato – explicó así la razón de su retraso respecto al resto de sus amigos –. Así que soy el último en llegar, porque todo lo bueno se hace esperar – se dio el lujo de presumir pese a su tardanza.
-Anda, no sabía lo de tu hermana. Pero ya que estás aquí te lo contaremos todo – dijo Cris como respuesta a la explicación detallada que acababa de darles.
Le narraron todo lo sucedido desde que se fueron por la mañana antes de comer, desde su llegada e impresiones pobres de la ciudad, omitieron los detalles del combate de gimnasio, y todo lo sucedido en las Marismas del Odiel.
Tardaron lo mínimo posible en explicárselo, pues la conclusión era la situación actual, rastrear a Margarita hasta donde fuera que se estuviera escondiendo para encontrar más pruebas en su contra en caso de haberlas. Y mientras hablaban, aprovecharon para mandarle a Álvaro su ubicación a tiempo real.
-Oh mamá... pues os falta tiempo para correr – de nuevo se dio el lujo de bromear antes de ponerse serio –. Después de todo lo que habéis pasado, si queréis os acompaño.
-No, no, tú tira para el Parque Moret, que esto es cosa nuestra – le negó Sancho con brusquedad, tomándoselo como personal.
Cris no dijo nada pero estaba de acuerdo con aquella postura, además de que temía que pudieran descubrirle por su culpa, pues Adrián no era lo que se dice "discreto".
-Nosotros seguimos para adelante, tú sigue tu camino – volvió a ordenarle para dejarlo claro.
-Como queráis, pero si me necesitáis, silbad como un Swablu – bromeó con una sutil metáfora a llamarle por teléfono.
Sin más tiempo que perder, continuaron el rastro. Aunque la intención era ir por separado debido a sus distintos objetivos, la casualidad quiso que ambos tuvieran que seguir por el mismo camino.
Cuando estaban a la altura de la Avenida Andalucía, en pleno centro de Huelva, una moto negra por fin les dio alcance. Álvaro había seguido la ubicación que le habían mandado, y se plantó allí tan pronto como pudo. Pragmático como era, no reparó en más saludos y palabras para Adrián que un simple apretón de manos para demostrar y presumir que seguía siendo mucho más fuerte que él.
El camino que los cuatro siguieron, que casualmente coincidía con el de Adrián, así como las palabras de Margarita, hicieron que Cris y Sancho se preguntasen si cabía la posibilidad de que se estuvieran escondiendo en el mismísimo Parque Moret, y de ser así el caso, no había otra opción más que Paola les estuviera ayudando o estuviera involucrada con ellos.
Pues sí, sus sospechas se confirmaron, pues Sceptile se detuvo justo en frente de la entrada del Parque que hubieron tomado para llegar hasta el recinto del combate de Gimnasio.
-No me jodas... - dejó escapar al tener casi la certeza de sus paranoias –. El rastro se pierde aquí. No sé si han estado de paso por casualidad, o si ya se han largado, pero es un hecho que tienen algo que ver con la Líder, y me jode que así sea – asumió escupiendo con decepción.
-Y a mí... - añadió Cris igualmente apenado – Paola parecía una buena mujer después de todo.
-Pues después de todo, es muy posible que te equivoques – sentenció Álvaro con dureza.
No dijeron nada al respecto, pues aunque les doliese, todo apuntaba a ello.
-Sí, tienes razón. Y además, ya había algo en ella que no me gustaba, pero obviamente no podía estar seguro... - comentó Cris sin ninguna ilusión.
-¿El qué? – preguntó Álvaro intrigado.
-Que se parecía muchísimo a Margarita – respondió por fin revelando las sospechas que había tenido desde la primera vez que la vio –. Tenía ciertas diferencias, como el tono de piel quizá y algún rasgo facial que las diferenciaba, pero no sé... tenían un aire, y un olor, muy similares.
-Cris, sabes que tengo plena fe en tu vista, y en tu olfato, Sancho – comentó Álvaro exponiendo su consideración por sus notables habilidades –. Pero estáis insinuando que una Líder de Provincia está familiarizada con un grupo de criminales, les consiente y apoya en sus trabajitos... – les expuso abiertamente lo que estaban pensando pero les daba demasiado reparo decir en voz alta –. Demasiado jodido para creérselo, pero ahí está la posibilidad.
Pensaron detenidamente en aquello. Que una Líder, una persona que se encarga de representar a su tierra, gestionarla y cuidarla de la mejor manera y asegurar su seguridad y bienestar cuando su ayuda era requerida, y encima probar y motivar a jóvenes para seguir adelante... la sola idea de pensar que podría estar relacionada con aquellos que se habían dedicado a sembrar el caos en ciertas zonas y realizar una buena cantidad de actos delictivos, hasta quitar la vida a otras personas, no podía ser posible en primera instancia.
Que Margarita y compañía, unos críos que acababan de conocer, pero sin ningún cargo de prestigio ni responsabilidad aparente, se hubieran dedicado a cometer crímenes para sacar beneficios podía ser muy plausible, pero lo de Paola era del todo impensable pese a las desagradables evidencias.
-No tenemos tiempo de pensar en eso ahora – zanjó Cris sin querer pensar más en aquel terrible asunto –. Si queremos entrar lo tenemos difícil.
-Pues sí, está claro que en cuanto lo hagamos nos vendrá ese mamón porreta que tiene de ayudante a vigilarnos – explicó Sancho escupiendo por las complicaciones.
-¿Ese Nele, que va más ciego que Melendi en un cuarto oscuro? – quiso remarcar Álvaro en caso de haberse perdido un punto importante, aunque causó risa de todos involuntariamente.
-Bueno, para eso me tenéis, conmigo de excusa no habrá tanto rollo con que paséis. Así que al final os ha venido bien que venga con vosotros "el Mago de Conil" – quiso bromear Adrián ahora tanto para presumir como para relajar el ambiente por aquel duro pensamiento que corroía la dolida mente de sus amigos.
-Puede ser buena idea... Álvaro y yo nos podemos quedar vigilándole – propuso Cris a modo de estrategia.
-No está mal pensado, aunque creo que yo tengo otro invitado que atender – contestó con una negativa que desconcertó a todos, pero al mirar hacia el Parque lo entendieron al instante.
Pues antes de adentrarse en el parque les pareció ver y oír a la distancia a una figura inconfundible que se dirigía a ellos tratando de correr vigorosamente con dificultades.
Al verles, el joven que corría torpemente intentó acelerar la marcha para recibirles como merecían, pero dicha imprudencia le llevó a caerse al suelo de boca casi de inmediato.
Todos fueron a por él con intención de ayudarle a incorporarse, pero como cabría esperar, Dani se levantó por si solo antes de que se acercaran.
-Ya está aquí el puto Dani joder xd – anunció a sus amigos, que sin dejar de preocuparse por su condición física, sabían que seguía siendo el de siempre.
-Qué crack eres – reconoció Adrián haciéndole una reverencia por el esfuerzo mostrado –. ¿Cómo es que estás solo por aquí?
-Es que he sido el último en combatir. Jesús hizo el truquito que probamos en Cádiz para ver quién luchaba primero y quedé el último. Y les dije a todos que se fueran, que yo tiraría por mi cuenta después xd.
-¿Eso es lo que quieres? ¿Entrenar por tu cuenta en tu estado? – preguntó Cris llevado por la preocupación por su amigo.
-No te ralles bro, quiero darle caña a mi equipo por mi cuenta. Además, no se me olvida nuestro compromiso futuro la semana que viene. Quiero estos días prepararme yo solito para pillaros por sorpresa xd – explicó su plan para que Álvaro no pudiera predecir por dónde atacaría en su futuro combate.
-Me alegro de que lo recuerdes – comentó Álvaro casi con deseo porque llegase el día.
-¿Y para dónde han tirado el resto? – preguntó Sancho con una curiosidad extraña, cortando el momento con brusquedad.
-La mayoría a Cazalla de la Sierra. Paola les ha hablado de unas cuevas ocultas por ahí que al parecer esconde lo que muchos ansiaban encontrar... - lo dijo con un tono misterioso más propio de Adri o Álvaro que de él mismo.
-Dragones – dedujo Adri al instante –. Yago me dijo que ese tenía que ser el último miembro de su equipo, y ahora no pensará en otras cosas. En cuanto derrote a esa Líder, más le vale mandarme para allá también o se va a enterar – falsas amenazas, no por ello menos cómicas en boca de él.
-Sí, aunque Ale les lleva la delantera – comentó Sancho escupiendo.
-Ese Ale es el que avisó a los guardas en Doñana, ¿no? – preguntó Adri con curiosidad.
-Sí, compartimos cuarto con él y ya nos lo habíamos cruzado antes, así que no hemos perdido el contacto con él. Ya desafió ayer a Paola, y después fue a ver a su padre en Ayamonte, así que hoy mismo le ha tirado para allá – informó Cris sin perder detalle.
-Entonces le debemos mucho a fin de cuentas, sino hubiera sido por él igual acababa paralítico del todo xd – se autocompadeció Dani sin decaer su optimismo.
-Pues podría haberse dado más prisa – puntualizó Álvaro como punto negativo, a lo que imperó un silencio incómodo acto seguido, por lo que se dirigió a Dani para romper la tensión – No hace falta que te pregunte por el resultado del combate. Es más que obvio que Magmar se habrá encargado de dejarles calentitos él solo – afirmó como si supiera el desarrollo del combate a la perfección –. Lo importante es: ¿Dónde vas a ir ahora?
-Pues no sé, quizá vaya a Lepe xd.
-Espero que no les cuentes sus propios chistes, es la regla número 1 cuando vas allí. Ya sabes, como el típico: "Papá, ¿qué está más cerca, Cuenca o la Luna?", y responde, "¡Calla tonto!, ¿acaso ves Cuenca desde aquí?"
Todos los presentes rompieron en risa, incluso Sancho fue incapaz de resistirse, pero recuperó la compostura bastante rápido.
-Ya me gustaría ir por eso. Pocos entrenamientos mejores habrá que salir corriendo de un lépero después de contarle un chiste de Lepe xd.
-¿Pero por qué ir sino es para comprobar si son tan tontos como los pintan?
-No sé. La Paola esta me ha dicho que igual me recupero si voy correteando de ahí hasta Punta Umbría por toda la playa, que es un paseíto bueno.
-Pues no te fíes mucho de ella – interrumpió Sancho escupiendo –. Esa tía tiene algo que ver con los que nos mandaron al hospital.
No habían caído, pero es que Dani no tenía ni idea de lo que les había sucedido ni de lo que sospechaban, por lo que sus dudas tuvieron que ser resueltas de inmediato para evitar sobresaltos que les hiciera llamas la atención.
-¿Y de verdad estáis seguros de que Paola tiene algo que ver con todos estos que nos jodieron el otro día? – preguntó sobresaltado pero tratando de ser discreto, pues no era imposible que hubiera micrófonos junto a las cámaras ocultas de los árboles.
-No te lo voy a confirmar, pero te puedo decir que algo apesta por aquí – le respondió dejándole con las ansias de saber todo lo que sospechaba de Paola.
-Bueno, nosotros tenemos que seguir, que estos tienen que investigar, y yo que combatir. No debo hacer esperar a una dama, aunque esta pueda ser "peligrosa" – zanjó Adrián con ganas de combatir por fin, y también porque todos salieran de dudas.
Siguieron adelante dejando a Dani con la palabra en la boca, pero Álvaro se quedó con él para hablar un poco antes de despedirse, aunque prometió que si se alargaba la cosa o notaba algo raro se uniría a ellos para echarles un cable.
No anduvieron más de cien metros cuando Sancho detectó por fin el olor a porro de Nele. Por seguridad, había guardado a Sceptile antes de llegar al parque, y ahora que se acercaba el "peligro" tendría que servirse de su habilidad para saltar por los árboles y pasar desapercibido.
Antes de que su recibidor les detectase a la distancia, Sancho salió del camino acompañado de su inicial, se aseguró de recordarle a Cris el plan a seguir, y empezó a saltar por los árboles con todo el sigilo que pudieron para no llamar la atención.
Finalmente, Nele apareció para guiarles en el sendero del parque hasta la zona de combate, con unos ojos tan enrojecidos como los yonkis de las 3000.
-Pues sí que va más ciego que Melendi en un cuarto oscuro – comentó Adrián riéndose por lo bajo recordando el comentario de Álvaro.
-Pues tendré que distraer a ese porreta, para que Sancho pueda llegar hasta donde sea que se esconden Margarita o sus cosas... - no se atrevió a seguir hablando en voz alta sobre el plan, pues ya le tenían encima.
-Eh tú, ¿eres un aspirante? – le preguntó Nele directamente a Adrián, sin reparar en Cris.
-Por supuesto, aspiro a muchas cosas, como conocer a Scarlett Johansson – mantuvo las apariencias y trató de bromear sin gracia, si bien trató genuinamente de borrarle aquella cara de mustio a su recibidor.
-Pues ven conmigo, y tú calladito – ordenó bruscamente a ambos.
<<Joder cómo está la gente hoy en día, ni que vengan de hacer un viaje a Manchester o de pillarse los cojones con la tapa de un piano>> pensó Adrián intimidado por la actitud tan poco hospitalaria de Nele.
Siguieron por el mismo camino que todos los compañeros tomaron para llegar hasta la Líder, solo que esta vez se le hizo mucho más largo a Cris, por el temor de que tanto Paola como su guía pudieran sospechar algo de él, lo cual sería de lo más lógico.
Una vez alcanzaron la cima de una de las colinas, Adrián se quedó embobado por la vista del parque desde allí, mientras que Cris primero reparó en aquellas cuatro construcciones que erróneamente confundió con farolas corrientes y que aún estaban encendidas irradiando aquella luz especial. Además, fue capaz de ver y distinguir entre los árboles una sombra verdosa que no podía ser otra que el propio Sancho, llevado en brazos por su inicial mientras seguía el rastro del cigarrillo.
Junto al lago, Paola seguía sentada en su mesita de campo, pero esta vez contemplando la naturaleza a su alrededor, vislumbrando el rojizo atardecer que podía observar con claridad en el horizonte despejado, fumándose su peculiar cigarrillo colorido, aun junto a los cuadros que decía que le habían llegado de parte de su hermano.
Nele le avisó con delicadeza y respeto, y ella se levantó y se desperezó para recibirles como debía. Grande fue su sorpresa por volver a ver a Cris, lo cual le dio la buena impresión de que no estaba al tanto de lo sucedido con Margarita y Tiziano en las Marismas.
-Anda pelirrojo, has vuelto, y sin tu amigo el lorzas, me alegro – saludó con aquel comentario dando una mala sensación a Cris, como si ya supiera o sospechase de él por no venir acompañado de Sancho; aunque luego recordó que ese precisamente había sido el consejo que le había antes de despedirse, por lo que solo sería un comentario sin ningún doble sentido –. ¿Este rarito es amigo tuyo? – preguntó al reparar en el llamativo aspecto de Adrián.
-Sí, vengo a animarle - <<y a ganar tiempo>> se guardó sin quitarle el ojo a Nele, preocupado de no llamar demasiado la atención.
-Este rarito tiene nombre – puntualizó Adrián con cierto humor, pero dando la sensación de haberse molestado en serio por aquel apelativo.
-Ay, mis disculpas, no buscaba ofenderte.
-Ni lo ha hecho, cosas peores me han llamado – añadió con algo de indiferencia.
-No puedo decir que me alegre entonces, pero es que tu atuendo es digno del Cirque du Soleil – trató de levantarle el ánimo exitosamente con aquel halago.
-Gracias por el cumplido. ¿Y dónde están mis modales? Aun no me he presentado: soy Adrián Rodríguez, amante de la historia, la comedia, las artes escénicas y la buena literatura, y además poeta y presentador de espectáculos propios – todo ello lo dijo con aires grandilocuentes que ensalzaron todavía más sus virtudes, aunque se calló la última adquirida.
-Vaya, un artista, me gusta tu estilo – volvió a halagarle por su presentación –. Espero que tus amiguitos no te hayan dicho de qué va esta película. Para el nivel que tienes, la directora que de turno, o sea yo, te exige que actúes en un combate doble.
Efectivamente, habían seguido las reglas y no le dieron aquel detalle a Adrián. Igualmente, esto no era algo que le afectase tanto como había sucedido con Cris o Sancho, y es que el sombrerero estaba más que acostumbrado a ese tipo de combates.
-Descuide mi dama, los dobles son también parte de mi estilo, aunque no haya tenido la oportunidad para probarlo ante un público de categoría. Y precisamente vengo con algo nuevo y perfecto para deslumbrarla en esta ocasión.
-Estoy deseando verlo, que seguro que tú también tienes tu estilo particular – expresó con ganas casi infantiles pero gentiles.
-No se hable más, no se debe hacer esperar al público, y menos de si se trata de una dama de su clase – quiso camelársela todavía más para causarle una buena impresión justo antes de revelar a sus amados amigos.
-Espera, ¿y tus modales artista? Las damas primero – le interrumpió cómicamente.
-Faltaría más – respondió soltando una risa ridícula.
<<Qué arte tiene la tía, aunque no tanto como Marisol por supuesto>> pensó encantado con lo que estaba viendo, sin olvidarse de la persona que prácticamente le había salvado la vida.
Paola sacó dos pokéballs de su increíble vestido, y de ellas salieron unas criaturas que deslumbraron al aspirante y al espectador, pues obviamente no eran los mismos a los que él y Sancho hubieron enfrentado aquella mañana.
Una era una planta andante cuyo cuerpo parecía constituir el tallo espinoso, pero su delicado y mágico aspecto le daba cierto aire de hada del bosque. Su cabeza estaba rematada con finas espinas, y de su cuerpo brotaban dos ramitas decoradas con dos grandes rosas de distintos colores, la izquierda roja, y la derecha azul. Se trataba de Roselia, el pokémon espina.
Y la otra era una especie de zorro pequeño, delgado y estilizado, ideal para moverse rápidamente y con sigilo por la naturaleza. La mayor parte de su cuerpo era amarillo cremoso, pero en varias partes brotaban hojitas, y en otras como las grandes orejas y cola, estas terminaban creciendo hasta fusionarse orgánicamente con hojas verdes y claras, además de otra que brotaba de su frente de manera mucho más elegante con forma de mechón. Se trataba de Leafeon, el pokémon verdor.
Tal era la similitud que Adri halló en este último pokémon que se vio en la obligación de examinarlo con la pokédex para corroborar su deducción.
<<Así que es una evolución de Eevee, me pregunto quién de mis amigos se quedará con ella concretamente>> meditó Adri recordando que 8 de sus compañeros se habían llevado un espécimen perteneciente a la preevolución de su oponente.
-No está mal directora, pero creo que por fin es la hora de que la estrella salga a escena – clamó con aire triunfal, lanzando finalmente la pokéball de su obvia elección.
Su elección, como no podía ser de otra manera, era el primer pokémon que hubo tenido en su vida, la zorrita de las nieves que ese mismo día había logrado evolucionar gracias al obsequio de Alicia, y que ahora contaba con más colas que antes y un aspecto todavía más hermoso y mágico: Ninetales.
-No me lo puedo creer. Justamente tienes un Ninetales insular, qué casualidad, y qué belleza por cierto. Parece que la has cuidado estupendamente, mira qué pelaje tan brillante – remarcó con sorpresa y reconocimiento sus méritos a la hora de criar al pokémon que su hermana le hubo regalado años atrás.
-¡Pues sí! ¿Por qué dice que es una casualidad? – preguntó desconcertado por el comentario.
-No, no, por nada. Mejor te lo explico luego porque parece que de nuevo mi asistente no te ha puesto al tanto de la situación, y además no quiero que te distraigas antes de empezar algo tan importante – respondió razonadamente para evitar complicaciones.
-De acuerdo, muchas gracias.
<<¿Has oído, Nievacolas? Dice que eres una belleza, y se queda corta>> se dio el lujo de presumir de su amiga para sí.
-¿Y el otro? – preguntó desconcertada por haber sacado solo a uno.
-¡Justo aquí! – respondió con teatralidad, revelando al que le había acompañado en todo momento desde que bajó del tren.
Cubone había permanecido todo el rato fuera de su pokéball, justo como Cris y Sancho hicieron con Eevee y Munchlax, pero no cometieron la locura de usarlos en un combate tan difícil como podría ser aquel.
Respondiendo a la llamada de su entrenador, el pequeño huérfano lanzó su hueso desde atrás para seguir detrás de él para hacer su entrada en el campo de batalla, pero su estilo desapareció cuando, por los nervios, acabó tropezando a la hora de recoger su herramienta.
-Sin comentarios – comentó Paola sin ánimo de ofenderle –, pero que sepas que el último chico que ha venido, aunque haya usado dos pokémon, habría sido capaz de derrotarme usando solo a uno de ellos, y creo que tú has elegido un poco mal – le advirtió con vehemencia, confirmando además la deducción de Álvaro sobre la actuación de Dani.
-No se preocupe, será pequeño, pero es fuerte y está bien acompañado. Con ellos dos juntos, el espectáculo será todo un éxito.
-Me gusta ese estilo tuyo, así que no te diré más – se acabó resignando al comprender que Adrián lo había elegido conscientemente y no sin pensar –. Por cierto Cris, en lo referente a lo que te dije esta mañana sobre arreglar el terrible desastre de las Marismas, que sepas que los Leafeon va a ser una de las piezas claves en dicha tarea.
-¿Sí? ¿Cómo pueden ser capaces de hacerlo?
-Disculpa Adrián, pero tengo que responder a sus dudas – se excusó con gentileza para poder contar brevemente a qué se refería –. No sé si conoces la leyenda de Shaymin, el pokémon legendario. Pues se cuenta que este tenía el poder de absorber toda la contaminación a su alrededor y deshacerse de ella en una tremenda explosión ecológica. También se dice que miles de años atrás, fueron los Shaymin los que enseñaron a los Leafeon a hacer algo parecido, pues estos también son capaces de purificar el aire contaminado de su alrededor porque no soportan respirar aire que no sea completamente puro.
<<¿Shaymin? Es increíble que haya un pokémon así, capaz de limpiar zonas contaminadas con tanta facilidad. Me encantaría ver uno algún día y poder echarle una foto a la altura para el recuerdo>> pensó Cris ensimismado con su nueva fantasía personal.
-¿Y colorín colorado, este cuento se ha acabado? – preguntó Adrián con un poco de impaciencia por empezar de una vez –. Mucho me he demorado en el día de hoy para que se dé este acontecimiento, no deseo retrasarlo más de lo debido.
-Como os plazca pues, señorito sombrerero – cedió de buena gana con una voz chillona.
-Dejadme abrir esta función con un refrescante número.
<<Nievacolas, haz que nieve, y refréscales>> ordenó probando su nueva habilidad sutilmente.
Ninetales inició usando su poder creando una oscura y brumosa nube en una buena zona del cielo sobre el campo de batalla, haciendo caer sobre este una dura y peligrosa tormenta de Granizo.
Aprovechando la confusión de ambos enemigos, la siguiente acción que realizó el pokémon de hielo fue lanzar sobre los dos una potente e ineludible Ventisca que empezó a dañarles constantemente, pensando Adrián que así no serían capaces de realizar el contraataque.
-Qué fuerte, limitándome y dañándome por igual, pero no me someterás fácilmente artista: Hoja mágica – ordenó Paola con gracia y voz chillona.
Aún siendo dañados dolorosamente por el frío, los pokémon de planta fueron capaces de arrimarse el uno al otro, y juntos lanzaron a modo de contraataque una cortante ráfaga de hojas brillantes y afiladas de múltiples colores, disipando la Ventisca a su paso, y llegando a dañar levemente a Ninetales en el proceso.
-Hoja aguda – continuó Paola tomando la iniciativa del combate.
Valiéndose de la velocidad que le otorgaba su delgado y elegante cuerpo, Leafeon se lanzó sobre Ninetales, valiéndose del mechón de hierba que colgaba de su frente, propinándole un golpe crítico y cortante.
-Y ahora Roselia va a darte un numerito que...
<<Puño fuego>> ordenó Adri mentalmente a Cubone mientras Paola hablaba.
Poca era la cuenta que la Líder tomó del pequeño huérfano, pues iba a darle una orden a su otro pokémon sin considerarle presente. Y cuando quiso darse cuenta, Cubone le golpeó con su diminuto puño envuelto en llamas por el costado a la planta andante, si bien el golpe no fue tan poderoso como efectivo, pues la diferencia de poder era evidente.
-Es de mala educación interrumpir a alguien cuando está hablando, y más si es una dama... - empezó a quejarse Paola con su voz chillona ante el repentino ataque de Adrián, aunque de nuevo no pensaba darle oportunidad a terminar de hablar.
<<Ventisca>> continuó ordenando mentalmente.
Y Ninetales contraatacó a Leafeon y Roselia bañándoles de nuevo con una Ventisca que, por el daño sufrido, no fue tan constante como la anterior, y terminó cesando antes de causar el daño deseado por el entrenador.
-Perdonadme, pero mi falta de decoro se debe a que recientemente sufrí un problema de mollera que me impide actuar como debiera... - trató de excusarse sin demasiada convicción.
<<Y que, por lo que he oído, muy dama decente no serás. Lo siento>> pensó Adrián resentido por la posibilidad que sus amigos le hubieron planteado.
-Hoja aguda – continuó ordenando Paola, mostrándose enfurecida por la actitud del aspirante.
Pensó Adrián que aquel ataque iría directo a Ninetales por proximidad, pero grande fue su horror cuando Leafeon puso su mechón en dirección hacia el pequeño Cubone.
-Cubone cuidado, hueso palo – respondió a la desesperada.
Como temía, la diferencia de poder de ambos se hizo vigente, y poco faltó para que el afilado mechón de Leafeon partiese en dos el hueso con el que Cubone se defendía lastimosamente.
<<Tendré que bajarte la moral, porque tus rápidas órdenes me tienen desconcertada. No esperaba que mi sobrina fuera tan buena maestra>> pensó Paola intrigada por la evidente habilidad de Adrián.
-Fuerza Lunar – ordenó Adrián en cuanto pudo lanzar el ataque sin riesgo a dañar a su amigo, pues temía poder lastimarle a la hora de lanzarle aquel ataque.
-Energibola – respondió Paola antes de que perdiera la oportunidad de que su Leafeon superase en poder a su evidente enemiga.
Ambos efectuaron ataques especiales de naturaleza y potencia similares, esferas de energías feérica y natural respectivamente, y la colisión de ambos no propició un ganador claro, pues ambos se pulverizaron antes que someterse el uno al otro.
En este punto muerto, Adrián quiso ponerle la emoción necesaria al combate efectuando de una vez su arma secreta.
-Creo que ha llegado la hora. Te voy a mostrar mi número estrella: "Baile de la Ventisca Boreal" – proclamó finalmente su nueva y espectacular táctica.
Como si las tácticas artísticas de Ninetales hubieran evolucionado junto con ella, la deslumbrante zorra de las nieves ejecutó una danza mucho más refinada y ostentosa que las que hubo realizado a un siendo Vulpix. Y acto seguido, el campo aún azotado por la tormenta de granizo, se cubrió de un hermoso velo de colores fríos pero espectaculares, como si de una aurora boreal se tratase.
Una vez el Velo aurora estuvo listo, Ninetales ejecutó una Ventisca de dimensiones mucho más amplias y precisas que la anterior, pues ahora se concentró en un solo objetivo, a la par que se protegía a sí misma y su compañero de cualquier ataque por la retaguardia.
-¡Me encanta! Yo también sé combinar ataques, pero no les pongo nombres con tanta gracia: ¡Golpe aéreo y Energibola! – ordenó Paola en respuesta de lo que se le venía encima.
De igual manera, Leafeon respondió a semejante táctica con otra propia. Se lanzó a gran velocidad sobre la tormenta, dio un salto tremendo hasta colocarse por encima de su oponente, y antes de caer, creó una poderosa esfera de energía fotosintética que mantuvo en su hocico sin lanzarla. Y cuando el ataque se efectuó, la esfera se rompió en pedazos que parecieron fusionarse con el cuerpo del pokémon. Era como si le proporcionase fuerza y le disminuyese el daño que pudiera recibir de Ninetales, pues el miedo no estaba en sus brillantes ojos castaños, y el dolor no se reflejó en su rostro cuando colisionó de frente con el hielo que empezó a tratar de someterle de una vez.
Pero en medio de la colisión, pudo verse como el frío acabó sometiendo la acometida de Leafeon, cubriéndolo de hielo desde la cola hasta la hoja de su frente, cediendo cada vez más a la combinación de Ninetales.
Finalmente, el frío terminó por derrotar al pokémon de Planta, y este cayó completamente vencido dentro de un gran bloque de hielo con forma de copo de nieve gigante.
Adrián logró así quitarse de en medio a uno de sus dos oponentes, y casi pensó que la victoria era suya de inmediato, pero subestimó al enemigo que quedaba en el campo, y no consideró el enorme cansancio de Ninetales tras realizar tamaño ataque, pero Paola sí lo sabía.
-Ha sido espectacular, pero en esta actuación, parece que tú también has salido perdiendo – respondió Paola desconcertando a Adrián.
Cuando el joven entrenador se quiso dar cuenta, Roselia había aparecido detrás de él con gran rapidez y elegancia, y le propinó un súper efectivo y poderoso ataque venenoso de Bomba lodo, impactándola de lleno y dañándola seriamente.
Ninetales quedó gravemente envenenada, ante la mirada aterrada y llena de culpabilidad de su pequeño compañero. Adri quiso detenerle, pero llevado por las ansias de venganza, Cubone osó atreverse a atacar en solitario a la rosa andante.
Casi tomándoselo como un juego, Roselia bailó a su alrededor esquivando los furiosos golpes de su hueso, y terminó quitándoselo de encima con extrema facilidad con un minúsculo golpe de hoja mágica.
-No quiero parecer mala, pero ese otro enano es demasiado joven y débil para este gimnasio. Será mejor que te rindas sino quieres que sufra más. Ninetales habría sido capaz de ganar ella sola, pero ha perdido precisamente por estar pendiente de su compañero, al querer ayudarle desesperadamente y no prestar atención a su otro oponente.
<<No me importa lo que pueda decir de ti esa... bastarda. Sé que eres más fuerte de lo que te pinta y que puedes partirle la cara con estilo a esa rosita mal formada>> trató de animar a su amigo sin demasiado éxito, pues él mismo era consciente de la ventaja tanto en poder como en tipo con la que contaba su enemiga.
Como un desesperado agarrado a un clavo ardiendo, Cubone trató de remontar en el combate por amor a su entrenador y para redimirse para con su amiga, que tan malherida había quedado.
Lanzó golpe tras golpe blandiendo su hueso, impregnando su puño en llamas y hasta recurriendo a golpes con su propio cráneo si era necesario, pero Roselia le eludió, paralizó con su polen, y se quitó de encima haciendo uso de sus hojas y veneno. Quizá fuera cosa del Velo aurora de Ninetales que aquellos ataques no hubieron acabado con Cubone con presteza, pero igualmente a su entrenador se le hacía desagradable y sospechosa aquella actitud de no haberle dado ya un golpe definitivo para acabar con aquel asunto.
Cuando Adrián se quiso dar cuenta de lo que estaba pasando, ya era tarde. Las rosas de Roselia se habían cargado lentamente con la poca luz del sol que pudo recoger, y se iluminaron con la energía fotosintética suficiente como para lanzar su ataque más poderoso: Rayo solar.
<<¡Ninetales ayúdale!>> gritó desesperado para sus adentros, con la poca esperanza de que su más querida amiga respondiese a su ruego.
Gracias al granizo que el propio pokémon desató, y al velo aurora que hubo impuesto sobre sí misma y su compañero, fue que Roselia tardó más tiempo de la cuenta en lanzar su ataque, y también que Cubone resistió duramente sus ataques el tiempo suficiente como para que Ninetales tomase las pocas fuerzas que le quedaban para salvarle.
Pues cuando el Rayo solar salió disparado de las rosas de la planta andante, una desesperada pero heroica Ninetales se interpuso entre el devastador ataque y su joven compañero.
Tal fue el dolor del huérfano al ver en tan mal estado a su amiga, que las lágrimas le brotaron sin quererlo a través del cráneo de su madre, presa de la culpa y la impotencia. Quizá estuviera viviendo un deja vu, pues de nuevo tenía ante sí a un ser querido que había antepuesto su propia vida a la de él y había salido mal parada del encuentro.
<<No... no te sientas mal por ella, pues no ha sido tu culpa, sino mía. Nada tiene que ver con tu madre, yo no estuve allí para ayudarte, pero ahora sí y te he fallado. Si pierdes hoy, prometo que mañana ganarás. Si hoy te sientes débil, prometo que mañana volverás más fuerte. Pero si tantas ganas tienes de ganar hoy, yo no puedo hacerlo solo, te necesito, tanto como tú necesitas vengar la muerte de tu madre; y te recuerdo que esa mujer a la que nos estamos enfrentando seguramente esté relacionada con los que le quitaron la vida. Así que levántate, amigo mío, y brillemos como el sol para deslumbrarla con tu gracia, estilo y fuerza>>
Del brillo de sus lágrimas que corrían por el cráneo de su madre, sobre ellas se iluminó la peculiar luz de las peculiares farolas de la zona. Dicha luz hizo que Cubone abriera los ojos, que se valieron de las propiedades de dicha luz, sumándose a su sentimiento de desamparo y deseo de superación. Tal cantidad de factores propiciaron algo que ninguno pudo haber esperado en semejante momento.
Pues una luz peculiar, no blanca como acostumbraban a presenciar, sino dorada como el sol de verano, envolvió al pokémon huérfano enteramente. Dicha luz en teoría solo podía significar una cosa, pero Adrián no tenía ni idea de la peculiaridad del asunto.
Una vez se hubo apagado, el aspecto del pokémon resultante era muy distinto al que tanto entrenador como pokémon hubieran esperado.
No solo creció en tamaño hasta alcanzar el metro de altura, así como su cráneo y coraza ósea se fusionaron en una coraza mucho más resistente y estilizada; ahora era mucho más delgado de lo que fue su madre, tenía la piel negra como el carbón, con los ojos grises y malditos, y además, su hueso no solo era mucho más grueso, sino que se prendió en llamas por ambos extremos de colores verdosos y azulados al frotarlo contra su cráneo. Quizá fuera un Marowak, pero no como esperaba.
Paola intervino aplaudiendo a modo de felicitación, sacándole de su ensoñación y elucubración, tratando de entender lo ocurrido.
-Marowak insular, enhorabuena. Parece que mis lámparas especiales sirven de algo más que para cuidar de mis plantas.
-¿Lámparas especiales?
-Sí, es lo que te quería contar luego. Tengo estas "lámparas tropicales" que tanto parecen farolas normales, pero que no lo son. Son capaces de darnos un ambiente muy similar al que hay zonas insulares como las Canarias, las Azores, las Baleares... o Hawái.
<<¿Hawái?>> lo comprendió todo finalmente <<Gracias hermana, ¿Quién me iba a decir que el Vulpix que me regalaste evolucionase el mismo día que otro amigo en una forma de la misma naturaleza? Mucha casualidad, Estela, pero ya lo celebraremos>> pensó agradecido del favor que le hubo regalado su hermana.
-Y da la casualidad de que los Cubone acabaron desarrollándose de esta manera precisamente para enfrentarse a los de tipo Planta. No sé si serás amigo de ese bético que me desafió después de comer, pero como diría él, la suerte está de tu lado, sombrerero – le elogió citando una de las frases de su amigo.
<<Joder Jesús, tú y tu suerte de los cojones>> pensó Adrián deduciéndolo al instante.
-Habrá evolucionado, y ahora tendrá ventaja contra los de tipo Planta, pero lo que más me importa, es que tenga el mismo sentimiento y gracia que antes. Si así es, bastará para demostraros que bien vale para luchar en mi nombre – proclamó el joven entrenador quitándose el sombrero, con un estilo propio de su persona.
-Así se habla, así pues tendré que acabar con él de una vez con igual estilo del que te haces valer – respondió Paola con voz chillona y ansias de demostrarle de lo que era capaz, como si de una niña se tratase.
Ahora las tornas se habían vuelto a pleno favor de Adrián, pues aunque herido, Marowak había adquirido una fuerza y ventaja de tipo abrumador sobre su oponente.
Paola pretendió tomar la iniciativa para quitarle al aspirante la ilusión del logro recientemente obtenida, y empezó haciendo caer sobre él una lluvia de hojas mágicas ineludibles.
Ineludibles, pero no invencibles, y mucho menos contra el fuego. Pues con gran velocidad, Marowak eliminó la totalidad de las hojas empleando su puño fuego hasta que se halló fuera de peligro.
Y valiéndose del humo desprendido del ataque, lanzó su Huesomerang contra Roselia, quien no pudo esquivar ambos golpes, por delante y por detrás, dejándola dolorida por el impacto.
Paola no se amilanó, y prosiguió lanzando una Bomba lodo que sin duda sería una complicación en caso de atinar, fuera o no efectivo.
Aquellas ráfagas ponzoñosas no iban a poder ser pulverizadas a puñetazos en llamas sin el riesgo de quedar gravemente envenenado en el proceso. Y sin embargo, grata fue la sorpresa de Adrián al ver como Marowak teñía de oscuridad su hueso para desviarla con total eficacia, habilidad y destreza.
-Hueso sombrío... qué arte – dejó escapar en voz alta encandilado con su nuevo ataque.
La sorpresa fue suficientemente efectiva como para que Adrián bajase la guardia y no viera como Roselia le impregnaba desde la distancia con su polen paralizador.
Paola pensó que aquello le daría la ventaja necesaria para acabar el asunto con su ataque más poderoso. Y aún así, Adrián no se sintió presionado, sino que prefirió esperar el momento justo para arrebatarle la victoria a la Líder en sus narices. Finalmente, Roselia lanzó el ataque con el que hubo dejado fuera de combate a Ninetales, pero con Marowak no sería igual.
-Esquívalo con estilo, y remátala: ¡Puño fuego!
Valiéndose de su hueso, lo usó como una pértiga para impulsarse en un salto que le hizo evadir con éxito aquel ataque pese a la parálisis. Y aprovechando la fuerza que ganó con la caída, descendió como la muerte sobre su enemiga, con ambos puños envueltos en llamas, e impactándola de lleno hasta bañarla de fuego espectral.
Envuelta entre aquellas llamas tan terribles, Roselia acabó cediendo al dolor, y cayó derrotada a los pies del Marowak insular, otorgándole así la victoria a su tan bien amado entrenador, y también para sí mismo.
Tamaño éxito invadió de locura y alegría a Adrián, quien se acabó lanzando sobre sus amigos para premiarles con sus palabras como merecían, para transmitirles los tan buenos sentimientos que por ellos profesaba en aquel momento. Y empezó tomando a la tan herida Ninetales en brazos para desvelarla y hacerle ver del éxito que gracias a ella habían alcanzado.
<<Marowak, has estado espectacular, pero Ninetales, esta victoria ha sido gracias a ti, amiga mía. Derrotaste a Leafeon, y te sacrificaste por tu amigo para darle a este el tiempo y la fuerza suficiente para llevarnos al éxito. Te estoy infinitamente agradecido, y te lo compensaré con creces... te invitaría a una buena cena pero eso solo funciona con el goloso de Grotle>> pensó riendo a carcajadas con sus buenos amigos <<Y Marowak, tu madre estaría orgullosa del pokémon en el que te has convertido, no solo por tu fuerza, sino por el valor que mostraste al defender a una amiga que diera su vida por la tuya. Me hubiera encantado rematar la faena con una táctica de mi estilo, pero no tenía ninguna preparada con tu nuevo toque. Eso sí, ahora que te has vuelto tan espectacularmente fuerte, y te has hecho con una habilidad extraordinaria, pocas no van a ser las danzas que podremos desatar sobre los que duden de nosotros>> le prometió tomándole la mano con la que sostenía su hueso prendido en llamas y se quitaba el sombrero en señal de respeto.
Guardó a ambos amigos agotados en sus pokéballs, y se dispuso a recibir a la Líder sin demasiada buena gana.
-Adrián Rodríguez, el artista sombrerero de Conil y por tu olor, amante del té como yo - dedujo presuntamente por su olor, tratando de ganarse su favor al revelarle que compartían dicha afición -, te has valido de tus dotes, de tu gracia, de tu ingenio para superarme aunque estuvieras en desventaja, y también de tu particular habilidad – le premió con sus palabras pero le reveló el conocimiento de su secreto casi como una acusación infantil a la que no debería echar cuenta –. Descuida, pues todos los recursos que has empleado entran dentro de lo legal, y como premio a semejante destreza, te otorgo por fin la Medalla de Huelva – le tranquilizó al sacarse de la manga la Medalla verde como la hierba con la forma de la provincia, aceptándola con felicidad cauta, cuidando su locura.
-Gracias por tamaño gozo, la agrego a mi colección de logros, que no son pocos – agradeció en verso, aunque sin demasiada gracia.
-Como gustes. Y como recompensa adicional, te hago entrega de esta MT, Rayo solar. Y también, como guía, te habré de decir un sitio al que ir para mejorar como entrenador en tu camino a la Liga Pokémon – le ofreció sendos regalos con gentileza infantil.
-¿A dónde habré de ir?
-Dímelo tú. Sospecho que no tienes tu equipo completo, ¿no es así? – como sino lo supiera ya.
-Lo es, y es mi deseo conseguir a mi último y tan valioso amigo, con el cual juro que llenaré los lugares por los que pase con gracia y estilo. Preferentemente, uno con el que pueda surcar los cielos y contemplar la inmensidad de la tierra en la que vivo, y a la que pretendo defender como objetivo – relató en rima sus ansiados deseos de superación.
-Entonces no se me ocurre mejor lugar que al que ya he enviado a unos cuantos de tus amigos: Cazalla de la Sierra, en la Sierra Norte de Sevilla. Si sabéis buscar, encontraréis el sitio prometido al que muy pocos novatos han sabido acceder y salir con el premio esperado. Allí encontrarás a alguien del que sabrás obtener lo que necesitas, pero antes he de advertirte que te costará sangre, sudor y lágrimas llegar a dicha hazaña – le advirtió con vehemencia, como si aquello fuera una forma de motivarle a hacerlo pese a las dificultades evidentes.
Adrián no tenía la misma vanidad que Yago, Dani o Manuel, que podían ser motivados por su orgullo y su pasión por los retos a superar, pero cobarde sería de su parte al saber que algunos de ellos habrían partido al mismo destino y él se quedaría atrás por el miedo a ser incapaz de afrontar tamaña empresa.
-Sea pues, partiré hacia allí y cumpliré con mis objetivos, aunque me cueste, como has dicho, sangre, sudor y lágrimas – afirmó citando sus palabras con estilo y determinación, aunque no se sentía del todo afín a las buenas intenciones que parecía querer transmitirle aquella mujer, pues no era capaz de confiar en ella tras todo lo que se sospechaba.
-Me alegra escucharlo, y espero que "tengas suerte" en tu camino – le deseó con aparente buena fe antes de despedirle, y comentarle lo que realmente se había estado guardando desde hacía rato –. Oye, ¿Dónde se ha metido tu amigo Cris? – preguntó Paola justo antes de que Adrián se fuera, asustándole de la posible respuesta al recordar a lo que él y Sancho habían ido a hacer movidos por sus sospechas hacia la propia Líder.
Mientras Adrián luchaba con su particular estilo, Cris había permanecido expectante y ensimismado con dicha contienda, tanto que descuidó su otro propósito. Cuando se quiso dar cuenta, Nele había desaparecido de escena, y el joven entrenador se temió lo peor.
-Tiene que estar cerca, el olor es casi insoportable... - comentó Sancho tras zafarse de las posibles cámaras de colocadas en las copas de los árboles que pudo localizar con cuidado.
Sceptile y él rodearon el lugar que localizaron como su objetivo tras mucho meditarlo, pues sería testarudo pero no insensato. Habían vislumbrado entre los árboles lo que parecía la puerta de un almacén, camuflada por la naturaleza a su alrededor, pero no oculta para el olfato de quienes eran capaces de reconocer lo que albergaba dentro.
Esperaron el tiempo necesario para entrar sin temor a ser descubierto, pendientes de cualquier olor de persona no tan curiosa que deambulara por la zona, hasta que estuvieron seguros de bajar de la copa del árbol que les estaba dando refugio.
<<Joder, a veces envidio a Abraham y su facilidad para subir a los putos árboles. ¿De dónde coño sacaría esa afición?>> se preguntó recordando la particular afición de su amigo.
Sin haber sido capaz de olérselo venir antes, a su nariz llegó un desagradable e inconfundible olor a sus espaldas.
Cuando se dio la vuelta llevado por una mezcla de miedo y sorpresa, uno de los que había confundido con un árbol de la zona se había desplazado rápidamente hasta su vera con un sonido espeluznante y un aspecto todavía más tétrico ahora que lo tenía tan de cerca.
Se trataba de un árbol inconfundiblemente embrujado, cuyas raíces que le servían para el desplazamiento se asemejaban a las patas de una araña. Su tronco malformado se encontraba fragmentado y unido a través de una oscura sombra que le corroía por dentro. Mientras varios arbustos decoraban la corona de su cabeza y las muñecas de sus ramas. Y en el corazón de la criatura, se hallaba un único penetrante ojo rojo aterrador.
Sancho no tuvo tiempo de asustarse, además de que no era propio de él mostrar terror ante la que parecía ser su inminente muerte, tras de aquella criatura del averno detectó el mismo olor que le había llevado hasta aquel almacén.
Entonces, caminando entre el resto de los árboles, apareció el particular y nada amigable asistente de la Líder de Huelva, fumándose un cigarrillo especial que llevaba el mismo olor que les había llevado hasta allí.
-¿Quieres... quieres un poco? – le preguntó, ofreciéndole dicho cigarrillo con aires de triunfo y los ojos absurdamente enrojecidos.
<<No me asustan los fantasmas>> pensó Sancho al ver con claridad al pokémon que lo había descubierto, y no le resultó tan aterrador al verlo junto al que debía ser su entrenador.
-¿Querías un poco del material? Haberlo dicho antes, te habría guardado un poco – le dijo con cierta arrogancia al ver la puerta del almacén vacío abierta.
-¿Dónde está la hierba? – preguntó con brusquedad y sin reparos.
-Me la acabo de fumar, haber aceptado.
-No me toques los cojones, ahí dentro ha habido grandes cantidades de esa mierda hace nada, y ahora no está, ¿Dónde está la hierba? – volvió a preguntar todavía con más mal humor.
-Y tú no me escuchas gordinflón. Te he dicho que me la he fumado toda, cosecha propia.
-¿Me estás vacilando desgraciado? – terminó insultándole llevado por la ira y el cansancio de aquel día, ante una aparentemente fallida cruzada hasta allí.
Nele soltó una risa grave e inquietante, como si el intento de Sancho de intimidarle le pareciera ridículo. Trevenant se acercó a él, y su expresión pasó a ser mucho más seria.
-Lárgate ahora, y te ahorrarás la paliza de tu vida – le amenazó con bastante dureza mientras acariciaba una de las ramas de su tétrico pokémon.
Sancho podría ser testarudo, pero no era un loco temerario. Ese tipo era mucho mayor que él, estaba en su territorio y era el ayudante personal de una Líder con mucha más experiencia que él mismo. Estaba claro que enfrentarlo directamente le llevaría a una muerte súbita.
-¡Sancho! – gritó entonces la voz de Cris desde la distancia.
Su amigo llegó al lugar, pálido como la cera y tratando de recuperar el aliento, y al ver la situación, su corazón le llevó a tratar de llevarse a Sancho de allí con rapidez por temor a que le pudiera pasar algo ante semejante individuo.
Acabó cediendo sin apartar la vista de la desdeñosa sonrisa de Nele y su dentadura poblada de amarillo podrido, y Cris acabo llevándole del brazo para salir de aquel lugar casi por la fuerza.
Salieron lo más rápido posible del Parque hasta llegar a la entrada, donde Adri y Álvaro les estaban esperando.
-Por vuestra cara veo que no os ha tocado la lotería – trató de bromear Adrián para levantarles el ánimo, pero solo le ignoraron a causa de la decepción que les invadía.
-Siento que no haya servido de nada haber vuelto hasta aquí – le dijo Cris dolido por el esfuerzo invertido en balde.
-¿Cómo que de nada? – replicó Sancho con una sorpresa irónica –. Sino tenía nada que ocultar, ¿por qué se ha esforzado tanto ese porreta en cerrarnos el paso? – razonó retorcidamente sobre lo sucedido –. Además, puede que ahí no hubiese nada raro, pero el olor seguía ahí. Ahora estoy totalmente seguro de que esta tía no es solamente una Líder cualquiera, y podemos pedirle al padre de Manuel que la tenga más vigilada. Aun guardo el cigarrillo, y puedo hacérselo llegar para que saque lo que pueda sacar, como tú dijiste, Álvaro.
-Eso sí que es un logro joder – expresó Álvaro con orgullo –. Me has sorprendido tío.
Sancho casi se sonroja al ver a alguien tan extraño pero implacable casi siempre como Álvaro valorando tan positivamente su trabajo.
-Gracias... supongo.
-Sí hombre. Escucha, ya nada podemos hacer aquí, Cris se va a venir conmigo a Ronda, pero vamos a entrenar antes de eso y para el próximo Gimnasio, que la Sierra de las Nieves y la de Grazalema nos pillan de camino. Puedes venirte – le ofreció con una extraña cordialidad.
Cris esperaba de verdad que aceptase, pero en sus ojos vio que la respuesta no le iba a gustar, pues recordaba los consejos que Paola, y pese a las sospechas, sabiamente les había regalado.
-No – dijo escupiendo al suelo –. Disculpad, pero paso. Quiero tomarme unos días en solitario para reflexionar sobre todo lo que ha pasado. Ya entrenaré por mi cuenta, es lo mejor para mí ahora mismo.
-Lo... entiendo - <<pero me jode>> se calló Cris sintiendo un nudo en la garganta por la pena.
-Gracias. Volveremos a vernos pronto – prometió con austeridad –. Y Álvaro, asegúrate de que no os pasa nada – una orden grosera que camuflaba una amenaza que Álvaro se tomó a risa.
-Tranquilo héroe, mientras esté a mi lado, a tu chico no se le acercará ningún bicho raro. Básicamente porque saldrán corriendo antes de pensárselo siquiera – dejó en claro con la pokéball de Dusclops en la mano.
-Más te vale – reafirmó Sancho para terminar dirigiéndose a Cris –. Sé que no te haré falta tal y como te dejo. Cuídate.
Cris se sentía impotente ante la inminente marcha de su amigo, tanto que sentía como la iniciativa que le había dado fuerzas aquel día le abandonaba, y fue incapaz de decirle algo con claridad. Tanto así, que lo mejor y único que pudo hacer fue darle un fuerte y fraternal abrazo como despedida.
<<Vaya, parece que mis ideas quizá no están tan separadas de la realidad>> pensó Adrián maliciosamente recordando las palabras que le soltó a Yago y Dani en su noche en Doñana.
-Bueno, yo le tiro para Cazalla de la Sierra, que Yago, Paula y a saber quién más me llevarán la delantera – comentó Adrián rompiendo la seriedad del momento a modo de despedida.
Sin decirse una palabra más, cada uno partió hacia su siguiente destino.
Adrián había sido el último aspirante en desafiar a Paola aquel día, y aunque no lo fuera, tenía que irse a otro sitio de inmediato.
Antes de eso, tuvo que ir al baño para maquillarse y perfumarse, pero sobre todo, a quitarse las molestas lentillas coloreadas de verde que había llevado puestas todo el día, revelando el dorado tras de sí.
Nele la estaba esperando en la salida del parque y la llevó en su coche hasta su otro lugar predilecto de aquella ciudad que tan poco tenía que ofrecer a los turistas: el Parque Zafra.
<<A veces me gustaría librar combates oficiales aquí también. Es mi jardín botánico y uno de los pocos sitios donde puedo hacer tranquila lo que me gusta... >> pensaba la Líder tras un largo día de trabajo.
Tras introducirse en el hermoso sendero principal, se desvió por el discreto derrotero que conducía al lago del parque.
Y allí, reposando junto al lago se encontraban las dos queridas personas que quería ver, en especial a la que había dado a luz.
-¡Qué gran trabajo habéis hecho! Muchas gracias hija mía. Gracias a vuestro trabajo, por fin podré poner en marcha mi proyecto de repoblación forestal en las Marismas, y vuestra tía Beatrice tendrá la excusa que necesitaba para meter mano en el Polo Químico. En resumen, tendremos el control que nos hacía falta sobre esta desgraciada provincia... ya era hora.
-Lo que tú quieras mami, no sabes lo que me alegra haberte sido de tanta ayuda.
-Lo has sido cariño. Gracias a esto, hemos limpiado la zona, la naturaleza volverá a nacer más fuerte y bella, y yo seré la encargada de conseguirlo.
-Tía Paola, arduo será este proyecto que tiene en mente, que Dios la ampare en semejante tarea – le deseó Tiziano haciendo el símbolo de la Santa Cruz.
-Gracias sobrino, pero comparado con lo que tiene pensado vuestro tío Constantino para Sevilla el año que viene, esto se queda cortísimo – expresó su postura ante la de sus familiares –. En fin, Margarita se quedará conmigo un rato, que tenemos un asunto pendiente entre madre e hija, ¿Qué harás tú?
-El Padre Guillermo de la Cruz está en Ayamonte. Ha ido con la excusa de tomarse unas vacaciones en la propiedad de Don Luciano, pero ha ido a arreglar temas poco ortodoxos respecto a Portugal, así que iré a echarle una mano con Sara para las "conversiones". Después supongo que iré a ver a mi padre y a mi madre en Montserrat, o lo que Octavio diga, que para algo está al mando.
-Me parece magnífico, pero ten cuidado por el camino. Me han avisado de que el Jefe Superior de la Policía de Andalucía Occidental ha estado rondando por la zona y quizá siga por ahí. Si se encuentra con cualquier indicio de una persona con ojos dorados o que encaje con el perfil que tienes... reza porque Zurita o cualquiera de los demás esté capacitado para rescatarte – le advirtió con tono cariñoso pero cierta malicia en sus palabras.
Tiziano hizo una reverencia de respeto, le besó la mano a su tía, se persignó, y se marchó del Parque Zafra por un camino oculto a los ojos curiosos, dejando a Paola y Margarita solas, como ellas deseaban.
-Ten más cuidado la próxima vez, hija. Ese gordinflón que tan bien te cae os ha seguido gracias a la hierba que te presté.
-Créeme mamá, contaba con ello. Le estaba poniendo a prueba, y no me ha decepcionado. Sabía que lo conseguiría, por eso tomé precauciones – aclaró enseñando todo lo que había guardado en el almacén que pudiera incriminarles –. No podrán obtener huellas ni saliva ni nada valioso del cigarrillo, como me enseñaste.
Hablaron entonces de todo lo que había vivido junto a sus primos durante los últimos meses, de sus operaciones en conjunto, de lo sucedido en el Parque de los Alcornocales con los pokémon Voladores, de la tragedia inesperada de las 3000 Viviendas, y lo más importante, la confrontación en Doñana y la fortuna viviente que eran los Eevee.
-Y ahora, ¿vas a decirme de una vez cómo supisteis de semejante tesoro de la naturaleza, tan oculto para los ojos ajenos?
-El Conde de Villarreal, Joan A. Capdevila, en una de sus investigaciones para agenciarse piedras evolutivas entre otros objetos valiosos, encontró el nido de los Eevee en Doñana el año pasado.
-Ese maldito "cap de ceba", no sabía que tuvierais relación con un noble tan venido a menos.
-Ah no, ni Tiziano ni yo. Ni tampoco Octavio, que es el que manda. Fue cosa de Marco, que colaboró con él en una operación en Benidorm antes del verano.
-¿Agripa? Con lo cerradito y precavido que es, no me lo imagino juntándose con ese.
-Sí, es verdad. Por lo que escuché entre porro y porro, el Joan ese fue a pedirle ayuda al tío Nerón en persona para un negocio o algo así. Él se la negó, pero Marco estaba junto a él en aquel momento... y quiso ayudarle para quedar bien a ojos de su padre.
-Hay que ver. Lo creía más cabal, pero no es tan diferente de su primo, eso le pasa por juntarse tanto. Aunque a lo mejor ha sacado algo de su madre, pero lo veo difícil.
-Después de lo que me contaste de la tía Julia, no sé si ha sacado algo aparte del pelo y los ojos... que también son de su padre al fin y al cabo – remató echándose a reír.
-Hablando de lo que has sacado de tus padres. Veo que has sacado provecho al estuche que te regalé cuando empezaste con los trabajitos.
-Es el mejor regalo que he recibido en mi vida. Muchas gracias mamá.
-Bueno, veamos si es el mejor por ahora. Tu padre se sintió fatal por no regalarte algo a la altura entonces, y como está muy ocupado asegurando sus terrenos, no ha podido dártela ahora en persona.
Sacó del baúl que tenía tras el árbol una ornamentada caja de madera de arce rematada de oro. Y sobre la apertura, un escudo sobre un pergamino heráldico de oro que solo los más entendidos asociarían a Guadalajara: En un campo de azur tachonado de estrellas de plata, acompañadas de una luna creciente del mismo metal y terrazado de sinople; una ciudad de oro, almenada, mamposteada de sable y aclarado de gules; la ciudad acompañada de un caballero en su color, armado de plata, portando en su diestra un confalón de gules cargado con una cruz y astado de sable, montado sobre un caballo de gules con silla de plata y riendas de sable; el caballero acompañado en su diestra de tres soldados en su color, armados con lanzas de sable.
Al abrirla, reveló en su interior el regalo en cuestión: una ostentosa ballesta de distintos colores verdosos y adornos purpúreos. La forma y el aspecto le daban un aire clásico a la par que moderno para su utilización, y venía acompañada de una buena cantidad de virotes que podía usar para recargarla sin miedo a que se agotasen prontamente.
-Es... preciosa – dejó escapar con un suspiro mientras recuperaba el aliento.
-Acorde con su dueña. Tu padre espera que le saques provecho. Consideró que aún estabas un poco... "verde" para un arco en condiciones, y una ballesta va más acorde contigo.
-Que no se preocupe. Es perfecta – valoró antes siquiera de tomarla en sus manos.
Procedió a hacer uso de ella. Tras cargarla con uno de los virotes y tensarla con la pequeña palanca que también traía, apuntó hacia el otro extremo del jardín, tomó un poco de aire y entrecerró los ojos para agudizar su vista.
El virote salió disparado, silbando en el aire, atravesando el terreno y sobrevolando el lago que había en su camino, para acabar incrustándose en un tronco profundamente, hasta las plumas.
Ante tan asombrosa eficacia, Margarita se dejó llevar por la ilusión y dio varios brincos de alegría para acabar dándole unos cuantos besos y caricias a su regalo.
-Entonces... ¿Mi regalo sigue siendo el mejor? – terminó por preguntar su madre.
-Eso no te lo puedo decir. Pero sí puedo decir que eres la mejor madre del mundo.
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