Capítulo 27
Aura y yo miramos a los reclutas del Equipo Nova y lanzamos a la vez nuestras Pokeball. Ella decidió usar a Lev, su Croconaw, mientras que yo opté por Kai, pues tenía ventaja de tipo. Ahora sí era un combate justo de tres contra tres.
-Yo tomaré al Loudred.- anuncié fulminando con la mirada al recluta que me había caído mal anteriormente.
-Entonces yo acabaré con el Houndour.- dijo Aura, sacando partido de la ventaja de tipo.
-Bien, eso me deja al Sneasel.- Airon aceptó gustosamente el Pokémon restante.
-Dejad de balbucear. Houndour, Ascuas.- ordenó uno de los villanos.
-Kai, ataca con Palmeo y aléjalo de aquí.- dije señalando al Loudred. Mi intención era alejarnos un poco para no interferir en las peleas de los demás.
Mi Pokémon se acercó rápidamente al ruidoso tipo normal y lo golpeó con tal fuerza que lo mandó a volar. Aprovechamos esa oportunidad para acercarnos hasta él y alejarnos de los otros dos reclutas.
Llegamos hasta el sitio donde había caído al mismo tiempo que su entrenador, justo para observar cómo se levantaba con dificultad. Los ataques de tipo lucha le hacían mucho daño, por ello elegí a Kai.
-Maldito mocoso, no cantes victoria aún. Ataca con Pisotón.- ordenó el recluta con rostro enfadado.
El Loudred, que era bastante más grande que Kai, saltó hacía él y comenzó a lanzar poderosos pisotones para aplastarlo. Por suerte, mi compañero era rápido y podía evitar los ataques sin muchos problemas.
-Palmeo.- dije cuando noté que Loudred empezaba a cansarse.
Kai respondió al instante y saltó hacia su rival, pero sorprendentemente el de tipo normal se hizo a un lado y esquivó el ataque. Solo entonces me di cuenta de que, probablemente, solo fingía estar cansado para tender una trampa.
-Ahora, Alboroto.- ordenó el recluta con una sonrisa sádica.
Dado que Kai aún estaba en el aire, el poderoso ataque sónico lo golpeó de lleno. Mi compañero se estrelló contra un muro y cayó al suelo, dejando algunas grietas en la pared. Me mordí el labio debido a la angustia.
-Kai, ¿estás bien?- pregunté a mi amigo.
Él empezó a levantarse con dificultad y asintió una vez, aunque podía ver que ese ataque le había dolido bastante. Tenía que acabar con esto cuanto antes, y tenía el método perfecto.
-Kai, usa Corpulencia.- dije con una sonrisa confiada. Mi oponente lo notó y se enfureció aún más.
-¡No lo dejes! Usa Pisotón.- gruñó con molestia.
Loudred dio un gran saltó y cayó a gran velocidad contra Kai, eso era lo que yo había estado esperando. Mi amigo acababa de terminar de usar Corpulencia y su defensa había mejorado.
-Usa Contraataque.- mis palabras sorprendieron al recluta, pero ya no podía hacer nada.
Un aura blanca envolvió a Kai justo antes de que Loudred cayera sobre él como un meteoro. La fuerza del impacto arrastró los pies de Kai por el suelo durante casi un metro antes de detenerse, pero mi amigo se mantuvo en pie. Entonces, el aura se volvió roja y se concentró en su puño. Mi Pokémon no dudó en devolverle el golpe multiplicado por dos, lo cual mandó a su rival a chocar contra un muro.
-Será mejor que te rindas.- le dije al recluta al notar que su Pokémon había quedado debilitado. La sonrisa burlona en mi rostro solo servía para enfurecerlo más.
-Maldito mocoso, te voy a...- antes de que pudiera terminar, Kai apareció detrás de él y lo dejó inconsciente con un golpe en el cuello.
-Buen trabajo, amigo. Vamos a ver cómo le va a los demás.- dije acariciando la cabeza de mi Pokémon y aplicándole una Superpoción para curar sus heridas.
Cuando volví al lugar donde estábamos antes, mis compañeros ya estaban atándole las muñecas a los otros dos reclutas. Parecía que ambos habían corrido el mismo destino que su compañero caído ante mí.
-¿Estás bien?- preguntó Aura al verme llegar. Noté que su mirada se desviaba por un segundo a mi brazo, lucía preocupada.
-Sí, no te preocupes.- aunque aún me dolía, le devolví una sonrisa tranquilizadora que pareció funcionar, puesto que ella sonrió aliviada.
-Gracias por la ayuda, me habéis salvado.- dijo Airon extendiendo la mano hacia nosotros. Uno tras otro, los dos se la estrechamos a modo de saludo.
Ahora que teníamos la situación controlada pude fijarme en el aspecto del entrenador. Era un chico delgado de cabello azul pálido y ojos grises. Vestía una camiseta negra con un diseño de Giratina, un pantalón azul oscuro desgastado y unas deportivas negras. También lleva una mochila de entrenador.
Su aspecto me recordaba ligeramente a alguien, pero no conseguía recordar a quien. Tras unos segundos de intentarlo me rendí, tampoco importaba demasiado ahora mismo.
-¿Por qué te atacaban esos reclutas? ¿Querían robarte tus Pokémon?- preguntó Aura frunciendo el ceño. Le molestaba especialmente esa faceta del Equipo Nova, y con razón.
-No, solo querían que me uniese a su equipo. Pero no tengo intenciones de hacer eso.- explicó apartando la mirada. Me dio la sensación de que no quería hablar sobre algo, pero no quise insistir en el tema.
-Eso es extraño, no sabía que el Equipo Nova estuviera intentando reclutar entrenadores.- comentó mi amiga llevándose una mano a la barbilla con expresión pensativa. Airon se removió con incomodidad, aunque ella no pareció darse cuenta.
-Eso no importa ahora mismo. Si el Equipo Nova está aquí deben estar buscando algo más que solo reclutar a alguien.- dije para salvar a Airon de la encrucijada y volver al tema importante.
-Tienes razón, vi a otros miembros subir hacia la cima de la torre.- dijo Airon con seriedad. Como imaginaba, no podían traerse nada bueno entre manos.
-En ese caso, debemos subir y detenerlos.- Aura frunció el ceño y nos miró con decisión. Ambos asentimos, aceptando participar.
Una vez que nos aseguramos de que los reclutas no podrían moverse, los tres subimos las escaleras que llevaban al piso superior. No sabíamos cuántas plantas había, por lo que teníamos que darnos prisa.
-Tened cuidado, el suelo se rompe en algunas zonas.- nos advirtió Airon mientras caminábamos por el sitio en ruinas. Yo ya había tenido eso en cuenta, sobre todo porque no quería caer por otro agujero.
Cuando llegamos a las escaleras que nos llevarían al siguiente piso nos encontramos con que había un par de reclutas frente a ellas, vigilando. Por suerte, estábamos ocultos tras un muro y no se habían percatado de nuestra presencia.
-Creo que lo más probable es que hayan dejado guardias en todos los pisos para tenerlo todo controlado y evitar sorpresas. Esos guardias deben tener un comunicador, así que tenemos que noquearlos antes de que den el aviso. Si descubren que estamos aquí nos atacarán en masa.- sugerí mirando a mis compañeros. Ellos asintieron, sabían que tenía razón. Por tanto, nos hacía falta un plan para tomarlos por sorpresa.
-Tengo una idea.- la sonrisa de Aura me indicaba que se le había ocurrido alguna travesura, lo que me hizo sonreír también.
Mi amiga nos contó su plan y ambos asentimos, estábamos seguros de que funcionaría. Una vez que lo acordamos, ellos se fueron en direcciones opuestas para esconderse a ambos lados del lugar donde estaban los vigilantes.
-Kai, necesito tu ayuda. Haz lo siguiente.- le expliqué a mi compañero el plan y él lo entendió rápidamente. Entonces, salió de detrás del muro para que los guardias lo vieran.
Ambos reclutas vieron cómo un pequeño Pokémon aparecía cojeando y sosteniéndose un brazo con expresión de dolor. Uno de ellos llevó la mano hasta el comunicador, pero su compañero lo detuvo.
-Espera, idiota. Ese es un Riolu, un Pokémon raro y valioso. Y además está herido, por lo que podemos atraparlo fácilmente y quedárnoslo.- la sonrisa avariciosa del hombre se contagió a su compañero, que asintió.
Kai fingió desmayarse sobre la arena, lo que animó a los dos hombres a acercarse a él mientras sacaban una Pokeball para atraparlo. Cuando estaban a escasos metros y se preparaban para lanzar la cápsula, cayeron en la emboscada.
Desde las ruinas que había a ambos lados de los hombres, un Sneasel y un Tyrogue saltaron hacia ellos. Los guardias apenas tuvieron tiempo de mirar hacia sus atacantes antes de recibir un buen golpe que los dejó fuera de combate.
-Bueno, eso ha salido increíblemente bien.- comentó Airon saliendo de su escondite.
-Por supuesto. Estos bobos son demasiado avariciosos para dejar pasar una oportunidad como esta.- se burló Aura mientras los atábamos para inmovilizarlos.
-Buen trabajo. Ahora será mejor que continuemos.- tras felicitar a mis compañeros por su trabajo en equipo, los tres subimos las escaleras hacia el siguiente piso.
Nos llevó un buen rato, pero logramos subir otros tres pisos sin ser descubiertos. La misma estratagema nos sirvió para deshacernos de los guardias que vigilaban las demás escaleras, aunque uno de ellos logró evitar la emboscada y tuvimos que apresurarnos en derrotarlo antes de que pudiera dar la alarma.
-Este lugar parece diferente.- comentó Aura observando a su alrededor.
Ciertamente, tenía razón. Las ruinas de este lugar tenían símbolos extraños y diferentes a cualquiera visto antes. Además, todo parecía mejor conservado que en los pisos inferiores.
-Escucho voces más adelante.- susurró Airon llevándose un dedo a los labios para indicarnos que guardáramos silencio. Al hacerlo, nos dimos cuenta de que tenía razón.
Caminamos por los pasillos del lugar, que apenas estaba iluminado por la luz anaranjada del atardecer que entraba desde fuera, mientras buscábamos el origen de la voz. No tardamos mucho en llegar a una enorme sala con miembros del Equipo Nova en ella.
El lugar era muy grande y sus paredes estaban completamente cubiertas por símbolos que me recordaban a la escritura Unown. Pero lo verdaderamente preocupante era que había cuatro reclutas del Equipo Nova, así como uno de esos jefes con una estrella plateada en cada hombro. Los recuerdos amargos de ciudad Portual vinieron a mí.
-Mirad, parece que están buscando algo.- comentó Aura.
Tenía razón, había un científico de bata blanca excavando alrededor de una roca que había en el suelo. No entendía el motivo, pero debía ser algo importante si lo necesitaban.
-Esta vez no hay forma de emboscarlos, en esta habitación no hay dónde esconderse. Tendremos que aplastarlos.- dijo Airon mirándonos con seriedad. Aura asintió enseguida, pero yo me mordí el labio inferior con preocupación.
Estaba seguro de que ese tipo, el de la estrella plateada, debía ser muy fuerte. En ciudad Portual no pudimos hacerle frente, y aunque había mejorado mucho desde entonces, no sabía si ahora sería su rival.
-Eric, podemos hacerlo.- me animó Aura tomando mi mano entre las suyas. Su mirada transmitía una confianza en mí que yo mismo no tenía, pero finalmente asentí.
-¡Teniente, hay intrusos!- un recluta dio la voz de alarma cuando nos vio aparecer y acercarnos a ellos. El mencionado teniente nos miró con molestia.
-¿Qué diablos están haciendo los guardias?- preguntó al aire con rabia. La misión casi había terminado sin inconvenientes.
-No es culpa suya, están noqueados.- se burló Aura con una sonrisa desafiante. El hombre la miró con los ojos entrecerrados.
-Ya veo. En ese caso, aquí se acaba vuestro juego. Acabad con ellos.- la voz fría del hombre dio la orden, y los cuatro reclutas obedecieron. Eran dos hombres y dos mujeres, todos armados con Pokeballs.
-Yo enfrentaré al líder. ¿Podréis encargaros de los reclutas?- pregunté a mis compañeros dando un paso al frente. Airon asintió, pero Aura me miró preocupada.
-¿Vas a ir tú solo? Ese tipo es fuerte, como el de Portual.- se quejó mi amiga. Claramente, no quería que yo lo enfrentara solo.
-No tenemos tiempo. Ya casi han excavado esa roca.- dije señalando hacia el científico, que no había dejado de trabajar en ningún momento.
-Maldición... ten cuidado.- aceptó ella mordiendo su labio inferior con impotencia. Yo asentí, mostrándole una sonrisa confiada.
-Vaya, me sorprende. Debes tener una gran confianza en tus amigos para dejar que luchen con dos reclutas cada uno, pero necesitas una confianza aún mayor para enfrentarme solo. O quizá solo sea estupidez.- una sonrisa cruel apareció en el rostro del teniente, dándome escalofríos.
-Te aplastaré.- dije con seriedad, mirándolo a los ojos. Eso hizo que su sonrisa desapareciera y pasara a observarme con dureza. Había entendido que no podía subestimarme.
Cerré los ojos y tomé una larga inhalación de aire. Tras contenerlo un momento, lo expulsé lentamente. Reuní toda mi concentración y aclaré mi mente, puesto que necesitaría estar totalmente centrado en este combate.
-Veamos qué tienes.- dijo el hombre lanzando una Pokeball. Yo lo imité, y pronto dos destellos de luz alumbraron la sala.
El del Equipo Nova había elegido un Gligar, mientras que yo había optado por Gael, una opción ofensiva. Suspiré aliviado al saber que tenía ventaja de tipo, pero no me confié por eso.
-Gael, usa Pistola agua.- ordené queriendo mantener las distancias. Quería tantear el terreno antes de lanzarme a un ataque total.
-Usa Finta.- dijo el Nova como si nada.
Aunque Gael lanzó un potente chorro de agua, el Gligar lo evitó moviéndose ágilmente en el aire. Entonces salió disparado hacia mi amigo para golpearlo. Por suerte, yo ya estaba preparado para eso.
-Recíbelo con Retribución.- ordené queriendo probar la fuerza de mi oponente.
Mi Pokémon obedeció y lanzó un fuerte golpe para recibir el ataque del enemigo. Ambos colisionaron y salieron despedidos hacia atrás, lo que significaba que sus fuerzas estaban igualadas. Sin embargo, no me perdí que el cuerpo de Gael temblaba por el golpe, mientras que Gligar parecía estar en mejores condiciones.
"Parece que tendré que darle a mis Pokémon un poco de ayuda." pensé chasqueando la lengua con molestia. Quería vencerlo sin tener que recurrir a esto.
Busqué el enlace con mi Pokémon y formé el vínculo de Resonancia. Un aura blanca apenas perceptible cubrió su cuerpo, dándole un aumento de fuerza. Con esto, la pelea estaría más pareja.
-Vaya, no está mal. Parece que no todo es palabrería.- se burló mi oponente, pero yo ignoré sus palabras. No caería en provocaciones.
-Usa Acua jet.- dije queriendo sacar ventaja de la velocidad de mi Pokémon.
-Dos podemos jugar a eso. Gligar, Ataque rápido.- para mi sorpresa, el Pokémon rival se movió al mismo tiempo que Gael y los dos embistieron al otro a gran velocidad.
Una serie de choques rápidos en sucesión resonaron por las ruinas mientras nuestros Pokémon se desplazaban y chocaban sin cesar. Estaban muy igualados, pero Gael estaba causando más daño con sus ataques.
-Parece que es hora de ponerme serio. Usa Acróbata.- indicó el teniente con una sonrisa.
Al escuchar eso miré al Gligar y noté que no tenía ningún objeto equipado, por lo que Acróbata duplicaba su poder. Eso iba a ser un enorme problema.
Como esperaba, Gligar empezó a hacer acrobacias aéreas y se lanzó en picado sobre mi Pokémon. Gracias a nuestro enlace mental pude hacer que esquivara el ataque en el último momento, sorprendiendo al otro entrenador.
-¡Pistola agua!- exclamé queriendo aprovechar el factor sorpresa.
-Acróbata.- indicó el teniente con voz fría.
Lejos de esquivar, Gligar recibió el ataque de agua y fue gravemente dañado. Pero eso no lo detuvo de lanzarse contra Gael, dándole un poderoso golpe que lo mandó a mis pies. Si no me equivocaba, eso había sido un golpe crítico.
-Gael, ¿estás bien?- pregunté preocupado mientras me agachaba a su lado. Había recibido demasiado daño para ser un ataque normal, lo que confirmaba mis sospechas.
-No te preocupes, lo has hecho bien.- lo felicité antes de regresarlo a su Pokeball. Tras pensarlo unos segundos, liberé a Spike de su cápsula.
-Vamos allá. Usa Maldición.- dije volviendo a centrarme en la batalla.
-No lo dejes, usa Acróbata sin parar.- ordenó el hombre con el ceño fruncido.
Él sabía tan bien como yo que su Gligar solo tenía ataques físicos, y Spike los aguantaba muy bien. Debía querer debilitarlo antes de que se fortaleciera aún más. Por desgracia para él, Gligar estaba algo lejos y eso nos dio el tiempo que necesitábamos.
Cuando Gligar golpeó a Spike, este ya se había fortalecido. Y por si eso fuera poco, sus espinas dañaron a su rival, justo como había planeado. Sonreí al ver que el teniente se frustraba.
-Ataca con Giro bola.- ordené para aprovechar el cambio de estadísticas que proporcionaba Maldición.
-Usa Cuchillada.- dijo entre dientes mi rival.
Sabía lo que pretendía. Quería que surgiera un golpe crítico, el cual ignoraba los cambios en las estadísticas, pero ni con eso le causaría un daño significativo a Spike al ser un ataque de tipo normal.
Los dos Pokémon se lanzaron contra el otro y se golpearon mutuamente. Su Pokémon sufrió mucho más daño del ataque, además de las púas de Spike, lo que lo llevó a debilitarse.
-No cantes victoria demasiado pronto. Solo estábamos calentando.- gruñó el teniente con molestia. Tras guardar a su Pokémon caído, liberó a un Skuntank. Eso no me transmitió nada bueno.
-No le dejes tomar la iniciativa. Usa Giro bola.- le indiqué a Spike. Mi Pokémon obedeció y empezó a rodar hacia su oponente.
-Será mejor que te despidas. Skuntank, Calcinación.- tal y como había imaginado, ese pokémon tenía ataques de fuego.
Un chorro de llamas salió de la boca del Pokémon venenoso, lo que obligó a Spike a ponerse a la defensiva. Mi amigo logró esquivar las llamas varias veces, pero entonces Skuntank apuntó al suelo y las llamas se esparcieron como una alfombra que cubría la roca. Spike no pudo hacer nada por esquivar algo así.
-¿Ahora lo entiendes? Un aficionado no debería...- las palabras del teniente murieron en sus labios cuando unas enredaderas cubrieron a su Pokémon.
-¿Drenadoras? ¿Cuándo?- gruñó furioso. Una sonrisa divertida se formó en mi cara.
-Cuando estabas demasiado concentrado en acertar tu ataque.- dije de forma burlona, lo que lo enfureció más.
Era una suerte poder dar las órdenes mentalmente, o este plan no habría funcionado. Pero no podía abusar de eso o se daría cuenta de que había algo raro. Por ello, me apresuré en continuar con el combate. Tras felicitar a Spike, lo devolví a su pokeball y saqué a Blaze.
-Dos pueden jugar con fuego.- dije activando la Resonancia con mi compañero. Pude sentir cómo nuestro lazo ardiente aumentaba su fuerza.
-No creas que estos jueguecitos te darán la victoria, mocoso. Usa Cuchillada.- ordenó el hombre con el rostro rojo de furia.
Skuntank comenzó a correr rápidamente hacia Blaze con las garras cubiertas de un brillo blanco, pero yo no ordené nada. Cuando estaba a punto de impactar su ataque, vi mi oportunidad.
-¡Rueda y Furia dragón!- dije con una sonrisa confiada.
Para sorpresa de Skuntank, su objetivo desapareció rodando hacia un lateral. Cuando se giró en esa dirección para volver a atacar fue recibido por un torrente de llamas púrpura que lo lanzaron a los pies de su entrenador. Además, las Drenadoras le restaron energía.
-¿Qué clase de órdenes sin sentido utilizas?- se quejó el del Equipo Nova.
-Las necesarias para aplastarte.- le saqué la lengua mientras decía esto, lo que hizo que una vena en su frente resaltara.
-Cuando te ponga las manos encima te enseñaré lo que es el respeto, pero primero aplastaré a tus Pokémon delante de ti.- amenazó con voz fría y cruel. Yo le miré con seriedad, fulminándolo con la mirada.
-Skuntank, Puya nociva.- indicó el entrenador. Sabía que el mismo truco no funcionaría otra vez, por lo que opté por otro método.
-No lo dejes acercarse. Usa Ascuas.- dije para mantenerlo alejado. No podía permitirse recibir más daño, por lo que tendría que acercarse con cuidado.
Mientras Skuntank corría hacia Blaze con sus garras brillando de color violeta, mi pokémon comenzó a lanzar varias llamas hacia él. El enemigo se movía ágilmente y esquivaba los ataques, pero cada vez que se acercaba debía alejarse nuevamente para evadir las llamas.
-¡Ahora!- exclamó su entrenador cuando Blaze soltó un jadeo cansado.
A su orden, Skuntank saltó sobre Blaze, pero todo formaba parte de mi plan. Mi Pokémon pareció recuperarse milagrosamente, ya que solo fingía estar cansado, y le lanzó las llamas en sus narices. Sin embargo, para mi sorpresa, Skuntank siguió de frente, aguantando el ataque y golpeando a Blaze de lleno.
No tuve tiempo para impresionarme por ese ataque suicida, ya que reconocí que Blaze presentaba los síntomas del envenenamiento. Me mordí el labio con preocupación, otra vez la suerte estaba en mi contra.
Mi compañero se levantó con dificultad, y entonces ambos Pokémon sufrieron los efectos de las Drenadoras y el envenenamiento. Los dos estaban cansados y no aguantarían mucho. Aunque Blaze hubiera recibido menos ataques, la fuerza de ese Skuntank era alta.
-Acaba con él con Vendetta.- ordenó el teniente.
-Blaze, Retribución.- dije frunciendo el ceño con preocupación.
Ambos Pokémon se lanzaron sin dudar sobre el otro, cargando sus poderosos ataques. Al mismo tiempo, golpearon a su oponente y salieron despedidos a los pies de sus respectivos entrenadores.
-Buen trabajo, amigo.- dije acariciando su cabeza, para después dejarlo descansar en su Pokeball. El teniente hizo lo mismo y me fijé en que solo le quedaba un Pokémon, mientras que yo aún tenía tres.
-¿Piensas que ya has ganado?- preguntó con una sonrisa burlona al notar mi mirada.
-Vas a lamentar haberme obligado a usar a este Pokémon.- sin más preámbulo, lanzó la cápsula y un gran Gurdurr cayó al suelo, haciéndolo temblar.
-Parece que esto será difícil.- dije tragando saliva mientras tomaba otra esfera y liberaba a Kai de ella.
-¿Otro tipo lucha? Esto será divertido.- el teniente se frotó se crujió los dedos con expresión cruel, y su Pokémon lo imitó.
-Kai, usa Corpulencia.- ordené rápidamente. Debía igualar las fuerzas de ambos cuanto antes.
-Usa Puño incremento.- ordenó mi oponente.
Aunque Kai se apresuró y logró fortalecerse, no tuvo tiempo suficiente para esquivar el golpe. El impacto lo hizo volar por los aires, pero logró caer de pie. La forma en la que se agarraba un brazo me hizo saber lo peligrosos que eran los ataques de ese Pokémon.
-Aplástalo con Espabila.- sin dejarle un respiro a Kai, el Gurdurr se lanzó sobre él mientras lanzaba un poderoso manotazo.
-¡Usa Contraataque total!- exclamé apostándolo todo a esa carta.
Mi Pokémon se cubrió de las energías de Retribución y Contraataque, manteniéndose firme. El golpe de Gurdurr cayó sobre él y levantó una nube de polvo cuando el suelo se agrietó. Por un segundo temí que lo hubiese aplastado, pero mi compañero brilló entre el humo y lanzó un poderoso golpe que mandó a Gurdurr volando hasta estrellarse con un muro.
-¿Qué demonios?- el teniente observó con sorpresa a su Pokémon, que cayó del muro al suelo.
-Kai, buen tra...- antes de poder terminar la frase, mi amigo cayó inconsciente al suelo. No dudé en correr hasta él y tomarlo en brazos.
Afortunadamente, el pequeño luchador solo estaba agotado y sus heridas no eran demasiado graves. Había hecho un gran trabajo derrotando a ese poderoso Gurdurr... o no.
Para mi sorpresa, el coloso empezó a levantarse del suelo con dificultad. Aunque tenía una mano en el pecho, donde había sido golpeado, y lucía dolorido, ese monstruoso Pokémon aún seguía en condiciones de luchar.
-Por un momento me asustaste, pero vas a necesitar más que eso.- dijo el teniente soltando un par de carcajadas secas.
Maldije mentalmente a ese idiota, pero tenía que mantener la calma. Como Kai estaba agotado, lo devolví a su Pokeball y tomé otra de mi cinturón. Aún era un poco pronto, pero tenía que darle una oportunidad. Con algunas dudas, lancé la esfera al aire y Volt, mi Shinx, salió de ella.
-¿Tu elección es ese adorable pero inútil Pokémon? No me culpes cuando acabe hecho puré.- se burló el adulto.
Exactamente esa era mi preocupación, pero no se lo diría. Volt también debió sentir el insulto, puesto que lanzó un feroz gruñido que debía ser su habilidad Intimidación. Gurdurr retrocedió un paso, pero parecía más sorprendido que asustado.
-Acércate a él en zig zag y usa Chispa.- indiqué tomando la iniciativa.
-Aplástalo con Espabila.- ordenó mi oponente con diversión.
Volt se cubrió de electricidad y cargó hacia su oponente haciendo movimientos confusos para desorientarlo. Pero el Gurdurr permanecía quieto, a la espera de seguir sus órdenes.
Cuando mi amigo estuvo al alcance de su mano, empezó a lanzar fuertes manotazos hacia el suelo para aplastarlo. Aunque era grande y torpe, más aún con sus heridas, sus ataques eran brutales y sacudían el suelo. Afortunadamente, la agilidad de Volt le permitía esquivarlos por poco.
Finalmente, al ver un hueco, mi compañero embistió al gigante y la electricidad sacudió su cuerpo. Sin embargo, no parecía haber recibido mucho daño. Probablemente se debía a la diferencia de nivel y fuerza entre ambos.
-Ahora usa Lanzarrocas.- ordenó el del Equipo Nova.
-Esquívalas.- le dije a Volt con voz preocupada.
El gigante empezó a lanzar rocas de diferentes tamaños contra mi Pokémon, pero todas eran más grandes que el propio Shinx. Este solo podía saltar de un lado a otro, esquivando esos proyectiles que podrían acabar con él.
Me gustaría usar Resonancia con él y ayudarle, pero habíamos pasado poco tiempo juntos y aún no teníamos la amistad suficiente para formar ese lazo. Solo podía darle las mejores indicaciones posibles y confiar en él.
Por desgracia, Volt empezó a cansarse y una roca logró rozarle, desequilibrándolo y haciéndolo caer al suelo. Esa oportunidad no pasó desapercibida para mi oponente.
-¡Ataca con Puño incremento!- ordenó el teniente.
A pesar de que le dije que lo esquivara, Volt tardó demasiado en levantarse. Gurdurr se acercó a él y le dio un poderoso golpe que lo hizo estrellarse con el techo, para después caer a mis pies.
Por un segundo me quedé paralizado, pero pronto reaccioné y corrí hacia mi Pokémon. Justo cuando iba a tomarlo en brazos, este gruñó y se sacudió, deshaciéndose de mi agarre.
-¿Aún quieres luchar?- pregunté sorprendido.
Admiraba su espíritu, pero estaba en malas condiciones. Lo mejor sería hacerlo descansar. Sin embargo, la intensa mirada que me dirigía decía lo contrario. Aunque dudé por unos momentos, finalmente asentí.
-Confío en ti, amigo.- le dije con una sonrisa mientras acariciaba su cabeza. Él me sonrió, y entonces su cuerpo empezó a brillar.
Un halo de luz blanca cubrió a mi Pokémon, y lentamente su cuerpo creció en tamaño. Noté que se hacía más robusto y su pelaje crecía en algunas zonas. Cuando el brillo se apagó unos segundos después, solo quedaba frente a mí un orgulloso Luxio.
-¡Roaaar!- rugió con fuerza, incluso haciendo temblar el suelo y que mis oídos dolieran.
-Tienes mucha suerte, mocoso. Pero eso no cambia nada.- la voz del hombre sonaba molesta, pero yo le sonreí con burla. Ahora la balanza estaba un poco más igualada.
-Has recibido mucho daño, tenemos que acabar esto pronto.- le susurré a mi Pokémon. Incluso después de evolucionar, el daño anterior no desaparecía.
-Gurdurr, usa Espabila.- ordenó mi oponente con furia.
-Volt, esquívalo y usa Mordisco para lanzarlo.- la orden era un poco extraña, pero esperaba que mi amigo me entendiera.
Ambos Pokémon corrieron hacia el otro y Gurdurr fue el primero en lanzar un poderoso ataque descendente que buscaba aplastar a su rival. Pero Volt se hizo a un lado, mordió el brazo de su atacante y usó el impulso para girar y arrojarlo contra una pared.
-¡Acábalo con Chispa!- dije rápidamente al ver mi oportunidad.
Antes de que Gurdurr pudiera recuperarse del impacto, Volt lo embistió fuertemente con el cuerpo lleno de electricidad. El ataque fue mucho más poderoso que el anterior, y la cabeza de Gurdurr cayó flácida. Al fin se había acabado.
-No es posible que pierda contra un mocoso... Yo, un teniente del Equipo Nova...- farfullaba el hombre con el rostro blanco por la sorpresa.
-Señor, ya lo tengo.- habló el científico que estaba detrás de él. En su mano sostenía un fósil Pokémon.
-Bien, en ese caso habrá que recurrir al plan B. Si no puedo aplastarte a ti...- la mirada del hombre fue a mi espalda, y al girarme noté que iba dirigida hacia Aura.
Apenas tuve tiempo de sentir un escalofrío por mi espalda cuando escuché un ruido. Gurdurr se había levantado y alzó ambos brazos, dejándolos caer para dar un poderoso golpe contra el suelo que lo agrietó en la dirección de mi amiga.
Pero no fue solo eso, todo el lugar comenzó a temblar y derrumbarse. La torre se estaba viniendo abajo con todos nosotros dentro. Miré al tipo con incredulidad, pero solo sonreía con burla mientras aprovechaba el desastre para alejarse.
No podía perseguirlo y abandonar a mis compañeros, por lo que regresé a Volt y corrí hacia Aura y Airon para salir de la torre. Sin embargo, el suelo empezó a derrumbarse y tuve que saltar y tomar varios rodeos para acercarme a ellos.
Un grito llamó mi atención, y al levantar la mirada del suelo vi que Aura se había quedado atrapada en una porción de suelo que estaba a punto de venirse abajo. El miedo llenó mi cuerpo, por lo que me di prisa en acercarme a ella.
-¡Aura, toma mi mano!- dije una vez que estuve lo más cerca que podía. Ella tendría que dar un salto hacia mí, pero estaba seguro de que lo conseguiría.
Sus orbes zafiro me miraron con temor, pero tragó saliva y asintió. Se agachó para dar el salto, pero antes de poder hacerlo el suelo se rompió y ella comenzó a caer al vacío.
Las imágenes sucedían a cámara lenta frente a mis ojos. Sus ojos se abrieron por la sorpresa, aún incapaces de asimilar su destino y sentir miedo. Su boca formaba una perfecta O, aún incapaz de gritar. Su pelo empezó a elevarse en el aire, fruto de la caída.
Pero lo peor fue la mano que extendió hacia mí. Había esperanza en ella, confianza en que yo la tomaría. Solo era un metro lo que separaba nuestras manos, pero era una distancia insalvable.
O no.
Sin siquiera haberlo pensado, mi cuerpo voló al vacío y tomé la mano de mi amiga. Mis brazos cubrieron su cuerpo y presioné su rostro contra el hueco entre mi hombro y mi cuello. Quería protegerla de la caída, aunque probablemente eso no la salvaría. Había toneladas de rocas que caían sobre nosotros.
Todo se sumió en la oscuridad y por unos segundos solo pude sentir dos cosas. La sensación de caída y a mi amiga abrazada contra mí. Al menos eso sería lo último que sentiría en esta vida, no podía quejarme.
Sin embargo, y para mi sorpresa, la caída estaba deteniéndose. Abrí los ojos con sorpresa y vi que Bianca flotaba a nuestro lado, nuestros cuerpos cubiertos de poder psíquico. Ella nos había salvado de la caída sin que yo se lo pidiera.
-Gracias, eres la mej.. ¡Cuidado!- antes de poder terminar el cumplido, noté que varias rocas enormes estaban a punto de aplastarnos.
Mi Pokémon alzó la mirada y su cuerpo brilló con luz blanca. Entonces, todo a mi alrededor se puso borroso por un instante. Lo siguiente que sentí fue la arena golpeando mi rostro, lo que me hizo entrecerrar los ojos.
Para mi sorpresa y alivio, estábamos a unas decenas de metros de la entrada de la torre, que estaba cayéndose a pedazos. Mi cerebro tardó un momento en asimilar que Bianca nos había sacado con Teletransporte.
Los brazos de mi Pokémon rodearon mi cuello y me apretaron con fuerza. Ni siquiera me hacía falta Resonancia para saber que estaba muerta de preocupación por mí. Liberé uno de mis brazos y la rodeé, acariciando su cabeza con cariño.
-Gracias, nos has salvado la vida.- susurré sintiendo las lágrimas al borde de mis ojos. Ella solo soltó un gruñido triste, sin querer soltarme.
-¿Eric...? ¿Qué ha pasado?- preguntó Aura, separándose un poco de mí. Aún así, sus manos no soltaron el agarre sobre mi pecho. Parecía confusa y su cuerpo temblaba.
-Bianca nos salvó de la caída con Teletransporte.- expliqué de manera resumida. Yo también estaba aún temblando por el miedo.
-Yo... espera, ¿cómo se te ocurrió saltar junto a mí? ¿Te das cuenta de que los dos habríamos...?- su rostro se contrajo de dolor y la palabra murió en sus labios, pero no hizo falta pronunciarla.
-Lo sé.- contesté para confusión de ella.
-Entonces, ¿por qué? ¿Por qué lo hiciste?- preguntó apretando más fuerte la tela que cubría mi pecho.
-Porque eres tú, Aura. Y me negaba a perderte.- las palabras salieron directamente desde mi corazón sin que pudiera controlarlas. Mi mano ascendió hasta la mejilla de mi amiga, acariciándola con cariño.
Su rostro quedó petrificado ante mi respuesta. Con una expresión de profunda sorpresa, los ojos de mi amiga empezaron a llenarse de lágrimas que pronto recorrieron sus mejillas. Aquello me alarmó, preguntándome qué había hecho mal.
-Lo siento, yo...- no pude continuar con mi disculpa.
El rostro de Aura cerró la escasa distancia que lo separaba del mío, haciendo que nuestros labios se unieran en un beso.
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