Capítulo 26


Mi viaje prosiguió en compañía de Aura. Entre los dos habíamos decidido pasar rápidamente por ciudad Malvalona y dirigirnos al norte. Nuestro objetivo no era otro que pueblo Lavacalda, donde se encontraba el siguiente gimnasio.

-¿Sabes que en pueblo Lavacalda está el balneario natural más grande de la región? Dicen que incluso tiene propiedades curativas.- la emoción era evidente en la voz de mi amiga mientras me ponía el folleto que estaba leyendo a unos centímetros de la cara.

-Eso es genial. Seguro que tendremos la oportunidad de probarlos.- respondí con una sonrisa nerviosa. No entendía tanta emoción por visitar unas simples termas.

-Está claro que no entiendes el valor de esas aguas. Cuando las pruebes me lo agradecerás.- sus mejillas se inflaron y su ceño se frunció, haciendo un mohín bastante adorable.

-¿Qué es eso?- pregunté señalando a su espalda.

Acabábamos de salir de la ciudad y ya podía ver en la distancia una torre que se alzaba hacia el cielo. En realidad ya suponía lo que era, pero quería cambiar de tema para que Aura olvidara su molestia.

-Ah, eso debe ser la Torre Desafío. Tenía pensado visitarla, ¿vamos?- preguntó la castaña mirándome con ojos suplicantes, lo que fue un golpe crítico contra mí. No dudé en asentir, ya que yo también quería ir.

Recorrimos el resto del camino hasta la torre a paso rápido, solo para llevarnos una decepción al llegar a sus puertas. Había un cartel indicando que la torre estaba cerrada por remodelaciones.

-No puedo creer mi mala suerte...- se quejó Aura cruzándose de brazos con expresión molesta.

-Nuestra, en este caso. No te preocupes, podremos visitarla más adelante.- dije para animarla mientras le ponía una mano en el hombro y le sonreía.

Ella me miró primero a mí y luego a mi mano, para después apartar la vista con las mejillas sonrosadas. Al darme cuenta, aparté la mano sintiendo los nervios aflorar en mi estómago. Se hizo el silencio entre los dos, por lo que decidí hacer como si nada hubiera pasado.

-Será mejor que sigamos, o nunca llegaremos a pueblo Lavacalda.- bromeé antes de iniciar la marcha de nuevo. Escuché que Aura murmuraba que estaba de acuerdo, siguiéndome sin decir nada.

Por suerte, el silencio duró poco. Mi amiga volvió a ser la de siempre en pocos minutos, iniciando una conversación sobre las estrategias que podríamos usar contra Candela. Eso nos llevó a darnos cuenta de que solo teníamos un Pokémon de tipo agua cada uno, y que nos vendría bien capturar alguno de tierra o roca en el desierto.

-¿Podemos entrar al desierto sin más? ¿No es peligroso?- le pregunté a mi amiga con preocupación. En los juegos hacían falta unas gafas especiales para acceder.

-Tienes razón, es peligroso entrar sin estar preparado.- una voz sonó por encima de nosotros, sobresaltándonos.

Al mirar hacia arriba, ambos pudimos ver cómo un enorme Skarmory descendía de los cielos y aterrizaba frente a nosotros. En su espalda iba una persona ya conocida para mí. Se trataba de Máximo, el campeón de la Liga Pokémon.

-Me alegra verte de nuevo, Eric.- saludó el peliplateado guardando a su Pokémon y acercándose a nosotros.

-No me puedo creer que esté conociendo a Máximo en persona. Es un honor.- dijo Aura llevándose las manos al pecho y removiéndose con nerviosismo. Hizo una torpe inclinación, lo que hizo reír al campeón.

-Eso no es necesario.- respondió el mayor quitándole importancia. Ella asintió y lo miró con las mejillas sonrojadas, lo que provocó un inesperado pinchazo en mi pecho.

-¿Qué te trae por aquí?- pregunté al recién llegado para intentar olvidarme de esa sensación.

-Hemos recibido noticias de que el Equipo Nova está en el desierto, y seguro que no traman nada bueno. Yo y mi escuadrón hemos venido a investigar.- contestó el peliplateado con expresión seria.

-¿Escuadrón?- preguntó Aura con curiosidad. Yo estaba pensando en esa misma pregunta.

-Vaya, no debería haber mencionado eso.- Máximo pareció darse cuenta de su desliz, dándose una ligera palmada en la cara.

-Solo puedo deciros que hay un grupo, además de la policía, que se encarga de las grandes amenazas de la región, pero tenéis que guardar el secreto..- explicó el mayor llevándose el dedo índice a los labios. Ambos asentimos rápidamente.

-Podemos ayudaros a comprobar qué está haciendo el Equipo Nova en el desierto.- sugirió Aura con una sonrisa emocionada. Creo que no era del todo consciente del peligro que eso implicaba.

-No puedo pedirle eso a entrenadores civiles, a menos que fuese una emergencia. Si decidís venir al desierto debe ser por vuestra cuenta, no puedo estar implicado en esa decisión. No dudo de vuestra fuerza, pero son las normas.- explicó Máximo con seriedad. Sus palabras eran lógicas para mí, pero la mirada de corderito que Aura me dedicaba me decía que ella quería ir.

-Está bien... de todas formas queríamos atrapar algún Pokémon del desierto.- acepté al cabo de unos segundos, rindiéndome ante el poder que Aura tenía sobre mí.

-¡Genial!- mi amiga dio un salto de alegría, para después abrazarme con fuerza. El acto me pilló desprevenido y me sonrojé rápidamente. Un segundo después, ella se apartó con las mejillas igualmente rosadas.

-Lamento romper vuestra burbuja, pero el tiempo apremia.- comentó Máximo tras toser de forma claramente falsa para llamar nuestra atención. Ambos le miramos bastante avergonzados. Juraría haber visto una sonrisa divertida en su rostro, pero fue demasiado fugaz.

Los tres seguimos avanzando hacia el desierto, que ya no quedaba muy lejos. De hecho, no pasó mucho tiempo antes de que empezara a notar que algunos granos de arena traídos por el viento azotaban mi rostro y molestaban mi visión. Un poco más adelante se podía apreciar una tormenta de arena.

-Ya estamos llegando, tomad esto.- Máximo nos entregó unas gafas que parecían de buceo y un pañuelo. Claramente las gafas eran para proteger nuestros ojos, pero no entendí qué hacer con el pañuelo.

No fue hasta que el peliplateado lo envolvió alrededor de su cabeza y cubrió su rostro que supe su utilidad. Aura y yo lo imitamos rápidamente, hasta que solo nuestros ojos estaban visibles a simple vista. E incluso estos, estaban tras las gafas.

-Nuestro objetivo es averiguar qué está tramando el Equipo Nova, así que no quiero que peleéis en solitario contra ellos. Eso sería demasiado peligroso. Si los encontráis no dudéis en avisarme.- explicó el mayor mientras nos daba un dispositivo muy similar a un walkie talkie.

-¿No vienes con nosotros?- preguntó mi amiga.

-No, así cubriremos más terreno. El desierto no es excesivamente grande, pero la tormenta de arena que arrecia gran parte del tiempo lo complica todo. Solo vosotros iréis juntos para más seguridad.- explicó el campeón. Nosotros solo pudimos asentir.

-En ese caso, nos vemos más tarde. Estamos en contacto.- tras estas palabras, su figura desapareció mientras avanzaba por la arena.

-Será peligroso si nos separamos, tengamos cuidado.- le dije a Aura con seriedad. Ella asintió, parecía estar concentrada en la misión.

Los dos avanzamos cautelosamente, sintiendo el viento agitar nuestra ropa y la arena chocar contra nosotros. Al principio fue un poco estresante, ya que apenas podía ver nada y no sabía por dónde iba. Pero poco a poco me fui acostumbrando, y Aura me estaba siguiendo el ritmo.

Sin embargo, no sabíamos por dónde buscar. A la vista solo tenía arena y algunas grandes figuras borrosas que debían ser formaciones rocosas en la lejanía. Como no tenía nada mejor, empecé a caminar hacia una de ellas indicándole a Aura que me siguiera.

Por desgracia, aunque el cúmulo de rocas nos ofrecía algo de cobertura frente a la tormenta, todavía seguíamos sin tener ninguna referencia para guiar nuestra búsqueda.

-¡Estamos dando vueltas!- la voz de mi amiga resonó por encima del ruido del viento. Asentí una vez, esto estaba resultando más difícil de lo que esperaba.

-Será mejor que...- mis palabras se vieron interrumpidas por un sonido estridente que parecía ser un grito. Resultaba escalofriante y me puso en alerta al instante.

Aura y yo miramos a nuestro alrededor de forma frenética, buscando el origen de ese sonido. Y no tardamos mucho en averiguarlo, pues varias sombras se acercaron a través de la tormenta.

Tenían forma humana, por lo que me preparé para luchar si resultaban ser reclutas del Equipo Nova. Sin embargo, resultó ser casi peor.

Un grupo de Cacturne de aspecto amenazante nos tenía rodeados contra la gran roca en la que estábamos apoyados. Parecían enfadados de vernos allí, por lo que razonar no iba a ser una opción.

-¡Tenemos que abrirnos camino y escapar!- avisé a Aura, recibiendo un asentimiento de su parte.

Los dos lanzamos nuestras Pokeball a la vez. Ella sacó a su Tyrogue, mientras que yo usé a Blaze. Ambos tenían ventaja de tipo.

-¡Blaze, usa Ascuas a la izquierda!- ordené señalando en dicha dirección. No podíamos malgastar fuerzas derrotando a todos esos Pokémon, por lo que lo mejor era huir.

Aura debió entender mi plan, puesto que ordenó a su Pokémon ayudarme. Las llamas de Blaze golpearon a un par de Cacturne y abrieron un camino, mientras que Tyrogue golpeó a los pocos que intentaron acercarse.

-¡Ahora, huyamos!- exclamé mientras tomaba la mano de Aura y echaba a correr.

Mi visión no llegaba muy lejos, por lo que corrí en línea recta esperando dejar atrás a nuestros perseguidores. Dado que nuestros Pokémon se estaban quedando atrás, nos vimos obligados a devolverlos a sus cápsulas.

Al mirar atrás noté que los Cacturne aún nos seguían, lo que me hizo maldecir mentalmente. No podían alcanzarnos porque éramos más rápidos, pero estábamos totalmente perdidos. Teníamos que buscar algún sitio donde no pudieran seguirnos.

Mis ojos buscaban a través de la arena cualquier indicio de un escondite, pero no había nada. Para colmo, estaba tan concentrado que no noté cuándo el suelo desapareció bajo mis pies.

Lo siguiente que supe es que me encontraba cayendo en el aire, para apenas un instante después caer contra la arena y rodar cuesta abajo. Aunque intenté detener mi caída, la arena inestable y el viento lo hacían imposible.

Mientras rodaba logré ver que Aura también estaba cayendo junto a mí, por lo que no dudé en agarrar su mano con fuerza y tirar hacia mí. Abracé con fuerza a mi amiga contra mi pecho para protegerla, no podía permitir que se hiciera daño.

De repente, dejé de sentir la arena y todo se volvió negro. Nos encontrábamos cayendo por una especie de túnel y la luz del día desaparecía rápidamente por encima de nosotros. Antes de poder asimilarlo, mi hombro se golpeó contra algo y perdí el equilibrio, por lo que empezamos a girar en el aire.

En otras circunstancias, una caída tan alta habría sido nuestro fin. Pero esta vez Arceus nos sonreía. Los dos caímos sobre un suave montículo de arena que amortiguó el golpe y rodamos por la arena hasta detenernos poco después.

-Auch... ¿Qué acaba de suceder?- se quejó Aura mientras levantaba la cabeza de mi pecho, pues había quedado encima de mí.

-Creo que hemos caído por... ¡Argh!- un gruñido de dolor escapó de mis labios cuando una intensa punzada asoló mi hombro derecho y todo mi cuerpo se tensó.

-¡Eric! ¿Estás bien?- mi amiga se levantó rápidamente y se colocó a mi lado. Incluso a través del dolor, me sentí agradecido al notar la expresión preocupado en su rostro.

-Me he hecho daño en la caída.- dije entre dientes mientras me agarraba el hombro. Por lo que sabía de primeros auxilios gracias a un curso que hice en mi vida pasada, tenía pinta de que me había dislocado el hombro.

-Lo siento mucho... ha sido porque me estabas protegiendo...- los hermosos ojos zafiro de Aura se cristalizaron debido a las lágrimas que se acumulaban en ellos.

-No ha sido culpa tuya. Me habría golpeado incluso si no estuviera cubriéndote, o lo que es peor, nos habríamos hecho daño los dos. Así que no me arrepiento de nada.- dije forzándome a mostrarle una sonrisa.

-Escucha, voy a necesitar tu ayuda. Cuando yo te lo indiqué debes tirar con mucha fuerza de mi brazo, ¿de acuerdo?- pregunté mirándola con seriedad. Sabía que me iba a doler y que ella se sentiría mal al hacerlo, pero había que recolocar mi brazo.

Ella me miró con temor, pero no dudó en asentir una vez. Quité la mano de mi hombro y ella sujetó mi muñeca con ambas manos, preparándose para mi señal. Alcé tres dedos de la mano libre y tomé aire para tranquilizarme.

-Allá vamos.- susurré más para mí que para ella.

Comencé a agachar los dedos uno por uno, dando inicio a la cuenta atrás. Cuando el último se agachó, apreté los dientes con fuerza al mismo tiempo que sentí a mi amiga tirar con fuerza. Un chasquido inundó mis oídos al mismo tiempo que una fuerte punzada de dolor recorría mi hombro y se extendía por mi cuerpo. Aunque no grité, un gemido lastimoso salió de mis labios.

-¿Cómo te encuentras?- preguntó Aura acariciándome la espalda con una mano mientras la otra me ayudaba a permanecer sentado. Ciertamente, me reconfortaba un poco.

-Duele, pero al menos ya puedo mover el brazo.- respondí entre dientes. Me llevaría un tiempo recuperarme, pero ahora teníamos otras cosas de las que preocuparnos.

-Parece que hemos caído en algún tipo de ruinas.- comentó la castaña mirando a su alrededor.

Como la luz que entraba desde arriba era apenas perceptible, saqué a Blaze para iluminarnos. Ahora que podía fijarme en el sitio, parecía una sala cuadrada de unos ocho metros de ancho. El suelo estaba compuesto de arena y las paredes estaban completamente adornadas con extraños dibujos que lucían muy antiguos. Algunas partes no podían apreciarse debido al deterioro. También noté que había dos pasillos.

-Tienes razón, parece que había unas ruinas ocultas bajo el desierto.- dije observando todo en detalle. No podía entender casi nada, pero tenía una sensación extraña, como si mi cuerpo sintiera que este lugar era importante.

-Será mejor que busquemos la salida.- ante esas palabras de mi amiga, asentí con decisión. Tenía curiosidad por el sitio, pero todavía teníamos que buscar al Equipo Nova, y no dejaría que mi lesión me obstaculizara.

-El comunicador de Máximo está roto.- dije sacando el pequeño aparato de mi bolsillo. Estaba hecho pedazos. Ambos suspiramos con resignación.

Sin otra opción, elegimos un camino al azar y echamos a andar. Gracias a Blaze podíamos ver por dónde íbamos, pero aún así el ambiente era tétrico y el aire cargado no ayudaba a aliviar la tensión. No podía evitar pensar que algo nos asaltaría en cualquier momento.

-Este lugar es siniestro.- dijo Aura con la voz algo temblorosa mientras observaba hacia todas partes.

-Estoy de acuerdo, me da mala espina.- contesté frunciendo el ceño.

Mi amiga y yo pasamos un buen rato cruzando diferentes pasillos y salas, hasta el punto en que ya no sabía si llevábamos allí quince minutos o una hora. Molesto por estar perdiendo el tiempo, decidí probar otro enfoque.

-Salid.- dije liberando a Bianca y Kai. Los dos parecían algo confusos por el sitio en el que nos encontrábamos.

-Nos hemos perdido en estas ruinas. ¿Podéis usar vuestras habilidades para encontrar una salida?- les pregunté a mis compañeros.

Bianca podría usar sus habilidades psíquicas para escanear la zona y formar algún tipo de mapa mental, mientras que Kai podía hacer algo similar con el aura. Nunca lo habían hecho antes, pero era lo mejor que teníamos.

Mis dos Pokémon asintieron y cerraron los ojos. Ambos permanecieron concentrados por varios minutos antes de volver a abrirlos y hacernos una señal para seguirlos. Aura y yo nos miramos aliviados, para después ir tras ellos rápidamente.

Nos llevaron por una serie de pasillos durante un rato, hasta que llegamos a un pasillo que terminaba en un callejón sin salida. Antes de poder preguntarles el motivo de traernos allí, Bianca usó sus poderes para empujar una porción de la pared hacia dentro, revelando unas escaleras ascendentes ocultas.

-Si no fuera por ellos, nunca habríamos encontrado la salida.- comentó Aura mirando horrorizada hacia las escaleras.

Ella tenía razón, ese pasadizo estaba demasiado bien oculto para encontrarlo. Si no fuera por mis amigos, probablemente esas ruinas se hubieran convertido en el fin de nuestro viaje. La mera idea me produjo escalofríos.

Queriendo salir de allí cuanto antes, todos empezamos a subir las escaleras a paso rápido. El camino fue corto, pero al final del tramo nos encontramos con otro muro. De nuevo, Bianca usó sus poderes para mover la piedra hacia el exterior. La claridad del día nos cegó momentáneamente.

Cuando nuestra vista se aclaró, nos dimos cuenta de que estábamos en otro tipo de ruinas antiguas. La sala era cuadrada y de unos treinta metros de ancho. Había pilares y muros semiderruidos por todas partes, así como unas escaleras en una esquina de la habitación. A diferencia de las anteriores ruinas, aquí había pequeños agujeros en los muros que servían de ventanas por las que entraba luz, y se podía escuchar la tormenta de arena azotando en el exterior.

-Creo que estamos... ¡en la Torre Espejismo!- exclamé sorprendido. Podía reconocer el lugar vagamente por mi experiencia en los videojuegos.

-¿Te refieres a la torre que solo aparece de vez en cuando en el desierto? Muchas personas creen que es solo un mito.- la voz de Aura sonaba incrédula, y no podía culparla. Nadie en sus cabales pensaría que existe una torre capaz de desaparecer.

-Sea lo que sea, parece un lugar al que vendría en Equipo Nova para robar cosas antiguas. Será mejor investigar.- propuse recordando el motivo de nuestra presencia allí.

Aura apenas tuvo tiempo de asentir una vez antes de que escucháramos un ruido cercano. Ambos nos pusimos en alerta, pero nada sucedió. A los pocos segundos, el ruido volvió a sonar. Los dos giramos la cabeza hacia un lado, desde donde provenía.

Empezamos a andar en silencio buscando la fuente del ruido. Pasamos con cuidado por varios pasillos y muros parcialmente destruidos, hasta que giramos una esquina y encontramos a un grupo de personas.

Tres de ellos llevaban el uniforme del Equipo Nova, parecían reclutas. El cuarto era un chico de nuestra edad que no conocía, pero parecía estar en problemas. Esos malhechores lo tenían rodeado y sonreían con crueldad.

-Vamos, sé razonable. Necesitamos que te unas al Equipo Nova para tener más influencia.- lo presionó uno de ellos. Aunque sus palabras no eran amenazantes, su tono sí lo era.

-Si no colaboras, no tendremos otra opción que ser más duros contigo.- añadió otro recluta tomando una Pokeball. El chico chasqueó la lengua con molestia.

-Ya os he dicho que me dejéis en paz. Tendré que daros una lección.- lejos de acobardarse, el entrenador sacó una de sus Pokeball.

-Que conste que tú lo pediste.- con estas palabras, los reclutas lanzaron una Pokeball cada uno.

Tres pokémon aparecieron frente a ellos, siendo un Sneasel, un Houndour y un Loudred. El entrenador no se quedó atrás y liberó a un Monferno frente a él. Aunque su Pokémon tenía ventaja de tipo, tres contra uno podría ser demasiado.

-Tenemos que ayudarle.- las palabras de Aura fueron exactamente mis pensamientos, por lo que asentí de inmediato y nos acercamos a la escena.

-¿No os da vergüenza atacar a un entrenador solitario? Veamos si sois tan valientes ahora.- dije con enfado en el momento en que se percataron de nuestra presencia.

-Maldición, han aparecido más molestias.- dijo uno de los reclutas apretando los puños con rabia.

-No pasa nada, nos encargaremos de ellos también.- respondió otro mostrando una sonrisa cruel. Eso me hizo fruncir el ceño aún más, decidiendo que lo aplastaría yo mismo.

-Yo soy Aura, y él es Eric. Te ayudaremos aquí.- nos presentó Aura mirando al entrenador por un segundo, Noté que estaba aliviado mientras asentía.

-Os lo agradezco. Mi nombre es Airon, pero ya nos conoceremos después. Vamos allá.- con esas palabras del chico, los tres nos preparamos para enfrentar a esos miserables del Equipo Nova.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top