Capítulo 22
-¿Resonancia?- pregunté con algo de confusión. Entendía la palabra en sí, pues se refería a cuando dos o más elementos estaban en sintonía, pero no recordaba haber escuchado jamás esa palabra en los videojuegos de Pokémon.
-Así es. Esta poderosa y extraña habilidad es prácticamente desconocida fuera del Clan Meteoro. Tiene muchos usos, y estoy segura de que te has percatado de algunos de ellos.- explicó Tristana con una sonrisa divertida.
-Te refieres... ¿a hablar con los Pokémon?- la sorpresa era evidente en mi voz. Ella rio y asintió.
-Exacto, aunque no es exactamente hablar. Será mejor empezar desde el principio. La principal habilidad de Resonancia es hacer que los vínculos entre un entrenador y sus Pokémon se fortalezcan. Por supuesto, para ello ya debe existir un lazo fuerte y sincero entre entrenador y Pokémon. Esta habilidad no permite formar vínculos forzosamente.- me explicó con voz de sabionda mientras alzaba un dedo, como si fuese algo que tuviese memorizado al pie de la letra.
-Entiendo. Como mis Pokémon y yo ya tenemos un lazo, Resonancia lo fortalece y nos permite hablar.- pensé en voz alta llevándome una mano a la barbilla.
-Justo llegaba a eso. Gracias a Resonancia, vuestras almas pueden conectarse directamente. No hablas con tus Pokémon ni ellos contigo, usáis vuestras almas para comunicaros. Por eso, además de transmitir vuestros pensamientos, también podéis sentir vuestras emociones.- aquello me recordó a las veces que pude sentir lo que mis Pokémon estaban sintiendo. Ahora todo tenía más sentido.
-Ya veo... Y además de esa habilidad, ¿qué otras cosas puede hacer?- pregunté con bastante curiosidad. La sola idea de hablar con mis Pokémon es genial, pero quería saber qué más podría hacer.
-Bueno, como hiciste en nuestro combate, Resonancia también te permite fortalecer ligeramente a tus Pokémon. El grado de aumento de poder depende de vuestra relación, pero casi nunca llegará a ser un aumento considerable. Aún así, puede salvarte el trasero alguna vez.- asentí ante sus palabras. Las veces que había usado aquella habilidad pude notar que mis amigos se hacían un poco más fuertes, pero no era nada exagerado.
-¿Y esta habilidad puede ayudar a evolucionar a los Pokémon?- pregunté al recordar lo sucedido con Blaze y Bianca.
-En términos generales, la respuesta es no. Resonancia no hará evolucionar a un Pokémon que no está listo para hacerlo, pero sí que puede darle el empujón final a un Pokémon que está a punto de evolucionar.- respondió ella cruzándose de brazos. Aquello tenía sentido, pues yo sabía que ambos estaban muy cerca de evolucionar.
-¿Hay alguna otra habilidad más?- pregunté mirando a la morena. Ella me observó por un segundo y después negó con la cabeza.
-La comunicación y el fortalecimiento son las dos principales habilidades que tiene Resonancia. Otras posibles habilidades tienen efectos muy escasos y diversos, como la ligera ayuda a la evolución.- explicó con seriedad. Me pareció algo extraña la cara que estaba poniendo.
-Entonces, ¿no sirve para hacer que un Pokémon pueda usar más de un movimiento a la vez?- pregunté al recordar que Marcial se había extrañado cuando Kai mezcló dos movimientos. Tristana sonrió con diversión.
-Creo que entiendo tu confusión. Resonancia no hace eso, pero sí que es posible hacerlo con entrenamiento. Los Pokémon, de forma natural, solo pueden usar un movimiento a la vez. Los entrenadores que han intentado usar dos vieron que esto no era posible y se rindieron rápidamente. Se convirtió en una ley universal. Sin embargo, es posible romper ese limitador a través de la práctica y el esfuerzo. Es algo que mis antepasados y yo misma podemos hacer.- la revelación que me supuso sus palabras me dejaron sin habla. Eso significaba que cualquiera podía acceder a ese poder. Me moría por contárselo a Aura.
-Ahora que ya sabes sobre tu habilidad, ¿dejarás de contenerla? Noté que lo hacías en nuestro combate.- preguntó ella alzando una ceja.
-Creo que la usaré dependiendo de la situación. No quiero usar un poder tan injusto para hacerme el campeón de la Liga Pokémon. Quiero ganar con mis propias habilidades y las de mis Pokémon, en las mismas condiciones que mis rivales. Sin embargo, si debo enfrentarme al Equipo Nova o proteger a mis seres queridos... no dudaré en usarlo.- dije con decisión. Me sentí aliviado de al fin poder aclarar lo que haría con esta habilidad que me habían otorgado.
-Ya veo, me parece un buen plan. Será mejor que practiques tus habilidades, o no podrás usarlas bien cuando más lo necesites.- me advirtió la chica con seriedad. Yo asentí, lo haría de ahora en adelante.
-Creo que solo tengo una duda más. ¿Qué papel debo cumplir? ¿Por qué me buscabas?- pregunté mirándola con algo de preocupación. Según había dicho, un gran peligro se acercaba.
-No tiene sentido hablarte de la profecía ahora mismo, solo te preocuparía innecesariamente. Por el momento solo debes pensar en hacerte fuerte, mucho más fuerte. Cuando llegue el momento necesitaré tu ayuda.- fue todo cuanto ella respondió. Acto seguido, se puso en pie y yo la imité.
-Me marcho, Eric. No olvides lo que te he dicho. Volveremos a vernos.- tras decirme esas palabras y dedicarme una apenas imperceptible sonrisa, la chica se alejó y desapareció en las sombras del parque.
Me quedé mirando el punto por el que había desaparecido por varios minutos, aunque mi mente estaba en otro lugar. Esta noche había descubierto muchas cosas y mi cerebro tenía que procesar toda la información.
El cansancio me llegó repentinamente y no pude evitar bostezar. Era natural estar cansado después de tantos combates intensos. Decidí volver al Centro Pokémon y descansar, ya pensaría mañana en todo esto.
Al llegar a mi destino tuve que dejar a mis compañeros con la enfermera Joy para que se recuperaran del último combate. Casi me duermo esperando en uno de los sillones, pero afortunadamente la mujer no tardó mucho.
Ahora sí, me dirigí directamente a mi habitación y me acosté. Estaba tan cansado que ni siquiera tenía ganas de cenar, pero hice un esfuerzo y liberé a mis Pokémon para que ellos sí pudieran alimentarse.
Cuando mis ojos ya se estaban cerrando, noté que Bianca se sentó a mi lado en la cama y me acarició la cabeza con su patita. Entonces caí dormido.
A la mañana siguiente me despertó la alarma del Holomisor. Estiré mi cuerpo para desentumecerlo y me levanté bastante somnoliento. La habitación estaba vacía, por lo que mis amigos debieron irse a dormir a sus Pokeballs. No me extrañaba, se estaban haciendo demasiado grandes para la cama.
Sin perder tiempo, me puse a hacer mis ejercicios habituales y después tomé una ducha refrescante. Tras eso, decidí bajar a la cafetería del Centro Pokémon. Y para mi sorpresa, allí había un rostro conocido.
-Ah, me preguntaba cuándo aparecerías.- dijo Bruno al verme. El chico estaba desayunando en una mesa del lugar.
-Buenos días a ti también.- respondí rodando los ojos mientras me sentaba frente a él. Podría haberlo ignorado, pero quería preguntarle sobre el torneo de ayer.
-Estuve viendo tu combate final. Parece que los dos perdimos contra esa chica, aunque ella te regalara la victoria.- comentó el moreno con un ligero tono burlón.
-No me lo recuerdes. De solo pensarlo me da rabia.- respondí secamente mientras fruncía el ceño. El chico asintió, seguramente porque también era entrenador y podía entender cómo me sentía.
-Sus Pokémon tenían más nivel que los nuestros, pero incluso si estuvieran parejos, también era buena entrenadora.- dijo con algo de molestia en la voz.
-Sé lo que piensas. No sería una batalla fácil ni aunque nuestros equipos tuvieran su nivel.- dije entendiendo por dónde iba. Él asintió una vez.
-También quería hablarte sobre una cosa... ¿Qué demonios hiciste durante el combate? Noté que tus Pokémon parecieron recuperar sus fuerzas y que un brillo los rodeaba.- preguntó el chico mirándome de forma analítica. La pregunta casi me hace atragantame con la comida.
-Lo siento, pero no sé de qué me hablas. Yo no hice nada. Quizá fue el poder de la amistad.- dije intentando aparentar normalidad. Realmente, sí era algo parecido al poder de la amistad.
-Ya, claro...- el chico me miraba ahora con más sospecha, pero no siguió insistiendo en el tema.
En ese momento, una noticia que estaban emitiendo en la televisión de la cafetería llamó mi atención. En la pantalla aparecía una mujer atractiva y elegantemente vestida. Su cabello era largo, liso y rubio. Dos orbes azul pálido formaban sus ojos, que despedían un brillo de audacia e inteligencia. La mujer debía rondar los treinta años.
-Como presidente de la Liga Pokémon quiero anunciar que, debido a los últimos accidentes causados, desde hoy se considerará al Equipo Nova como un grupo criminal. Si algún ciudadano o ciudadana detecta alguna actividad de este grupo, se le agradecería que lo comunicara inmediatamente a la policía. Por nuestra parte, haremos todo lo posible por detenerlos y poner fin a sus fechorías.- habló la mujer con voz clara y precisa. Se notaba que estaba acostumbrada a hablar en público.
-Ella es Minerva, la actual presidente de la Liga Pokémon. Parece que por fin se van a tomar este asunto del Equipo Nova con seriedad.- explicó Bruno mientras miraba la noticia. Eso me aclaraba quién era esa mujer.
-No tengo recuerdos de ella. ¿Es buena en su trabajo?- pregunté con algo de curiosidad. Quizá después buscara más información por mí cuenta.
-Eso creo, la verdad es que tampoco me interesa mucho la política.- respondió encogiéndose de hombros. No podía culparlo, a mí me pasaba lo mismo.
-Entiendo. Creo que ya es hora de marcharme, tengo que entrenar para el gimnasio.- dije levantándome de mi asiento. Él me imitó.
-Lo mismo digo. Hasta otra.- tras despedirse, Bruno se marchó del Centro Pokémon.
Me pareció curiosa la conversación que acabábamos de tener. No por el tema en sí, sino porque el chico ya no parecía despreciarme tan abiertamente. Seguía siendo un idiota irritante, pero en menor medida.
Ignorando ese asunto, salí del lugar en dirección hacia la playa que había en la parte este de la ciudad. Esperaba encontrar allí un lugar tranquilo para entrenar, así como entrenadores con los que poder combatir.
Al llegar allí contemplé una bonita playa que no era muy grande, pero había bastante gente disfrutando del sol y el mar. Desde mi posición podía divisar la otra orilla, desde donde podría ir hasta Ciudad Arborada. Pero aún era pronto para eso, así que decidí sacar a mis Pokémon para iniciar el entrenamiento.
Pensé en la posibilidad que hablar con ellos a través de Kai, pero quería practicar la Resonancia. Tristana había dicho que no debía retenerla, sino liberarla y aprender a usarla. Y eso pensaba hacer, por lo que busqué un lugar apartado para ello.
-Blaze, acércate.- le pedí a mi inicial mientras me sentaba en la arena con las piernas cruzadas. Él así lo hizo mientras los demás nos observaban.
Tomé su garra con una de mis manos y ambos cerramos los ojos. La vez anterior aún me costaba comunicarme bien con ellos, por eso quería practicar hasta hacerlo con fluidez.
Me concentré y busqué el poder dentro de mí. Este respondió de inmediato, como si estuviera deseoso de actuar. Noté que mi alma se conectaba con la de mi amigo, aunque el vínculo era débil. Decidí centrarme en ese punto y fortalecerlo, aferrándome a él.
Me llevó un tiempo, pero finalmente conseguí que el lazo fuera un poco más fuerte y estable. Solo entonces intenté hablar con Blaze.
"¿Puedes oírme?" pregunté con expectación.
"Claro que puedo." escuché de forma bastante clara. Era la primera vez que escuchaba a mi inicial con tanta nitidez.
"Es increíble... me alegro de poder hablar contigo, amigo." dije emocionado. Por fin podía hablar con él en buenas condiciones.
"Yo también me alegro. Era frustrante tener que depender de ese engreído de Kai." Bufó Blaze con molestia, aunque podía sentir que no estaba realmente enfadado con mi Riolu.
"Kai puede ser un poco complicado de sobrellevar en ocasiones, pero sois compañeros, así que intentad llevaros bien." respondí con diversión. Era cierto que el tipo lucha podía ser irritante cuando quería.
Mi amigo de fuego soltó un gruñido de molestia, pero sentí que intentaría llevarse bien con Kai, lo que me hizo sonreír. Entonces recordé que los demás aún estaban esperando, por lo que debía darle a Blaze las indicaciones de su entrenamiento y acudir con ellos.
"Escucha, aún no sabemos si podremos megaevolucionarte en Charizard X o en Y, así que debemos entrenar tanto tu físico como tus ataques especiales." empecé explicando, pero me interrumpí al notar la confusión que sentía mi Pokémon.
"¿A qué te refieres con Charizard X o Y? ¿Hay más de un Charizard?" preguntó con evidente desconcierto.
Su pregunta me sorprendió, pero rápidamente caí en la cuenta de que los Pokémon en estado natural no pueden megaevolucionar, por lo que no es extraño que desconozcan este fenómeno.
"La megaevolución es una transformación temporal que te dará más fuerza. En tu caso, puedes hacerlo en dos versiones distintas. En cualquier caso, es pronto para preocuparse por eso. Solo sigue mis indicaciones y ya lo pensaremos cuando llegue el momento." expliqué sin entrar en muchos detalles. No serviría de nada contarle todo el trasfondo de la megaevolución, al menos por ahora.
Dicho esto, le pedí a Blaze que hiciera un entrenamiento físico que constaba de varios ejercicios. Posteriormente, entrenaría la fuerza de sus llamas intentando generar más energía y usarla para potenciar sus ataques.
Cuando acabé con Blaze proseguí con el resto de mis compañeros. Estaba pensando a quién debía elegir ahora cuando Gael se adelantó al resto bastante emocionado. Sonreí sin poder negarme y extendí mi puño hacia él.
Cuando entramos en contacto y establecí el vínculo, rápidamente sentí cómo mi impaciente amigo intentaba hablarme. Sin duda, la paciencia no era una de sus virtudes. Intenté no pensar en ello y centrarme en fortalecer el enlace para poder oírlo claramente. Por suerte, ya tenía práctica y resultó algo más sencillo.
"¡Hey jefe! ¿Me oyes?" fue lo primero que oí cuando el lazo se asentó. La voz de Gael estaba llena de energía y hablaba algo rápido. Levanté una ceja con incredulidad.
"¿Jefe? Yo no soy tu jefe, somos amigos." lo regañé de inmediato. No quería que mis Pokémon sintieran que yo era su superior o algo similar.
"Ya sé que somos amigos, pero el jefe es el jefe." Respondió con simpleza, como si fuera algo obvio. Suspiré resignado, al menos parecía entender que yo no era su amo, sino su igual.
"Bueno, voy a indicarte cómo debes entrenar. En tu caso, tus mejores habilidades son la velocidad y los ataques físicos. Por ello, nos centraremos en realizar ejercicios que te fortalezcan, pero sin perder velocidad." mi compañero pareció entender mi explicación, puesto que asintió varias veces.
Le mandé que corriera por la playa y que nadara en el agua para mejorar su rapidez y resistencia. Después realizaría algunos ejercicios para fortalecer sus músculos, como saltar sobre su cola o levantar rocas.
Una vez acabé con él, ahora sería el turno de Bianca. Fue bastante más fácil establecer el lazo con ella, probablemente por sus poderes psíquicos. Aunque también sospechaba que podía deberse a lo abierta que era ella a percibir las emociones de los demás gracias a su habilidad.
"Hola." saludó mi amiga con voz melodiosa y dulce. Era todo un encanto.
"Hola Bianca, me alegro de hablar contigo." respondí de manera cariñosa mientras acariciaba su cabeza. Ella gruñó suavemente, complacida.
"Ya sabes que debes seguir entrenando tus poderes, pero también tu velocidad. La táctica de Teletransporte no va a funcionar siempre, por lo que debes poder esquivar los ataques por ti misma." le expliqué a mi compañera.
Aunque ella aceptó mis palabras, notaba que no estaba del todo convencida. no la culpaba, puesto que teletransportarse era más cómodo. Pero no podíamos seguir dependiendo de eso, o nuestros rivales vendrían preparados contra nosotros.
Aclarado esto, puse a Bianca a realizar ejercicio físico ligero, sobre todo centrado en mejorar su velocidad. Después de eso, ya podría entrenar sus poderes psíquicos levantando rocas pesadas, entre otras cosas.
Ahora era el turno de Spike, que ya tenía los ojos cerrados y estaba casi dormido. Era increíble lo tranquilo y dormilón que era este pequeñín. Lo toqué suavemente con mi mano para poder enlazarme con él y cerré los ojos.
"Spike, despierta." lo llamé poco después, cuando ya había afianzado el vínculo. Él pareció sobresaltarse.
"¿Qué...? Ah, buenos días." la voz de mi amigo sonaba adormilada, y no pude evitar sonreír con nerviosismo al ver que estaba un poco perdido.
"Siento despertarte, pero es hora de entrenar." le dije con energía, esperando levantarle el ánimo.
Como ya era habitual para él, entrenaría mejorando su habilidad para rodar a gran velocidad. También le indiqué que practicara las Drenadoras para mejorar su puntería. Después de todo, eran la base de su estrategia.
Por último, cuando miré hacia Kai encontré que mi amigo ya se encontraba haciendo ejercicio físico y practicando sus golpes contra una roca. Me pareció bien que tuviera disciplina e iniciativa para entrenar, pero podría haber esperado mis indicaciones...
Todos entrenaron durante un buen rato siguiendo mis pautas, para después juntarse todos para el entrenamiento común: la Zona de presión. Estaba notando en los combates que este entrenamiento ayudaba a mi equipo a mejorar su capacidad de percibir el entorno y esquivar los ataques, lo cual me vendría muy bien.
Yo también había estado entrenando. Empezaba a notar cómo mis músculos y resistencia se fortalecían gracias al entrenamiento que había estado haciendo. Estaba seguro de que, en un futuro, me haría falta tener un buen físico para enfrentar los peligros que encontraría.
Cuando el sol ya empezaba a ocultarse, decidí volver al Centro Pokémon. Habíamos pasado el día entero entrenando, y tanto mis Pokémon como yo estábamos listos para enfrentarnos al gimnasio de Ciudad Malvalona. Mañana sería el gran día.
Después de dejar a mis amigos con la enfermera, subí a darme una ducha para limpiarme. Como ya era la hora de cenar, fui a por mis Pokémon y comimos todos juntos en la cafetería.
Cuando subimos a mi habitación decidí pasar un rato cepillando y mimando a mis compañeros. Se habían ensuciado en la playa, y también quería que se sintieran bien y descansados para mañana. Solo Kai se resistió un poco, aunque al final conseguí que aceptara tras darle una baya Meloc.
Tras dejarlos bien limpios a todos, los devolví a sus Pokeballs y me puse mi ropa para dormir. Me tumbé en la cama y abrí la pantalla del Holomisor para buscar un poco de información sobre Erico, el líder de gimnasio.
Mientras buscaba encontré algo sorprendente, ante lo que no pude evitar sonreír. Mañana iba a ser un día interesante.
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