Capítulo 13


Esa mañana me desperté sobresaltado al notar un leve golpe en mi cara. Todavía algo desorientado debido al sueño, observé a mi alrededor. Me sorprendí al comprobar que todos mis compañeros estaban durmiendo junto a mí. El golpe provenía de la cola de Gael, que dormía sobre la almohada.

Debido al movimiento que había hecho al incorporarme en la cama, Bianca empezó a despertar. Sus ojos rojos me miraron bajo su casco y una sonrisa afloró en su rostro. Su pequeña mano se colocó sobre la mía y su cuerno empezó a brillar levemente.

En ese momento, empecé a sentir de nuevo esa extraña sensación que había tenido en el combate contra Petra, pero era muy leve. Podía sentir una tenue conexión con Bianca. Algo reticente, intenté concentrarme en aquel enlace.

Al principio no sentí nada extraño, pero lentamente empecé a notar algo. Intenté transmitirle mis pensamientos a mi pequeña amiga, pero no parecía funcionar. Sin embargo, lo que sí notaba era una especie de... sensación. Era complicado de explicar, pero de alguna forma podía sentir la preocupación que Bianca sentía por mí.

-¿Estabas preocupada por mí?- le pregunté a mi Pokémon después de abrir los ojos y romper ese extraño enlace. Ella asintió con energía, lo que me hizo sonreír. Acaricié un poco su cabeza y ella gruñó complacida.

-Estoy bien, no te preocupes. Más importante, hoy es nuestra batalla de gimnasio, así que debemos prepararnos.- dije levantándome de la cama. Mi movimiento despertó al resto de mi equipo, que me miraron somnolientos. Me sorprendió ver que Kai también dormía en la cama, aunque lo hacía en los pies y alejado del resto.

-A desayunar, chicos.- les dije volviendo a rellenar los cuencos de comida que aun estaban en el suelo desde la cena. Tras eso, comencé mi rutina diaria.

Una hora después, ya estaba saliendo del Centro Pokémon con el estómago lleno y listo para mi combate. En mi camino hacia el gimnasio recordé que, de nuevo, iba a ser grabado por las cámaras. Aquello me puso levemente nervioso, pero intenté no pensar en ello y concentrarme repasando mis estrategias.

Debido a que el gimnasio era de tipo lucha, el pobre Spike tendría que quedarse en el banquillo esta vez. Eso me dejaba con cuatro Pokémon que podía usar, y solo Bianca tenía ventaja de tipo. Espera que eso, sumado a las tácticas que había pensado, fuera suficiente.

Al llegar al gimnasio observé que todo estaba igual que ayer. Busqué a Marcial con la mirada por unos segundos, hasta que lo encontré boxeando contra un saco. Me acerqué a él quedando a su vista, momento en el que dejó de golpear al pobre saco.

-Por la mirada que traes, parece que has venido a desafiarme.- dijo el peliazul cogiendo una toalla y limpiándose el sudor. Noté que otros miembros del gimnasio nos miraron al escuchar eso.

-Así es, he venido a por la medalla del gimnasio.- respondí mirándole con decisión. Él asintió y me indicó con un gesto que lo siguiera.

Cruzamos el gimnasio hasta pasar por una puerta. Llegamos a una recepción pequeña, muy similar a la que había en el gimnasio de ciudad Férrica. La recepcionista que había allí nos saludó al vernos.

-Vengo para conseguir la medalla.- le dije a la mujer adelantándome al líder. Le ofrecí mi tarjeta de entrenador para que consultara mis datos.

-Muy bien. Mientras relleno el formulario puedes firmar este consentimiento.- dijo entregándome una hoja exactamente igual a la que firmé anteriormente. Con algo de disgusto, la firmé rápidamente.

-Eso es todo. Pasa por esa puerta y empezarás una batalla contra un entrenador que evaluará si estás listo para enfrentarte a Marcial.- me dijo la joven tras comprobar que todo el papeleo estaba correcto.

Le asentí una vez y me di la vuelta para despedirme del líder, pero ya no había nadie. No sabía en qué momento se había marchado, pero no importaba. Ahora debía estar centrado en los combates y nada más. Con decisión, crucé la puerta que me llevaría a la prueba.

-Bienvenido, aspirante. Yo me encargaré de ver si estás listo para enfrentar a Marcial.- al llegar a la siguiente sala me encontré con un campo de batalla, y en él había un karateka que me observaba con una sonrisa desafiante.

-El combate será de uno contra uno. El perdedor se decidirá cuando alguien se retire o su Pokémon sea incapaz de continuar.- anunció el árbitro levantando la bandera. Ambos tomamos una Pokeball y, a su señal, la lanzamos al mismo tiempo.

Por mi parte elegí a Gael, que salió al campo lanzando un fuerte gruñido. Mi rival sacó a un Machop, que enseguida se puso en posición de combate. Decidí que debía tomar la iniciativa.

-Usa Ataque Rápido.- indiqué señalando a nuestro enemigo.

Mi Buizel se envolvió en luz blanca y salió disparado a gran velocidad. El Machop ni siquiera pudo reaccionar antes de recibir un golpe que lo hizo retroceder unos pasos, pero enseguida se recuperó.

"Ya veo, es muy resistente físicamente." pensé al darme cuenta de que no iba a lograr mucho así.

-Machop, usa Foco Energía.- ordenó el karateka.

-No lo dejes. Usa Pistola Agua.- respondí yo rápidamente.

A pesar de mi veloz reacción, el tipo lucha logró rodearse de un aura amarilla antes de que el ataque de agua lo golpeara, logrando esta vez arrojarlo al suelo. Aunque habíamos logrado dañarlo, sus ataques se habían vuelto muy peligrosos ahora.

-Gael, usa tu velocidad para mantenerte alejado. Ataca con Pistola Agua.- ordené con cautela.

Dado que ese Machop debía estar cerca para atacar, mantener las distancias y atacar desde lejos parecía la mejor estrategia a seguir.

-Esquívalo y ve a por él.- ordenó el karateka.

Para mi sorpresa, el Machop esquivó el ataque y empezó a correr a una velocidad inusual en esos Pokémon. Aún así, Gael todavía era mucho más rápido que él, por lo que no estaba logrando alcanzarlo. El problema era que tampoco lográbamos acertar ningún ataque contra él debido a que presionaba a mi Pokémon.

-Vamos a acabar con esto. Usa Golpe Veloz.- indiqué con una sonrisa, la cual aumentó al ver la cara de confusión que puso el karateka al escuchar ese ataque.

Gael se recubrió de un brillo blanco y se lanzó a toda velocidad contra el Machop, dando vueltas a su alrededor. Parecía un Ataque Rápido normal, pero la sorpresa no había llegado todavía.

-Aplástalo con Golpe Karate.- dijo mi rival lanzando un puñetazo al aire.

Su Pokémon hizo que sus manos brillaran y empezó a lanzar poderosos golpes cada vez que Gael pasaba cerca de él, pero debido a su velocidad no lograba alcanzarlo. Entonces, cuando perdió el equilibrio tras realizar uno de esos golpes, Gael apareció desde un lateral y, con su puño envuelto en energía, le dio un poderoso golpe en la mejilla que lo lanzó volando por los aires.

-Aún no, sigue con Pistola Agua.- ordené al darme cuenta de que el Machop seguía consciente.

Gael obedeció y lanzó un potente chorro de agua que golpeó a su rival en el aire, estrellándolo contra la pared que había tras su entrenador, el cual me observaba boquiabierto.

-El combate ha terminado. El aspirante es el vencedor.- declaró el árbitro al comprobar que el otro Pokémon no podía continuar.

-¿Qué demonios ha sido ese ataque?- preguntó el karateka bastante confuso.

-Lo siento, pero eso es un secreto de entrenador.- respondí con una sonrisa algo culpable. Me sabía mal no decírselo, pero era una de las tácticas que se me habían ocurrido.

La verdad detrás de ese movimiento era que consistía en combinar dos de los movimientos de Gael, que en este caso eran Ataque Rápido y Retribución. De esta forma, no estaba limitado a los cuatro ataques que mis Pokémon podían usar, sino que podía combinarlos para generar ataques incluso más fuertes. Lleva mucho tiempo de entrenamiento, pero era una de mis cartas de triunfo.

Después de despedirme del karateka, avancé por la puerta que me llevaría hasta mi pelea contra Marcial. Lo que no me esperaba fue aparecer frente a un enorme cuadrilátero de artes marciales con decenas de luces y cámaras alrededor. Y, sobre este, se hallaba Marcial.

-Veo que has llegado hasta mí. Bien, empecemos esta batalla.- dijo con una sonrisa emocionada. Yo se la devolví, los dos ardíamos en deseos de combatir con el otro, podía sentirlo.

-Va a comenzar la batalla de gimnasio entre el líder Marcial y el aspirante Eric. Será un combate con tres Pokémon, y perderá el primero en quedarse sin Pokémon que puedan pelear o aquel que se retire. Solo el aspirante puede cambiar de Pokémon.- tras la explicación, el árbitro levantó la bandera y ambos nos preparamos para lanzar nuestras Pokeball. Cuando la bajó, los dos lanzamos a nuestro primer Pokémon al mismo tiempo.

Bianca apareció en el campo de batalla en un destello de luz. Mi pequeña amiga emitió un gruñido, parecía muy motivada para el combate, lo cual me agradó. Por otro lado, Marcial sacó a un Croagunk, lo cual me preocupó un poco.

-Vamos primero, usa Confusión.- le indiqué a mi compañera.

Sabía que Croagunk era muy débil a los ataques psíquicos debido a su combinación de tipos, pero eso no significaba que esto fuera a ser sencillo. Sus movimientos de tipo veneno podían dañar gravemente a Bianca, por lo que debía ser cuidadoso.

-Esquívalo y usa Bofetón Lodo.- ordenó Marcial bastante tranquilo. Probablemente estaba acostumbrado a enfrentarse a Pokémon de tipo psíquico.

Yo no le di ninguna indicación a Bianca, ella ya sabía lo que tenía que hacer. Justo antes de ser golpeada, ella desapareció con Teletransporte y reapareció a un lado de su enemigo, que fue atrapado por sorpresa.

-Ahora, Confusión.- volví a ordenar señalando al tipo veneno.

Debido a la sorpresa, Croagunk no pudo esquivar el ataque a tiempo y se llevó un buen golpe que lo mandó al suelo. Noté cómo Marcial parecía preocupado y apretaba los dientes, pero su Pokémon aun seguía consciente y se levantó con dificultad.

-Tendremos que fortalecernos, una Corpulencia.- indicó el líder, que ahora tenía una expresión algo más seria.

-No le des un respiro, usa Confusión.- dije frunciendo el ceño. Si dejaba que se fortaleciera, sus ataques serían aún más peligrosos.

Aunque Bianca fue rápida en lanzar su ataque, a Croagunk le dio tiempo de aumentar sus estadísticas y saltar a un lado para esquivar el peligroso ataque. Marcial parecía más confiado ahora.

-Ataca con Picotazo Venenoso.- dijo el líder con una sonrisa.

Eso activó todas mis alarmas. Ese ataque no solo causaría un gran daño a Bianca, sino que podría envenenarla, y eso sería fatal. Por tanto, le indiqué a mi amiga que usara el Teletransporte para esquivar.

El Pokémon enemigo no dejaba de lanzar agujas venenosas hacia mi Pokémon cada vez que ella aparecía en una ubicación distinta, por lo que esto se había convertido en una batalla de resistencia. Tenía que pensar en algo, o Bianca podría ser la primera en agotarse.

-Aparece cerca de él y usa Confusión.- ordené tomando una decisión. Había que contraatacar. Mi amiga asintió y desapareció una vez más.

-Estaba esperando eso. Usa Persecución.- las palabras de Marcial me hicieron abrir los ojos con sorpresa, pero ya era tarde.

Bianca apareció a un lado de Croagunk y se preparó para lanzar su ataque, pero su enemigo ya estaba envuelto en energía oscura y se lanzó hacia ella a gran velocidad. Un fuerte golpe la alcanzó y mandó el suelo, lo cual me preocupó bastante.

-Bianca, ¿estás bien?- pregunté algo temeroso. Afortunadamente, ella se levantó con algo de esfuerzo. Su gruñido me indicó que pretendía continuar.

-En ese caso, será mejor que acabemos con esto pronto. Usa Confusión.- indiqué nuevamente. Sabía que otro golpe con ese ataque sería suficiente.

Mi amiga ejecutó el ataque, pero el Pokémon de Marcial reaccionó rápido y pudo esquivarlo tras recibir la orden de su entrenador.

-Gira sobre ti mismo y usa Picotazo Venenoso.- dijo Marcial, sorprendiéndome.

Croagunk empezó a girar a gran velocidad y a lanzar una gran cantidad de agujas en todas direcciones. Bianca empezó a usar Teletransporte para evadirlas, pero le resultaba muy difícil debido a que los ataques no tenían un patrón definido.

Si seguía así, mi Pokémon acabaría recibiendo uno de esos ataques, el cual la dañaría gravemente. Intentaba pensar en una forma de contraatacar, pero era complicado si debíamos mantenernos tan a la defensiva. Me mordí el labio con frustración, pero entonces se me ocurrió un plan. Era arriesgado, pero debía hacerlo.

-¡Para y usa Confusión!- exclamé decidido.

Mi compañera no dudó y dejó de teletransportarse, tras lo cual empezó a cargar su ataque psíquico. Pero antes de poder lanzarlo, una aguja la alcanzó y la hizo gemir de dolor. Aquel sonido resonó dentro de mí, causándome malestar.

-¡Ahora, Persecución!- indicó Marcial muy confiado, pero yo sonreí.

-¡Libera tu ataque!- le indiqué a Bianca, sorprendiendo al líder.

Croagunk se envolvió en un aura oscura y corrió hacia una Ralts que parecía sobrepasada por el dolor, pero se encontró con la feroz mirada carmesí de mi compañera. El aura azul de sus poderes psíquicos aún la rodeada, y dicho poder fue descargado contra su enemigo a quemarropa.

-¡No!- exclamó Marcial con frustración y preocupación al ver a su Pokémon caer inconsciente. Tras regresarlo a su Pokeball, me miró con el ceño fruncido.

-Me has atraído haciéndome creer que tenía una oportunidad de atacar, solo para poder contraatacar. Eres interesante.- dijo el líder mientras sacaba otra cápsula, la cual lanzó al campo de batalla.

Cuando el haz de luz se disipó, la figura de un pequeño Pokémon se hizo visible. Se trataba de un Pancham, el cual tenía una sonrisa traviesa y orgullosa. A pesar de haber perdido un Pokémon, Marcial parecía confiado.

-Bianca, deberías descansar.- le dije a mi amiga sacando su Pokeball, pero un gruñido de esta me detuvo. Por la mirada decidida que me dirigía, supe enseguida que quería continuar.

-Bien, vamos allá. Usa Voz Cautivadora.- ordené tomando la iniciativa. Al contrario que con su anterior rival, los ataques psíquicos no funcionarían contra Pancham, así que dependíamos del tipo hada.

-Corpulencia.- la orden de Marcial me resultó curiosa, pero lo entendía. Ya que no podía esquivar el ataque, aprovecharía para fortalecerse.

Pancham se rodeó de un aura y soportó el ataque de Bianca lo mejor que pudo, aunque había recibido un buen daño. Pero a cambio, se había fortalecido y era más peligroso.

-Ahora Puño Cometa.- dijo Marcial con una sonrisa confiada.

Su Pokémon cargó contra Bianca con una luz blanca rodeando sus puños. Mi amiga usó Teletransporte para esquivar el primer golpe, pero eso no fue todo. Pancham se lanzó contra ella nuevamente, obligándola a moverse de nuevo. Tras varios intentos, Bianca estaba demasiado agotada y recibió un fuerte golpe antes de poder teletransportarse.

-Bianca, ¿estás bien?- corrí hasta mi amiga y la levanté en mis brazos. Ella me miró con sus preciosos ojos rojos y gimió algo que, en algún lugar de mi interior, supe que era una disculpa.

-No te preocupes, lo has hecho genial.- la felicité antes de regresarla a su Pokeball. Y era cierto, había vencido a un Pokémon y dañado a otro. Podía descansar orgullosa.

Miré al campo de batalla mientras me llevaba una mano al cinturón y sacaba otra cápsula. Quizá fuera un poco pronto para él, pero sabía que ardía en deseos de combatir, podía notarlo desde el interior de la esfera. Por ello, lancé la Pokeball y Kai apareció en medio de un destello.

-Vamos a demostrarle los resultados de tu entrenamiento. Usa Palmeo.- le indiqué a Riolu.

-No dejaré que me venzas con mi propio tipo. Usa Golpe Karate.- ordenó Marcial con una sonrisa emocionada. Me sorprendió darme cuenta de que yo también estaba disfrutando este combate a pesar de la tensión.

Ambos Pokémon hicieron brillar sus manos y se lanzaron contra el otro. Los golpes empezaron a llover entre los dos con gran fuerza, sin que ninguno llegara a alcanzar al otro. Pancham tenía ventaja de fuerza por el Corpulencia, pero Kai era más rápido. Tanto Marcial como yo estábamos observando el combate esperando encontrar un hueco.

Dicho momento llegó cuando un fuerte golpe de Pancham impactó contra el suelo y lo resquebrajó, haciendo que Kai perdiera el equilibrio. Noté cómo Marcial se percató de ello y se dispuso a atacar.

-Usa Puño Cometa.- dijo el peliazul alzando el puño.

-No lo dejes. Ataque Rápido.- decidí usa ese ataque de prioridad para adelantarme a mi rival.

Pancham empezó a cargar energía en sus puños, pero Riolu lo golpeó a gran velocidad antes de que pudiera atacarle. Sin embargo, para mi sorpresa, el panda resistió el golpe bastante bien y, aprovechando la cercanía de Kai, empezó a golpearlo repetidas veces con su ataque.

-¡No!- exclamé preocupado cuando Kai fue lanzado por los aires y cayó al suelo pesadamente.

En mi interior, noté cómo algo vibraba buscando ser liberado. Apreté los dientes mientras me planteaba si debía usarlo, pero no hizo falta. Ante mi sorprendida mirada, Kai se levantó con esfuerzo. Su mirada decidida se clavó en mí, y supe sin necesidad de comunicarnos lo que quería decirme. Se bastaba él solo para esta batalla.

-Vaya, tu Pokémon es resistente, pero esto se acaba aquí. Pancham, usa Corpulencia y Golpe Karate.- ordenó el líder mientras señalaba hacia Kai.

Su Pokémon volvió a rodearse de un aura que hizo crecer sus músculos, y después reunió energía en sus manos. Se podía notar a simple vista lo peligroso que sería aquel ataque, lo cual me hizo tragar saliva. Entonces, Pancham cargó contra mi golpeado Pokémon, que no se movía del sitio.

Me fijé en la cara sorprendida de Marcial al darse cuenta de que no le estaba dando ninguna orden a mi Pokémon, ni siquiera que lo esquivara. No pude evitar que una sonrisa apareciera en mi rostro. Había caído en mi trampa.

-¡Ahora, Contraataque Total!- ordené cuando el ataque de Pancham estaba cerca de golpear a mi compañero.

Ante la confusa mirada del líder, Kai se rodeó de un aura blanca. El golpe de Pancham le dio de lleno, siendo incluso un crítico. Pero al contrario de lo que se podía esperar, mi Riolu consiguió resistir el ataque. El aura blanca que lo rodeaba se volvió naranja y se concentró en su puño. Entonces, mi Pokémon lanzó un poderoso puñetazo contra su enemigo. El ataque lo alcanzó en el pecho, y fue tan poderoso que salió volando hasta estrellarse con la pared que había detrás de un anonadado Marcial. Al mismo tiempo, Kai apoyó una rodilla en el suelo con la respiración agitada, estaba agotado.

-Pancham está fuera de combate.- anunció el árbitro alzando la bandera. Ahora, el peliazul solo tenía un Pokémon.

-¿Qué diantres ha sido eso?- preguntó el líder mientras regresaba a su Pokémon. Era normal su confusión, ese ataque ni siquiera existía.

-Era una combinación de Aguante y Contraataque.- expliqué con una sonrisa orgullosa.

Esa era la única táctica especial que había tenido tiempo de practicar con mi Riolu. Sabía que nos sería muy útil en este gimnasio ya que se centra en ataques físicos, así que decidí enseñarle esa de entre todas las posibilidades.

-¿Una combinación...? ¿De qué estás hablando? Un solo Pokémon no puede combinar dos de sus ataques.- replicó el líder frunciendo el ceño. Me sorprendió saber aquello, yo pensaba que era posible.

-Pues mis Pokémon pueden.- dije encogiéndome de hombros. No tenía una mejor explicación que darle, pues no sabía que era algo exclusivo de mis amigos. Quizá esto estuviera relacionado con mi extraña habilidad.

-Eso es... extraño.- respondió con desconfianza. Podía entender sus sospechas, quizá pensara que estaba usando algún truco extraño.

-¿Quiere continuar el combate?- preguntó el árbitro. Marcial pareció pensarse la respuesta, pero finalmente asintió.

-Aunque tengas trucos bajo la manga, eso solo lo hace más emocionante.- dijo mientras sonreía con emoción y sacaba su última Pokeball.

Tras lanzarla al aire, una figura redondeada apareció en escena. Tal y como imaginaba, Makuhita era su último Pokémon. Parecía un Pokémon bastante fuerte, y Kai ya estaba al límite. Quizá solo tendríamos oportunidad de usar un ataque más. Incluso me planteé sustituirlo, pero la mirada orgullosa que me dio me hizo saber que no se retiraría hasta el final.

-Debemos tomar la iniciativa. Usa Ataque Rápido.- indiqué mordiéndome el labio inferior. Esperaba que pudiera seguir mis indicaciones a pesar de su agotamiento.

-De eso nada. Makuhita, Sorpresa.- las palabras de Marcial me hicieron abrir los ojos como platos, sabiendo que venía lo inevitable.

Aunque Kai consiguió lanzarse contra su rival a gran velocidad, este dio un fuerte aplauso hacia delante que produjo una onda sónica. El ataque alcanzó a mi amigo, que no pudo hacer nada por esquivarlo. Eso terminó con las pocas fuerzas que le quedaban.

-Buen trabajo, tómate un descanso.- le dije a mi Pokémon tomándolo en brazos. Él soltó un gruñido malhumorado antes de ser devuelto a su cápsula. No pude evitar sonreír, mis Pokémon eran demasiado orgullosos.

Tomé la Pokeball del último Pokémon que me quedaba, pero me sentía tranquilo. Tenía total confianza en mis compañeros Pokémon, pero sobre todo en este. Cerré los ojos y apreté la esfera, queriendo transmitirle todo mi cariño y fuerzas. Después los abrí y liberé a mi Pokémon.

-¡Char!- gruñó mi inicial al aparecer en el campo de batalla. Lucía con muchas ganas de combatir, lo cual me hizo sonreír.

-Vaya, lamento decirte que no ha sido una buena elección. Mi Makuhita tiene la habilidad Sebo, por lo que tus ataques de fuego no le harán mucho daño.- comentó Marcial mientras nos observaba con cierta resignación. Probablemente pensaba que acababa de sentenciar mi derrota.

-Bueno, eso ya lo veremos.- dije con una sonrisa confiada. Puede que estuviera en desventaja, pero sabía que Blaze podía con lo que se le pusiera por delante.

-Acabemos con esto. Usa Empujón.- ordenó Marcial, que se veía bastante tranquilo. Pobre iluso.

-Usa Ascuas.- dije con igual tranquilidad. Si Marcial quería subestimarse, entonces me aprovecharía de eso.

El Pokémon de lucha se dirigió hacia Blaze con las manos brillando, pero era bastante lento. Mi compañero aprovechó la distancia y lanzó varias ráfagas de fuego contra él. Me sorprendió que, en lugar de esquivarlas, soportó el daño y siguió avanzando. Desafortunadamente, recibió muy poco daño.

-Mantén las distancias.- le indiqué a mi compañero.

Y así inició una persecución. Makuhita iba detrás de Blaze para golpearlo, pero este era más rápido y conseguía no ser alcanzado. Sin embargo, poco a poco estaba siendo acorralado en una esquina del campo de batalla.

-Usa Pantalla de humo para escapar.- le indiqué al ver que ya no tenía escapatoria.

Blaze exhaló una gran bocanada de humo negro que cubrió a ambos Pokémon, dejándolos fuera de nuestra vista. Empezaron a escucharse golpes, probablemente era Makuhita intenta alcanzar a Blaze. Sin embargo, mi Pokémon salió de la nube totalmente ileso unos segundos después.

-Usa Corpulencia y sal para atacar con Palmeo.- indicó Marcial. Me sorprendió notar que usaba mi propio ataque para esconder a su Pokémon y que este se fortaleciera sin que Blaze pudiera atacarlo. Cualquiera le hubiera dicho a su Pokémon que saliera de ahí, pero no por nada era un líder de gimnasio.

Makuhita salió de entre el humo unos segundos después, y se le notaba más musculoso. Ahora debíamos tener más cuidado que antes de no ser alcanzados por un ataque. Y precisamente eso hizo nuestro rival, lanzarse sobre Blaze con su ataque preparado.

-Esquívalo y contraataca con Retribución.- ordené bastante preocupado. Si uno de esos golpes alcanzaba a Blaze, el daño sería enorme.

Mi Pokémon se rodeó de energía y saltó a un lado, evitando el ataque. Entonces, ambos empezaron a lanzarse poderosos golpes el uno al otro. En ese momento, me alegré de haberle enseñado Retribución a mis compañeros. Debido a nuestros lazos, era un ataque bastante poderoso. Si no fuera por ese movimiento, Blaze tendría que usar Arañazo y estaría en desventaja.

Salí de mis pensamientos cuando ambos se golpearon el uno al otro al mismo tiempo. Los dos salieron despedidos hacia atrás, pero solo Blaze cayó de espaldas. Noté que mi amigo se había llevado la peor parte, y no me extrañaba. Debido al aumento en sus estadísticas físicas, ese Makuhita tenía ventaja en combate cercano.

-¿Sigues pensando que puedes ganar? Mi Pokémon tiene ventaja física, y tus ataques a larga distancia no le hacen casi nada. Deberías retirarte y evitar que tu Pokémon reciba más daño.- dijo Marcial con rostro algo serio. Entendí que no se estaba burlando, sino que lo decía como un consejo sincero.

-Blaze, ¿quieres abandonar este combate?- pregunté a mi amigo, aunque ya sabía la respuesta.

Mi Pokémon se puso en pie y un fuerte gruñido resonó por el gimnasio. La llama de su cola aumentó de tamaño, mientras que su mirada azulada reflejaba su espíritu de lucha. Incluso Marcial parecía sorprendido.

-Ya veo, pues hagámoslo a vuestro modo. Usa Empujón.- ordenó Marcial con expresión seria. Parecía que nos tomaría en serio a pesar de estar con ventaja. Eso me hizo sonreír emocionado.

-Mantén las distancias y usa Ascuas.- no me gustaban las estrategias cobardes como esa, pero un entrenador debía adaptarse a la situación del combate, y ahora mismo Blaze no podía enfrentar a ese Makuhita directamente.

Por varios minutos, los dos Pokémon estuvieron siguiendo la misma temática. Makuhita intentaba golpear a Blaze, pero este se alejaba y atacaba con Ascuas. El daño era poco, pero se estaba acumulando con el tiempo. Sin embargo, podía notar que mi compañero se estaba agotando por tanto esfuerzo.

-¡Ahora, impúlsate y ataca!- ordenó Marcial cuando vio que Blaze estaba descansado unos instantes.

Para mi sorpresa, Makuhita golpeó el suelo con ambas manos y se propulsó hacia delante a gran velocidad. Tanto Blaze como yo fuimos tomados con la guardia baja, y nada pudimos hacer para evitar que un fuerte Palmeo mandara a mi compañero por los aires hasta caer frente a mí.

-¡Blaze!- exclamé preocupado. De nuevo, esa extraña sensación dentro de mí empezó a vibrar con fuerza. Sin embargo, esta vez no la retuve y dejé que fluyera. Sentía cómo un flujo de energía nos unía a mi amigo y a mí, y entonces se hizo el silencio.

Mi mirada estaba fija sobre Blaze, y todo lo demás parecía haberse atenuado, como si solo fuera ruido de fondo. De hecho, incluso el tiempo parecía haberse detenido, pues de alguna forma sentía que estábamos en un espacio diferente.

"Blaze, ¿estás bien?" le pregunté mentalmente a mi amigo con gran preocupación.

Él no me respondió, y por un momento temí que fuera un daño grave, pero entonces me llegó una sensación extraña. Al contrario que Kai, que me hablaba con palabras, Blaze me estaba transmitiendo sensaciones y emociones, era algo difícil de explicar. No eran palabras, pero podía entender lo que quería comunicarme. Fue así que supe que estaba bien, aunque bastante dolorido del golpe.

"Yo confío en ti, sé que puedes hacerlo. Le demostraremos que nuestro lazo es lo bastante fuerte para vencerle aunque tenga ventaja sobre nosotros." le dije a mi amigo con confianza. Estaba totalmente convencido de que podíamos hacerlo.

El extraño lazo que nos unía empezó a vibrar con más fuerza, y entonces regresé a la normalidad. Mis ojos se abrieron con sorpresa cuando Blaze empezó a emitir un brillo blanco y su forma comenzó a cambiar poco a poco. Su cuerpo se hizo más grande y robusto, y sus extremidades más largas. Cuando el brillo cesó, un imponente Charmeleon rugió en el campo de batalla.

-Tsk, has tenido mucha suerte de que tu Pokémon haya evolucionado, pero aun así no ganarás.- comentó Marcial chaqueando la lengua con molestia. Probablemente se sentía frustrado por mi suerte.

-No es solo suerte.- respondí con una sonrisa orgullosa. Sabía que Blaze estaba a punto de evolucionar, aunque no sabía cuánto le faltaba exactamente. Use el Holomisor para escanear a mi recién evolucionado compañero y me sorprendí al notar algo.

-En cualquier caso, acaba con Empujón.- indicó el líder de gimnasio.

-Esquívalo y usa Ascuas.- le ordené a mi amigo.

Makuhita lanzó una serie de ataques contra Blaze, pero este era más rápido y fuerte que antes, por lo que pudo evitarlos con más facilidad. Noté como Marcial se había dado cuenta de esto y parecía molesto. Sobre todo porque las llamas de Charmeleon eran más fuertes y le estaban haciendo algo de daño a su Pokémon con cada ataque.

-Tenemos que acertar los ataques. Mahukita, impúlsate y usa Palmeo.- la voz de Marcial sonaba algo desesperada, y yo sonreí al escuchar la orden.

El Pokémon luchador usó sus brazos para propulsarse hacia delante, lo cual le impedía cambiar de dirección. Y esa era la oportunidad que yo había estado esperando para estrenar el nuevo ataque de mi compañero.

-Usa Furia Dragón.- ordené con una sonrisa victoriosa. Marcial abrió los ojos con sorpresa.

Blaze hinchó su pecho y algunas llamas azules se acumularon en su boca. Entonces, justo antes de ser alcanzado por su rival, le lanzó a quemarropa un chorro de flamas azules y moradas. Makuhita fue cubierto por las llamas, y de la propia fuerza del ataque salió despedido hacia atrás, cayendo inconsciente frente a Marcial.

-El combate ha finalizado. El ganador es el retador Eric.- anunció el árbitro alzando la bandera. Esas palabras sonaron a música para mis oídos, sentí cómo mi cuerpo se relajaba al instante, aunque mi corazón seguía latiendo acelerado.

-¡Lo has hecho genial!- dijo corriendo hasta mi compañero y dándole un abrazo. Debido al aumento en su tamaño, ahora me resultaba complicado levantarlo en brazos, así que me conforme con abrazarlo. Él parecía igual de feliz que yo por su victoria, y, extrañamente, pude sentir a través de nuestro vínculo que estaba orgulloso.

-Has sido un duro retador, te felicito por superar este gimnasio. Como recompensa, te hago entrega de una medalla y una MT.- dijo el peliazul acercándose a mí y entregándome ambos objetos.

-Gracias, Marcial. Quizá no hubiera podido ganar si no hubieras ayudado con el entrenamiento de mi Riolu.- dije humildemente mientras guardaba mis premios.

-Fue un placer. Aquí siempre habrá sitio para entrenadores que quieran hacerse más fuertes.- el líder me tendió su mano, y yo no dudé en estrechársela con una sonrisa. Tras eso, me despedí y salí hacia el Centro Pokémon.

Una vez allí, entregué mis Pokémon a la enfermera y me dirigí a la cafetería. El combate me había ocupado toda la mañana y era la hora de comer, así que tenía bastante hambre. Después de esta victoria, me merecía un buen banquete.

Un rato más tarde, la enfermera se acercó y me entregó a mis Pokémon. Decidí ir a mi habitación para descansar, estaba agotado por el combate y pensaba tomarte el resto del día libre. Una vez allí, liberé a mis amigos.

-Estoy orgulloso de vosotros. Marcial era duro, pero habéis dado buena pelea y habéis conseguido la victoria. Os doy las gracias por vuestro esfuerzo.- dije algo conmovido. Sabía que se habían esforzado mucho por mí.

Ellos se dieron cuenta y enseguida se lanzaron sobre mí para abrazarme. No pude evitar echarme a reírme debido a que Blaze empezó a lamerme la mejilla, lo que me hacía cosquillas. Empecé a acariciarlos a todos con algo de dificultad, ya que los tenía encima y no podía moverme bien.

Un puño extendido apareció frente a mí, sorprendiéndome un poco. Se trataba de Kai, quien estaba apartado y me miraba a la espera de que le devolviera el gesto. Yo sonreí y choqué mi puño con el suyo suavemente, pero entonces agarré su mano y tiré de él hacia mí. Él cayó en mis piernas y empecé a acariciarle la cabeza. Al principio se resistió, pero después se resignó y se cruzó de brazos, dejándose hacer.

Y allí, rodeado completamente de las criaturas que más feliz me habían hecho durante mis dos vidas, me sentí totalmente pleno. Una lágrima de felicidad resbaló por mi mejilla, la cual fue limpiada por una sonriente Ralts. Yo le devolví el gesto y cerré los ojos, dispuesto a relajarme un poco con mis Pokémon.

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