"Te derrotaré porque te amo"

¿Qué pasa si tienes la oportunidad de sincerarte desde lo más profundo de tu corazón?

¿Tomarías la oportunidad? ¿O mantendrias bajo llave todo aquello que te pesa?

Con sólo un segundo, un segundo y una lágrima será suficiente para ambos decir un "te quiero"
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¿Cuántas veces ya iban? Una... dos... tres... ¿Cuántas veces habían peleado el peliverde y la chica de orbes azules? El resultado era el mismo, una y otra vez, siempre ella obtenía la victoria, pero aún así el seguía determinado a ganar.

¿Sueños? Eso impulsaba a ambos, si, siendo opuestos en todo sentido, obligados a ser opuestos naturalmente... Cosa rara del destino, pero ninguno a pesar de ser enemigos se odiaba en realidad.

La cuarta vez que se encontraban y el combate se tornaba serio, ambos solo tenían un pokemon en condiciones de luchar, era desesperante la situación, y ambos estaban exhaustos de tanto correr debido a que por el constante daño que ocasionan en el terreno boscoso debían desplazarse constantemente para no recibir daños.

Un decidida orden por parte del joven de ojos azul grisáceo y el movimiento finta fue usado por un pequeño Zorua que corría de un lado a otro. Como respuesta un Lilligant lanzó su hoja mágica, ambos pokemons cayeron al suelo con la poca energía que tenían, sin siquiera mirar al otro N y Touko corrieron hasta sus amigos debilitados.

El viento rugia constante mientras el cabello de ambos era azotado fuertemente mientras se dedicaban una mirada. Un empate, por primera vez, había quedado en empate su batalla...

N fue el primero en levantarse y para sorpresa de Touko sacó su pokeball metiendo a su Zorua en ella a la vez que le dedicaba una especie de sonrisa al parecer de sorpresa y alegría ¿Se habría dado cuenta de lo que realmente pasaba?

Cuando el peli verde disponía salir del bosque un flasheo de luz se vio en el cielo y seguido de este un estruendoso sonido que hizo saltar a la chica de pelo castaño, el contrario dirigió su mirada a ella, parecía un conejo asustado tratando de refugiarse en algo. Y sin más que esperar por los sonidos de truenos una fuerte lluvia comenzó a caer empapando a ambos.

N iba a continuar su camino, pero un sentimiento de culpa se apoderó de él, se paró en seco; sin quererlo o darse cuenta de ello, sus pies ya se estaban dirigiendo al lugar de la chica de rosa.

En un ligero gesto el joven se colocó frente a ella, en plena lluvia, y se arrodilló como caballero a su altura. Touko abrió los ojos de golpe cuando sintió la presencia ajena frente a ella, su vista lo primero que vio fue una mano extendida hacia ella y al alzar la vista pudo ver como un rostro pacífico le miraba como si se hubiera encontrado un pequeño animal salvaje o un pokemon abandonado.

Ella conocía esa mirada suya, era la mirada con la cual miraba a cada pokemon, pero nunca esperaba que se la dedicara a alguien... humano.

No tomó su mano, por un segundo cuestionó a la persona frente suyo... Siempre arrastrándola a peleas o tratando de pasar tiempo a su lado, diciendo que era interesante para luego decir que no tenía emoción propia... Luchando con ella hasta quedar ambos agotados para luego tenderle una mano amiga... ¿Cuál de los dos N era el real? ¿El líder del equipo plasma...? ¿O el chico extraño que le gustaban las ciencias y hablar con pokemons?

El contrario se dispuso a guardar su mano pero en cuestión de segundos ya había otra que le sujetaba como impidiendo que se fuese.

N cerró su mano sujetando la contraria, levemente tiró de ella para ponerse en pie ambos y sin decir palabra alguna solo afirmando el contacto entre ambas palmas y una sonrisa por parte del mayor de por medio y sin pensarlo mucho empezaron a correr bajo la estrepitosa lluvia.

El bosque se hacía más profundo cada vez que avanzaban y el camino al que iban parecía no conducir a ningún lado ¿Se habrían perdido? Touko miró por un segundo el fragmento de perfil que podía apreciar de su compañero ya que el iba adelante guiandolos, por un segundo creyó ver preocupación en su rostro, apuraron el paso y N pronunció palabra.

-Más adelante hay una cueva, refugiemonos ahí de la lluvia, es lo más cercano que nos queda y por la forma en que está no parece que deje de llover hasta mañana- la voz del chico sonaba firme pero también se notaba en ella un poco de nervios debido a la situación

Corrieron unos metros más y lograron divisar la cueva de la que había hecho mención el ojiazul y el tiró un poco más de la contraria para que se apurase, los truenos aumentaron considerablemente y a Touko le pareció que uno cayó en alguna parte del bosque. Unos pasos más y tuvieron que parar en seco debido a un río que se encontraba frente a ambos impidiendoles el paso.

Touko se detuvo preocupada mientras aún sostenía la mano del contrario. N notó miedo en ella por primera vez, y no pudo evitar sonreír. La chica que siempre lo miraba desafiante y le ganaba en todas las batallas estaba asustada, irónico el poder luchar contra pokemons mucho más grandes que ella y estar asustada por una simple tormenta. Pero para el que estaba acostumbrado a escapar de su padre de vez en cuando y pasar largas horas en el bosque, la situación actual era una pequeña travesura mas.

N avanzó dispuesto a cruzar el río por las pequeñas rocas que quedaban a la vista en el caudal casi desbordado, pero de su mano se sacó la contraria temblorosa y retrocediendo, realmente le sorprendía ver esa parte de ella.

Otra vez extendió su mano a la contraria y se paró entre una de las rocas y la orilla tratando de alentar a su compañera a seguir y poder ponerse a salvo.

Esperó la respuesta ajena pero nunca llegó, parecía congelada ante todo, y por más que el mencionaba su nombre no obtenía respuesta, ¿Realmente estaba tan asustada como para no cruzar? Si esperaba un minuto más el río se desbordaria y estarían en zona de peligro, alerta a la situación no tuvo más remedio que alzar la voz aunque fuese algo no muy de su agrado.

-¡Touko, mírame! - Y como si de una orden se tratase la contraria dio un pequeño salto reaccionando y miró al dueño de la voz en cuestión de segundos, en sus ojos se notaba el miedo pero aún así mantenía la mirada en el -¿Confías en mi?

No tuvo una respuesta verbal pero el movimiento de cabeza de la contraria y de cómo se aproximaba a él le daba ya todo lo que quería saber, sin pensarlo mucho el chico salió de donde estaba y corrió hasta ella para cargarla en pose matrimonial y cruzar el río lo más rapido que pudo para luego subir la pequeña pendiente hasta la cueva.

Una vez ahí ambos dejaron escapar un sonoro suspiro de alivio y de repente al cruzar miradas un sonrojo se apoderó de ambos rostros. La posición en la que la cargaba era muy vergonzosa... para ambos.

-Ya..puedes bajarme... Gracias- la nerviosa voz de una sonrojada ojiazul se escuchó en la cueva y acto seguido delicadamente junto a un "claro" de respuesta sus pies pisaron el suelo rocoso.

Ambos estaban empapados, cual de los dos peor. El siempre despeinado cabello verde ahora se encontraba extrañamente lacio notando aún mas lo largo que era, llegando hasta las caderas de su dueño; en cuanto a la castaña, estaba incómoda con la gorra y el moño. Ambos lo primero que hicieron fue desatar sus coletas y quitarse las gorras y colocarlas en el suelo junto al bolso de la ojiazul.

El chico salió de la cueva sin decir nada más sorprendiendo a su compañera, le vio adentrarse al bosque. Por un segundo pensó que se iría pero no fue así, regresó con unas ramas en la mano, aún mas empapado que antes.

Touko le dedicó una mirada preocupada mientras colocaba en el suelo junto a su bolso la chaqueta que ya se había quitado quedando solo con su blusa blanca y short, tal vez podría enfermarse luego de esto...

Ninguno pronunció palabra, el chico solo se limitó a organizar la madera en el suelo y dirigió una mirada a su compañera una vez ya estaban apiladas las ramas. La castaña suspiró resignada y agachó la cabeza sacando su sexta pokeball y abriendola en el proceso.

Una sonrisa de resignación se pintaba en el rostro de Touko mientras un Emboar se paraba entre ambos. Touko era consciente del como N odiaba que usarán a los pokemons, pero el mismo con la mirada se lo había pedido, así que estaría bien el solo pedirle que encendiera el fuego por ellos.

Touko habló.

-Envy, ¿puedes encender esa madera mojada por nosotros?- señaló mientras explicaba a la vez que la vista del emboarse dirigía a donde su entrenadora señalaba, un asentimiento por parte del jabalí gigante y un cálido fuego ya estaba en la cueva iluminandolos y dándoles calor.

El Emboar se acercó a su entrenadora una vez había hecho lo que le habían mandado y depositó como una especie de beso en la frente humana para luego echarse atrás y con la pata tocar la cabeza de su entrenadora, para luego dirigirle una mirada al chico junto a ella y entrar en su pokeball sin más. Touko la colocó junto al bolso con el resto de sus balls, N ya había colocado las suyas junto a su gorra negra y los accesorios que llevaba.

- Tu emboar estaba preocupado por ti, y también se cuestionaba el porque no lo sacaste a luchar... Yo también lo hago...- El susurro casi inaudible de N llegó a los oídos contrarios y le hizo mirarle

- Habías notado que Envy no estaba desde un principio, no tiene caso que preguntes ahora- Una Touko muy calmada le respondia, era la realidad, el había aceptado una derrota en cuanto vio la piedad de su compañera.

Sin mediar otra palabra más y conscientes de la situación ambos se quitaron sus ropas mojadas y las colocaron cerca del fuego, mientras se daban la espalda para así no irrespetar al compañero.

El silencio reinó la cueva durante varios minutos que parecían eternos. Hasta que la curiosidad surgió en un peli verde.

-¿Por qué aceptaste luchar conmigo?- La mirada cuestionante del chico mientras mantenía fija su mirada en el fuego parecía melancólica mientras a su espalda la joven de cabellos castaños sueltos que llegaban al suelo parecía reflexionar su respuesta.

Pasó un minuto entero, el fuego hacia crujir a la madera bajo este, la vista del de orbes azul opaco seguía fija en el fuego mientras aún esperaba su respuesta. Y así fue, los labios femeninos se abrieron pronunciando palabra.

-No lo se...- Así luego de esas palabras cayó todo en un silencio otra vez mientras ahora ella miraba el fuego como buscando avivar algo dentro suyo

Trató de ver hacia la lluvia que aún oía afuera para organizar una vez más sus ideas, respiró hondo y otra vez sus labios dieron paso a palabras.

-No... No es cierto- Un sonido del contrario le hacía entender que se encontraba confundido ante su respuesta negando la anterior, prosiguió calmada - Si se porqué hice eso; supongo que buscaba...una manera en la que poder entenderte, quería que mis sentimientos llegaran a ti de algún modo

Los ojos opacos del color del cielo se abrieron de par en par pero aún mantenían fija la mirada en el cálido fuego que iluminaba el rostro de ambos. No entendía y a la vez si las palabras de la contraria, quería decir tantas cosas pero también se reprimia a ello.

-Tu y yo vemos el mundo de formas muy diferentes... Touko- Calmadamente habló y para su sorpresa su misma calma se reflejó en las palabras contrarias a modo de respuesta.

- Lo se, tu dices que quieres liberar a los pokemons pero sigues capturandolos para lograr tu objetivo, mientras yo sólo quiero ser fuerte a su lado para protegernos mutuamente. Tu idea y la mía del mundo perfecto es muy diferente, pero aún así...

Y sus palabras callaron sin más, otra vez vino el señor silencio con su manto invisible a rodearlos a ambos, uno mirando el fuego y otro mirando las gotas de lluvia que caían de las rocas de la entrada al suelo, aún estaba muy oscuro afuera y la tormenta quería derrumbar todo a su paso.

Ambos reflexionaban lo dicho pero ninguno articulaba palabra alguna, sólo se oía la lluvia chocando contra la tierra y plantas y se podía oler aquel aroma tan característico de esta.

Touko fue la primera en hablar de nuevo, una vez había despejado su mente.

-Después que salgamos de esto, volverás a ser el gran líder del equipo plasma, y yo seré Touko, la entrenadora que trata de detenerte... Pero ahora... si es ahora...

De repente el chico de pelo largo sintió como algo realmente cálido se recostaba a su espalda y era rodeado a nivel del cuello por dos finos brazos de los cuales conocía a su dueña.

Un ligero color rojo que fue tornandose a un carmesí intenso se apoderó de las mejillas de ambos, pese a ser inexpertos en este tipo de gestos o contacto, la calidez mutua les ayudaba a relajarse. Permanecieron ahí por unos minutos, unos largos minutos y N no entendía cual era la intención de su compañera hasta que sintió algo cálido que se iba poniendo frío a medida que recorría su piel, humedad que sólo podía provenir de alguien junto a unos pequeños sollozos inaudibles casi.

N sintió una punzada en algún lugar de su pecho mientras se cuestionaba que debía hacer en esa situación. Nunca había estado lo suficientemente cerca de alguien como para pasar por una situación como esta, los pokemons habían sido su única compañía. No podía entenderlo, pero aún así se esforzaba por hacerlo, quería entender a esta chica, a la que lloraba abrazandolo, y a la vez trataba de aparentar ser fuerte. ¿Así era la persona con una increíble voluntad a la cual consideraba rival?

Recordó una vez haberla llamado neutral y sin objetivo o emociones reales por algo, pero en ese momento se había percatado de la realidad.

No es que Touko no sintiera, no es que no tuviese opinión, sólo que la ocultaba. Para hacer felices a otros, por eso sus pokemons la seguían, ella pensaba en los demás primero que en si misma, en los sueños e intereses ajenos; ella no apoyaba su sueño, porque no era totalmente suyo... realmente el no quería abandonar a sus pokemons, a sus amigos. Por eso ella no le apoyaba. Por eso lloraba ahora.

Estaba siendo totalmente sincera por una vez. Estaba demostrando lo que había en su corazón, lo estaba intentando...

¿Entonces el también podría sincerarse sin miedo a cometer ningún error?

-Yo...No quiero luchar más, no quiero luchar contigo...- las palabras de N sorprendieron a la contraria y de repente unas manos tomaron las suyas, unas manos pálidas y totalmente frías pero aún así extremadamente cálidas, ambos sonrieron.

- No se que debería hacer...Touko- la sonrisa cálida en el rostro masculino de repente fue desesperación seguido de lágrimas que caían suavemente sobre los brazos de la chica.

No era un llanto sonoro como el de Touko, era un llanto silencioso, como si se estuviera conteniendo, como si tratara de ocultar sus emociones. ¿Cuántas veces habría llorado sólo? ¿Cuántas veces habría pasado esto? Conmovida por aquella escena la chica de cabello ondulado recibió en su hombro, girándole en el proceso, el rostro del peli verde mientras le acariciaba cabeza tratando de calmarle.

- Estoy aquí para ti...N- y esas palabras fueron suficientes para que de repente dos brazos correspondieran aquel abrazo y se colocaran sobre los hombros ajenos e incontables sollozos salieran del mayor.

Sin saber porqué Touko comenzó a cantar una canción de cuna que conocía desde pequeña, a su parecer, lo que tenía en frente a pesar de tener un cuerpo adulto, era un niño pequeño que nunca había tenido oportunidad de crecer. Sometido, escondido del mundo. No le importaba si N no le contaba todo acerca de el, tampoco si seguía desapareciendo luego de esto, sólo que ahora estaría ahí para el. Hasta que sacara todo su dolor.

A las pocas horas el sonido exterior de la lluvia cesó por completo y el fuego que antes los iluminaba se había extinguido para ahora la única luz que les alumbrara era la del sol que se colaba por los árboles y entraba a la cueva reflejando la silueta de un chico peli verde recostado en el regazo femenino y la chica recostada a la pared, ambos dormidos rodeados de unos pocos pokemons salvajes que se habían dormido también a su lado.

***
Ya habían pasado meses desde aquel momento, hacia tiempo no le veia, la última vez que lo vio el le había dicho que consiguiera algo muy estúpido si lo hubiera oído cualquier otro, pero para Touko, esa había sido la mejor confirmación de "Nos veremos de nuevo"

Decidida caminaba dentro de un palacio de lo más raro que había surgido en medio de la nada. Su corazón palpitaba demasiado rápido y sus pies sin casi notarlo empezaban a correr. Quería verlo, quería haber dicho lo que no dijo en ese momento, lo que se había dado cuenta que realmente quería decir.

Su cabello por primera vez se encontraba suelto, bastante corto para su anterior largo y daba vueltas en el aire, mientras su dueña corria desesperada por inmensos pasillos. Parecía que iba a perderse, pero de repente una luz negra proveniente de su bolso la atrapó por completo, el orbe negro se encontraba ahora en su mano, de el salía un suave palpitar y de repente la oscuridad llenó todo el lugar. La pequeña esfera que llevaba en sus manos había desaparecido y frente a ella un dragón de tamaño increíble hacia su aparición mirándola fijamente.

-Tu eres... Zecrom- el pokemon al oír su nombre simplemente bajó su cabeza estando a centímetros del rostro de su futura entrenadora.

Touko levantó una de sus manos y la colocó sobre la frente del pokemon para darle pequeñas caricias y luego recostar su frente a él. Quedaron así unos segundos.

-Zecrom, por favor, prestame tu fuerza. Ayúdame a salvar a mi amigo- como por arte de magia o una perfecta comunicación, en cuanto Touko saco una pokeball está se tiñó de un color negro y el pokemon frente suyo entró por su cuenta. La ball dio un sonido de captura exitoso nada más que Zecrom entró en ella y para Touko esa fue su señal de que Zecrom la había aceptado.

En cuanto se disipó la oscuridad pudo ver como frente a ella había un majestuoso dragón blanco y justo a su lado un chico de pelo verde al cual conocía muy bien. A paso firme llegó frentea el y lista para comenzar la batalla.

-Bienvenida, Touko. Te ves bien con el cabello así - Las palabras de recibimiento vinieron acompañadas de una sonrisa a la vez que la chica se deshacía de la gorra y la colocaba a un lado junto a su bolso y la chaqueta negra que solía llevar. Miró una vez más a su compañero y sostuvo con fuerza la ball negra que llevaba en la mano.

-Bien, veamos que tan lejos pueden llegar tus sentimientos, porque pienso derrotarte Touko- El comentario confiado de N daba a entender totalmente lo contrario pero Touko no se echaría atrás, no ahora. -Uno contra Uno

Y nada más el chico terminó sus palabras un dragón negro hacia presencia y se colocaba junto a su entrenadora dando un fuerte rugido que fue respondido por el blanco del contrario. Y sólo una frase salió de ambas bocas a la vez mientras unas sonrisas se pintaban en ambos rostros.

-Te derrotaré, porque te quiero-
-Te derrotaré, porque te quiero-

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