Hacia ya dos años de todo aquello, dos años desde que ella ahora estaba en la cima. También hacia dos años desde que encontró el amor y lo dejó ir.

Cada vez que Touko miraba a su pasado se daba cuenta de lo estúpida que fue en aquellos momentos, pero no se arrepentia de nada. Cada acción, cada palabra, cada batalla. Lo había dado todo hasta ahora y lo seguiria dando, en ella había determinación, determinación y lágrimas.

Ser la campeona no era tarea fácil, y aún así era más fácil que respirar. Día tras día los entrenadores venían, esperanzados de traerla abajo y reclamar su puesto; como sea sólo eran falsas esperanzas, una y otra vez eran derrotados. A Touko le daba lástima lo que veía, una y otra vez. Ganar.

Desde aquel día odiaba Ganar.

La última vez que ganó aquella persona escapó de entre sus brazos, ganar alejaba a las personas. Pero aún si odiaba ganar, debía hacerlo; ese sentimiento encontrado que mantenía en su interior desde que conoció a aquel de cabello verde. Estúpida cosa del destino que ambos cambiaran tanto la vida del otro que ya no pudieron permanecer juntos.

Touko sabía su posición, sabía también sus capacidades y debilidades, también conocía su dolor y el por qué este la hacia más fuerte y todo giraba en torno al mismo ser.

¿Qué había sido N para ella? ¿Un rival? ¿Enemigo? No, era algo más que eso, aunque tampoco era un amigo; era un vínculo puro que se fue formando e hilando sin ninguno percatarse de ellos. Eran naturalmente opuestos pero aún así eran dos gotas de agua que caian de la misma nube al suelo. Blanco y Negro, ese era el mundo que veía el, sin embargo ella lo veía gris, y ahora ni siquiera poseía color. ¿Qué haces cuando aquello que le dio valor a tu vida desaparece sin tener siquiera oportunidad de decir algo?

Touko recordaba ese día perfectamente, recordaba cada una de sus palabras...
Le había preguntado si tenía un sueño... Ahora soñar era todo para ella, soñar que estaba ahí otra vez, que una vez más le pedía una locura de buscar a un pokemon que nadie ha visto, o tal vez una extraña pelea. Pero no, despertaba y estaba ahí, una vez más, en la Liga Pokemon, en su palacio de negro y blanco. Una vez más en su trono acompañada de su dragón de chispas electrizantes...

¿Quién lo diría No? Como cambian las cosas. Ahora era ella quien se encontraba en un trono, quien estaba en la cima; en el lugar envidiado por cada persona de Teselia, pero aún así... Sentía un vacío...

Tal vez quería ver una vez más un cubo de rubik colgando de unas caderas o unos brazaletes dorados tintineando y chocando unos con otros, quería poder ver una melena verde que siempre estaba despeinada pero aún así era hermosa. Quería tal vez oír su amor por las norias o su fascinación por los pokemon.

"Justo ahora tu equipo pokemon estaba diciendo"

Su frase se repitió en la cabeza una y otra vez, mientras una estúpida sonrisa seguida de lágrimas estaba en su rostro. Tantos recuerdos confusos para al final decir una despedida...

¿Acaso el no lo entendía? ¿De qué servía estar sin un rey?

-Hey... N, esta reina, no sirve de nada sin su rey... vuelve pronto...-