Capítulo XXII

Antes de leer el capítulo de hoy, les aviso que haré un capítulo de El Elenco Responde con los personajes de esta historia. Así que en los comentarios dejen sus preguntas más ocurrentes que tengan y la próxima semana verán el especial. Pueden elegir a cualquier personaje, ¡recuerden que entre más random sean las preguntas será mejor!


    - ¿Y pudieron reunirse con Max?

     -Sí.

     - ¿Y todo estuvo en orden?

     -Sí.

     - ¿Por qué siento que estás ocultando algo?

     -No oculto nada. Simplemente detesto recordar las condiciones en las que lo encontramos.

     - ¿Estaba muy mal?

     -Sí. Pero antes de relatar ese reencuentro, quiero contarte cómo fue que atrapé a Ninetales.

 

     Salimos del docto de ventilación que daba al exterior y lo primero que hicimos fue tomar una gigantesca bocanada de aire. Jackie silbó, estiró los brazos por encima de la cabeza y giró el cuello un par de veces. Entonces me tomó de la mano y, sin que yo estuviera lista para continuar, echó a correr para llevarme a rastras a un nuevo refugio. Nos ocultamos detrás de una gran roca. Ella entonces llevó dos dedos a su boca y dio un par de silbidos para llamar la atención de su Pokemon. Poochyena llegó entonces, acompañado de Bulbasaur. Ambos nos dieron un cálido recibimiento, emocionados por haberse reencontrado de nuevo con nosotros.

     -Tenemos que salir de aquí cuanto antes -le dije a Jackie en tono suplicante.

     Ella asintió y corrimos de nuevo.

     Durante el trayecto nos topamos con ocho de nuestros compañeros, mismos que fueron abatidos por Jackie y sus dardos asesinos. Lograba dejarlos fuera de combate mucho antes de que ellos pudieran siquiera estar conscientes de nuestra presencia. Ella era muy veloz para deshacerse de los enemigos, más de lo que yo hubiera querido. Para mí, todo era confusión. Mientras escapábamos del perímetro que rodeaba la torre, lo único en lo que podía pensar era en mi madre. En la forma en la que ella debía estar hablando de mí con el resto de la familia, con Sheryl y con los vecinos. En lo mucho que deseaba poder ocultarme en mi habitación. En lo mucho que deseaba poder pasar cinco minutos continuos sintiéndome segura. En lo poco que me importaba realmente el hecho de hacer que me expulsaran del Instituto si con eso conseguía volver a casa... ¿Te has cuestionado alguna vez sobre cada aspecto de tu vida, a tal grado de que todo deja de tener sentido para ti? Justamente eso fue lo que sucedió conmigo en ese momento. De pronto me pareció que mi vida entera había sido igual durante mis largos doce años de vida. Me dio la impresión de que siempre había estado corriendo al paso de otra persona, que realmente sólo estaba siguiendo el camino de los demás y no el mío. Me di cuenta incluso de que yo no poseía un camino propio, pues ni siquiera sabía lo que yo realmente quería hacer. Y en las pocas ocasiones en que sí lo sabía, siempre me veía obligada a hacer lo que otros querían antes de pensar en mí. Lo que yo quería hacer en ese preciso momento era buscar a Devon, pedirle una disculpa y suplicarle que volviéramos a ser amigos. Pero iba de la mano de Jackie, corriendo a su ritmo y en la misma dirección que ella, sólo para encontrar a su hermano y entonces, seguramente, me quedaría sola. Sin aliados e intentando escapar de dos potenciales enemigos. Pero por más que quería hacer lo que yo deseaba, no podía dejar a Jackie por su cuenta. Una parte de mí me decía que tenía que estar con ella y que ya luego habría tiempo para encontrar a Devon. De repente, las tres semanas que debíamos pasar allí me parecieron un suplicio eterno.

     Nos detuvimos a mitad de un claro solitario, donde Jackie soltó mi mano y se aseguró de que no hubiera enemigos en el área. Yo me dejé caer al suelo y cubrí mi rostro con ambas manos, soltando un bufido y sintiendo que la áspera lengua de Bulbasaur quería darle caricias a mis mejillas.

     -No quiero volver a hacer eso en la vida -musité-. No volveré a romper las reglas, no me importa de quién se trate.

     Jackie rió a carcajadas.

     -Estamos vivas -me recordó-. Debe ser la primera vez que causas conflictos, ¿no es así?

     - ¡No quiero hacerlo de nuevo! -Repetí levantando la voz y miré a Jackie con auténtica ira-. ¡Me expulsarán si descubren que he entrado contigo a la torre! ¡Me has involucrado en un gran lío, maldición!

     -Nadie nos ha descubierto.

     - ¡Número Tres sabía que nosotras estábamos ocultas en la torre!

     De pronto colapsé. Las lágrimas ya corrían por mis mejillas. Nunca me sentí tan débil como en ese momento, era como si estuviera liberando todas las emociones que me habían estado invadiendo desde mi separación de Devon.

     - ¡Van a expulsarme! -repetí-. ¡No quiero volver a meterme en problemas!

     -No ha sido tan malo, conseguimos escapar.

     - ¿Cómo puedes no darte cuenta? ¡Era el centro de comando del Alto Mando! ¡Tú has entrado a su base de datos! ¡De no haber sido por Número Tres...!

     - ¡Ya cierra la boca!

     Algo en la voz firme de Jackie me hizo callar. Cada vez que hablaba así, causaba en mí una reacción similar a la de una bofetada. Ella avanzó hacia mí, me tomó por el cuello y consiguió dominarme para ponerse a horcajadas sobre mi cuerpo. Sentí el filo de su navaja de bolsillo sobre mi garganta y sólo pude reaccionar reprimiendo un sollozo.

     - ¡Vas a olvidar todo lo que ha sucedido allí! -me ordenó-. ¡No hemos entrado a la torre! ¿Has entendido? No puedes decirle a nadie lo que hemos hecho. En lo que a ti respecta, jamás estuvimos cerca de la torre. Nos estarán vigilando a partir de ahora. Así que cuando hayamos encontrado a mi hermano, tendrás que actuar como si no supiéramos dónde está él realmente. Y será mejor que mantengas la boca cerrada con respecto a esto. De lo contrario, seré yo quien te haga callar.

     Asentí torpemente y ella se levantó.

     Estaba tan aterrada que sentí que mojaría mis pantalones.

     Jackie pasó una mano por su rostro y consideró nuestras opciones en silencio. Al final, habló.

     -Quizá no debamos ir hoy con mi hermano -dijo, parecía estar hablando consigo misma-. El Alto Mando ha dicho que vieron a Bulbasaur y Poochyena, así que nosotras estaremos en la mira... Debemos mantenernos al margen, en silencio. Nadie debe sospechar de nosotras... ¿Cómo hacerlo? ¿Qué podemos hacer ahora?

     -Jugar limpio podría ser una opción.

     -Oh, cierra la boca. ¿Qué vas a saber tú de estos asuntos? Lo que debemos hacer es mantenernos ocultas. Si improvisamos un refugio y conseguimos un poco de comida podremos pasar desapercibidas. Parecerá que somos sólo un par de aliadas.

     -Número Tres sabe que hemos estado en la torre.

     -Y será mejor para ella que mantenga la boca cerrada, eso si no quiere que mi padre acabe con ella.

     Mi mundo se derrumbó entonces. Mi inocencia me hizo pensar que el padre de Jackie era algo similar a un asesino a sueldo.

     - ¿Qué? -dije con voz aguda-. ¿Qué tiene que ver tu padre con todo esto? ¿Y cómo puedes decir semejantes cosas sobre Número Tres? ¡Gracias a ella conseguimos salir de esa maldita torre!

     - ¿Quieres superar el asunto de la torre de una maldita vez? ¡Te he dicho que lo olvidaras!

     - ¡No podré olvidarlo! ¡Sucedió hace unos cuantos minutos!

     -Sabía que eras débil, pero nunca me imaginé que fueses tan cobarde.

     - ¡Querer evitar una expulsión no es sinónimo de ser una cobarde!

     - ¡Para de gritar! ¡Harás que nos descubran!

     - ¡Eres tú quien está gritándome!

     Ambas guardamos silencio cuando escuchamos aquella rama que crujía a nuestras espaldas. Nos giramos lentamente, sólo para toparnos con que un par de ojos furiosos estaban tratando de aniquilarnos con esa mirada. Vimos el fuego emanar del cuerpo de ese ser con nueve colas. Sentí la mano de Jackie cerrándose con fuerza sobre la mía y escuché su voz, queda y casi susurrante.

     -No te muevas -me dijo-. Parece que hemos invadido su territorio.

     Pero tuve que moverme para esquivar esta potente llamarada con la que el ser de nueve colas nos atacó.

     Justo lo que faltaba en ese momento. Había escapado del Alto Mando para luego tener que enfrentarme a un combate con un Pokemon.

     -Jackie siempre fue así, incluso desde pequeña.

     -Así es. Esa personalidad era su marca personal.

     -Ustedes dos son tan distintas, es increíble que fueran las mejores amigas.

     -Y hay que ver quién lo dice...

     -Sabes de qué hablo. No tenían absolutamente nada en común.

     -Eso es lo que tú crees. Sin embargo, mi amistad con Jackie me demostró que los polos opuestos se atraen.

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