Capítulo XLIX

¡Hey, hola! Estoy de vuelta, por si me extrañaban (???). Quiero pedirles una disculpa por haber fallado con el capítulo del viernes, pero mi cansancio mental me sobrepasó *insertar emoji asustado* y decidí mejor tomarme todo el fin de semana para descansar. ¡Así que estoy de vuelta! La canción que les dejo en multimedia es la que deben reproducir durante todo el capítulo. Si no pueden ver el video y aún así quieren escucharla, les digo que es Moondance de Nightwish.


Y una última cosa antes de pasar al capítulo. El especial de la chica misterio lo escribiré pronto, es un poco difícil ya que no me siento con ganas de escribir algo que haga reír. ¡Les pido paciencia! Lo importante es que estoy de vuelta, que los extrañé mucho y que si no he contestado sus comentarios es porque Wattpad sigue sin dejarme ver las notificaciones D: En fin, ¡disfruten el capítulo!





     —Mis nervios me hicieron llegar a un punto en el que comencé a temer que Devon y yo fuésemos seleccionados para competir el uno contra el otro...

     —Pero, Devon te habría dejado ganar.

     —Yo no estaría tan segura de eso.

     —Eran los mejores amigos, ¿no? Bueno, además de que entre ustedes había demasiada química...

     —Basta, eso no es verdad.

     —A lo que me refiero es que él seguro te habría dejado ganar.

     — ¿Y arriesgarse a ser expulsado del Instituto?

     —Es sólo que no puedo imaginar a Devon queriendo aplastar a cualquiera.

     —En eso estás en lo cierto, pero te equivocas al pensar que él se habría tentado el corazón en una situación como esa. Piensa que su permanencia en el Instituto estaba en juego. ¿Tú le habrías dado tu lugar a cualquier otro?

     —Bueno... No lo sé...

 

     Mis nervios me hicieron llegar a un punto en el que comencé a temer que Devon y yo fuésemos seleccionados para competir el uno contra el otro. Una hora de agonía pasó antes de que nuevamente escucháramos el nombre de un miembro de nuestro grupo. Durante ese tiempo, vimos a los alumnos de Número Seis masacrar a los alumnos de Número Dos. El grupo de Número Cinco se había masacrado en sí mismo, así como el grupo de Número Ocho. Los alumnos de Número Uno aún permanecían casi totalmente invictos, así como el grupo de Número Cuatro. Por último, el grupo de Número Siete y nosotros, del grupo de Número Tres, estábamos entre los mejores.

     Al finalizar el último encuentro, entre un alumno de Número Cinco y una alumna de Número Uno, tuvimos que esperar a que un par de paramédicos retiraran el cuerpo de la chica. Ella apenas se movía, pero sus Pokemon... Bueno, digamos que fue necesario que ella consiguiera un nuevo repertorio.

     Escuchamos entonces la voz de Número Uno, anunciando el siguiente enfrentamiento.

     —Paltrow, Devon —llamó.

     Devon se levantó lentamente de su asiento, nos dedicó a Jackie y a mí un guiño antes de bajar al campo. Eevee lo acompañaba, él parecía estar mucho más nervioso que Devon. Supongo que para cualquier Pokemon era casi un infierno saber que tarde o temprano tendrían que enfrentarse también a otras bestias asesinas. Pero Devon lucía bastante confiado, llevaba las manos dentro de los bolsillos y esbozaba su sonrisa de siempre. Él se colocó en su sitio y se cruzó de brazos, esperando a su contrincante.

     —Lawler, Lilly.

     Vimos a nuestra compañera bajar también de nuestras gradas privadas.

     Número Tres, desde donde nos miraba, se removió un poco incómoda en su asiento. No podía tomar partido en esa situación, pues se trataba de ver a dos de sus propios estudiantes intentando matarse entre ellos. Recuerdo que yo también me tensé en mi asiento, cerré los puños con fuerza e intenté encontrar un poco de control para evitar levantarme y exigir que me permitieran tomar el lugar de Devon. No era que yo pensara que él no podría vencer a Lilly, el problema era que no quería ver a mi mejor amigo comportándose como un bruto salvaje en una pelea contra una persona del sexo opuesto.

     Numero Uno repitió el reglamento de la competencia. Vimos aparecer las imágenes holográficas con los rostros de Devon y Lilly, me di cuenta de que mi madre miraba la fotografía de Devon con el entrecejo fruncido. Deseé poder tener la autoridad suficiente sobre ella para poder corregir su comportamiento.

     Cuando Número Uno indicó que la batalla podía comenzar, vi que la expresión de Devon se acrecentó un poco más. Supe al instante que él ya había ideado su plan. No se colocó en posición de ataque como hizo Lilly, Eevee tampoco se movió en lo más mínimo. El padre de Jackie frunció también el entrecejo. Era como si estuviese esperando algo de Devon, algo que en ese momento lo hizo sentir sólo un poco decepcionado. La expectación me hizo sentir una gran molestia en el estómago.

     Lilly, al darse cuenta de que Devon no iba a moverse, decidió llamar a su primer Pokemon. Un Sanshdrew que llevaba un pañuelo de color azul atado al cuello. Devon rió por lo bajo y llamó a su primer Pokemon igualmente. Un Sunflora. Lilly dio un paso hacia atrás y endureció la expresión de su rostro. Jackie se inclinó un poco hacia adelante y dijo, con el entrecejo fruncido y las cejas arqueadas en señal de sorpresa.

     —Vaya, quién lo diría... —dijo—. Paltrow me sorprende.

     — ¿De qué hablas?

     —Sanshdrew es un Pokemon de tipo tierra —me explicó Jackie—. Paltrow ha esperado para saber qué Pokemon iba utilizar Lilly antes de llamar a Sunflora. Ha tomado la ventaja sin que ella se lo hubiera esperado. Parece que Paltrow no es tan inútil como parece.

     Sanshdrew fue quien lanzó el primer ataque, colocando sus patas delanteras sobre el suelo y causando un terremoto que hizo saltar a Devon y a Eevee. Al caer de nuevo al suelo, a pesar de que el terremoto no se había detenido del todo, Devon dio un chasquido con los dedos para indicarle a Sunflora que utilizara una ráfaga de hojas afiladas. Sanshdrew decidió ocultarse dentro de aquella zona árida en la que los Pokemon de su clase podían sentirse en su elemento. Lamentablemente para él, las hojas afiladas lo persiguieron y se impactaron en su espalda. Él se recuperó del ataque y saltó para treparse en una roca gigantesca. Lilly intentó seguirlo, pero Sunflora lo impidió sujetando sus tobillos con sus lianas, que eran tan fuertes que sólo podía asociar esa imagen con que ese Pokemon había tenido largas sesiones de entrenamiento en el gimnasio de los Paltrow. Lilly soltó un grito agudo cuando Sunflora la arrastró por el suelo para hacerla levantarse. Devon sólo sonreía de una manera poco usual en él, que resultaba un poco cruel a pesar de que él no le había hecho daño a ella. Al menos, no directamente.

     — ¡Sanshdrew! ¡Excavar!

     Vimos a Sanshdrew abrir velozmente un hueco en la tierra por el que entró, para luego salir debajo de Sunflora al pasar sólo un par de minutos. Sunflora, sin embargo, dejó ir a Lilly para sujetar a Sanshdrew. Lo lanzó a los aires y disparó una ráfaga de esporas que se adentraron en el cuerpo del Pokemon de Lilly. Él cayó al suelo, retorciéndose gracias a que las esporas le robaban sus energías. Con todo, encontró la fuerza para levantarse y causó que un par de grietas se abrieran en el suelo, separando a Devon de Sunflora. El Pokemon de Devon atacó entonces con un pequeño ciclón de hojas que rodeó el cuerpo de Sanshdrew y lo levantó del suelo, para lanzarlo contra una roca gigantesca que se derrumbó encima de él. Lilly miró a Devon con el rostro desencajado. Mi mejor amigo sólo se mantenía firme, frío... Era totalmente extraño, pero de alguna manera seguía siendo él. Era una frialdad distinta a la de Max, sólo por dar un ejemplo.

     Lilly llamó entonces a su segundo Pokemon.

     Un Ledyba.

     Devon esbozó media sonrisa y llamó a su siguiente Pokemon: su Hitmonlee, que no se detuvo en ningún momento y atacó a Ledyba con un puñetazo ni bien estuvo fuera de su Pokebola. Ledyba fue a dar al suelo y desde allí mismo disparó un aguijón venenoso, que Hitmonlee esquivó y Devon pudo atrapar haciendo uso de una agilidad desconocida. Recuerdo que sufrí un pequeño infarto en ese momento, creyendo que Devon iría a parar a la enfermería gracias a un aguijón venenoso. Pero pude respirar con tranquilidad cuando él sostuvo el aguijón en alto, demostrando que no le había causado daño alguno. Lo lanzó en contra de Lilly, impactándose éste en su pantorrilla derecha. Los efectos del veneno comenzaron a hacer su trabajo, pues ella cayó al suelo siendo aquejada por temblores y sudor frío. Hitmonlee logró aplastar a Ledyba, sólo lo suficiente como para dejarlo fuera de combate. Devon miró entonces a Eevee y dijo, como si las condiciones en las que Lilly estaba le hubieran sido indiferentes:

     —Acábala.

     Eevee acudió hacia Lilly para acatar la orden de Devon. Se preparó para asestar un mordisco en el punto donde ella aún tenía el aguijón, pero Lilly levantó una mano y exclamó:

     — ¡Alto...! ¡Devon, me rindo!

     Y llevó una mano hacia su pecho cuando la falta de respiración comenzó a afectarle. Devon echó a correr hacia ella entonces, disculpándose y gritando a voz en cuello que necesitaba la pronta intervención de los paramédicos. Recuerdo que me recliné en mi asiento y me dejé llevar por la sensación de alivio. Jackie soltó un silbido e igualmente se reclinó.

     —Increíble —dijo—. Venció a Lilly sin ponerle una sola mano encima.

     —Es obvio que él no iba a lastimarla —le respondí.

     Ella asintió, aún impactada.

     Yo miré hacia el sitio donde el padre de Jackie mantenía fija su atención en Devon. Sonreía satisfecho, como si Devon lo hubiera hecho sentir orgulloso. Yo sólo vi a mi mejor amigo irse en compañía de los paramédicos, sin silenciar sus disculpas pues no parecía poder estar tranquilo si dejaba a Lilly morir sola. Esa distracción fue la que me hizo sobresaltar, cuando Número Uno exclamó:

     —Crown, Skyler.

     Mis rodillas temblaron cuando me levanté de mi asiento. Avancé hacia el centro del campo con la respiración agitada, sintiendo la pesada mirada de mi madre. Erguí mi espalda, sin embargo, pues me importaba más darle a Número Tres una buena impresión. Ella sonrió satisfecha y eso fue lo que más me hizo sentir preparada para lo que estuviese por ocurrir. Por el rabillo del ojo pude ver que Sheryl se encontraba allí, con la espalda recargada contra el muro que conducía a la salida. Me miraba con expresión neutral, con los brazos cruzados y en compañía de su Vaporeon. Saber que ella estaba mirándome fue lo que me dio la fuerza para superar la prueba, pues no estaba dispuesta a permitir que ella me viese fallar. Así que Bulbasaur y yo esperamos pacientemente, hasta que la voz de Número Uno hizo que mi interior estallara en mil pedazos.

      —Roosevelt, Jacqueline.

     Miré a mi mejor amiga, que en ese momento esbozaba una cruel sonrisa que la hacía verse como un verdadero miembro de la familia de la que ella provenía.

     Supe al instante que estaba destinada a perder ese encuentro.

     — ¡¡Lo sabía!! Apuesto a que Jackie te pateó el trasero.

     — ¿Del lado de quién estás?

     —Jajaja.

     —No me parece gracioso, creo que no te contaré lo que ocurrió entonces...

     — ¡¡No, por favor!! ¡¡Dímelo!!

     —No.

     — ¡¡Skyler, vuelve aquí!! ¡¡No huyas!!


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