Capítulo XII
—Para iniciar la Búsqueda del Tesoro debíamos viajar a un sitio que quedaba a poco más de treinta y seis horas de McAllen.
—Espera un momento. ¿Qué más sucedió con Devon? ¿Tuvieron su primer beso?
—Teníamos doce años, maldición.
— ¡¡Es la edad perfecta para dar tu primer beso!!
— ¿Qué vas a saber tú de eso?
—Sólo quiero saber si ustedes dos terminaron juntos.
—Si continúas interrumpiéndome, no te lo contaré.
— ¡No, por favor! ¡Sigue!
Para iniciar la Búsqueda del Tesoro debíamos viajar a un sitio que quedaba a poco más de treinta y seis horas de McAllen. Nos reunimos todos en el Instituto, vestidos con los uniformes especiales que nos diferenciaban como alumnos de Número Tres. Nuestros atuendos consistían de pantalones deportivos de color negro, una camiseta de color blanco con mangas tan largas que nos hacían pensar que iríamos a un lugar frío, y una pañoleta de color rojo que debíamos atar a nuestro cuello para identificarnos. Toda nuestra ropa era de algodón, cómoda y fresca. Nuestra camiseta llevaba el escudo del Instituto bordado a la altura del corazón. Como un detalle adicional, Número Tres ordenó que todas las chicas del grupo debíamos llevar nuestro cabello trenzado o peinado con una coleta. Un detalle importante es que cuando vi aparecer a Jacqueline, pensé que incluso para haber cumplido ya los trece años tenía un cuerpo que en el punto álgido de su adolescencia podría incluso ser sexy. Me sentí celosa, pues mis curvas recién estaban formándose.
Subimos al autobús, que era de color negro y tenía los cristales polarizados. Número Tres verificó que toda la clase hubiera subido y pasó asistencia tres veces mientras duraba el viaje. Cuando McAllen comenzó a quedarse atrás, ella se levantó y dijo en voz alta:
—En un par de días habremos llegado al Campo de Prácticas. Se trata de un área solitaria, llena de Pokemon salvajes. La Elite se encarga de la seguridad de ese lugar, así que no tendrán razones para temer que morirán de hambre. —Hizo una pausa y presionó un botón para que una imagen holográfica apareciera frente a nuestros ojos. Señaló con un dedo los cuatro puntos cardinales mientras seguía hablando—. Estos son los puntos donde encontrarán las torres de vigilancia. En ellas habrá una enfermería y un Centro Pokemon, además de que en el interior podrán encontrar a cualquiera de los Ocho Líderes, quienes estaremos en la mejor disposición de ayudar a quienes no tengan las fuerzas para seguir. —La imagen cambió y comenzó a mostrarnos las fotografías de algunas cabañas viejas, mohosas y seguramente sucias—. En estas cabañas encontrarán armas, Pokebolas, comida y algunos cuantos objetos más que les serán de ayuda: cuerdas, vendajes, sacos para dormir, medicinas, ropa limpia, agua potable. Serán abastecidas cada tercer día, les serán de utilidad ya que pasarán las siguientes tres semanas en el Campo de Prácticas. —La imagen cambió de nuevo, mostrándonos esta vez el entorno del bosque a donde estaban llevándonos—. Los árboles les serán de ayuda para buscar refugio, así como también encontrarán cuevas. Hay cinco lagos en toda la extensión del bosque. Los vigilaremos con cámaras de seguridad, así que todo estará controlado.
Devon levantó la mano para pedir la palabra.
—Habla, Cuatro.
— ¿Es una prueba de supervivencia? —preguntó él—. Creí que era una búsqueda del tesoro.
—Es un poco de ambas cosas —respondió Número Tres—. Durante las siguientes tres semanas, ustedes tendrán que sobrevivir en ese ambiente inhóspito y salvaje. En cuanto hayamos llegado, se reunirán con los otros estudiantes de mis siete compañeros. Nosotros tenemos el deber de instruirlos mientras dura el viaje, pues la prueba comenzará en el momento en que pongan un pie sobre ese césped. Escucharán una sirena que emitirá cuatro sonidos, tres cortos y uno largo. En el momento exacto en el que hayan escuchado que el cuarto sonido ha terminado, tendrán que correr para adentrarse lo más posible dentro del campo. A todos ustedes se les implantará un chip localizador que transmitirá sus signos vitales a nuestro centro de comando. También se les otorgará esto —dijo, mostrándonos un arma similar a un Revolver que disparaba dardos—. Este aparato dispara dardos tranquilizantes que anulan los signos vitales de cualquier ser vivo por tres minutos. Sí —añadió cuando vio que muchos de nosotros nos habíamos quedado impactados—, estarán clínicamente muertos durante tres minutos si llegan a recibir un disparo. Todos tendrán la oportunidad de morir dos veces, pero si se recibe una tercera señal entonces serán descalificados. Un aerodeslizador de la Elite irá a recogerlos y serán expulsados de los Años de Prueba.
— ¿Cuál es el objetivo de estas tres semanas? —pregunté.
Número Tres no se enfureció aunque no pedí permiso para hablar.
—Tendrán que cumplir con cinco objetivos que irán registrándose en el centro de comando —respondió y comenzó a enlistarlos—: Primero, demostrar que tienen las habilidades suficientes para sobrevivir a la intemperie. Segundo, hacer un correcto uso del medio para encontrar comida y refugio. Tercero, atrapar al menos a diez especies diferentes de Pokemon. Cuarto, demostrar sus habilidades en combate así como las habilidades de sus Pokemon. Quinto, encontrar las cinco Pokebolas de Oro.
— ¿Qué son las Pokebolas de Oro? —preguntó otra chica a quien Número Tres conocía por el nombre de Diez.
—En todo ese bosque hay ocultas trescientas Pokebolas fabricadas con oro sólido —explicó Número Tres—. Aquellos que tengan cinco de ellas en su poder cuando las tres semanas hayan finalizado, podrán pasar al segundo Año de Prueba. Quien no haya conseguido las cinco exactas, será expulsado. No hay reglas en este juego, todo estará permitido. Pueden formar alianzas o trabajar por cuenta propia, eso será elección de ustedes. Sin embargo debo advertirles que no importa si deciden aliarse con cuatro estudiantes más. Cada uno tendrá que tener las cinco Pokebolas, la tarea de conseguirlas es absolutamente individual. En caso de que hayan llegado al límite, pueden presentarse en alguna de las torres de vigilancia, donde recibirán atención especializada y serán enviados a casa. Aquellos que recurran a eso, serán expulsados. Tendrán que competir contra todos los miembros de esta clase, así como de las siete restantes. Al finalizar, obtendrán una medalla si es que han conseguido pasar la prueba. Se les evaluará día y noche, la vigilancia existirá pero no será para protegerlos de cosas que ustedes pueden enfrentar por cuenta propia. Se les pondrá al límite, con condiciones atmosféricas extremas. Un verdadero Maestro Pokemon puede afrontar todas esas dificultades. Tengo entera confianza en todos y cada uno de ustedes. No quiero que me decepcionen, lo que quiero es que todos ustedes superen esta prueba. ¿Han entendido?
— ¡Sí, Número Tres! —respondimos al unísono.
Ella volvió a su asiento y permaneció en silencio durante el resto del trayecto.
Llevábamos poco más de doce horas de camino cuando Devon llamó mi atención.
Íbamos compartiendo el asiento del autobús, así que bastó para que golpeara levemente mi rodilla con la suya. Lo miré y él dejó sobre mi regazo la mitad de un gran emparedado de pollo con un poco de lechuga, queso y tomates. Le agradecí con una sonrisa y le di un mordisco al emparedado.
—Seremos aliados, ¿cierto? —me preguntó entre sonriente y nervioso—. Yo cuidaré tu espalda si tú cuidas la mía, ¿qué te parece?
—Es un trato justo —le respondí con la sonrisa y le lancé un guiño.
— ¡¡Qué romántico!! ¡Apuesto a que ustedes se hicieron pareja estando allí!
—En realidad, estando allí ambos aprendimos que un Entrenador Pokemon no confía en nadie más que en sí mismo y en sus Pokemon.
— ¿Eso quiere decir que ustedes tuvieron problemas?
—No entre nosotros.
—No lo comprendo.
—Bueno… Cuando llegamos al Campo de Prácticasy escuchamos la sirena, nos dimos cuenta de que uno de los principales objetivos de la prueba era aprender a no confiar siquiera en nuestras sombras.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top