Capítulo LXXXVII
¡Hey, hola! Voy a anunciar a los ganadores de los concursos del viernes. Lo primero que les pedí fue para que TRES PERSONAS ganaran la exorbitante cantidad de DIEZ PUNTOS.
GANADORES
@Kiriatheblackpanther
@sheylavigneperegrin
@Rayxer
Lo siguiente que les pregunté, para que TRES PERSONAS pudiesen quedarse con los DIEZ PUNTOS, fue:
.:: ¿De dónde creen que viene la maldad del líder de la Elite? ::.
GANADORES:
@Sannti1
@MyFriesTriedToKillMe
@sheylavigneperegrin
@Sannti1 escribió un maravilloso oneshot con su respuesta. ¡Vayan a verlo en su perfil!
MARCADOR
@sheylavigneperegrin: 76 PUNTOS
@Sue167: 75 PUNTOS
@Kiriatheblackpanther: 54 PUNTOS
@Sannti1: 48 PUNTOS
@Lucario37: 44 PUNTOS
@MyFriesTriedToKillMe: 44 PUNTOS
@VadaLedesma: 16 PUNTOS
@Adry19ana: 12 PUNTOS
@SMIpoked: 10 PUNTOS
@Otaku110: 11 PUNTOS
@Rayxer: 10 PUNTOS
@irvin-eevee12_otaku: 8 PUNTOS
@Kevpstar: 7 PUNTOS
La pregunta de hoy sigue estando relacionada con la altruista y pacífica organización de la Elite. Ya sabemos que estos degenerados se empeñan en corromper los corazones de quienes pretenden superar la Iniciación. Ya vimos que utilizan métodos poco ortodoxos (como abusar sexualmente de una niña de trece años, obligarte a ver cómo es ultrajada tu propia hermana, lavar el cerebro de los Iniciados con mente débil, o hacer cirugías sin anestesia). Pero, ¿qué pasa cuando el Iniciado en cuestión se oculta detrás de una coraza fría, dura e impenetrable? Daré SIETE PUNTOS a las TRES PERSONAS más creativas que en la sección de comentarios puedan decirme:
.:: Una teoría sobre qué habría pasado con Sheryl Crown si hubiese sido una Iniciada. ::.
El límite de tiempo para responder será hasta el día miércoles 30 de septiembre a las 2:00pm (hora de México). ¡Mucha suerte a todos y disfruten el capítulo (a no ser...)!
PD: En Multimedia les dejo la canción que deben reproducir durante toda la secuencia de Devon. My Inmortal, de Evanescence. Además, el cortometraje japonés que menciona Skyler pueden encontrarlo en Youtube con el título de Wrong Number :D
—Jackie y yo encontramos el gusto por las videollamadas cuando el señor Williams, quien se tomó el tiempo de explicarnos que su cargo en la Elite llevaba por título Jefe del Departamento de Tecnología Experimental, nos pidió ser sus conejillos de Indias para probar una plataforma de videoconferencias que utilizaba un reconocimiento ocular en los ojos de los Pokemon...
—Eso suena como si el señor Williams hubiese tenido mucho tiempo libre.
—A decir verdad, yo pienso lo mismo.
— ¡Apuesto a que tenía mucho talento!
—Bueno, puede ser que tengas razón.
Jackie y yo encontramos el gusto por las videollamadas cuando el señor Williams, quien se tomó el tiempo de explicarnos que su cargo en la Elite llevaba por título Jefe del Departamento de Tecnología Experimental, nos pidió ser sus conejillos de Indias para probar una plataforma de videoconferencias que utilizaba un reconocimiento ocular en los ojos de los Pokemon. Aquella tarde, como ya era costumbre, nos encontrábamos compartiendo nuestra reacción ante los videos más aterradores de Internet. Jackie no se cansaba de decir lo mucho que un video que había sido popular en su época, titulado Obedece a la Morsa, le había perturbado. Tal fue mi sugestión a causa del contenido de un cortometraje japonés titulado Wrong Number, que mi corazón se detuvo por un instante cuando se escuchó la alerta de un nuevo mensaje de texto.
—De repente pareciera que has visto a un fantasma —se burló Jackie—. Eres una gallina.
—Sólo me ha tomado por sorpresa —me defendí mientras buscaba mi teléfono entre los más recónditos escondites dentro de mi caótica habitación.
— ¡Gallina! ¡Gallina! ¡Gallina!
— ¡Gallina!
—Silencio.
Finalmente encontré mi teléfono, oculto debajo de mis incompletos deberes de Anatomía Pokemon. Ignoré por completo mi absurdo y patético intento de dibujar la estructura ósea de un Raticate, que era lo más horrendo que había dibujado jamás, y revisé la bandeja de entrada en mi teléfono. El mensaje era por parte de Devon. La sonrisa que dibujé en mis labios se borró al instante cuando leí el puñado de líneas.
Estoy en el pórtico de tu casa. ¿Podrías venir? Te necesito...
Un escalofrío recorrió toda mi espalda. De inmediato pensé en la Elite.
— ¿Pasa algo malo, Sky? —preguntó Jackie.
Sin responderle, avancé hacia la ventana y comprobé que Devon en realidad estaba en el pórtico. Cabizbajo. Deprimido. Me pareció que lloraba. Mi corazón se detuvo nuevamente.
Volví a la videollamada con Jackie únicamente para despedirme.
—Tengo que irme —le dije apresuradamente.
— ¿Qué ocurre? —preguntó Jackie.
—Es Devon. Me parece que ha pasado algo grave.
Aún recuerdo la forma en la que el semblante de mi mejor amiga se ensombreció al escucharme decir aquello.
—Ve con él —me dijo—. Te llamaré más tarde.
Asentí y puse fin a la videollamada presionando una tecla.
Ivysaur me siguió cuando salí de mi habitación, avanzando con sus andares torpes pues recién había terminado su almuerzo.
Sheryl entró por la puerta principal antes de que yo me acercara para tomar el picaporte. Iba bebiendo una abundante cantidad de agua, con la frente cubierta de sudor y las mejillas enrojecidas a causa del esfuerzo físico. Sus Pokemon seguían cada uno de sus pasos. Ella me miraba con verdadero desprecio.
—Tu novio está afuera —me dijo.
— ¿Cómo es posible que lo hayas recibido así? —Le espeté—. ¡Podrías verte un poco más presentable!
—Fui a entrenar —me respondió enfurecida—. Tú deberías hacerlo también. Creo que Ivysaur ha engordado. ¿Y cómo no hacerlo? Desde que sólo hablas con la zorra Roosevelt, has dejado de lado el entrenamiento. ¿Y eres tú la favorita de Leona Williams? —Se burló—. No sirves para hacer absolutamente nada.
—Eres tú la única inútil aquí —le devolví—. No importa cuánto te esfuerces. Nuestra familia nunca dejará de considerarte como un vil objeto decorativo.
Herida, ella simplemente siguió con su camino y yo hice lo mismo con el mío, sintiendo que la relajación me golpeaba con un puño de hierro cuando finalmente estuve fuera de esa atmósfera destructiva.
Devon no se fijó en mi presencia. Cuando lo miré, algo dentro de mí se quebró.
Sus manos estaban manchadas con sangre seca.
—Devon...
Me coloqué en cuclillas frente a él e intenté tomar su rostro con ambas manos para indicarle que debía mirarme. Al escuchar mi voz, levantó lentamente el rostro. Su sonrisa se había esfumado y sus hermosos ojos azules estaban hinchados y enrojecidos a causa del llanto. Era como si alguien hubiera hecho desaparecer a Devon, reemplazándolo con un ser oscuro.
—Devon...
—Hola, Sky...
Su voz entristecida y quebrada por el llanto es algo que jamás podré olvidar.
— ¿Qué pasa? —Le pregunté—. ¿Dónde está Sylveon?
—Yo... Yo dejé a Sylveon en casa... No quería que ella me viera así...
— ¿Qué te ha pasado? —insistí.
Él agachó la mirada.
—La... La última fase... Yo...
— ¿Te han hecho daño? —Le pregunté acalorada y angustiada—. ¿Debo llevarte al hospital?
Él negó con la cabeza.
— ¿De quién es la sangre? —Insistí con firmeza sin obtener respuesta—. ¡Devon, dime de quién es esta maldita sangre!
—Yo... No puedo... No pude...
Mi corazón se partía en pedazos cada vez más pequeños. Las lágrimas de Devon me apuñalaban con cuchillos de doble filo.
— ¿Te obligaron a...? ¿Te hicieron lastimar a alguien...?
Él dejó salir un fuerte sollozo.
—Sky... Ellen... Ellos... Ellos la han... La han...
No pude soportarlo más y simplemente abracé a Devon con todas mis fuerzas. Él tampoco pudo seguir siendo fuerte. Rompió en llanto.
Devon me lo contó todo, con tantos detalles mórbidos que incluso parecía una pesadilla.
Lo trasladaron con los ojos vendados a un sitio similar a la galería que permite ver lo que sucede en el quirófano. Tuvo que sentarse a un lado del líder de la Elite, quien personalmente le sirvió a Devon un poco de vino bajo la excusa de que era la mejor manera de disfrutar el espectáculo. Devon rechazó el trago, por supuesto. Las luces se apagaron en esa habitación para dar inicio a lo que ocurriría en la habitación adyacente. Devon me describió claramente lo que sintió en su interior cuando un reflector de luz roja iluminó a Ellen, quien colgaba del techo mediante un sistema de poleas. Ella estaba consciente. Parecía no poder ver a su hermano, pues sólo lloriqueaba y miraba en todas direcciones intentando encontrar una manera de escapar. El líder de la Elite sirvió una copa de vino para sí mismo y sonrió. La sangre de Devon se congeló.
La primera parte de la fase final dio inicio cuando un Machoke, un Hitmonchan, un Mankey, un Blaziken y un Poliwrath le dieron a Ellen una brutal golpiza. Ellen lloraba, gritaba, suplicaba que todo se detuviera. Devon me dijo, con impotencia, que hizo todo lo posible para destruir el cristal que lo separaba de Ellen. El cristal era indestructible. Sylveon intentó ayudar, pero sus técnicas especiales no podían causar la más mínima cuarteadura.
Al finalizar la golpiza, Ellen cayó al suelo. Llamó a gritos el nombre de su hermano.
Especialmente cuando los miembros de la Elite comenzaron a forcejear con ella para desnudarla. R se retiró entonces, dejando a Devon completamente solo. Y volvió a surgir al cabo de un par de minutos, con los pantalones abajo y la camisa desabotonada. Se acercó lentamente a Ellen y tomó sus dos piernas para separarlas tanto como fuera posible. Ellen se resistió, consiguiendo sólo que uno de sus verdugos la golpeara con un látigo hasta que un poco de sangre brotó de las marcas de los golpes.
En palabras de Devon, R entró en Ellen con un solo movimiento. Ella comenzó a llorar desconsoladamente, pues el dolor debía ser mortalmente insoportable. La sangre corría entre sus piernas y R lo hacía cada vez más rápido. Devon gritó el nombre de su hermana, intentó incluso lanzarse a sí mismo sobre el cristal para ayudarla, pero todo era imposible. Y Ellen pronto fue rodeada por todos esos depravados que la ultrajaron de mil maneras hasta que ella simplemente se desmayó. R tuvo el descaro de descargar sus asquerosos fluidos dentro de Ellen, para luego darle un par de bofetadas que la hicieron recuperar el conocimiento.
—A tu hermano le ha encantado escucharte gemir como una puta, pequeña Ellen —le dijo ese maldito cerdo.
Y cortó su cuello con un cuchillo que uno de sus hombres le entregó.
Finalmente permitieron que Devon entrara en aquella habitación.
Sylveon, enfurecido, acabó con todos y cada uno de los sujetos que habían lastimado a Ellen. Devon, por otra parte, tan sólo se dejó caer en el suelo y tomó en brazos el cuerpo de su hermana, suplicando en voz alta que todo no fuera más que una pesadilla.
R, al terminar de vestirse, se acercó a Devon y dijo:
—Tú la mataste. Querías ser parte de la Elite y un sacrificio era el precio que debías pagar. La inocencia de tu hermana menor. El más valioso tesoro que existe es el de la pureza de una niña. Y ahora me pertenece. Bienvenido, Devon Paltrow.
Y simplemente abandonó la habitación.
Al finalizar su relato, Devon me miró y dijo, reflejando toda la culpa que sentía:
—Sky... Yo... Yo maté a Ellen...
Negué con la cabeza y tomé con fuerza sus manos. Yo no podía controlar mis propias lágrimas, pero tampoco me atrevía a simplemente permanecer en silencio.
—No eres un asesino —le dije—. Tú no lo has hecho. Tú jamás le habrías hecho daño a tu hermana.
— ¿Qué voy a...? ¿Cómo voy a...? Mis padres... Sky, e-ellos no lo saben...
—Deben saberlo. ¡Tienes que decir lo que ha pasado! Debemos hacer justicia.
—E-es la Elite... ¿Qué podríamos hacer...?
—Todo, Devon. Tú y yo, juntos, podemos lograr cualquier cosa.
—Sky...
—No permitiré que esto se quede así, Devon. Te lo juro. Lo juro sobre mi propia vida.
—Sky, sólo... Yo... Te... Te necesito...
Y yo lo abracé nuevamente, aún a pesar de que la certeza me dio el golpe más fuerte de la vida. Me hizo darme cuenta de una cosa.
La Elite logró su cometido.
Devon, el chico de las eternas sonrisas, jamás volvió a ser el mismo.
—Creo que me siento enferma... ¡Son monstruos! ¡No tienen corazón! ¡Ellen sólo era una niña!
—Así es...
—No puedo creer que realmente puedan ser tan crueles. ¡Es como si fueran máquinas sin corazón y sin sentimientos!
—Sí... Pero... Así es la vida, ¿sabes? Nunca tiene un final feliz.
— ¿De qué hablas?
—Yo también superé la fase final. Y tuve la suerte de no pasar por algo similar a la fase final de Jackie. Pero... El precio que tuve que pagar... Jamás podré perdonármelo.
ux/
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