Capítulo LXXXII

¡Hey, hola!

Ñee consíguete un saludo más original ñee...

¡Nunca!

Voy a anunciar a los ganadores del miércoles. Esta vez únicamente tomé en cuenta las mejores respuestas o más rápidas que llegaron, ya que no se juntaron todas las respuestas que pedí. La primera pregunta, para que SEIS PERSONAS ganaran SEIS PUNTOS puntos fue:

.:: ¿Por qué Lucario se encariñó con Sheryl?

GANADORES

@Lucario37

En el caso de Lucario es muy diferente al de Diamond.

Primero que nada,Lucario es uno de los que se encariñó más rápido con el grupo,ya que nunca actuo de forma agresiva o ignorante luego de ser capturado.

Ahora,Sheryl fue la que capturo a Lucario,por lo que se hizo su entrenadora.

¿Por qué Lucario se encariño con ella?

Sheryl era una persona seria,pero a veces se sentía inferior por los comentarios de su madre y el estado de Skyler.Sin embargo,eso no le impedía ser dura a veces para defender a los demás o a sí misma.También le tenía mucho cariño a sus Pokemon,algo que Lucario debió notar cuando fue derrotado por Umbreon y ella fue a ayudarlo.

Lucario vió en ella a una persona con mucho potencial,alguien que parece poco amigable,pero es todo lo contrario cuando la conoces bien.

Por eso el se enojó cuando Onyx la lástimo.

También se mantuvo a su lado cuando ella creía que iba a morir y les decía a sus Pokemon que se marcharan.

@Sannti1

¿Poder? ¿Eso es lo único que quieren los humanos, poder para poder gobernar sobre los demás, y ver quién manda sobre quién? Antes diría que si, pero ahora dudaría de mi respuesta. La verdad es que no todo el mundo busca el poder, aunque en realidad se necesite en su gran mayoría para realizar cualquier acto. Porque, admitirlo, si no tienes la suficiente autoridad frente a los demás, es imposible que os hagan caso.

Pero.. a pesar de que la gente quiera poder, no todo el mundo lo usa igual, no todos lo quieren para ser temido e implantar su opinión. El ejemplo más claro, Perla, ella lo dio todo por sus amigos, por protegerlos y aguardarles un futuro. Claro que pensaba en ella misma, pero también en los demás. No vivía buscando poder, ella vivía por y para los suyos, de tal manera que el poder llegó a ella, el poder de la amistad, un poder que supera miles de fronteras, y que te fortalece.

También cambió la vida de quienes le rodeaban, el cambio que más noto es en el de mi entrenadora, Sheryl.

Recuerdo cuando vinieron a capturarnos, y yo casi les maté, pero menos mal que no lo hice, Sheryl en cierto sentido era como yo, ambos estábamos solos, ambos tratábamos de hacernos los valientes, tratar de valernos por nosotros mismos. Pero, ambos comprendimos que necesitamos compañeros a nuestro lado, a nuestros amigos, tanto humanos como pokemon. Ambos aprendimos mucho en este viaje, y ambos nos hicimos muy amigos.

Antes me gustaba estar solo en mi refugio, ya que pensaba que solo nadie me dañaría, pero ahora, esta pokeball a la cual antes llamaba prisión, ahora no es un lugar tan malo, ya no la veo con los mismos ojos, ya que este diminuto objeto me permite estar más cerca de mi entrenadora, mi compañera y amiga, me permite estar más cerca de Sheryl.

@Kiriatheblackpanther

Le habían atrapado.

Lucario tenía cierto respeto hacia Sheryl por ello, y ella también respetaba a Lucario, aunque ambos no lo mostraran demasiado.

Se comprendían. Ambos seres solitarios, encerrados en su propio búnker. Aún así, Sheryl tenía un cariño asombroso por sus Pokémon. Aquellos que estaban junto a ella, eran aquellos que recibían su amor y amistad. Y Lucario, desde que fue atrapado, no la dejó sola.

Por el simple hecho de ser su Pokémon, Sheryl se apegó a él. Y por ello, Lucario se apegó a ella.

Al principio era el simple lazo entrenadora-Pokémon, pero las experiencias que compartieron, las alegrías y tristezas, los miedos y ansiedades, habían acortado las distancias entre ellos.

@Otaku110

Lucario, al pelear contra sheryl, se dio cuenta de 3 cosas:

1. Ella esta dispuesta a hacer todo por las personas que ama y aprecia.

2. Que ella jamas se va a rendir.

3. Y que ella es leal, confiable y cada día quiere ser lo mejor que puede ser ella.

Despues de ver esas cualidades en Sheryl, al ser atrapado se emociono (discretamente) porque entrenaría con alguien que es mas o menos igual a el, ya que el simpre estaría dispuesto a hacer todo por sus amigos pokemón (Los legendarios.) Además de notar que aunque Sheryl sea dura y ruda por fuera es amable y leal por dentro

@sheylavigneperegrin

Yo creó que la relación entre Sheryl y Lucario se fortaleció con el paso del tiempo debido a que Lucario pudo ver a través de Sheryl. Ella se mostraba al principio como una persona fría, independiente, con aires de grandeza egocéntrica e inclusión arrogante pero conforme paso el tiempo abrió su corazón a Perla (Sheryl tuvo una pelea con Perla antes de entrar a la sala a donde se encontraba Lucario) cuando Sheryl capturo a Lucario lo hizo para salvar a Perla, la cito "¡No permitiré que vuelvas a lastimar a mi mejor amiga!" posiblemente desde ese momento Lucario pudo conocer a la verdadera Sheryl la que no deja solos a sus amigos la que los ayuda la cariñosa y protectora, cuando Sheryl es atacada por Onix y el Beedrill robotizado en la isla de Mewtwo, Lucario estando dentro de su pokebola reacciona a los sentimientos y el dolor de su entrenadora, su amiga (aquí es muy notorio el vinculo afectivo que tienen) Sheryl es una entrenadora con grandes dones el principal formal vínculos de amistad con sus pokemon y saber que tanto exigirles al momento de entrenar, ella durante toda la historia se muestra leal a sus amigos y pokemon y es capaz de ponerse ella en peligro por ayudarlos.

@Sue167

Lucario y Sheryl piensan en un principio que son muy distintos entre ellos. Lucario piensa que Sheryl es como los avariciosos humanos con los que acostumbra a tratar, desprecia a cualquiera que intente o quiera, siquiera, sobreponerse sobre los demás. Cuando conoció a Sheryl pensó que sería otra desesperada por obtener el poder de uno de los Legendarios. Cuando le capturó demostró ser fuerte e inteligente, además de estratégica, pero aunque admiraba su fortaleza aún no se había ganado su confianza. Con el tiempo se dio cuenta de cómo era Sheryl en realidad, a pesar de su fachada fría tenía un gran corazón. Lucario sabía que se preocupaba por todos y cada uno de sus amigos, tanto humanos como Pokémon, era consciente del especial aprecio que tenía por Perla y los demás, así como por Vaporeon y el resto de sus Pokémon. Cada vez sentía más admiración y un extraña sensación de comprensión, ya que se dio cuenta de que él y su, hasta hace poco aceptada, entrenadora era muy parecidos. Ambos eran solitarios y desconfiados de gente ajena, serios, reservados... Después de todo, Lucario terminó por aceptar a Sheryl, se prometió asegurarse de que no le sucediese nada mientras él estuviera, a pesar de que antes no le agradaba la idea de que una humana tuviera el control sobre su Pokeball. Pronto, Sheryl se ganó el respeto de Lucario, al igual que ella. Lucharían juntos desde entonces, aún con destinos separados, supuestamente, pero con un objetivo común.

Y la pregunta extra, para que las primeras personas en enviar la respuesta por privado para ganar TRES puntos fue:

.:: ¿Cuál es el nombre completo del hermano de Perla? ::.

Para saber la respuesta debemos de nuevo al capítulo XX de La Isla de Mewtwo:

Este momento me recuerda tanto a cuando era una niña y mi hermano mayor me estaba enseñando a andar en bicicleta...

Su nombre es David. David Cole Cobby. Solía ir conmigo a montar en bicicleta cuando éramos más pequeños. Me compraba un helado de triple chocolate y luego nos sentábamos en los columpios del parque que había cruzando la calle. El parque luego se transformó en un lote baldío que terminó convirtiéndose en un par de casas más. Así que David y yo repetíamos la misma rutina pero nos alejábamos un poco más, íbamos juntos a otro parque que queda a cinco calles de nuestra casa.

GANADORES

@MyFriesTriedToKillMe

@sheylavigneperegrin

@Sue167

MARCADOR

@Sue167: 46 PUNTOS

@Kiriatheblackpanther: 29 PUNTOS

@Lucario37: 25 PUNTOS

@Sannti1: 22 PUNTOS

@sheylavigneperegrin: 21 PUNTOS

@Adry19ana: 12 PUNTOS

@irvin-eevee12_otaku: 8 PUNTOS

@VadaLedesma: 8 PUNTOS

@Kevpstar: 7 PUNTOS

@Otaku110: 6 PUNTOS

@SMIpoked: 5 PUNTOS

@MyFriesTriedToKillMe: 5 PUNTOS

¡Y ya es viernes! Eso significa que es hora de otro reto para el fin de semana. La semana pasada les pedí un oneshot. Pero esta vez les voy a pedir algo distinto. Para que CINCO PERSONAS puedan obtener OCHO PUNTOS y un fondo de pantalla de la Chica Misterio para sus teléfonos, tendrán que...

.:: Dibujar a Perla Cobby. ::.

Datos esenciales: Es bajita y castaña.

Este dibujo podrá ser hecho a mano o digitalmente, con la técnica y materiales que ustedes prefieran, a color o en blanco y negro. ¡No importa! Los únicos requisitos con los que debe cumplir son:

1) En alguna parte del dibujo tendrá que estar escrito el nombre de usuario de Wattpad de la persona que lo envía.

2) La foto que le tomen o la imagen que manden, según sea el caso, tendrá que tener una resolución aceptable. No borrosa y no pixeleada.

3) Tendrá que tener las dos características escenciales que mencioné arriba. El resto corre por cuenta de ustedes. Pueden darle el estilo que más les guste y añadirle todo lo que ustedes quieran.

4) El dibujo tendrá que ser enviado a mi página de Facebook (Alison Oropeza), a mi Twitter (@Alison_Oropeza) o a mi Instagram (alisonoropeza) ANTES de las 2:30pm del lunes 14 de septiembre (hora de México). Publicaré todos los dibujos que lleguen en esos tres lugares a lo largo de estos días.

Y la pregunta extra para quien no pueda cumplir con el reto (¡nada de pesimismo! No busco una nueva Capilla Sixtina, ¡así que no se rindan!). Daré CINCO PUNTOS a las primeras SIETE PERSONAS que me envíen por privado la respuesta a la siguiente pregunta:

.:: ¿Cómo, cuándo y por qué nació la amistad de Jackie y Skyler? ::.

¡Mucha suerte a todos y disfruten el capítulo (a no ser...)!

—Los siguientes meses fueron un infierno en el que únicamente encontré una solución viable: aislarme de todas las personas que consideraba importantes...

—Esa nunca es la solución. Cuando crees que debes estar sola es cuando más necesitas a tus seres queridos.

—Mi familia no iba a escucharme. Mi madre sólo iba a festejarlo y Sheryl me hubiera golpeado con el látigo de su indiferencia.

—No me refiero a tu familia, aunque ellos son realmente a quienes debas recurrir cuando algo malo pasa. Pero tenías amigos. Tenías a Jackie y a Devon. Ellos pudieron haberte ayudado.

—A decir verdad... Lo hicieron. Aunque no de la forma que yo hubiese querido para ellos...

Los siguientes meses fueron un infierno en el que únicamente encontré una solución viable: aislarme de todas las personas que consideraba importantes. Devon y Jackie me conocían lo suficientemente bien como para saber que algo grave estaba ocurriéndome.
Yo fui parte de uno de los últimos grupos de Iniciados que pudieron pasar cada fase de la Iniciación en la comodidad de sus casas. Mi habitación se convirtió en mi zona segura, en el sitio donde podía escapar de cualquier cosa. Al menos, hasta que fuese el momento de pasar a la siguiente fase. La Iniciación se dividía en cuatro partes que podían ocurrir en una misma tarde o en un plazo que durara, al menos, un par de años. Eso lo decidía el Jefe. R.

La primera fase consistía en aceptar unirte a la Elite y se completaba cuando cerrabas el trato con él. Claro, la manera de aceptarlo variaba según tu sumisión. Aceptabas pacíficamente o por medio de una golpiza, pero no había de rechazarlo.

La segunda fase consistía en demostrar que tenías las capacidades mentales de un verdadero genio, resolviendo una serie de acertijos mediante una computadora que evaluaba tu rapidez mental y medía tu coeficiente intelectual.

La tercera fase consistía en acondicionar tu cuerpo, dejando atrás cualquier defecto que pudiese obstaculizarte. Los médicos de la Elite arreglaban todos esos desperfectos. Borraban tus cicatrices, le daban arcos a los pies planos, de alguna forma reforzaban tus articulaciones débiles, te hacían trabajos de ortodoncia, cirugías para reparar cualquier defecto de la vista. Algunas mujeres eran esterilizadas y otras, contradictoriamente, recibían tratamientos para ser más fértiles. R lo describía como que era necesario morir para renacer con el doble de fuerza. Extremista, lo sé. Y para comprobar que todo había funcionado y que los arreglos en tu cuerpo realmente te habían servido de algo, debías someterte a una serie de batallas en las que tendrías que ganar y permanecer invicta.

Y la cuarta fase. La más difícil de todas. Consistía en desligarte completamente de tus emociones. De congelar tu sangre, simbólicamente, para poder presenciar o sufrir en carne propia el dolor más grande de la vida. Despojarte a ti mismo o a ti misma de tu humanidad para convertirte en una máquina asesina sin corazón ni sentimientos.

Diez de cada mil Iniciados superaban la fase final.

El resto, era desechado.

Literalmente.

Se acercaban las fiestas navideñas y nosotros ya nos encontrábamos gozando de las vacaciones de invierno. Jackie y Max habían ido a un aparente viaje familiar para pasar la Nochebuena en casa de sus abuelos paternos, en Atlanta. Recuerdo que el último día de clases, mientras yo observaba en silencio el brutal entrenamiento de la clase de Número Tres, sentí que Jackie se sentaba a un lado de mí, sobre el césped cubierto de rocío. Yo miraba con triste indiferencia a mi hermana. Sheryl era la mejor de la clase. El tipo de chica a la que todos admiraban, pero ella los ignoraba como si no existieran era retraída. Solitaria.

Casi tanto como la chica en la que yo estaba convirtiéndome.

Y Número Tres ya le había tomado cariño.

Sheryl solía entrenar con todos sus Pokemon durante las clases de Número Tres. Cambiaba constantemente a Vaporeon por Golduck, a Golduck por Dewgong, a Dewgong por Blastoise. Todo con tal de que todos recibieran la misma cantidad de acondicionamiento. Y yo sólo me concentraba en Ivysaur. Pero ya era una Iniciada, estaba un paso adelante... Aunque hubiera preferido quedarme atrás. Y aún así, la ambición crecía dentro de mí.

—No puedo creer que no me lo dijeras, Skyler. Creí que éramos las mejores amigas.

— ¿De qué hablas? —dije mecánicamente.

—No puedes negarlo. Sé que eres una Iniciada.

Jackie estaba realmente molesta.

Y angustiada.

Muy angustiada.

— ¿Tu padre te lo dijo?

—No importa cómo lo supe. ¿Por qué no fuiste tú quien me lo dijo?

—No quería traicionarte... Pero... Necesitaba saber y... Él me obligó... No quiero que lastime a mi hermana.

—Pues yo no quiero que él te lastime a ti.

—Creo que ya es tarde para evitarlo. Tan sólo me dio una paliza cuando lo acepté y ya siento como si me hubiera arrebatado el alma.

— ¡Es que nunca debiste abrir esa maldita carta!

— ¿Devon lo sabe?

—Por supuesto que no. Pero ha estado preocupado por ti. Mucho. Lo sabrías si respondieras a sus llamadas o a sus mensajes. O si le dirigieras la mirada, al menos.

—Devon no es el único que sufre.

—Sufre porque siente tu dolor. Él te quiere. ¿No lo quieres tú a él?

—Pues claro que sí. Muchísimo.

—Habla con él, entonces. Díselo. Lo necesitarás si realmente quieres continuar con esto... Aunque no tienes más opción que seguir y resistir ante todo lo que venga.

—No estás ayudándome.

—No puedo ayudarte. Nadie puede. Lo único que puedo hacer es estar contigo. No tienes que enfrentarlo tú sola. Tu familia debe saberlo.

— ¿Para qué? ¿Para que mi madre piense que es algo digno de celebrarse y me ordene ser fuerte? No. No quiero eso.

—Algún día lo tendrán que saber.

—En su momento.

—Y Paltrow debe saberlo ahora. Antes de que sea demasiado tarde.

—No puedo decírselo.

— ¿Tienes miedo de su reacción?

—Tengo miedo incluso de respirar.

Ella soltó un pesado suspiro y me envolvió en un fuerte abrazo que me hizo sentir reconfortada... Pero no la escuché. Pasé la segunda fase en soledad, descubriendo que mi IQ era mucho más alto de lo que imaginaba. No hablé con Devon al respecto, aunque comencé a responder a sus mensajes. Por supuesto, no podía engañarlo. Él sospechaba que algo malo estaba por pasar y me lo hacía saber mediante sus mensajes:

Llámame.

Necesito verte sonreír.

¿Hice algo mal?

Temo ir a verte y no quieras recibirme.

¿Te encuentras bien?

Te quiero...

O con sus llamadas.

O con sus repentinas visitas a casa en las que era despachado por mi hermana cuando yo decía que no quería recibir a nadie.

¿Y mi madre?

Ella y su maldito novio insistían en que mi aislamiento era cosa de adolescentes.

El día de afrontar la tercera fase, tan sólo tres meses después de haber aceptado unirme a la Elite, tuve que escabullirme para salir de la casa sin que mi madre me descubriera. Pero ni bien estuve en el pórtico, alguien cubrió mi boca con una mano. Yo me aparté con violencia, sintiéndome aterrada. Lancé un manotazo contra mi agresor, pero él me detuvo sujetando mi brazo con fuerza.

Era Devon.

Y eran las seis de la mañana.

— ¿Qué haces aquí? —le pregunté liberándome de su agarre.

— ¿No es evidente? —Reclamó él—. Vine a verte.

— ¿A esta hora? ¿Te parece que el mejor momento para visitar a las personas?

Ofendido, levantó la voz.

—Intentaba dormir, pero no podía hacerlo porque a mi novia, a mi mejor amiga, le pasa algo que no quiere decirme. No puedo continuar con la maldita incertidumbre, Sky.

—Pues no lo hagas. Es asunto mío solamente.

— ¿A dónde ibas?

— ¿Eso a ti qué más te da?

— ¡Me importa porque se trata de ti!

Pues que esto termine y así dejarás de preocuparte, pensé.

Pero no pude decirlo.

No quería perder a Devon.

Así que sólo tomé un respiro para calmarme. Sentí que un gran nudo se formaba en mi garganta.

—Lo lamento, Devon —le supliqué.

— ¿Qué pasa contigo? —Insistió—-. ¿A dónde ibas?

—No puedo decírtelo justo ahora.

Sky...

—Prometo que lo sabrás. Hoy. Iré a visitarte por la noche y te lo diré.

— ¿Lo harás?

Yo asentí.

Él me miró angustiado.

—No me mires así —le pedí—. Sólo... ¿Puedes abrazarme?

— ¿Qué?

—Te necesito, Devon. Sé que he estado lejos de ti, pero... En verdad te necesito a mi lado. Tengo miedo. No puedo hacer esto sola y...

Interrumpió mis palabras cuando sus brazos me apresaron con fuerza. Besó mi cabeza un par de veces. Parecía no querer dejarme ir nunca. Se separó de mí momentáneamente, besó mis labios con lentitud y dijo en voz baja:

—No dejaré que nada te lastime, Sky.

Decidí aferrarme a sus palabras para no caer al vacío que amenazaba con tragarme entera. Él cubrió mis hombros con su chaqueta antes de despedirnos. Y esa misma chaqueta fue la que decidí abrazar con fuerza cuando, yo sola, llegué a la sala de quirófano donde la tercera fase tendría lugar. La camilla de hospital y todos los utensilios me hicieron pensar que estaba entrando a mi tumba por mi propio pie. Había únicamente un doctor que contaba con la ayuda de un equipo de tres ayudantes que parecían estar cursando recién el primer año de la carrera de medicina. R estaba ahí. Ni bien me vio entrar, me tomó por la nuca y me condujo hacia la parte trasera de un biombo de color blanco. Me entregó una bata de hospital y me ordenó antes de alejarse:

—Cámbiate de ropa.

La sensación del suelo frío bajo mis pies en aquel momento es algo que jamás podré olvidar. Salí de detrás del biombo, aferrando con fuerza la chaqueta de Devon que llevaba en mis manos, y el médico me tomó por los hombros para situarme sobre la camilla.

— ¿Qué van a hacerme? —pregunté.

La respuesta fue evidente cuando, sin mediar palabra, comenzaron a sujetarme con las correas. En mis muñecas. En mis tobillos. En mi cuello. Dos de ellas se situaban en mi pecho y en mi estómago. Una más cubría mis rodillas. La última la utilizaron para evitar que mi cabeza se moviera. Las correas impedían que la sangre de mis manos circulara correctamente, pero de cualquier manera logré seguir sujetando la chaqueta de Devon.

Quiero pensar que me dejaron conservarla porque pensaron que la necesitaría.

El silencio era peor que estar sujeta con correas a una maldita cama de hospital.

—Iniciaremos con el procedimiento —anunció el médico.

Mi corazón se aceleró cuando me despojaron de mis gafas. Acto seguido, colocaron esos pequeños artefactos para mantener mis ojos abiertos, al mismo tiempo que uno de los ayudantes colocaba un extraño sensor de color blanco a la altura de mi corazón. Mi acelerado ritmo cardiaco comenzó a escucharse en uno de los monitores. Intenté moverme, pero las correas aplastaban mi cuerpo contra la camilla.

Uno de los ayudantes tomó una jeringa que introdujo bajo la piel del rabillo de mi ojo derecho. Creí que sería anestesia, pero no. Mi ojo no se adormeció y el sujeto repitió el mismo procedimiento en mi ojo derecho. Dejó caer tres gotas de un líquido helado sobre cada uno de mis ojos. Limpió las lágrimas que brotaron con un pañuelo de color blanco. Escuché entonces el sonido de algo metálico que alguien arrastraba hacia mí. Intenté mirar en esa dirección, pero sólo logré aterrarme al descubrir que no podía mover mis ojos. Mi corazón latió con más fiereza. Creí que mis dedos perforarían la chaqueta de Devon. La máquina se situó sobre mi cabeza, deslumbrándome con la luz que contrajo mis pupilas.

Comencé a llorar.

¿Cómo era que me operarían los ojos sin haberme hecho exámenes para evaluar mi vista?

R se cruzó de brazos, aún en silencio.

La máquina se encendió con un zumbido y las luces del quirófano se apagaron, dejando solo encendida la linterna. El médico presionó un par de botones para que un artefacto similar a un bolígrafo bajara hasta estar a casi cinco centímetros de distancia de mi ojo derecho.

—Sentirás un pequeño piquete —dijo el médico.

Pero no fue un piquete.

Fue mucho peor.

Cuando la máquina se encendió, una luz de incandescente color rojo brotó de la punta del bolígrafo y golpeó mi ojo, causando que todo mi cuerpo fuera invadido por las oleadas de dolor más fuertes que jamás en la vida había sentido. Al no poder mover mi cuerpo para desahogarme, la sensación fue mil veces peor. Ni siquiera podía luchar contra las correas, pues limitaban hasta el más mínimo movimiento. La luz se apagó entonces, dándome un momento de calma. Mi corazón estaba tan acelerado que mi pecho incluso dolía un poco. Uno de los ayudantes dejó caer tres gotas de líquido en mi ojo, limpió mis lágrimas y la luz incandescente volvió. En esa ocasión, estallé en gritos de dolor. El dolor parecía haberse triplicado. Por un momento tuve la impresión de que mis dedos perforaban la chaqueta de Devon. Grité y grité hasta quedarme sin voz, aunque siempre encontraba mi segundo aire.

Desgarré mi garganta tanto como pude con tal de liberar un poco de esa maldita sensación que se apoderaba de mí. Un poco de sangre brotó de mi ojo. Lo supe detecté su olor. Cinco disparos de la luz tuve que soportar en cada uno de mis ojos. Al llegar al último disparo a mi ojo izquierdo, yo simplemente ya no podía más. Mis ojos dolían a muerte, por dentro y por fuera. No podía ver nada más que sombras de color negro que se cruzaban en un fondo de color blanco. La máquina fue retirada y los ayudantes al fin quitaron los artefactos que mantenían abiertos mis ojos. Mis párpados se cerraron por sí mismos, así como los latidos de mi corazón comenzaron a disminuir drásticamente. Solté al fin la chaqueta de Devon y pronuncié con voz débil y suplicante una única palabra antes de desmayarme.

—Ma-mamá...

—No puede... No puede ser...

—Sí... La tercera fase consistía en permitir que se te operara sin anestesia alguna.

— ¡No puede ser! ¡Son monstruos! ¡Pudiste morir! ¡Es cruel!

—A ellos no les importa arriesgar las vidas de los Iniciados. Piensan que no eres digno de estar en la Elite si no puedes resistir el máximo dolor.

— ¡Pues es un crimen! ¡Un maldito crimen! ¿Se lo dijiste a Devon?

—Tuve que hacerlo... Y... Fue por mi culpa que él abrió su carta.

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