Capitulo 4: Antes del gimnasio.


—Hola mamá. —Saludaba la peliblanca, mediante de su Pokegear. Estaba sentada en una silla de espera del Poke-Center.

—Hola cariño, ¿Cómo estás? —Se escuchaba su voz en aquel aparato.

—Si bien. No hace mucho llegue a la ciudad Cuarzo, ahora estoy en el centro pokemon...

—¡Increíble, ya has llegado a ciudad Cuarzo! —Comento Rita asombrada por el tiempo que tardo su hija, en llegar aquella ciudad. —Tu padre y a mí nos costó una semana completa... mientras que a ti solo cuatro días, enserio eres genial tesoro.

—Jeje... no es para tanto igual me costó un poco.

—Pues así es la vida de un entrenador, habrá momentos difíciles donde tendrás que levantarte y seguir luchando.

Eso le hizo recordar su derrota contra Cristina y la charla con aquel entrenador desconocido. Debía seguir esforzándose y no desanimarse con cada tropiezo, en especial cuando su camino apenas iniciaba, y pronto realizaría su primer desafío.

—Creo que tienes razón...

—¿Y Silvin como esta?

—Ella está en curaciones junto con mi nuevo pokemon... estaban muy agotados con el viaje.

—Con que tienes un nuevo compañero, felicitaciones hija.

—Gracias mamá. Iré a ver mis pokemons...

—Espera un poquito hija, te quería avisar que hoy he salido a la calle y te he comprado algo útil.

—¿Enserio?, eso es genial. —La alvina se emocionaba por la noticia, hasta que...

—Perdona, pero lo he comprado con el dinero que tenias ahorrado.

—Espera que... —La felicidad de la chica se convirtió en una de shock, con uno mini ojos negros.

—El pago está listo, solo debes ir a la tienda pokemon y dar tu nombre al repartidor... Espero que te guste.

—...—

—Cuídate mucho tesoro, te quiero.

—Igualmente mamá. —Se despidieron para luego colgar la llamada. —A-ayyy... —Se quejaba sigilosamente. —Deje mi dinero en casa para no gastármelo tan rápido, pero creo que mamá lo hará en un abrir y cerrar de ojo... espero que sea algo útil.

—¡Linka Loud! —Llamaba la enfermera.

La alvina fue a presentarse de inmediato con la enfermera, para recibir sus pokemons totalmente restaurados.

—Gracias por esperar... Tu equipo ha recobrado toda su energía. —Comentaba la chica de cabello rosado y bata blanca, mientras que entregaba las pokebolas a su dueña. —Vuelve cuando quieras.

—Muchas gracias enfermera Joy. —Agradeció la muchacha. De pronto una de las pokebolas se abrió sola, dejando salir a Silvin que se sacudía. —Jeje... no le gusta estar encerrada.

—Pero que tierno. —Comento con dulzura, para luego decirles: —

—Por las dudas tenemos habitaciones en segundo piso para los entrenadores, si gusta.

—Muy amable, pero creo que primero iré a dar una vuelta... ¿listo Silvin?

—Evoy.

::: ::: ::: ::: ::: ::: ::: ::: ::: :::

La alvina junto con su compañera estaban en la tienda, pasando a retirar la compra que había hecho su madre, que consistía en un antídoto; una medicina en espray que contrarresta los efectos del veneno de un pokemon.

Después de todo no era tan decepcionante, el pequeño sacrificio de sus ahorros. Le podría ser útil cuando se enfrentara a un pokemon tipo veneno y la pusiera en líos, aunque recordaba que el líder de gimnasio (ciudad Cuarzo) no se especificaba en ese tipo.

También compro una bolsa (2 kilos) de comida pokemon, para alimentar y fortalecer a sus dos criaturas.

Cuando salieron de la tienda para volver al Poke-Center, a pocos metros se toparon con un pleito. Un joven pecoso de cabello rojizo y chaqueta verde, estaba molestando a un anciano, tal como si le hubiera quitado algo importante, y quisiera burlarse de su edad y mala destreza.

El viejito trataba de recuperarlo, pero por obvias razones no lo conseguía. Además no le salía ninguna palabra de su boca, en cambio hacia unos sonidos raros y débiles, tal como si no tuviera dentadura o le faltara algunos dientes.

La peliblanca odiaba ese tipo de actitudes y aprovechamientos, sobre todo con los de tercera edad. Así que no se quedaría con los brazos cruzados.

—¡Oye tú... déjalo en paz!

El pelirrojo y el anciano se detuvieron, para después voltearse hacia donde escucharon la voz.

—¡No te entrometas mocosa! —Reclamo el chico. —Solo me estoy divirtiendo un poco.

—Esa no es forma de divertirse, en cambio deberías estar avergonzado por aprovecharte de un pobre anciano... —Regañaba la alvina, sumamente molesta. —así que mejor devuélvele lo que le quitaste y discúlpate.

—No eres mi madre para darme órdenes... ¿Qué piensas hacer, eh?

La peliblanca guardo silencio por unos segundos, pero ya tenía una idea para detenerlo, la cual no dudaría en hacerlo. Aparte que le ayudaría un poco más en prepararse, antes de hacer su primera batalla de gimnasio.

—¿Qué te parece si lo arreglamos con una batalla?

—¡Evo! —Silvin la apoyaba.

—Ja, en verdad crees tener las agallas para desafiarme...

—Porque no... ¿Acaso tienes miedo de combatir contra una chica? —Pregunto con un tono burlón.

El pelirrojo se fastidio por el comentario de la chica, pero se quedo pensando y analizando, en la petición de la peliblanca. A simple vista le parecía ser la típica entrenadora novata, que jugaba a ser el héroe. Creía que podría sacarle provecho, ya que no le parecía tan ruda o fuerte.

—Está bien, acepto tu petición.

—Genial, si gano...

—Dejare en paz al anciano y le devolveré su cosa. —Anticipo el chico. —pero si pierdes, tendrás una cita conmigo... y serás tú quien pague.

—Hiu, que asco... —Comento la chica con un tono apagado y algo asqueada. Pero no pensaba retroceder, sobre todo porque confiaba bastante en sus pokemons y de algunas estrategias. —Pero acepto, ya que no se cumplirá tu petición... porque no perderé.

—Ja, no te confíes mucho... porque yo Chandler, te daré una paliza que nunca olvidaras. —Saco una pokebola. —Sera un dos contra dos.

—Vale.

¡Linka ha desafiado a Chandler!

—¡Koffing sal! —Exclamo el pelirrojo, mientras que lanzaba su pokebola; liberando a su pokemon.

La criatura se asemejaba a un globo flotante con rostro, color morado, y tenía un extraño símbolo en su pecho. También liberaba unos gases por sus agujeros que sobresalían de su cuerpo, y no paraba de sonreír.

—¿Koffing? —La alvina saco su pokedex y escanea la criatura del rival, obteniendo la siguiente información: Koffing: Contiene sustancias toxicas que se mezclan con desperdicios para provocar una reacción química, que libera un gas tremendamente venenoso.

Con que es venenoso... debo tener cuidado. —Dijo en su mente, teniendo algo de nervios. Luego le pregunto a Silvin: —¿Estas lista?

—¡Evoy! —Respondió la pequeña criatura vario-color, que procedería en entrar a la zona de combate.

Por otro lado el anciano, se quedaría mirando el enfrentamiento, depositando su fe en la jovencita y a sus pokemons. Además a pocos metros, otro joven (algo conocido) se quedaría mirando el combate.

—Silvin usa placaje. —Ordeno la peliblanca el primer movimiento, para que luego su criatura realizara dicho ataque contra su oponente.

—Ja, novata... Koffing ¡Usa pantalla de humo!

—Koff... —El pokemon rival libero bastante humo desde sus agujeros, creando una especie de humo gris, que cubriría casi toda la zona de combate.

—¿Evo? —Eevee detuvo su ataque, tras no ubicar a su oponente, ya que solo veía humo a su alrededor.

—Rayos... no se logra ver nada. —La chica empezaba a preocuparse, mientras que su compañera seguía buscando inocentemente entre el humo.

—Koffing placaje. —Ordeno el pelirrojo.

—Koffing... —La criatura flotante golpea con fuerzas a Silvin. De pronto el humo se desvanecía, dejando visible el campo.

—Jajaja... Creo que no fue buena idea desafiarme. —Se burlaba Chandler de la alvina y su pokemon.

La peliblanca no le respondió, solo le gruño entre dientes, pero no podía permitir que su enojo la dominara otra vez.

—Placaje otra vez. —Ordeno Chandler.

—Silvin esquívalo y usa látigo.

Eevee salto antes de recibir el impacto de Koffing, después de esquivarlo, mueve su cola lanzando una pequeñísima ráfaga. A pesar que no le causaría un daño físico, le iba a reducir sus niveles de defensa.

—¡Ahora placaje!

—¡Evoy! —Silvin impacta a Koffing, pero aun no era suficiente.

—Eso no te ayudara mucho... usa una vez más pantalla de humo.

—Koff... —Koffing vuelve a cubrir la zona con su humo.

—Rayos, no otra vez... Silvin atento. —Pidió la chica a su compañera; que se pondría en guardia y lista para esquivar el posible placaje.

—Je... Vamos Koffing usa gas venenoso.

—¿Gas venenoso?

—Koffing... —Libero un gas purpura desde su boca, la cual se expandiría como su pantalla de humo.

—Jajaja...

—¡¿Silvin?! —La chica empezaba a desesperarse y preocuparse por su pokemon.

Cuando el humo desvaneció, se apreciaba a Silvin de pie, pero tenía un notorio rubor morado en su rostro, significando que el gas le había afectado. De a poco el veneno le iría debilitando más, hasta dejarlo fuera de combate, aparte que le causaría uno que otro malestar.

—Rayos...

—Tú tonto pokemon esta envenenado... estas perdida.

La alvina estaba nerviosa por la situación, no quería volver a perder y mucho menos por ese anciano. Pero no sabía si era buena idea que Eevee siguiera con la batalla, tal vez podía usar a su otro pokemon, ya que después de todo era un dos contra dos.

—Evoy... evoy... —Silvin trataba de llamar la atención a su entrenadora.

—¿Silvin?

—Evo, evo... —La criatura hacia leves movimientos con su cabeza, aparte; sus ojos y sonrisa demostraban confianza y firmeza, sin importar los efectos del veneno. Mostrándole a su dueña que no pensaba rendirse, ni tampoco quería que ella lo hiciera.

La idea era que ambas se superaran en esta batalla.

La alvina medito un poco, para luego sonreírle confiadamente a Silvin. Después le ordeno el siguiente movimiento: —Vamos, usa placaje.

—¡Evo! —Silvin empezó a dirigirse hacia Koffing, resistiendo el veneno.

—¡Tontas! Koffing usa pantalla de humo.

—Koff... —Koffing estaba empezando a liberar su humo.

Pero de pronto la velocidad de Eevee empezó aumentar, hasta el punto de convertirse en otro ataque que el mencionado. Logrando derribar a la criatura flotante antes, que terminara de liberar todo su humo.

—¡¿Pero qué?! —El chico quedo en shock, al ver que su plan había fallado.

—Eso fue ataque rápido... ¡bien hecho Silvin! —Linka estaba bastante alegre, al ver que su criatura vario-color aprendió un nuevo movimiento, justo en el momento preciso.

—Arrr... —Gruño Chandler. —Un movimiento nuevo no cambiara las cosas... ¡Koffing usa placaje!

—Ko-ffing... —La criatura flotante realiza el movimiento.

—Silvin esquívalo y usa látigo... luego remátalo con ataque rápido.

—¡Evoy! —Silvin logra esquivar el placaje, luego vuelve a realizar látigo para bajar las defensas de Koffing. —¡Evoy! —Rematando con ataque rápido, derribando y debilitando a su oponente.

—Ko... ffing... —Koffing estaba en el suelo, con ojos de espiral, siendo la señal que estaba fuera de combate.

—Tu pokemon ya no puede continuar. —Dijo Linka.

—¡No puede ser!, ¡Maldita sea! —Chandler no podía creerlo, después regreso a Koffing a su pokebola.

El anciano aplaudía y sonreía por la primera victoria de la chica.

—¡Bien hecho Silvin! —La peliblanca felicitaba a su compañera, pero al hacerlo noto que ella estaba bastante agotada y débil por el veneno. —Rayos, el efecto aun sigue... no puedo dejarte así. —Se queda pensando en lo que podría hacer por su compañera, ya que no podía ir al Poke-center hasta acabar la batalla.

Fue entonces que recordó la compra de su madre: —Eso es... —Desde su mochila saco el antídoto. —Muchas gracias mamá... ten Silvin, te ayudara en recuperarte del efecto. —Rocía a su pokemon con el antídoto, mientras que ella se quedaba quieta y abría su boca. —En unos segundos se te pasara, pero será mejor que descanses.

—Evoy... —La criaturita se gana al lado de su entrenadora, mientras que el antídoto le hacía efecto. Era el momento de hacer un cambio.

Linka saco una pokebola y dice: —Bien, es tu turno... ¡Wurmple sal! —Lanzo su pokebola, sacando a su oruga roja para el combate.

—Wurm... —Su pokemon ya estaba en la zona de batalla.

—Jajaja... ¿Enserio planeas ganarme con ese pokemon tan patético? —Se burlaba Chandler, al notar que el siguiente contrincante era un simple bicho del bosque verde. —Ese bichito es muy débil...

—... —Wurmple se agacho al sentirse humillada.

—No te rías, ya perdiste el primer combate. —Comento seriamente la alvina, para luego hablarle amablemente a su oruga: —Descuida Wurmple, confió en ti.

Tras esas palabras, Wurmple recupero su ánimo y motivación. A pesar que su cantidad de batallas eran bastante menores, que las de Silvin, contaba con algunos trucos.

—Eso solo fue un golpe de suerte, pero eso cambiara ahora. —Chandler saca su segunda pokebola. —¡Zubat ve!

Lanzo la pokebola, liberando a un pokemon con la apariencia de un micro murciélago, su piel era de color azul, pero las zonas membranosas de sus alas y orejas eran de tono morado. No poseía ojos, pero sí unos finos y afilados colmillos.

La alvina nuevamente saca su pokedex, para conocer mejor al pokemon, obteniendo la siguiente información: Zubat: Emite ultra sonidos que utiliza como sonar para evitar obstáculos cuando vuela.

Este no será nada fácil... —Susurro la alvina con algo de nervios. —Pero debemos intentarlo. ¿Lista Wurmple?

—Wurm... —Asentía, mientras que miraba fijamente a su oponente.

—Adelante Zubat, ¡Usa Supersónico!

—Zubat... —El pequeño murciélago lanza un par de ondas sónicas desde su boca hacia Wurmple. Dándole justamente a su objetivo, la cual le provocaría una pequeña confusión.

—¿Estás bien? —La chica noto que pokemon, estaba haciendo leves movimientos, y sus pupilas estaban en forma de espiral. —... Usa disparo demora.

El bichito rojo dispara su tela demora, pero no estuvo ni cerca de darle a Zubat, a pesar que este no se había movido de su posición. Volvería a intentarlo y fracasar una y otra vez.

—Jaja... Tu patético pokemon esta tan confundido, que mi Zubat no tiene que esforzarse en esquivarlo. ¡Ahora usa mordisco!

—Zu-bat... —El murciélago mordisqueo a Wurmple, causándole un potente daño físico.

—¡Ay no, Wurmple resiste!

—Wurm... —El bichito había resistido el ataque y también, estaba recuperado de la confusión.

—Que bien... —Se alivio la chica.

—Te dije que lo de antes solo fue suerte, pero ahora la victoria será mía... ¡Zubat vuelve usar mordisco!

—Wurmple esquívalo.

—Wurm... —El bicho logra esquivar apenas, los ataques de mordisco, un par de veces.

—Usa disparo demora.

—Zubat muévete de ahí.

El bichito volvería a disparar su seda, pero cada vez que lo hacia el murciélago se movía de un lado a otro, aprovechando su ágil velocidad. Incluso en cierto punto, parecía que se estaba burlando, al igual que su dueño.

—Rayos... esto nunca acabara. —Susurraba la alvina desesperada por la situación. Zubat era mucho más rápido que su Wurmple, no solo esquivaría sus ataques, sino también podía atacarlas en cualquier momento. Fue entonces que se le ocurrió una idea bastante alocada. —Eso es... ¡Wurmple sigue disparando y empieza girar!

—¡¿Qué?!

—Wurmple... —El bichito obedece la orden y empieza a girar, aun siguiendo con su disparo demora, generando de a poco un pequeño remolino de seda. Incluso llega atrapar a Zubat en ella; al estar desconcentrado y confiando como su entrenador.

—¡¿Pero qué rayos?!

—Detente. —Ordeno la alvina para que luego, su criatura dejara de girar y disparar. Dejando caer a un muy envuelto y mareado Zubat. —Ahora acabalo con placaje.

—Wurm-ple... —La oruga impacta más de una ocasión al murciélago, hasta debilitarlo.

—Esto no puede estar pasando... —Reclamaba Chandler, al ver que perdió con un pokemon que consideraba patético y débil. —Arr... —Regreso a Zubat, a su pokebola.

—Bien hecho Wurmple, lo hiciste muy bien. —Felicitaba la alvina a su pokemon oruga, mientras que le acariciaba su cabeza.

—Evo... —Silvin también lo felicitaba, además ya estaba recuperada completamente del veneno.

Por otro lado el anciano estaba muy contento, al ver que la chica había logrado conseguir la victoria. Pero...

—No sé cómo, pero hiciste trampa. —Se quejaba Chandler por su derrota.

—No me llames tramposa, perdiste porque te confiaste mucho y subestimaste a mis pokemons. —Dijo la alvina con un tono serio. —Mejor déjate de llorar y devuélvele, lo que le robaste al anciano.

—No estoy llorando, solo digo la verdad; que eres una trampo... —No logra acabar la frase, ya que su boca fue cubierta por una seda de Wurmple. También le envolvería sus pies para que no escapara. —mmm...

Por otro lado Silvin va donde Chandler, y le baja los pantalones, dejando caer una dentadura vieja. Lo curioso que en esa dentadura, algunos dientes eran de oro.

—Jijiji... —Se burlaba Linka por el estado de Chandler, por unos segundos. Hasta que...

—Muchas gracias, jovencita. —Agradeció una voz ronca y débil. Al levantar su vista, se fijaron que era el anciano. —Me ayudaste recuperar mi dentadura.

—Jeje... no hay de qué.

—Yo acababa de salir de la tienda y ese mocoso de allá... —Indicaba a Chandler, que trataba de escaparse de la trampa de seda. —me hizo una zancadilla y caí, mi dentadura se despego de la boca y fue así que empezó todo. No sabes cómo te lo agradezco... —Desde su bolsillo saca una tarjeta. —Ten, te regalo un mapa digital.

—¿Un mapa en esta tarjeta? —La chica lo recibe, algo confundida.

—Sí, solo debes insertarla en tu Poke-Gear... se generara un icono llamado mapa, con eso podrás analizar de una mejor manera la región de Bratian.

—Un mapa de mejor calidad... ¡Eso es genial! Muchas gracias. —Agradeció amablemente por el regalo.

—No tienes que agradecer, te lo has ganado... Tus padres deben estar orgullosos de ti, ojala que nunca cambies.

—Bien hecho... ojala verte mañana en el gimnasio. —Comento el mismo chico que se había quedado, a observar la batalla, para luego retirarse.

::: ::: ::: ::: ::: ::: ::: ::: ::: :::

Linka y sus dos pokemons, se encontraban en una de las habitaciones ofrecidas por el Poke-Center.

La peliblanca se había quitado su chaqueta y zapatillas, para luego recostarse en la cama, mientras que sus criaturitas se alimentaban, tras tener una agotadora tarde. Ella miraba el techo, meditando sobre el desafío de mañana, no podía negar que tenía algo de nervios, sobre todo porque los líderes de gimnasio son mucho más fuertes que un entrenador común.

No sería nada fácil, ni tampoco predecible ya siendo positivo o negativo. Lo único que sabía; era que contaba con el apoyo de sus pokemons y confiaba en ellas para conseguir la victoria.

—Mañana será el día... —Comento ya con algo de confianza. —Buenas noches Silvin y Wurmple, que descansen.

***

Bien amigos, espero que les haya gustado... disculpen por la demora y de algún error.

¡Nos vemos!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top