Capitulo 3: Rivales.
Nuestra amiga peliblanca, al fin había dado inicio a su aventura y camino; como entrenadora pokemon, junto con su nueva compañera; Silvin. Marchándose de su pueblo natal y alejándose de su familia, para poder recorres todas las ciudades y hábitats, que posee la región de Bratian, con el objetivo de convertirse en la mejor entrenadora del mundo.
Como su primer objetivo, tenía que cruzar el bosque verde; una zona en que habitan una gran cantidad de pokemons tipo insecto y planta. Con ello llegaría a la ciudad Cuarzo, en donde encontraría su primer desafío a superar, siendo nada menos que su primera batalla de gimnasio.
Primeramente debía entrenar y conocer, mucho más a su eevee, ya que su nivel de experiencia era novato. Enfrentándose tal cual, contra el líder de gimnasio, ellas terminarían mordiendo el polvo. Así que mediante avanzaban con su camino, iban enfrentándose con las criaturas que se cruzaban o estorbaban su paso. Entre ellos estaban los Bellsprout, Kricketot, Paras...
Pero ninguna de esas criaturas, resultaban lo suficientemente llamativos, para la alvina de capturarlos y formarlos parte de su equipo. Aunque de igual forma, le ayudaba bastante para conocer los ataques básicos que poseía Silvin, siendo placaje y látigo. Además, que al vencer a un entrenador con su Patrat, hizo que Eevee aprendiera gruñido; un movimiento que podía bajar el nivel de ataque al oponente. Sin mencionar, que se gano 120 pesos por derrotarlo.
Sin embargo, aunque Silvin fuera fortaleciéndose de a poco, como mínimo debía capturar un pokemon más. Ella no siempre dependerá de un solo pokemon, ni siquiera en su etapa de novata, era más que obvio, que el líder de gimnasio tendría más de un solo pokemon.
Cuando la alvina estaba a punto de sacar su mapa, noto a una pequeña y curiosa criatura entre unos árboles; tenía la apariencia de una oruga, color rojo y con púas sobre su lomo.
—Guau... ¿Cuál es ese pokemon? —Ella sin perder el tiempo, saca su pokedex para luego, apuntarlo directamente hacia la pequeña oruga.
El aparato entrego la siguiente información, mediante una voz electrónica: Wurmple: Se encarama en las ramas de los árboles y su alimento principal son las hojas. El hilo que escupe por su boca se solidifica al contacto con el aire, ralentizando los movimientos del enemigo. Mucha precaución con sus púas.
—Wurmple... con que puede ralentizar al enemigo, eso es genial. —Comentaba la peliblanca, teniendo un ataque de emoción, por encontrar a su segundo pokemon ideal. —Vas a ser mío... —Saca una de las pokebolas, que le dieron en el laboratorio. Se pone en posición de lanzamiento —Muy bien Linka, solo recuerda los puntos claves de la profesora Lisa; puntería y confianza... ¡Pokebola Ve! —Lanza la pokeball, directamente hacia Wurmple.
La pokebola se dirigía directamente hacia la oruga. La puntería de la chica parecía estar acertada, su nivel de confianza estaba al máximo, todo apuntaba que la captura iba ser exitosa... si no fuera por un pequeño detalle, que se le paso por alto.
—Wurm... —La oruga se había dado cuenta de la presencia y acción de la muchacha, así que realiza un ataque de disparo demora; escupiendo un hilo blanco desde su boca, con ella atrapa la pokebola. Luego toma un poco de impulso y se la devuelve; lanzándosela directamente hacia ella.
Linka al no reaccionar a tiempo, recibe el golpe del objeto, justamente en su nariz.
—¡Auch! ¡Mi Nariz! —Exclamo del dolor, cubriéndose de inmediato su parte afectada. —Ay-y... ni creas que te saldrás con la tuya. ¡Al ataque Silvin!
—...— No hubo ninguna respuesta, ni acción.
La peliblanca al no entender, porque su compañera no reaccionaba, se voltea; apreciando como su Eevee tomaba una siesta. Silvin al sentirse un poco agotada por las batallas anteriores, decidió tomar una breve siesta, cuando apenas su entrenadora iba a revisar el mapa.
—Esto debe ser una broma... —Al voltearse nuevamente, noto que Wurmple trataba de escaparse, trepándose por uno de los arboles. —¿Qué? —Ella sin perder el tiempo, recoge la pokebola del suelo y se dirige hacia él, antes que llegara a la cima del árbol. —Oye, ¿Dónde crees que vas?... aun no terminamos, no te dejare escapar tan fácilmente.
—Wurm... —La oruga ya estaba muy fastidiada, así que nuevamente, realiza un ataque de disparo demora, pero en esta vez directamente hacia la alvina.
El rostro de la peliblanca, había quedado totalmente cubierto por la tela, provocándole fastidio y molestias; tanto para su respiración como su visión, así que trato de quitárselo de inmediato. Por otro lado Wurmple, ya se había escondido entre los arboles; librándose de la presencia de la alvina, no sin antes de hacerle unos tonos de burla.
—mmm... —La muchacha trataba de quitarse la pegajosa y dura tela sobre su rostro, con unas pocas complicaciones e intentos fallidos pudo quitárselo de encima, quedando un poco chascona y con pequeñísimos rasguños en su rostro. —af, af, af... rayos, que d-desastre.
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—Rayos... se supone que tiene, que haber un letrero por aquí. —Comentaba Linka con un tono de confusión, sin quitarle la vista a su mapa de papel. —No. Creo que me equivoque de camino otra vez... ¿Por qué las letras, tienen que ser tan chiquitas?
Transcurrieron las horas desde que llegaron al bosque verde, y no lograban, encontrar el camino hacia la ciudad Cuarzo. Debido que el mapa, que su madre le había dado, estaba un poco viejo y desgastado, sin mencionar que sus indicaciones y letras, llegaban ser muy pequeñas, complicándole a la visión de la alvina.
Por otro lado su compañera, estaba apreciando inocentemente el paisaje y la compañía, de su entrenadora. Todavía sentía un poco de agotamiento, pero no lo demostraba por completo; debido que no era de esos pokemons, que permanecía tranquilamente dentro de su pokebola, ni siquiera para tomar un descanso, ya que prefería estar al lado de su entrenadora y seguir, cada uno de sus pasos evolutivos.
La peliblanca continuaba analizando su mapa, esperando entenderlo de una u otra manera, mientras que se rascaba su cabeza por inercia. Lastimosamente, no logro el resultado esperado. Pero eso no sería lo peor; ya que llegaría alguien indeseado para ella.
—¿Enserio, usas un mapa de papel? —Preguntaba una voz femenina en tono de burla.
—Maldición, lo que me faltaba. —Comento la peliblanca, tras reconocer de inmediato esa voz femenina. Se dispone en mencionar su nombre con fastidio: —Cristina...
Ella al voltearse aprecio a su antigua compañera de colegio; una chica que parecía tener la misma edad, piel blanca, cabello pelirrojo, vestimenta color azul marino y era un poco más alta que ella, sin mencionar que poseía un mejor desarrollo físico.
—Vaya Linka, cuánto tiempo sin vernos. —Dijo la pelirroja.
—Lo mismo digo... ¿Qué haces aquí? —Pregunto la alvina, con un tono algo pesado.
—Uf, vaya manera de saludar... es bastante obvio, voy hacia ciudad Cuarzo. —Respondió Cristina del mismo tono, mientras que apreciaba a la pequeña criatura de color gris, que se encontraba detrás de Linka. —¿Ese Eevee es tuyo?
—Pues sí, es mi compañera. Se llama Silvin. —Presento a su pokemon.
—¡Evo! —Exclamo Silvin, siendo un tipo de saludo.
La pelirroja se queda observando detalladamente al pokemon, debido que sospechaba algo extraño en ella. —Pero...
—Jaja, lose... —Hablo anticipadamente la peliblanca, con un tono medio presumido. —Preguntaras; ¿Por qué es de color gris?... jeje, es porque...
—No exactamente. Iba a decirte; que no es de los pokemons, que entregan en el laboratorio, ¿acaso te quedaste dormida? —Tras preguntar eso, la alvina cayó de espalda. —En todo caso no me sorprende, siempre fuiste la más descuidada de la clase... sinceramente, no me esperaba verte como entrenadora.
—Pues fíjate que te equivocaste. —Reprendió, mientras que se ponía de pie. —Yo cuando me propongo algo, lo cumplo... así que el titulo de la mejor entrenadora Pokemon, pronto tendrá nuevo dueño —Palmeaba su pecho, como indicación; de quien seria ese título a futuro. Rematándolo con la siguiente frase y con su lengua afuera, como burla: —y no serás tú.
—Evoy... —Exclamo Silvin, tratando de apoyar a su dueña.
—Jaja, si claro. Sigue soñando con cosas imposibles... —Se burlaba Cristina de la peliblanca, pero luego cambia a un tono más serio: —Envés de alardear, tengamos una batalla para comprobarlo. —Desde su bolsillo saca una pokebola. —¿Te tinca?
—Je, hasta que al fin dices algo inteligente... pues claro que si, ¿Silvin, que me dices?
—Evoy... —Acepta el reto.
—Bien, ¿hacemos batalla de tres contra tres?
—Si... ¿espera que?, ¿ya tienes tres pokemons? —Pregunto la peliblanca con algo de asombro.
—Pues claro que si, un entrenador no puede depender de un solo pokemon... —Respondió Cristina. —No me digas que... —No término la frase, ya que lo veía demasiado obvio. —Por Dios. Está bien, será un uno contra uno... espero que tu pokemon, sea más que una cara bonita.
—Lo será... ¡Vamos Silvin! Enseñemos de cómo está hecho nuestro potencial.
Las dos entrenadoras se deslizan hacia atrás; dejando un espacio para la batalla pokemon. Sin darse cuenta que, entre los arboles había un chico que las observaba.
¡Cristina ha desafiado a Linka!
—Silvin, lets go. —La alvina manda a su compañera, a la zona de batalla.
—Mi turno. —La pelirroja lanza su pokebola. —¡Vamos Pidgeotto!
La pokeball se abre, liberando un destello blanco y con ello, se revela a un pokemon con la apariencia de un ave; plumaje color café claro, un poco más blanco en su pecho, plumas rosadas sobre su cabeza, y pequeñas franjas negras en sus ojos.
—Vaya... no es de los pokemons iniciales del laboratorio, debe ser de los que atrapo. —Se decía en su mente la peliblanca.
—¿Qué tal? Fue la primera captura que hice, fue cerca del bosque que rodea nuestro pueblo.
—Bonito, pero deja a un lado los blablá e iniciemos de una buena vez. —Dijo la peliblanca, para luego ordenar a su compañera el primer movimiento: —Comencemos, Silvin usa gruñido.
—¡E-EVOY! —Eevee inicia el combate, realizando un potente grito hacia su oponente. Con el objetivo de no recibir daños críticos.
—Pidg... —El pokemon de Cristina, intenta de resistir el ataque con sus alas.
—Es inútil... Pidgeotto usa ataque rápido. —Ordeno la pelirroja. Su ave se dirige rápidamente hacia Eevee, tal como si fuera un placaje, pero con mayor velocidad.
—Esqui... —No pudo terminar, debido que su pokemon no logra reaccionar a tiempo, recibiendo un fuerte golpe en su pecho; empujándolo a unos pocos metros. —Ay no, ¿estás bien? —Pregunto preocupadamente a su compañera.
—E-eevo. —Respondió, mientras que se ponía de pie; demostrando que no fue nada grave y que podía seguir peleando. Haciendo que su entrenadora sonriera y diera la siguiente orden: —Genial... usa placaje.
—Contraataca con tornado.
—Pidgeo... —El ave empieza agitar sus alas, creando un pequeño tornado. De ese modo atrapa a Silvin en las alturas, negando totalmente su ataque.
El tornado empezó a desvanecerse de apoco, hasta el punto de desaparecer, con ello provocando una dolorosa caída para la criatura gris. Provocándole un poco más de daño.
—Resiste Silvin, no te rindas. —Animaba la peliblanca a su pokemon.
—¿Por qué no se rinden de una vez? —Preguntaba Cristina, al ver que el pokemon de Linka, no era rival para su Pidgeotto. —Es más que obvio el resultado.
—Ya cállate, esto aun no termina.
—mmm... la alvina no está concentrada, se está dejando guiar por la ira antes de pensar bien el siguiente movimiento... De ese modo no podrá ganar la batalla. —Dijo en su mente el chico, que observaba cuidadosamente la batalla de las entrenadoras.
—mff... lo que digas, pero eso no impide lo que es obvio. —Dijo la pelirroja con toda tranquilidad. —Vamos, intenta de dar tu mejor golpe. —Le pidió a la alvina, sin preocupación. Cabe por resaltar que su criatura, estaba de igual de confiado que ella.
—Bien... tú lo pediste. ¡Vamos Silvin, usa placaje con todas tus fuerzas! —Ordeno la peliblanca, sin pensar o planear una táctica. Luego su Eevee obedeciera y realizara el ataque.
—Ja, tontas... ¡Pidgeotto usa ataque de arena!
—Pidgeo... —Empieza agitar sus alas, creando una ráfaga de arena; que golpea a Silvin, deteniendo su ataque y dándole complicaciones a su visión.
—Ay no...
—Ahora usa ataque rápido. —Ordeno la pelirroja. Tan pronto que dio la orden, su criatura alada realizo nuevamente su ataque con alta velocidad; golpeando directamente a la criatura peli-gris, pero en esta vez lo acorralo contra el suelo, con sus potentes garras. La pobrecita no podía librarse, al tener un nivel de fuerza inferior (por al menos con forcejeos no lo lograría).
—¡Silvin! —Exclamo la peliblanca con desesperación, al ver su compañera acorralada.
—Ahora usa picotazo.
Con apenas oír esa orden, Pidgeotto empieza a picotear a Silvin, sin ninguna piedad o compasión. La criatura peli-gris soltaba gritos de dolor con cada picoteo, mientras que trataba de liberarse.
Pudo haber si por un largo rato, sino porque...
—¡Ya basta! ¡POR FAVOR DETENTE! —Exclamo la peliblanca entre lágrimas, mientras que se acercaba al campo de batalla, para recoger a su compañera.
—Pidgeotto es suficiente, regresa. —Dijo Cristina, mientras que apuntaba su pokebola hacia él; liberando una luz roja que envuelve a su pokemon y lo regresa, directamente a su pokeball. —Esto fue mucho más fácil de lo que esperaba.
—Silvin... estas... —No continuo con su pregunto, ya que vio que era demasiado absurda para esta circunstancia. —Por favor perdóname.
—Evo... —Dijo débilmente Eevee.
—Ja, lo vez... no estás lista para ser entrenadora, aun sigues siendo la misma perdedora de antes. —Decía Cristina con una combinación de burla y seriedad, mientras que le daba la espalda a Linka para poder, seguir su camino hacia ciudad Cuarzo. —De nada te sirve un pokemon de color raro, sino sabes cómo usarlo... mejor te hubieras quedado en casa con tus padres. —Tras decir eso último, se retira, dejando sola a una devasta peliblanca junto con su debilitado pokemon.
—Pobre chica.
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La peliblanca se encontraba sentada en un tronco, junto con su compañera, al frente de un rio.
—Tranquila, con esto te sentirás mejor. —Dijo Linka, mientras que aplicaba poción a Silvin.
—Evo... —Trataba de aguantarse esa aplicación de espray.
A pesar que no había sido un daño grave, Linka se sentía terriblemente mal con solo ver esos rasguños en su compañera. Todo eso le hacía pensar, que ella era una pésima entrenadora y que Cristina tenía razón; seguía siendo la misma niña descuidada de la escuela, la misma que actuaba por inercia y no pensaba dos veces las cosas. Ni siquiera se había recordado el paso más importante, que la profesora Lisa le había enseñado; concentración, no serbia de nada tener buena puntería y ser confianzuda, si no prestaba atención detalladamente las cosas.
No te acostumbres, no siempre las capturas serán así de fáciles, la mayoría de veces tendrás que debilitarlos para capturarlos.
—Como rayos pude ser tan tonta y descuidada, ni siquiera puedo capturar mi segundo pokemon... y Cristina ya tenía tres pokemons. —Aun recordaba esa amarga batalla, tanto de los errores que cometió como de las desventajas que tuvo. Sobre todo no podía olvidar, lo último que le había dicho; mejor te hubieras quedado en casa con tus padres. —Quizás ella tenía ra...
—Duele perder, ¿cierto? —Pregunto una voz masculina.
—Si... ¿Eh? —Ella se voltea, apreciando a un chico de pantalones azules claro, camisa amarilla, chaqueta azul marino, cabello negro, piel de color y usaba anteojos. —¿Cómo sabes?
—Pues estaba recorriendo por aquí y pude notar su pelea, se me hizo muy interesante, así que no pude resistir en verla. —Respondió el chico.
—Ya veo... así que ya sabes mi desastroso resultado. —Comentaba sin ningún ánimo, mientras que acariciaba a su pokemon.
—Desastroso si fue y mucho, pero eso no significa que seas una mala entrenadora... sino que aun te falta un largo camino por recorrer, como la sincronización con tu compañera.
—¿Sincronización?
—Sí. No sé si notaste que el pokemon de esa chica respondía de inmediato las órdenes, e incluso mucho antes de escucharla... eso es cuando el entrenador y su pokemon son uno solo. Para ganar una batalla no solo dependerá de la fuerza del pokemon, sino también que su entrenador este sincronizado con él para hacer los ataques en el momento exacto.
—Entiendo... —Comento Linka, mirando a su Eevee. —Entonces debo seguir entrenando, hasta conseguir esa sincronización.
—Exacto, ¿aunque no sé si te fijaste en otro detalle? —Pregunto el pelinegro.
—¿Cuál?
—El pokemon con que se enfrentaron, fue un Pidgeotto; la forma evolucionada de Pidgey... eso significa que su experiencia y fuerza, era mucho mayor que el de Eevee.
—Entonces, ¿no había posibilidad que yo ganara?
—No... De ahí nace la frase; si no puedes ganar con fuerza busca la manera. —Respondió el chico, enseñándole algo importante. —No solo se trata de ganar con la fuerza, siempre hay que analizar las circunstancias y al oponente que tienes al frente, de buscar sus puntos débiles, ver cuáles son tus ventajas y desventajas, de cómo puedes sacar provecho con lo que tienes... De esa manera el pokemon más pequeño, podrá vencer el pokemon más grande. Por eso es importante que el entrenador este sincronizado y concentrado en su compañero, sin importar al rival que tienes enfrente. Ahora que harás; dejaras que esa derrota te desanime a regresar a casa, o aprenderás de ello y seguirás con tu camino, ¿Qué decides?
—... —La alvina se quedo en silencio por un momento, pensando en todo lo que ese chico le había dicho. Observa a su compañera, que la miraba seriamente, no por enojo, sino para que tomara la decisión correcta, ella apoyaba esa idea de seguir adelante aprendiendo de sus derrotas. —Yo —Se pone de pie, cargando a su criatura peli-gris. —seguiré con mi camino y me convertiré en la mejor entrenadora pokemon.
El chico tras oír eso sonrió y le dijo: —Excelente, esa es la verdadera actitud. —observa a su compañera. —Tienes un pokemon muy bonito —Desde su bolsillo saca unas bayas redondas de color azul. —Ten, dale esto le ayudara un montón.
—Gracias. —Agradeció, recibiendo las bayas para luego dárselas a Silvin.
—... —Silvin come de las bayas, después de unos segundos sonríe, sintiéndose mejor. —¡Evoy!
—Je, como puedo agradecer-telo... —La peliblanca al levantar su vista, se dio cuenta que el chico ya no está, había desaparecido de un rato a otro. —Qué raro... —Pero a pesar que no pillo señales del chico, encontró algo más. —No... —A pocos metros se notaba un letrero, que indicaba la dirección hacia la ciudad Cuarzo. —Genial, ¿estás lista Silvin?
—¡Evoy! —Respondió Silvin, para luego lamer la mejilla derecha de su dueña.
—...—La peliblanca se quedo un poco en silencio con los ojos llorosos, para luego sonreírles y seguir firmes con su camino.
Pero antes de seguir, se cruzo un viejo amigo.
—Wurmple, jeje...
—¡Evo! —El peli-gris al sentirse mejor, salta hacia el piso, esperando la señal de su entrenadora.
—Bien, creo que es la hora de tener nuestra primera revancha. —Dijo la peliblanca, en esta vez no iba a fallar, al igual que no iba volver a perder, contra Cristina en la próxima vez. —¡Vamos!
Nota: Bien amigos hasta aquí llega el capitulo, espero que les haya gustado de ser asi, pueden dejar su voto o comentario.. Disculpen si hubo algún error.
También lle quiero agradecer a mi amigo ezeroblack32 por el dibujo que me hizo de Linka junto con Eevee, de verdad me encanto mucho, ya que representa tal cual como las imagino, hasta que decidí usarlo como portada. Mil gracias, te debo otra amigo :3
Nos vemos y cuidase :-)
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