7
A Taehyung no le gusta el compromiso forzado. Es obvio que Taehyung algún día querría comprometerse, pero que sea por voluntad propia y no por obligación. ¿A quién en su sano juicio le gustaría que lo enlazaran sin su consentimiento a una persona que no conoce?
Muchos de los matrimonios son forzados, se podría decir que del 100%, el 55% fue por amor y de ese porciento, sólo el 30% siguen juntos. Los matrimonios arreglados siempre terminan mal, o al menos la mayoría, y eso Taehyung lo sabía. Por eso temía por su compañera de lazos, sabía que su compromiso con la hija de Lord Choi, terminaría siendo una desgracia, y no por ella, sino por él.
Aún no estaba listo para desposarse, era muy joven como para estar en unión con alguien. Y no es como si no quisiera casarse con la joven castaña, ella era muy bonita y adorable; le agradaba, apesar de haberla conocido en sólo un par de horas. Taehyung pensó que en otra vida probablemente, hubiera aceptado gustosamente este matrimonio. Pero no es otra vida, lastimosamente -o no- ESTA es la vida que se le otorgó a Taehyung. Estaba atado a ella.
Su maldición, es por lógica su más grande e importante razón en este hecho. No quería besar a la princesa Sun Hee, ni siquiera se quería imaginar lo que pasaría después de ello. No quería ver a una inocente morir a causa suya, no. Ya lo vivió una vez hace muchos años... y ese recuerdo lo consumía a más no poder.
Claro que él ha tenido la incógnita: «¿todavía tengo una maldición?». A veces piensa que Hoseok lo habrá curado de ello, pues recuerda que está vivo y -por lo que ve Taehyung- completamente saludable. Pero, ¿cómo podía averiguarlo? Hoseok seguramente no sabe nada de su maldición y no podía ir a preguntarle o besarlo directamente. Lo asustaría. Tampoco puede comprobarlo con alguien más porque existe la posibilidad de que todavía la tenga, y maté a alguien que no lo merezca.
Pero eso sí, Taehyung tenía miedo. Si sus padres comprendieran el tamaño del asunto, si lo escucharan, si tan sólo una vez le prestaran atención, sabrían que esta es una mala idea.
Pero los adultos son muy ignorantes sobre el peso que tienen los problemas.
[...]
Taehyung y Sun Hee entraron al castillo, con sus cabellos ligeramente mojados y con la respiración jadeante, a causa de que ambos habían casi prácticamente corrido ya que las gotas de agua se hacían cada vez más fuertes. Una vez adentro, un par de señoras de la servidumbre les llevaron unos trapos para que se secaran con ellos.
—¿Estás bien? —le preguntó el rubio a la castaña, pues la veía con la mirada perdida mientras se secaba las puntas de su cabello rizado.
—Hmm —Sun Hee reaccionó y volteó a mirar a Taehyung— Oh, si. Estoy bien, es sólo... agua.
—Me refiero a... olvídalo —Taehyung quería indagar más pero pensó que tal se vería muy entrometido, así que decidió dejarlo. No es asunto suyo si la chica tenía problemas—. Espera... Tu cabello...
—¿Qué?, ¿qué tiene? —mientras se lo tocaba.
Taehyung adoptó por acercarse. Había notado que las flores que traía la joven se le estaban revolviendo y metiendo en su cabellera, por la humedad. Así que, con cuidado acercó sus manos y trató de quitarle lo más tranquilo pero rápido posible las flores que sus ojos alcanzaron a ver. Ella estaba muy quieta en su lugar, sintiendo como su melena se movía suavemente por los dedos del príncipe y como su cara se sentía caliente por la sutileza del toque. Una vez que terminó de quitarle, al menos la mayoría de las flores, ambos se sintieron un poco incómodos. Ese tipo de acercamiento los puso extraños.
Es en ese momento que llegan los padres de éstos, interrumpiendo cualquier deje de incómodidad entre ambos.
—Sun Hee, tenemos que irnos —le habló su padre a la chica, para después volver a dirigirse a los mayores—. Fue un placer haber hablado con ustedes. Gracias por la comida. Esperarán noticias mías sobre las fechas de la boda pronto.
Taehyung suspiró y Sun Hee bajó levemente su cabeza. La impotencia (Taehyung y Sun Hee) e ignorancia (Sus padres) juntos en una sola habitación.
—Estaremos esperando con ansias. Es un honor que mi hijo se casé con alguien tan hermosa como Sun Hee —la madre le contestó, mientras hacía una tenue sonrisa.
Lord Choi sonrió complacido— Sus majestades —hizo una inclinación como muestra de despedida.
Por el otro lado, Sun Hee igual hacía una reverencia a Taehyung, éste -ahora sí- se la devolvió de la misma manera.
—Fue un gusto conocerte, Sun Hee.
—Lo mismo digo, su majestad.
Nunca se miraron a los ojos.
Ya bastante habían hecho teniendo que soportar esto.
La castaña alcanzó a su padre y ambos se fueron directo a la salida, donde los estaría esperando su carruaje para llevarlos directamente a su reino.
Cuando los vieron desaparecer de la habitación, Taehyung suspiró profundamente pues se encontraba muy agotado, estaba dispuesto a irse a su cuarto a descansar por lo que resta del día. Pero claro, eso no estaba en los planes de su madre.
—¿Cómo te fue con Sun Hee, Taehyung? —le preguntó con mucha seriedad.
—Por favor, mujer. ¿No podríamos hablar de esto después? Dejalo ir, seguramente quiere irse a descansar.
«Gracias, padre.»
—No —contestó secamente— Tiene que decirnos para saber si no dijo, o hizo algo que nos arruinaría nuestros planes.
Su padre se notaba también un poco hastío de la situación, pero más que nada cansado. Muy rara vez lo veía así. Lo más probable es que al igual que Taehyung tanto ajetreo con su compromiso y otros asuntos del reino, lo tenía estresado, y sólo quería descansar.
—Muy bien, madre. Le dije que no me quería casar con ella porque no me interesaba, ella estuvo de acuerdo y dijo que le diría a su padre para que no haya boda —le contestó como si nada y se encogió de hombros.
—¡¿Qué hiciste qué?! —alzó la voz enfadada. Su padre, quien anteriormente estaba cansado, ahora mismo estaba con los ojos abiertos en sorpresa y estupefacción.
—YoungSoo... —su padre le estaba hablando con la voz apacible, tratando de calmar a su esposa. No funcionaría.
—Callate, SeungJun —lo calló mientras con su mano le hacía señal de que no interrumpiera. Obedeció. El rey sabía como era su esposa: muy testaruda—. Kim Taehyung, dime, por favor que no hiciste tal cosa —su madre casi estaba hechando humo por las orejas. Se veía realmente enojada.
Taehyung estaba diviertiendóse con la situación, así que siguió provocando más a su madre. Sin saber que cualquier acto podría traerle consecuencias.
—¿Qué tendría de malo? Es mi vida. Yo decido por ella.
—¡No en estas circunstancias!, ¡NO! —vociferó, con los ojos inyectados de cólera— ¡Por una vez en tu vida, deberías hacerte cargo de tus responsabilidades y cumplir con tu deber!
—¡No si estoy obligado a hacer algo que NO quiero hacer! —le contestó de igual manera, mientras enfatizaba la palabra 'no'.
—¡Entiende Taehyung, aquí no importa lo que uno quiera!, ¡ES lo que se debe hacer! —Taehyung se quedó callado, respirando fuertemente a causa del enojo— Es tu deber como el primogénito del rey. Y quieras, o NO hacerlo, lo harás. No tienes más opciones, si quieres reinar necesitarás a una mujer a tu lado quien sea tu acompañante en todo tu mandato —su madre esta vez bajo su tono de voz, pero seguía manteniendo su postura recia.
—Yo no necesito una mujer. Yo no quiero reinar. El pueblo me odia.
—No eres, ni serás el primero y único rey que odien. Eso te lo puedo afirmar.
El príncipe seguía con su entrecejo arrugado. No estaba tan interesado en el tema de reinar, era una carga tan pesada para él que por el momento no quería pensar en ello. Y aún así, él sabía que reinar no estaba involucrado en el matrimonio. Total; él no necesitaba el matrimonio para convertirse en rey. Por lo cuál no tenía sentido para Taehyung, en ninguna forma.
—No entiendo porqué tanta insistencia por emparejarme con alguien ahora. Tengo toda una vida por delante. Además, un príncipe no necesita una mujer para convertirse en rey.
—Taehyung, ¿entiendes que no siempre estaremos contigo? —el rubió por el comentario de su madre tragó duro, imaginarse una vida sin sus padres... le daba miedo—. Queremos que tengas una buena compañera a tu lado...
—Eso lo sigo decidiendo yo —la interrumpió mientras se cruzaba de brazos, dejando de lado sus pensamientos pesimistas que comenzaba a hacerse sobre sus padres.
La madre del rubio dio un profundo suspiró, se notaba que trataba de contenerse a sí misma para no decir cosas de las que podría arrepentirse después.
—Hijo, entiende... No hacemos esto por nosotros, sino por ti. Además-
La volvió a interrumpir— ¿Cómo pueden decir que no es por ustedes cuando todo el tiempo se trata de ustedes?, ¿Acaso me preguntaron si yo quería?, ¿Si estaba de acuerdo? No. Simplemente tomaron la decisión ustedes mismos. Aceptenlo de una vez y digan que les importo una mierda.
—¡Kim Taehyung, no nos hables así! —habló por fin su padre después de un rato.
—¡Es la verdad! —dio por finalizada la conversación, y se estaba yendo rumbo a su habitación.
—Oh no, jovencito. ¡No te vas a ir!, ¡Regresa aquí! —le seguía hablando su padre.
Taehyung apresuraba sus pasos, con su padre siguiendólo por detrás, mientras su madre se quedaba en la sala un poco acongojada por la situación. Ella entendía que su hijo no quisiera casarse, sin embargo este matrimonio es un tema serio. Se estaba llevando muchas vidas por ello. Era necesario este matrimonio para la familia, y así obligara a Taehyung con un cuchillo en la cabeza a hacerlo... lo haría, porque una guerra se avecinaba y este lazo con la casa Choi, sería la solución.
O eso pensaban...
Siempre hay que tener en cuenta que uno puede tener la solución a un problema. Sin embargo la última decisión si estará bien o no, la tiene el destino o la suerte.
Aunque algunas veces es la destreza...
En este caso, el destino es el que tendrá la última palabra. El destino a veces sabe porqué hace las cosas, y a veces no. Pero siempre... hay una razón para todo.
La muerte será un factor importante, que repercutirá en la vida del pequeño príncipe (para bien o para mal) que todavía no sabía lo que de verdad estaba pasando detrás de todo ese compromiso forzado, ni lo que le esperaba.
–
–
Taehyung con los ojos un poco llorosos se adentró a su habitación, cerrando la puerta con llave para no ser interrumpido en su pesar. Éste recargado en su puerta, se deslizó hacía abajo mientras se encogía en sí mismo.
A sus espaldas la puerta resonaba debido a los golpes que estaba dando su padre insistiendo a su hijo que abriera para que hablaran. Los gritos se hacían menos ruidosos a sus oídos, es como si el sonido se hiciera borroso y lejano a la vez, permitiéndole no escuchar nada y sólo sufrir en su misma lobreguez. Con el pasar de los minutos los gritos cesaron pero su pecho dolía. Todo era muy difícil para él. No entendía porqué su vida estaba llena de puras maldiciones. No entendía porqué los Dioses le otorgaron esta vida. Y por sobre todo, no entendía porqué seguía viviendo. Si su vida era demasiado decepcionante, ¿no era mejor terminar con ella? Su vida le dolía más que enterrarle una daga en el corazón.
Le dolía más porque todos los días despertaba con poder saber que su maldición ya no estaría, que podría vivir plenamente. Pero no, ésta nunca dejaba su cuerpo y su mente, jamás.
«Jamás podré sentir la sensación de un beso, ni siquiera podré estar con alguien... porque estoy maldito.»
Su alma se estaba quebrando... como una hoja.
«¿Quién querría estar con alguien así? Hago daño. Todos tienen razón, debería estar muerto.»
Se limpió con brusquedad sus lágrimas que había estado derramando por su dolor y se levantó. Se acercó a las ventanas de su habitación y las abrió, sintiendo como la fresca pero fría brisa le pegaba en su rostro, aún seguía lloviznando y el cielo estaba apagado pero con algunos destellos por los relámpagos, pareciera que la lluvia pudiera sentir el como se estaba sintiendo en esos momentos.
Se subió sobre el sillón de su ventana, listo para dar el siguiente paso. El paso a la mejor vida. Dio un último vistazo a su habitación, recorriendo cada lugar con ojos tristes. Tenía que hacerlo si ya no quería más tormento. Probablemente sea tachado como un cobarde, pero ya no le importaba porque tener una vida como esta... no se la deseaba a nadie. La gente no entiende del dolor ajeno, hasta que pasa por algo similar personalmente.
Fuera del reino las personas seguramente pensarán en Taehyung como un niño rico y mimado, que no tenía idea de la vida y sólo era consentido de sus padres... Cuando la realidad es que sabía más de la vida que cualquier otro. Vivir en el asedio le otorgaba dolor, pero también enseñanzas. Aunque el dolor ganaba las batallas en algunas ocasiones.
Pero entonces vio algo de lo que no se percató antes y que para sus ojos era muy extraño.
En el mueble que estaba a lado de su cama, se encontraba un trozo de pay de queso (uno de sus favoritos) junto con lo que parecía ser una carta. Taehyung se extrañó, pues no recuerda haber pedido uno, ni haberlo traído ya que él no comía postres en su habitación.
Es increíble como un postre pudo cambiar la tragedia que estaba por suceder hace unos momentos. Taehyung no lo sabía aún, pero estaría agradecido por eso... por haber notado ese pequeño trozo de pay, que sin duda es como cualquier otro, pero el detalle siempre está en quien lo obsequia. Y más si es de corazón.
Se acercó a pasos lentos, observó de cerca el pay y se relamió sus labios. Se veía delicioso. Dudó un poco pero el antojo le pudo más, así que agarró con la cuchara un poco de este y se lo metió a la boca, saboreando el sabor a pan y a queso horneado que tanto le encantaba. Estaba muy rico. Ahora dejando un poco el postre de lado, agarró la carta y leyó lo que estaba escrito con letras legibles y tinta negra en el papel.
Sonrió tan grande como sus mejillas pudieron, mientras apretaba el pergamino en sus manos.
Ya van dos veces en el día que Hoseok lo sorprendía por sus actos. Era alguien muy considerado y amable.
Apenas acababa de conocer a Hoseok y él ya estaba siendo la persona más gentil que haya conocido. Agradecía eso... pero también tenía esa chispa en su interior de inseguridad y temor.
Y es cuando las incógnitas hacen acto de su presencia en la cabeza del joven príncipe: «¿Qué pasaría cuando Hoseok se entere de mi maldición?, ¿Seguirá siendo amable conmigo?, ¿Y qué si decide alejarse de mí por miedo?»
No podía no tener esos pensamientos, sabiendo la situación de Taehyung, está bien dudar. Toda su vida han sido crueles con él, la gente ajena a él no saben cómo es en realidad y sólo tienden a juzgarlo y criticarlo, sin importarles que a pesar de tener un pasado y un presente oscuro, siempre ha tenido y tendrá nada más que bondad y amabilidad pero con un tatuaje de dolor... en su corazón.
Por eso le agradaba Hoseok, pareciera que es la única persona ajena a él que vio lo que realmente era Taehyung.
Pero éste último temía que eso se arruinará por un defecto letal que lo manchaba.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando unos suaves golpes en la puerta sonaron en la desapacible habitación.
—Hijo, soy yo, abre. Tenemos que hablar.
Era su madre.
El rubio tenía miedo, y tampoco se sentía con ganas de pelear otra vez con su madre sobre los mismos asuntos.
—Sé que te sientes mal por lo de hace un momento pero... no tenemos porqué ponernos... de este modo.
Silencio.
—Si me dejas pasar podré explicarte todo, ¿está bien?
Otra vez silencio.
El príncipe sólo se mantenía escuchando lo que le decía la mujer del otro lado de la puerta, sin contestarle.
Por otro lado, su madre estaba dispuesta a irse. Su hijo le estaba dando a entender que no quería hablar. No obstante cuando se dio la vuelta para irse, escuchó como su hijo le abría la puerta y con su cabeza le hacía una seña que la mujer entendió. Entró y después el rubio volver a cerrar la puerta. Solos en la habitación, ambos luchando contra sus propios pensamientos, una dispuesta a hablar y otro con la intención de escuchar.
Su madre se acercó a la cama y se sentó con suavidad, mientras el príncipe permanecía de pie junto a la puerta, con la cabeza gacha sin querer entablar mirada con la mujer.
—Escucha, entiendo como te debes de estar sintiendo. Pero hay cosas que tarde o temprano debes entender... Lo que dijiste hace un rato... es mentira. Nos importas más que nada en este mundo, Taehyung. Te amamos como a nadie y... —a su madre se le estaba cortando la voz, tenía un nudo en su garganta que le cortaba el habla.
Taehyung volvía a sentir como sus ojos se estaban humedeciendo— ¿Entonces por qué me están obligando a hacer esto?, ¿No se supone que los padres deben velar por la salud y bienestar de sus propios hijos? —su voz salió muy áspera. Se sorprendió por ello.
La mirada del príncipe seguía fija en el suelo, pero su madre lo estaba viendo con sus fanales llenos de pena y dolor. La situación en la que se encontraban era muy complicada y arriesgada.
—Hijo, siempre ten en mente que todos los problemas tienen una historia detrás, al igual que todas las decisiones que uno debe tomar en su vida. Tú compromiso fue algo muy duro de decidir, puesto que lo hablamos por horas tu padre y yo.
—¿Y por qué no acudieron a mí también?
—Porque sabíamos que no aceptarías.
Taehyung soltó un jadeo— Al menos en algo acertaron.
Su madre suspiró profundamente, su mente hecha todo un debate sobre la circunstancias y los pros y contras que hay en estos momentos.
—Taehyung —estiró su mano hacia él. El joven alzó su mirada y observó a su madre, con el semblante decaído. Sintió pena al verla así— Ven, sientate a mi lado.
El rubio se rindió y con delicadeza agarró la mano de su madre para después sentarse a su lado en su cama, sin soltar su mano. Su madre acunó las manos del contrario con las suyas, y las acariciaba.
—Las decisiones son una parte vital e importante en la vida de una persona, lo sabes, ¿verdad? —Taehyung asintió levemente— Hay decisiones buenas y malas... sin embargo lo importante de estas es lo que te llevas con ellas. La decisión de tu compromiso no es algo que nos alegre mucho, sinceramente. Pero nadie puede contra el tiempo, y... —se calló.
Taehyung no estaba entendiendo nada de lo que decía su madre, aún no le estaba dando la explicación que él quería escuchar. Estaba a punto de decirle algo cuando la mujer volvió a hablar.
—¿Conoces Hargitay?
Taehyung estaba confundido pero aún así contestó— Sí, es el reino ubicado en el sur. Lugar de la casa Shin, actualmente está gobernando el rey KyungHoon.
Su madre lo observó directamente a los ojos— ¿Sabes más sobre él?
Taehyung negó.
Su madre soltó a Taehyung y se levantó, se acercó a la ventana y se cruzó de brazos, dándole la espalda a Taehyung— Te voy a explicar todo. Sólo... jurame que después de que te cuente, pensarás lo del compromiso.
Taehyung se quedó callado, él estaba muy seguro que no cambiaría de parecer, pues era algo que no quería. Y aún así le dieran mil y un razones, no aceptaría. No obstante, trató de dar "esperanza" a su madre. Tenía que saber que pasaba detrás de todo este compromiso al que fue atado sin amor, ni consentimiento de por medio.
—Lo juro.
Su madre respiró profundo, sabía lo que estaba en juego por lo que iba a decir pero no podía callarlo más tiempo, sabiendo que era su hijo de quién se trataba. Abrió la boca para hablar y lo escupió sin escrúpulos— El rey KyungHoon quiere matarte.
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Chan chan chaaaaan...
Ya toda serie de tv que lo cortan justamente cuando ya se viene todo el asunto xD
Espero que puedan escuchar la canción y ver la imagen, ya ven que a veces wattpad se pone en sus moños kajsksjs
De verdad pido mil disculpas por tardar tanto, la inspiración no me llegaba y ni aunque me obligara a escribir nomas nada, andaba yo desesperaba ufff no quilombo full, en serio lo siento :(((
Pero voy a ponerme las pilas, yo también ya quiero que sepan todo y que la historia vaya tomando forma, así que pondré mi cabeza en sintonía con mis manos para escribir más rápido.
Pido disculpas si hay alguno que otro detallito que se me haya olvidado, equivocado o así 😔
Si tienen alguna duda, pregunta sobre otra cosa que quieran saber idk o algo que quieran decir sobre el fic en general, haganlo... ME ENCANTAN SUS COMENTARIOS, ME AYUDAN Y ME ALEGRAN MUCHO 😊
No tengo nada más que decir, más que muchas gracias por todo el apoyo. Trataré de traerles mejores capítulos y actualizaciones lo más pronto posible.
Loveyouuuuuuu 💜
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