14

Taehyung se encontraba concentrado frente a su lienzo, con el pincel agarrado delicadamente entre su pulgar e índice, su entrecejo arrugado y mordiendo levemente su labio mientras pasaba calmadamente y de manera horizontal el color verde con suavidad. 

Últimamente en la habitación, los colores llamativos se adueñaban del lugar. Pero la presencia de una persona era la protagonista de todas ellas. Desde el color verde hasta el amarillo, desde azules hasta blanco, desde naranja hasta rojo. Cada uno de esos colores le daban vida a ese lugar que hace tiempo había dejado de estar apagado. 

Ahora la belleza y la exquisitez de cada uno de los retratos lo dejaban estupefacto a la vista y lograban transmitirle una sensación incomparable a la adoración; estaba seducido por su propio arte. 

Muy rara vez le pasaba. Es decir, nunca. 

Pero ahora tenía una razón para estarlo. 

Toc, Toc... 

—Adelante —contestó al llamado de la puerta, sin siquiera despegar los ojos de la pintura. 

—Majestad... 

En cuánto reconoció la voz, su mano se quedó quieta en la pintura y tragó duro por su garganta. Giró su cabeza a la izquierda, para observar el rostro de Hoseok, el cual solo asomaba la cabeza por la puerta. Sus ojos lo miraban curiosos. 

—Uhm, ¿si? ¿Qué pasa? —Le dijo al castaño, quien al escuchar aquello y tomándolo como incentivo, entró completamente a la habitación. 

Hoseok echó una rápida mirada con sus ojos al lugar; observando lo pacífico y artístico que se veía. La habitación era muy grande, sin embargo debido a todos los cuadros y alguna que otra planta que habían ahí, se veía llena y poco espaciosa. Así como entraba uno, del lado derecho habían 3 repisas en el cual reposaban varios cuadros de diferentes tamaños y plantas en macetas de barro. Debajo de las repisas había un mueble largo de madera con numerosos cajones, en los que guardaba sus materiales u alguna otra cosa. Del lado contrario había otro caballete (a parte del que estaba usando Taehyung) con una pintura sin terminar. También habían lienzos por los suelos recargados entre sí. Las manchas de pinturas de distintos colores adornaban la habitación marrón junto a muchos cuadros que colgaban en distintas partes.

Cuando entraba uno, el penetrante olor de pintura te daba la bienvenida, junto a un Taehyung que se divisaba apenas entraba. Estaba a lado de las ventanas grandes de 3 lados, donde pegaba directamente el sol y hacía iluminar más la habitación; la luminosidad del lucero chocando con los retratos hacían un compás de colores vivaces y brillantes. 

Hoseok podía percibir inmediatamente que este lugar era muy Taehyung. Tenía la esencia de él y su vibra. Y entonces, un calor abrasador lo golpeó en su interior de saber que estaba conociendo por fin una parte de Taehyung que jamás había visto. 

Por otro lado, el príncipe lo observó inquisitivo y vio como traía la misma ropa blanca que antes portaba, lucía limpia y radiante como su persona. Su cabello estaba echado completamente hacia atrás, dejando su frente descubierta. Su rostro estaba libre de cabello, por lo que Taehyung podía adorarlo con la mirada. Sus labios curvaron una pequeña sonrisa por la manera tan formal en la que se veía. Estaba impecable. 

—El Rey desea verlo en la sala privada —sus manos estaban puestas detrás de él con respeto. 

El príncipe pensó que se veía muy tierno. 

—Gracias —contestó suavemente. 

El contrario hizo un movimiento con la cabeza y se dio la vuelta dispuesto a irse, pero entonces sus ojos se posaron en un retrato de él que se encontraba del lado izquierdo, justo donde los rayos del sol, en ese momento, pegaban y hacía resaltar aún más el cuadro. 

—¿Soy yo? —preguntó con los ojos abiertos en pura sorpresa. 

Taehyung despegó los ojos del cuerpo del joven para moverlos al retrato e inmediatamente pegó un brinquito y, regresó su mirada al paisaje que estaba pintando. 

Se hizo el desentendido:— ¿Qué dices? —Su mano seguía moviendo la pintura en el lienzo con falsa despreocupación. 

—La pintura. Esta de aquí... —Taehyung volteó a mirar nuevamente a Hoseok, quien le señalaba el cuadro, sin embargo él ya sabía a cuál se refería—. ¿Soy yo? 

El rubio no podía descifrar la mirada que el castaño le estaba dando; sus ojos tenían un brillo extraño y sus labios estaban entreabiertos. Fue entonces que Taehyung dejó su pincel en la mesa que tenía a lado, se levantó y rodeó el banco para ir hacia Hoseok. 

Mientras se acercaba tembloroso al blanquecino, sus manos comenzaron a sudar con nerviosismo y se las limpió en su mandil, manchado de pintura seca, que siempre se colocaba cuando pintaba. 

—Ehm... —no sabía qué decir. Él no era muy bueno mintiendo con presión encima, y menos con la mirada de Hoseok sobre él—. Pues no lo sé... ¿Pareces? 

El retrato era un óleo de colores. Hoseok estaba en medio de él, grande y reluciente, con su vestimenta blanca, una sonrisa deslumbrante en el rostro y entre sus delicadas manos un girasol yacía brillando con devoción. Atrás de Hoseok, el azul del cielo junto a las acolchadas nubes, acompañaban el ambiente. El sol grande ubicado en una esquina contrasta a la perfección con la frescura del verano que te ofrece al verlo. Lo verde y amarillento del fondo, dando a entender que eran el montón de girasoles que lo rodeaban armoniosamente. Se sentía como estar viviendo otra vez el momento. 

—Eeeeh... Sí —Hoseok jadeó con obviedad. 

—Uhm, yo no veo el parecido —se cruzó de brazos, al mismo tiempo que entrecerraba sus ojos y sus labios se fruncieron como si estuviera juzgando—, definitivamente te ves mejor en persona —habló sin pensar. Sintiendo la sangre subir por sus mejillas pero aún así no se arrepintió de haberlo dicho. 

—Entonces, sí soy yo —alzó una ceja coquetamente mientras sonreía de lado. Se sintió halagado por el comentario del príncipe. 

—Bueno... —el príncipe se rascó su oreja con nerviosismo. 

—Está bien —lo tranquilizó y rió bajito—, me gusta mucho. 

Lo volteó a mirar:— ¿En serio? —las facciones de Taehyung se suavizaron y sus ojos destellaron con ilusión. 

El contrario asintió:— Es muy bueno. 

Su boca hizo un chasquido en desaprobación:— No lo sé. Siento que me falta definir más los trazos, implementar los colores de mejor manera, difuminarlos bien... Tengo mucho por mejorar —hizo una mueca. 

—¿Critica su propio arte? —el castaño alzó las cejas en ligera sorpresa. 

—¿Qué sería de un artista si no criticara su propio trabajo? Considero que las críticas, independientemente del ámbito en el cuál se hagan, hacen que uno se esfuerce más y, con el tiempo, vaya mejorando en lo que hace. 

—Depende... —ladeó su cabeza pensativo.

—Pues sí, depende. Pero supongo que funciona... 

—Hey —chocó hombros, cariñosamente, con el joven rubio para que se relajara—, usted es bueno en lo que hace. Con el simple hecho de agarrar un pincel y así sea trazar una línea, ya es un artista e hizo su mayor esfuerzo. Usted tiene talento para esto. 

Hoseok jamás podría cansarse de halagarlo. 

Taehyung rió ligeramente aún con los brazos cruzados sobre su pecho:— Un pintor trata de recrear la belleza lo más que puede —comenzó a hablar de pronto—, obviamente sabiendo que nada se compara con verlas en persona. Aún así, es curioso verlas desde otra perspectiva, y observar cada detalle que impregnan en esos lienzos. Cada quien tiene su forma de ver las cosas y de retratarlas, es por eso que la pintura es hermosa. Porque puedes ver a través de los ojos del artista. 

—¿Y para sus ojos cómo me veo? 

—Me preguntas eso cuando tienes un retrato tuyo enfrente de ti. 

—Es que con eso de que critica su propio arte, pues... 

Taehyung casi suelta una carcajada, sin embargo nada más soltó una risa floja:— Criticaré mi arte pero jamás la belleza de alguien. Aparte mi perspectiva de las cosas no es la misma que la tuya. 

—Por eso le pregunto —le dio una mirada divertida—, a mis ojos yo luzco... fatal, por no decir algo peor —abrió sus ojos levemente fingiendo espanto a propósito, con el motivo de burlarse. Lo que hizo a Taehyung sonreír con gracia— Pero viendo la pintura... Es como ver una versión mejorada de mí mismo. 

—Pero así es como eres tú —su rostro cambió a uno afligido—, todos estos colores te conforman porque... —se calló de repente cuando se le vino un pensamiento a la mente. Vaciló un poco, dudando. Pero al final preguntó sin pena, pues tenía mucha curiosidad de ver la reacción del contrario— Uhm, ¿te gustaría que te explicara el cuadro? 

Hoseok lo volteó a mirar sorprendido:— Oh, ¿hay razones por las cuáles me retrataste de esa forma? 

Jung Hoseok, siempre hay una razón para todo. —Le sonrió ladino mientras su cabello rubio y con algunas ondulaciones traviesas, le cubría parte de sus oscuros y destellantes ojos, ya que este ya se encontraba mucho más largo. 

Le correspondió la sonrisa mientras pasaba la lengua por su mejilla internamente, tratando de controlar ese mar de emociones que le golpearon en ese momento al ver la mirada tan atractiva que el príncipe le había dado. La postura de su cuerpo recto y fornido, sumándole un rostro con facciones proporcionales entre sí junto a un sedoso cabello dorado, creaban una debilidad. Hoseok no podía creer que existiera un hombre tan atractivo como Taehyung, no en esos tiempos. 

«Definitivamente Taehyung era demasiado para esta época», pensó Hoseok mientras empujaba sus pensamientos lejos y se aclaraba, disimuladamente, la garganta. 

Como si no se hubiera quedado embobado por Taehyung... 

—Explícame —Su voz salió un poco apagada, sin mala intención. 

—Bueno, pues mira —Hoseok parpadeó varias veces, tratando de regresar a su narrativa normal—, pensé mucho sobre qué momento debería haber hecho. Y aunque no lo creas... Este fue el primer cuadro a color que hice después de mucho tiempo. Creo que por eso al final, después de tanto pensamiento, me decidí por este momento; cuando me diste el girasol. —Ambos sonrieron al unísono al recordarlo, sin haberse dado cuenta de ese detalle—. Fue... un gesto muy dulce y es un momento que aprecio bastante. 

»Los colores se juntan complementandose entre ellos. El azul, el amarillo, el verde, el blanco y los demás, quiero decir... todos esos colores, a pesar de estar impresos en el contorno por la ambientación, te representan a ti. El blanco de tu vestimenta y las incesantes nubes es por tu pureza y la inocencia de tu mirada, me transmites una paz inmediata. El azul terso y claro del cielo es por tus ojos resplandecientes, que no importa que no sean azules, la luz que habita en ellos es lo que los hace únicos, porque me transmiten seguridad y sobre todo... estabilidad. El amarillo de los preciosos girasoles y del luminoso Sol son por tu incomparable personalidad, me transmites alegría y me das mucha energía; sobre todo al ver tu dulce sonrisa. 

Hoseok se sonrojó. 

»El verde... —dió un suspiro— ¿Cómo siquiera te describo en este color cuando eres la perfecta representación de éste en su totalidad? Eres verde. Cuando estoy contigo me siento mejor conmigo mismo, me siento como alguien nuevo. Habían días que pasaba en la oscuridad pero en el instante en que empezamos a conocernos una nueva fuente de luz y de emociones me abrazaron. Una nueva vida. Esperanza. Así lo llamo. Me diste esperanza para vivir mi vida. Me diste oportunidades. 

»Cada vez que siento que me estoy apagando, observo este cuadro y.. la alegría se regocija en mi interior como un baile de luciérnagas iluminando mi ser —expresó apenado—. Le das color a los cuadros. Y es increíble el poder que puede tener tu persona, incluso si es retratada por alguien... como yo. Porque eres un ser lleno de jovialidad que lo único que puedo pedir es: por favor, no te apagues. 

Los orbes de Hoseok irradiaban enamoramiento disimulado con brillosidad:— Eso es lindo. Muchas gracias—le sonrió avergonzado. Taehyung, debido a lo mismo, evitaba el contacto visual con Hoseok—. No sabía que pintar podía ser tan profundo. 

—Es mucho más que eso. Demasiado complejo para explicar, así que... —suspiró mientras se encogía de hombros. 

—Sí, entiendo. Pero, entonces, ¿por qué le gusta mucho pintar? —interrogó con ojos curiosos—. ¿O acaso lo dijo y no escuché? —Hoseok hizo una cara graciosa, la cual hizo a Taehyung reír armoniosamente y quedarse mirándolo por unos segundos. 

—Me gusta pintar porque puedo retratar lo que me gusta. No sigo órdenes y nadie me dice lo que debo hacer. Este cuarto, estos lienzos, los pinceles y la pintura son mi escapatoria. El arte... es libertad —habló con ensoñación—. Sentarme en mi banco frente a un lienzo dejando que el pincel en mi mano fluya por sí solo, la calma invadiendo mi ser y la imaginación flotando, es... una sensación reconfortante y liberadora. 

Hoseok lo miraba embelesado. Le encantaba cuando Taehyung se perdía hablando de lo que le gustaba. Podía escucharlo por horas y no cansarse de ello. Si hablar de sus aficiones le traía jaleo al momento no lo cortaría con ninguna palabra porque ver los radiantes ojos del príncipe y la espontánea sonrisa en su rostro, valía cada maldito segundo. 

—Cuando uno se siente feliz haciendo lo que le gusta, realmente lo demás no importa.

Hoseok le dio la razón con un movimiento de cabeza:— Sus pinturas, digo... wow... Es el mejor trabajo que he visto. Y no lo digo por amabilidad. 

Taehyung sintió su pecho arder con vergüenza y bajo la mirada tratando de ocultar su sonrisa:— Tú eres el acto principal. Eres la razón por la cual brillan... porque estás retratado en ellos —estaba demasiado avergonzado como para alzar la vista. 

—No se quite mérito —frunció el ceño observándolo—, usted es el que se toma el tiempo de recrear todo. Tan solo vea la finura y delicadeza de cada trazo... Siento que me veo mejor en pinturas —rió levemente. 

Taehyung hizo una ligera sonrisa alzando solo una comisura de sus labios:— No —lo volteó a mirar—, definitivamente los cuadros no le hacen favor a su belleza. Usted se ve mucho mejor en persona. 

Hoseok sintió sus orejas calientes y sonrió cálidamente mientras apartaba la vista, avergonzado, del rubio y negó con la cabeza. Taehyung se estaba volviendo más directo y expresivo cada vez y, no podía evitar sonrojarse por los comentarios que éste soltaba hacia su persona; alabando cualquier cosa que él hiciera o, por su simple existencia. 

"Haces un buen trabajo."

"Eres muy bueno en esto." 

"Gracias por estar aquí."

"Agradezco que hayas venido a trabajar aquí."

"Tienes bonitos ojos." 

"Tu sonrisa es hermosa." 

"Tus orejas son muy pequeñas y tiernas."

"Tu cabello es muy esponjoso."

"Tus mejillas son muy suavecitas."

"Me gustan tus hoyuelos."

Hoseok pensaba que Taehyung era muy dulce, este sí había llegado a sonrojarse por algunos de estos comentarios pero otras veces pareciera que salieran como agua de una cascada; tan naturalmente que ni tiempo de pensarlas le daba. 

Inclusive lo ha cachado en varias ocasiones observándolo fijamente y perdiéndose en él. El castaño nunca le decía nada porque no le molestaba. Mentiría si dijera que él jamás lo ha hecho con Taehyung, porque también lo hace... solo que disimuladamente. 

—Pasa mucho tiempo aquí, ¿no es así? —el castaño rompió el silencio que se había hecho. 

—Es mi guarida. Mi espacio —el mayor hizo un asentimiento con la cabeza comprendiendo—. ¿Usted tiene alguno? 

—Solía tenerlo. Pero ahora ha cambiado... 

—¿Ah sí? ¿Cuál es? 

—Después lo sabrá —le dio una tenue sonrisa y el príncipe se la devolvió. 

Conforme observaba a Hoseok, Taehyung se daba cuenta de lo maravilloso que era; tenía lo pacífico de la playa en sus ojos y el hermoso atardecer en sus mejillas, aunado a la finura de la flor más singular en su labios y la luz más resplandeciente en su mirada. Su presencia le transmitía calma como la noche y su voz era como la melodía que quisiera escuchar toda una eternidad. 

Las cosas que le gustaban en una sola persona. En Hoseok

Era simplemente hermoso. Y Taehyung jamás podría cansarse de admirarlo. Justo en ese momento, la luz bailaba en sus ojos brillando intensamente como dos galaxias infinitas, con la compañía de un latido rápido significado del sentimiento que ya había descubierto y que no estaba dispuesto a marcharse. 

En la habitación solo existían ellos dos, en su propio mundo, donde el sosiego estaba deleitándose con la dulzura del momento y haciendo que ambos se encontraran deseosos el uno por el otro. 


Taehyung había estado enseñándole alguno que otro cuadro que le llamaba la atención a Hoseok. No se negó en ningún momento, inclusive disfrutaba por explicarlos y saber que ya no tendría que ser un secreto para el blanquecino. 

Sí, la mayoría, por no decir todos, eran retratos de Hoseok, éste último jamás le renegó nada, es más se sentía conmovido por ver que podía ser una inspiración para Taehyung. 

«Es tan bonito», pensó Hoseok. 

Pues justo en ese momento, Taehyung se encontraba explicándole uno de los retratos. Mientras los rayos del sol le pegaban en su perfil izquierdo y hacían que su cabello dorado reluciera intensamente junto a su piel fina como el pétalo de una rosa y tan suave y deleitosa a la mirada como el agua clara de un río esplendoroso. Estaba hipnotizado. Sus labios rosados se movían y, en ocasiones, se estiraban en sonrisas tímidas. Y fue entonces, que Hoseok tuvo por primera vez el pensamiento de querer besar a Taehyung

Hace tiempo se lo había cuestionado, pero solo hasta ese momento estaba agarrando valor para hacerlo. 

Sentía la necesidad de juntar su boca con la del contrario y por fin sentir la exquisitez de Taehyung, sentir su elixir e inocencia, sentir la pureza que emana y que le transmitiera toda su tranquilidad. Sentir la finura de estos y querer más. 

Tragó duro y se relamió sus labios, acercándose lentamente a Taehyung, quien solo estaba a 3 pasos de él. Una vez a su lado, rozó su mano con la del príncipe, éste último una vez sintió el toque se quedó quieto por un momento, pero siendo que ya no podía ocultar más el efecto que Hoseok tenía sobre él, se dejó llevar. 

Es lo que tenía que hacer todo este tiempo. Dejarse llevar. 

Con los dedos de su mano, Hoseok acariciaba y entrelazaba dulcemente la mano contraria, primero sus nudillos para después pasar a sus dedos con delicadeza, como si éste se fuera a romper. Ambos escuchaban sus respiraciones entrecortadas por el nerviosismo y la excitación de los toques. Pero ambos estaban sonriendo. 

Y ni siquiera se estaban mirando el uno al otro, sus miradas estaban fijas en el retrato de unas luciérnagas bailando con unas abejas y libélulas. 

—Me he dado cuenta que nunca hemos hablado de nosotros —Habló Taehyung entre el silencio. 

Nosotros —saboreó Hoseok en su boca—, ¿qué quiere decir con eso, Majestad? 

—Me refiero a nuestros gustos, aficiones... ese tipo de cosas —Taehyung casi se parte en risas. 

—Aaaah —el castaño alargó comprendiendo—, es cierto. Nosotros nada más nos la pasamos contándonos historias o nos ponemos a reflexionar sobre la vida —Hoseok le comentó, soltando una risita.

El rubio asintió:— Aunque al menos tenemos algo de qué hablar. Pero igual podríamos hablar de otras cosas —opinó dubitativo. 

—Bueno, a mí no me molesta el que nos estemos contando historias o nos pongamos reflexivos, la verdad —lo miró con ojos brillosos—, es entretenido  y se aprende de ello. Pero, después de tanto tiempo, concuerdo con que deberíamos conocernos más. Ya sé algunas cosas de usted pero sería un placer conocer aún más, Majestad. 

—¿Deberás? 

—Claro —hizo un ademán en su rostro. 

—¿Y qué tal si después utilizas esa valiosa información para tu conveniencia? —Lo miró con una mirada de sospecha, claramente fingida. 

—Tsk, me ofende —colocó una mano en su pecho como si estuviera dolido—, pero debe saber que si lo hago... Sería para un bien irremediable. 

—¿En serio? 

—Así es. No por nada le he hecho postres, regalado flores... —Su mano la cual estaba ocupando para enumerar la "lista" se detuvo. Y razonó—, prácticamente es lo único que he hecho —frunció el ceño. 

Taehyung alzó las cejas y sonreía diminuto. Pero Hoseok no se calló:— Pero, en mi defensa, debe saber que si fuera por mí lo llevaría hasta las estrellas y le regalaría la luna. Muy romántico, ¿no? —le dio una sonrisa ladina coquetamente. 

—Ñeh, eso ya está muy usado —esquivó la mirada y apretó sus labios para evitar que las risas se le escaparan. Solo quería molestar al castaño para ver que es lo que hacía. 

—¿Cómo dice? —Su rostro lo decía todo: estaba ofendido y confundido por las repentinas palabras. 

Taehyung decidió seguir con su plan:— Sí, eso ya es algo viejo y a lo que todos recurren. Libros, historias, incluso mi abuelo le dijo eso a mi abuela un día. 

—Funcionó, me imagino. 

—Nah, mi abuela le dejó de hablar durante unos días. Dijo que esas maneras de conquistar se las deje a los plebeyos. 

—¿Me debería ofender? —Hizo un puchero. 

Taehyung se encogió de hombros:— Yo solo estaba contando lo que pasó con mis abuelos. 

—¿Y usted qué piensa de ello? 

—¿De lo que hizo mi abuela o de lo que me dijiste? 

—De ambas. 

Taehyung se aclaró la garganta:— Pues pienso que mi abuela actuó dependiendo de sus gustos y su forma de ser. Ella era alguien muy difícil y estricta a la hora del romanticismo, por lo que no le pareció adecuada la forma de ser del abuelo. Y el abuelo era casi el reflejo de ella, pues ambos eran muy tercos y orgullosos —se río al recordar lo mucho que habían chocado entre ellos—. Pero al final, el abuelo logró conquistar a la abuela. Le costó pero lo logró. 

»Y sobre lo que me dijiste, era una broma lo que decía —rió—, en realidad aprecio que me digas ese tipo de cosas. Es muy bonito de tu parte. Solo te estaba molestando —con timidez agachó su mirada. 

Hoseok abrió los ojos sorprendido por la confesión:— Pues la verdad me asustó, mi cabeza ya estaba maquinando una nueva forma de conquistarlo. 

—Conquistarme... —Repitió Taehyung. 

—Sí, pensé que lo había echado a perder —Hoseok no se dio cuenta de lo que había dicho, ya que estaba demasiado inmerso en otros pensamientos. 

—Tranquilo, todo sigue igual —sonrió suavemente lo que hizo al castaño relajarse. 

—Menos mal —suspiró profundo—. Por cierto, el señor Moon ha estado preguntándome cuándo irá a comer con nosotros a su casa. 

—Usted nunca me avisó... 

Hizo una mueca— Cierto. Una disculpa por eso. Creo que mis días han estado... muy atareados... —Sus pensamientos retomaron a la reina y el jardín como asunto principal. 

—Está bien, yo entiendo. Podría ir mañana, ¿qué le parece? Así no lo estaremos retrasando —le sonrió radiante. 

Mañana es perfecto —contestó con dulzura. 

—Por lo que veo, le ha estado hablando al señor Moon de mí, ¿no es así? Él jamás me había invitado a comer a su casa. Así que, debo suponer que usted ha de haber influido en ello —se cruzó de brazos mientras sus ojos se achicaban. 

—Soy una persona muy habladora y... —rió nerviosamente—, normalmente se me escapan muchas cosas cuando estoy con él. 

Se le quedó viendo por un momento, analizándolo:— Lo aprecia mucho, ¿verdad? —le regaló una mirada cálida. 

Hoseok estiró las comisuras de su boca en una sonrisa sincera:— Es como el padre que siempre quise tener. Me ayuda, me escucha, me consuela, me habla, vaya... Aprecio mucho a ese viejo. 

Taehyung soltó una risita por eso último. 

—Ni siquiera sé cómo agradecer todo lo que ha hecho por mí en este corto período de tiempo. Me ha regalado un techo, comida, ropa, zapatos... Me ha obsequiado amor y un hogar. Personas como el señor Moon las llevó grabadas en mi corazón toda la vida. No existen muchas así. 

Los cuencos de Hoseok estaban cristalinos, se ponía demasiado sensible y a veces se avergonzaba de ello, pero la gratitud que tenía hacía el señor Moon era inmensa. Y siempre se preguntaba: ¿Cómo podía existir tanta bondad en un ancianito solitario que el único propósito que tiene de vivir y por el que aún no acompaña a su esposa en su lecho de muerte es porque está cumpliendo el último deseo que ella le pidió? 

—Algún día seré capaz de regresarle al señor Moon todo lo que ha hecho por mí. 

—Yo sé que sí —lo abrazó con la mirada. 

—Y también sé —esta vez se dirigía al príncipe—, que algún día usted será capaz de demostrarle a los demás lo que vale como persona y ser feliz —habló en voz bajita—. Y espero estar allí para verlo. 

De pronto, Hoseok entrelaza sus dedos meñiques, haciendo que sus manos se queden agarradas juntas en medio de sus cuerpos. 

El rubio sonrió tiernamente. Ni siquiera iba a refutar nada, ni a decir alguna palabra porque podría arruinar esto. Y no quería. No quería arruinar esto. 

Sentía que estaba en el cielo. Sentía ganas de llorar. Porque nadie en toda su vida lo había tocado de esa manera, o incluso agarrado de la mano. 

—Creo que ya se lo había dicho antes pero entonces se lo vuelvo a decir —habló bajito—, su compañía es muy agradable. Me siento muy cómodo estando aquí a su lado aunque sea estando en silencio, es suficiente para que la paz inunde mi ser como cuando estoy observando el atardecer. 

Taehyung lo escuchaba sin decir nada pero con una pequeña sonrisa que demostraba lo feliz que se encontraba. 

»Usted es mejor que un atardecer, ¿lo sabe? —Con su pulgar acarició suavemente la mano del príncipe. La sangre subió a las mejillas del joven, sonrojándose ligeramente—. Yo lo miro y digo: "Wow, ni cien años me serían suficientes para admirarlo completamente." 

Ambos rieron. Sus risas fusionándose como una. 

»Es más, necesitaría el tiempo que se llevaría para contar todas las estrellas del cielo, y las estrellas que hay dentro de estas, y las que están dentro de esas... —Hoseok bufó con gracia—, prácticamente necesito una eternidad. Y aún así siento que una eternidad es un límite, y para lo que yo siento, no existen límites. 

Taehyung tragó nervioso:— ¿Para lo que sientes? —Parpadeó un par de veces confundido. 

Hoseok abrió los ojos sorprendido al darse cuenta que otra vez estaba hablando de más. Pero esta vez con Taehyung:— No puedo hablar de eso aún —Frunció su boca mientras miraba a otro lado. 

Taehyung lo miró con ternura. Y fue entonces que se relajó al saber que no era el único nervioso con la situación en la que se encontraban ambos. 

En un laberinto buscando la salida a algo mucho mejor... juntos

Pero también se dio cuenta que no merecía tener a Hoseok, puesto que éste no sabía lo peligroso que podría ser y no quería que él tuviera el mismo camino que Naeun. 

Quería que Hoseok fuera feliz. Y sabía que con él no lo sería. No con Taehyung a su lado. Él será la desgracia y la oscuridad de su vida. 

Si Hoseok era la luz, Taehyung era la oscuridad. 
Si Hoseok era un día soleado, Taehyung era un día nublado y lluvioso. 
Si Hoseok era calidez, Taehyung era frialdad. 
Si Hoseok era una fruta sana, Taehyung era la parte podrida que llegaba a arruinarle.

Así sería siempre. Taehyung sería la peste de Hoseok. Y él no quería eso. 

Jamás se perdonaría el hacer infeliz y ocasionarle dolor a Hoseok. 

Y sobre todo, jamás se perdonaría que algo le pasara a Hoseok por su culpa. 

La primera vez que lo salvó lo definiría como suerte pero la segunda vez... probablemente ni siquiera exista una segunda. 

Y fue entonces que con todo el dolor de su corazón, rompió la conexión de sus meñiques y guardó su mano en los bolsillos de su mandil. 

La decepción se adueñó de Hoseok. Sin comprender la situación.

El castaño estaba dispuesto a disculparse, ya sea por haberlo incomodado o haber cruzado la línea, no quería que pensara mal de él. Lo único que anhelaba era estar cerca de Taehyung pero parecía que el joven quería lo contrario. 

Abrió la boca para decir algo pero justo en ese momento los horrendos gritos en el pueblo interrumpieron ese momento tan íntimo pero inconforme de un momento a otro. Taehyung volteó a ver a Hoseok solo para comprobar que su rostro era el espejo del suyo mismo; confundidos pero aterrorizados. 

Miedo. 



El ambiente estaba tan pesado y tan frío. Ni siquiera era invierno aún pero ya se sentía como si lo fuera. 

Taehyung estaba parado enfrente de las ventanas de su estudio de arte. Sintiendo como Hoseok se acercaba de misma manera a su lado; ambos observaron pasmados hacia el pueblo, e inclusive un poco más allá de allí (hasta la playa). Sus ojos llenos de un pavor incontrolable recorrieron cada centímetro del lugar. 

Estaban siendo atacados por el Rey KyungHoon. 

El miedo le provocó un nudo en la garganta y le cortó la tangente respiración. Se estaba ahogando y sus gustos dejaron de funcionar por un momento, los ojos del príncipe se abrieron con pavor y llevó una mano a su pecho, pues sentía una presión en él. Hoseok, lo observó con el rostro asustado y lo sostuvo entre sus brazos, al mismo tiempo que lo llevaba a sentarse para que pudiera calmarse. 

—Está bien, está bien —le habló para tranquilizarlo mientras se ponía de cuclillas para enfrentarlo a la cara—. Solo trate de respirar... —con la mano derecha le tallaba el muslo cariñosamente y con la izquierda le acariciaba su brazo. 

El rubio no podía controlar sus extremidades faciales del todo, por lo que su boca se movía temblorosamente. Tampoco podía articular palabra alguna. Empezó a derramar una que otra lágrima de impotencia y desesperación; su mirada seguía perdida en algún punto del suelo.

La exasperación se estaba adueñando de él. 

—Majestad... —Hoseok le hablaba pero éste no mostraba ningún ápice de contestación—. Míreme, Majestad. Míreme... —su voz salía más preocupada de lo normal. 

Y con delicadeza y ayuda de la mano de Hoseok agarró la mandíbula del contrario y la movió suavemente para que se vieran directamente a la cara. Con dificultad, los ojos de Taehyung se encontraron con los de Hoseok. 

—Solo veame a mí, ¿sí? —le habló apacible y le limpió las lágrimas con su mano—. Vamos, respire... y exhale... —hizo las acciones al mismo tiempo que las explicaba. 

Taehyung lo observaba fijamente sin apartar la mirada. Esa conexión de miradas le transmitía serenidad. El toque aterciopelado del castaño, lo calmaba. Sumándole a eso lo bonancible que estaba. 

Sus ojos le compartieron calma. Esa calma plácida apartada del sufrimiento y libre de mártires. Esa calma que hacía a su cuerpo relajarse como el pacífico escuchar del agua de un riachuelo en tiempos de primavera. No había sentido eso nunca. En una persona jamás. 

Ni siquiera se dio cuenta cuando se había tranquilizado y ya estaba respirando normalmente. Hoseok le sonrió cálidamente, mientras le acariciaba la mejilla de manera afectuosa y Taehyung, sin pensarlo, se pegaba más a su toque inclinando levemente la cabeza, sintiéndose dócil. 

Eran el significado de afecto y devoción. 

—Muy bien, eso es. Así —sus ojos le sonreían brillosamente—. Solo es cuestión de calmarnos —Hoseok también estaba aterrado, no obstante sabía la situación en la que el príncipe se encontraba y decidió mostrarse fuerte por él. Ayudarlo a que salieran de esto juntos. 

Taehyung sin querer perder más tiempo restauró su compostura, y con temor habló:— Tengo que hacer algo. No puedo quedarme aquí. 

—¿Qué es lo que hará? 

Taehyung suspiró profundamente:— Voy a salir a luchar. 

—¿Qué? No —Hoseok respondió inmediatamente. 

—Tengo que hacerlo —articuló lentamente—. No puedo quedarme aquí escondido mientras allá afuera están masacrando a mi... a mi pueblo —sintió raro decirlo pero, después de todo, es lo que era. 

—Aquí está más seguro de lo que estará allá afuera, Majestad —el rostro de Hoseok lucía preocupado—. Yo lo voy a proteger. 

Taehyung jadeo y sonrió tristemente:— He sido "protegido" toda mi vida. Creo... que ya es tiempo de afrontar las consecuencias de mis propios actos. 

—¿Qué actos? ¿De qué habla? —Hoseok le replicó con leve molestia—. Esto es una guerra. Una batalla. No se puede culpar por cosas como estas. 

—No lo entiendes... —Negó con la cabeza. 

—Lo único que entiendo es que está yendo hacia el matadero. Lo van a matar cual cerdo una vez que usted salga de aquí. ¿Eso es lo que quiere? 

—¿Cree que soy débil para luchar? —Lo observó a los ojos con una mirada neutral. 

—No. Pero no quiero que le pase nada —le replicó con total seriedad.

—¿Acaso me cree un inútil? Mi padre me ha enseñado a luchar. Y aunque parezca que soy alguien debilucho, por dentro llevo la sangre del linaje Kim. Llevo la valentía y el coraje para lograrlo. Sé que puedo lograrlo. 

Hoseok solamente se le quedó mirando. 

—En algún momento esto pasaría y no puedo quedarme aquí sin hacer nada. "No se puede vivir todo el tiempo con miedo." ¿Lo recuerda? Usted mismo me lo dijo —Sus ojos ardían, pues las lágrimas amenazaban con salir. 

» ¿Por qué me dice eso si no va a dejar que enfrente uno de mis miedos? ¿Quiere que sea un cobarde siempre? ¿Alguien que depende de los demás? —Su voz salió temblorosa—. Yo quiero salir y luchar. Hacerme cargo de lo que causé, ¿por qué no me deja hacerlo? 

—Lo que esté pasando no es culpa de usted, ni de nadie en Kyran. Las personas son crueles y ambiciosas, toman cosas a su poder por mera satisfacción de ver a los demás siendo masacrados por diversión. Esto-...

—¡Es mi culpa, sin embargo! —Lo interrumpió con un tono de voz alto—. ¡Yo soy el culpable de que todo esto esté sucediendo! ¡Yo, yo y nadie más que yo! —Se señaló duramente con su propio dedo. 

Las lágrimas en los ojos de Taehyung empañaron su vista y Hoseok, quien solo estaba en silencio, lo miraba con pesadumbre porque... él no lograba comprender como Taehyung podía echarse la culpa de todo esto. ¿Cómo Taehyung no podía ver la belleza que tenía en sí mismo? 

Su corazón era una flor que solo necesitaba agua y luz para volver a crecer jovial y que encontrara la paz en sí mismo. Necesitaba afecto y que alguien lo iluminara. Necesitaba que le quitaran las espinas que seguían incrustadas como dagas, para que pudiera sanar y sentirse vivo.

—¡Yo soy el maldito! ¡Yo soy la peste! —Su labio inferior se encontraba temblando—. ¿Sabes lo qué se siente ser 'yo'? Vivir enjaulado como una bestia, disfrazado de "protección". Ser humillado por su pueblo. No ser escuchado y que no te tomen en cuenta. Que los demás te digan que hacer y no puedas opinar ni decidir nada sobre tu propia vida. Que te escupan en la cara como si no fueras nada. Que todos te eviten y nadie quiera juntarse contigo —Taehyung estaba tomando fuerzas para hablar, pero se debilitaba cada vez más. 

Se lamió sus labios:— Este señor me quiere matar... porque... —Taehyung ni siquiera podía decirlo. El nudo en su garganta no lo dejaba hablar muy bien— Estoy maldito, Hoseok. Soy una amenaza. Soy una escoria. 

—No, no lo eres... —trató de hablar. 

—Lo soy —habló más calmadamente. Sus mejillas húmedas por las lágrimas—. Y lo mejor es ir allá afuera. Y si los dioses me lo permiten saldré ileso, pero si no... pagaré mis errores y consecuencias. Y el pueblo por fin descansará de mí. De la maldición. De la desgracia. 

Hoseok cerró los ojos al escucharlo mientras negaba lentamente con la cabeza. Le dolía escucharlo:— No diga eso. Por favor, no... 

—Es la verdad. Alguien malo y dañino como yo... no merece ocupar un lugar en el mundo. 

Hoseok con la paciencia agotada, abre los ojos y comenta con firmeza:— Usted no es malo, ¿me escucha? No diga esas cosas de usted mismo. ¿Realmente no ve lo que vale, Majestad?

Hoseok acunó las mejillas de Taehyung con sus manos, mirándolo fijamente a los ojos. Y dejó las honoríficos a un lado para entablar un momento más íntimo:— Tú no eres malo. No hay ninguna pizca de maldad en ti. Eres el tipo de persona qué alguien querría ser; lleno de bondad y pureza. Eres oro en este mundo lleno de barro. Simplemente es el mundo el que no está preparado para lo que Kim Taehyung tiene que ofrecer. Ellos son los que no te merecen. Si ellos pudieran ver lo que yo veo en ti, el mundo sería diferente. Jamás había conocido a una persona tan extraordinaria como tú. Todos los de allá afuera desearían ser como tú, o tener siquiera una pizca de tu esencia. 

» Pero no. Nadie es merecedor de Kim Taehyung. Ni siquiera yo. ¿Sabes siquiera lo afortunado que soy de poder estar contigo en estos momentos? ¿Lo afortunado que me siento cada que te veo en el jardín o cada que te veo sonreír? Este mundo es el afortunado de poder tener a un Kim Taehyung viviendo sobre él. Eres merecedor de todas las vidas posibles porque lo que importa es lo que eres hoy, y si quieres remediar tus errores y afrontar tus miedos, ESO es lo que importa. Yo no te voy a abstener de hacerlo. 

» A mí no me importa lo que tú crees que hayas hecho en el pasado... a mí lo que me importa es la persona que eres ahora. Una persona valiente, dispuesta a dar su vida para salvar a su pueblo. Una persona que se esfuerza todos los días para demostrar lo que vale. Sin importar cuantas veces te avienten piedras, tú sigues de pie y eso es lo que te hace merecedor de vivir en este mundo. Tu esfuerzo y valentía son lo que valen. Kim Taehyung, yo te admiro por eso. 

Taehyung se rió al mismo tiempo que sollozaba en sus manos del castaño mientras este último le sonreía suavemente:— Tú eres todo lo que este mundo necesita. Y no importa lo que pase, yo estaré siempre a tu lado. Siempre me tendrás para ti, no importa qué. Yo te voy a proteger. 

—Más protección de la que ya tengo —volvió a reír. 

Hoseok se encogió de hombros y sonrió en grande— Yo puedo ser... tu guardia real

—Eso sería bueno —El príncipe absorbía de su nariz los flujos a causa del llanto. 

Taehyung simplemente lo observó con lágrimas en sus ojos y una pequeña sonrisa de agradecimiento. Su pecho ardía en conmoción. No tenía las palabras exactas para definir ese momento. Se sintió como la primera vez que caminó junto a Hoseok en la playa esa noche, como cuando le dio el girasol, como cuando lo escuchó y lo abrazó por primera vez; se sintió en paz. Se sintió inefable. 

—Ahora... tengo que irme —se limpió las mejillas y se levantó decidido, mientras el castaño lo imitaba. 

—Majestad... —comenzaba a decir. 

—Escucha, Hoseok... Debo salir. Te guste o no. Debo hacerlo. Pelear por mi pueblo sería... lo más honorable que alguna vez pueda hacer, ¿comprendes? Debo dejar de esconderme. Empezar a pelear. Y defender. Ser la clase de persona que me gustaría ser contada en historias. 

Exclamó con seguridad. Y Hoseok no pudo sentir más orgullo por ello porque Taehyung había tomado coraje para afrontar lo que se venía. Afrontar sus miedos.

Pero seguía sintiendo esa inseguridad y pizca de miedo en sus adentros. Ese pinchazo en su estómago que aún no lo dejaba en paz. 

No obstante, en contestación, le sonrió dulcemente y asintió con la cabeza. 

Y con el corazón en un suspiro...

Lo dejó ir.



(2/3)







*Los tulipanes que traía Hoseok los había puesto en un jarrón en uno de los pasillos como decoración. Just in case... si es que tenían la duda o el ¿por qué ya no los trae? XD 

*Y espero que alguien haya notado que Hoseok empezó a cuidar más su imagen por lo que le dijo la reina. Osea en parte lo hizo por ello, pero también para impresionar a Taehyung.

De verdad, deben prepararse para el siguiente capítulo. No bromeo. 

Ya no voy a decir que días o semanas voy a subir capítulo porque yo misma me hecho la sal y eso no sucede. Soy malísima prometiendo capítulos. Así que, solo diré que nos veremos 'pronto' en la siguiente actualización.

Las tqm, cuídense.✨💜

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top