12
— Taehyung...
Eco.
— Taehyung...
Otro eco.
— ¡Taehyung! —vociferaron a lo lejos.
Y es cuando el joven despertó de su trance; pegando un brinco leve desconcertado y moviendo los ojos rápidamente por el lugar e incluso por los presentes tratando de buscar una presencia obscura entre ellos. Su respiración estaba alterada, sus facciones marcadas con un temor obviado. Sus dedos tocaron sus labios los cuáles se encontraban intactos, «¿Qué demo-...?» fue lo primero que pensó, sus ojos estaban abiertos desprendiendo confusión.
— ¿Estás bien? —Jimin le preguntó y se acercó a él colocando una mano en su hombro. Su cara demostraba preocupación en demasía y viendo que el contrario no respondía volvió a preguntarle:— Taehyung..., ¿estás bien?
«¿Qué demonios fue eso?», volvió a pensar el joven príncipe. Quien estaba sobrecogido por lo de hace unos momentos.
— Sí. Todo bien. Sólo que pensé que había un lobo o un oso en el bosque, es todo —hizo una sonrisa torcida.
Ninguno de los presentes estaba del todo convencido por eso.
— De verdad, estoy bien —les volvió a decir mientras sonreía forzadamente— Mejor hay que apurarnos a recoger todo que se hace más tarde —empezó a recoger la manta para después sacudirla y doblarla en silencio, sin dejarles tiempo a los demás empezar a cuestionar más sobre el pequeño momento... extraño del príncipe.
Mientras cada quien se enfocaba en lo suyo, Taehyung todavía tenía un sentimiento de angustia en él. Pensando en lo que acababa de pasar hace un rato.
Y es que para él se sintió tan real. Sintió verdadero terror y dolor. Sintió como sus labios ardían y como estos eran desgarrados de su rostro. Sintió como su alma le era despojada de su cuerpo. Sintió todo pero nada al mismo tiempo.
Podía sentir todo el dolor pero también sentía que no podía hacer algo para evitarlo, sentía una incapacidad de moverse. Se sintió inútil.
Pero..., ¿qué fue eso?
¿Fue una alucinación acaso?
¿Fue alguna clase de advertencia?
¿Fue un presagio?
Como si le mostraran su futuro.
¿Eso era lo que le esperaba a Taehyung después de todo? ¿Hacerlo sufrir con sus labios y después arrancarselos?
¿Morir con su propio castigo? ¿Por fin le llegaría el momento en donde tendría que pagar todo el sufrimiento que causó?
No lo sabía. Pero tenía escalofríos de tan sólo pensarlo.
[...]
Iban todos de regreso al Pueblo, acompañados de una noche tranquila y acogedora. El viento leve acariciaba los rostros de los hombrecillos y movía sus cabellos a la ligera, ocasionando una suave brisa un poco gélida.
Jimin y Namjoon seguían hablando y riéndose de anécdotas personales que se contaban. Taehyung no podía prestarles atención porque estaba demasiado inmerso en sus propios asuntos. Y Hoseok aunque no lo demostrara se encontraba preocupado por el príncipe. Estaba casi seguro que Taehyung no le diría a nadie (tal vez a Jimin) sobre la sombra que se encontraba en los bosques. Y es que él también la había visto.
Lo extraño fue que Taehyung no lo mencionara, pero pensó que tal vez fue para no preocupar a Jimin o simplemente no quería contarlo por obvias razones; después de todo, es su privacidad. Por eso prefirió guardar silencio al respecto.
Las calles no estaban tan solitarias; había gente aún caminando por ellas, algunos perros y gatos callejeros también mendigando un poco de comida y los guardias merodeando por las calles para ver que todo estuviera en orden.
— Bueno... —habló Namjoon. Interrumpiendo los incesantes pensamientos de Taehyung y el caminar de todos— Creo que aquí es donde nos despedimos...
Estaban enfrente de una casa de tabique y paja, con una ventana sencilla y una puerta de madera. Muy humilde, como todas las demás casas por ese rumbo. Taehyung pudo deducir que se trataba de la casa de Namjoon.
—¿Seguro que no quieres qué te acompañe a tu casa Jimin? Digo, hay mucha gente mala que sólo busca una presa a quién atacar —el más alto le preguntó con un tono de preocupación.
En cambio, el más bajo le respondió con una sonrisa tranquilizadora:— Vivo sólo a unas casas más adelante. Taehyung estará conmigo —volteó su mirada hacia el joven castaño que se encontraba a lado del príncipe— Y por lo que veo Hoseok también vendrá.
— Y luego quien. Hoseok no le haría daño a nadie. La otra vez se tropezó con una piedra y le pidió perdón a la piedra por entromerse en su estancia tan quieta de ser una inservible piedra.
— Es porque no entiendes la filosofía que las piedras representan a la naturaleza y el porqué hay que tenerles respeto —se cruzó de brazos.
— Es una simple piedra, Hoseok —contestó Namjoon.
— Y siguen siendo parte de la naturaleza. Aparte, yo soy como un oso —habló Hoseok elevando sus brazos y abriendo sus manos al mismo tiempo que doblaba levemente sus dedos simulando tener garras, mientras arrugaba la nariz y mostraba sus dientes para parecer intimidante. Namjoon lo miraba extraño.
Taehyung lo observaba de soslayo con una sonrisa divertida en su rostro, preguntándose: ¿Cómo Hoseok podía ser tan alegre y alivianar cualquier incertidumbre que haya tenido?
— Si, claro. Más bien pareces una ardilla —Namjoon rodó los ojos y Hoseok hizo un mohín, mientras los demás reían levemente. Entonces Namjoon pasó su atención a Jimin:— Bueno, fue un placer haber estado contig...-con ustedes hoy —dijo rápidamente.
Hoseok volteó la mirada hacia Taehyung, quien inmediatamente sintió la suya y volteo a verlo. El castaño le hizo un movimiento con su cabeza en señal de que se fueran.
— Jimin, nosotros nos adelantaremos porque iré a comprar pan. Te esperamos allá —le señaló una de las bancas que se encontraban afuera de la panadería, mientras el más bajo asintió tímidamente. Hoseok le hizo un asentamiento de cabeza a Namjoon como despedida y éste le devolvió el gesto junto a una sonrisa de lado agradeciendo.
— Oh, uhm... Fue un placer, Namjoon —se despidió Taehyung.
— Lo mismo digo, Su Majestad —le hizo una reverencia. Fue entonces que Taehyung y Hoseok se dieron vuelta y caminaron rumbo a la panadería. Dejando solo a ese par para que pudieran despedirse cómodamente.
–
— ¿Comprarás pan para el Señor Moon? —le preguntó Taehyung a Hoseok ya estando a una distancia prudente.
— En realidad, fue sólo una excusa para dejarlos solos.
— Oh, ya veo —se rió levemente.
— Pero sí me quiero sentar en la banca aunque sea.
Caminaron en silencio hasta la banca afuera de la panadería, en donde se sentaron tranquilamente y algo juntos. Sus extremidades se rozaban y ambos casi podían escuchar sus fuertes e intranquilos latidos cardíacos.
Taehyung movía rítmicamente su pierna derecha arriba y abajo en un ataque de nerviosismo por estar tan cerca de Hoseok. No le molestaba la cercanía en la que estaban, pero simplemente se daba cuenta que cuando estaba cerca de él, era una persona distinta: sentía cosas extrañas y tenía ganas de hacer cosas que jamás habría querido hacer con alguien; como tomarlo de la mano, acariciar su cabello, tocar sus mejillas y sus hoyuelos, tocar su cuerpo, entre otras cosas más.
— Fue una tarde maravillosa, ¿no lo crees? —escuchó la calmada voz de Hoseok entre el sepulcral silencio.
— Sí, lo fue.
— Espero te hayan gustado los postres —el príncipe sintió la mirada del contrario en él.
Taehyung asintió con la cabeza y una sonrisa corrió por su rostro, alzando la mirada para encontrarse con los dos cuencos brillosos de Hoseok mirándolo a los ojos y una suave sonrisa sin mostrar los dientes acompañaban su cara.
— Me alegro.
Estaban mirándose uno al otro. Mientras la luna era reflejada en esa obscura y serena noche, las apenas notables estrellas que eran vistas de entre las nubes grisáceas, el olor a pan saliendo de la casa, la luz que invadía el lugar haciendo reflejar las pequeñas sombras de sus cuerpos en la terrosa y dura calle, sumándole a eso la dulzura que irradiaban ambas miradas era una notoriedad sin preámbulos; un buen ambiente. Del cuál Taehyung disfrutaba de ello. Y Hoseok también.
Pero entonces, un recuerdo lo azotó de golpe.
— Sabe... —el castaño volteó su mirada hacia el frente y moviendo sus ojos por el suelo dubitativo, como si no estuviera seguro de lo que fuera a decir— Cuando era más joven yo también veía sombras... —Taehyung pasó de verlo con ternura a una completa seriedad por el cambio tan repentino de tema— Me atormentaron por un buen tiempo de mi vida. No me dejaban dormir, ni comer, es más no podía vivir en paz. Eran cosas monstruosas en lo que esas sombras podían llegar a convertirse; personas desfiguradas, animales demoníacos que sólo podías imaginar en tus peores pesadillas, e incluso... a tus seres queridos de una forma maligna. Me causaban tanto temor al punto que me empezaron a consumir, absorbían toda la energía de mí, me quitaban los ánimos y yo no podía tener tranquilidad ni un sólo día.
Hoseok dió un suspiro profundo y Taehyung, por su parte, lo observaba con el rostro afligido y tragó duro por la garganta.
— El dolor fue tanto que pensé en... matarme —hizo una mueca con su boca y el príncipe abrió los ojos con sorpresa— Lo sé, patético, ¿no? —soltó un risa forzada.
«En realidad, no», pensó el rubio.
— Y..., ¿q-q-qué fue lo que hiciste? —preguntó con cierto temor el menor.
Hoseok respiró:— Hablé con alguien. Créame cuando le digo que el desahogarse con alguien ayuda.
Taehyung movió por inercia en un pequeño movimiento la comisura de su boca:— ¿Con quién lo hiciste?
— Con un extraño. Y seguro te preguntarás, ¿por qué? Bueno, por la simple y sencilla razón de que no te conocen. Ellos no te dirán nada por tu pasado o por quién eres, ellos sólo van a escuchar lo que les cuentes en ese momento y, si pueden, te ayudarán; dándote un consejo, darte apoyo emocional o simplemente que te escuchen sin decir nada. Era lo que yo necesitaba en ese momento.
— Pero no todos son buenos para escucharte.
— Tal vez... De milagro yo tuve la suerte de que me escucharan.
Después de estar un tiempo callado, Taehyung le preguntó a Hoseok:— ¿Cómo obtuviste la valentía para hablar sobre ello?
Hoseok lo volteó a ver y lo observó con la cabeza gacha observando sus pies, y fue en ese momento que el mayor desearía saber que pasaba por la mente del menor.
Con las comisuras de sus labios estirando una leve pero rápida sonrisa, respondió:— Porque no podemos vivir todo el tiempo con miedo.
El príncipe sentía sus ojos arder y su vista se estaba tornando borrosa, las luces que antes eran de un color llamativo ahora eran un óleo combinado entre sí sin distinción. Su nariz empezaba a taparse debido al fluido. Sus labios unidos y levemente apretados tratando de contener que su sentimiento salieran a flote.
Hoseok no quería que el príncipe pensara que Jimin no era alguien de confianza o a quien no podía contarle sus problemas. Lo que quería decirle era que podía confiar en él cuando quisiera y contar con su apoyo porque él lo escucharía mil veces y lo dejaría hablar mil veces más. Porque si había algo que Hoseok quería muchísimo en esos momentos era la felicidad del príncipe; verlo sonreír lo llenaba de paz al igual que verlo sonrojado, pues el muchacho no se daba cuenta de la belleza tan inocente y la ternura que irradiaba cuando lo hacía. Pero también quería que sonriera con los ojos no sólo con la boca; así como sus orbes le transmiten nada más que tristeza, esperaba que un día le transmitan felicidad. Y nada más que eso.
Hoseok haría cualquier cosa por ver sonreír a su príncipe. Y lo iba a hacer.
— ¡Ya vine! —la animada voz de Jimin interrumpió los pensamientos de ambos y cualquier principio de lágrimas que el príncipe comenzaba a tener—. ¿Está todo bien? —preguntó en cuanto vio cómo Taehyung se pasaba sus manos por sus ojos y absorbía por su nariz levemente enrojecida.
Al ver que el rubio no podía articular palabra, Hoseok respondió:— Sí, todo bien. Tal parece que el príncipe se quiere resfriar. Será mejor que ya se vayan —se levantó con la disposición de despedirse del par.
— Oh, ¿no quieres acompañarnos? —preguntó el pelinegro.
— No quiero molestarlos con mi presencia. Y la casa del Señor Moon está a vuelta así que...
— Entiendo —asintió lentamente— Bueno, pues fue un gusto que te unieras a nosotros hoy. Creo que fue algo bueno el que lo hicieras —le sonrió amablemente—. Y bueno, me adelanto para que se puedan despedir tranquilamente —empezó a caminar no sin antes enviarle una sonrisa traviesa a Hoseok, mientras éste le correspondía nerviosamente.
— De verdad disfruté el estar contigo hoy —escuchó la grave voz de Taehyung y lo volteó a mirar para darse cuenta que aún seguía sentado en la banca y con la mirada gacha— Me has ayudado mucho aunque no lo creas. Creo que... hablar contigo me hace bien, en cierta manera.
Y le sorprendió. De verdad le sorprendió lo que Taehyung le estaba diciendo. Desde el tiempo que llevaban de conocerse siempre se había comportado como alguien muy tímido y con miedo a expresarse. Y el ver que empezaba a ser más abierto para poder hablar con un poco más de confianza sobre sus sentimientos lo hacía sentir de alguna forma más feliz.
— No hay de qué agradecer. Tu compañía es agradable y, no sé si lo sepas, pero eres alguien muy interesante y con una increíble mente. Sólo hace falta que te desplayes.
Taehyung le obsequió una pequeña sonrisa. Y se levantó para despedirse.
— Fue un placer haber estado contigo hoy, Jung Hoseok.
— El placer es todo mío, Su Majestad —se inclinó notoriamente—. Siempre lo es —murmuró de tal manera que sólo ellos dos pudieran escucharlo.
Taehyung levemente sonrojado respondió de la misma manera la reverencia y con una última sonrisa se despidió, dándose la vuelta para caminar hacia dónde estaba Jimin.
Pero antes de siquiera dar un paso, sintió como su brazo fue tomado suavemente por la mano del castaño, impidiéndole seguir caminando y forzándolo a darse la vuelta y enfrentarlo.
— Disculpe, Su Majestad, yo... —lo soltó delicadamente y, a causa de los nervios, empezó a trabarse al hablar— M-m-me preguntaba... Si quisiera tal vez algún día de estos... ¿I-ir a comer a la casa del Señor Moon?
— ¿Del Señor Moon?
— Sí —respondió mordiéndose ligeramente el labio inferior— Podríamos comer, después tal vez charlar un rato o salir a caminar, lo que usted quiera.
— ¿Sólo nosotros dos?
— Bueno... Sí. Pero si no quiere está bien, yo lo entiendo, no pasa nada, de verdad que-...
— Me encantaría —lo interrumpió.
Hoseok lo miró con los ojos llenos de sorpresa:— ¿De verdad? —Taehyung asintió con una tenue sonrisa sin mostrar los dientes.— Por fin tengo una razón para bañarme —susurró para sí mismo.
— ¿Qué?
— Nada —respondió rápidamente— Yo le estaré avisando el día de la comida entonces.
Él rubio asintió y asegurándose que ya no se dirían nada más, se permitió darse la vuelta para ahora sí emprender su camino. Mientras tanto, el castaño veía la espalda del contrario alejarse de su visión sintiendo su corazón latiendo a mil por hora, el calor en sus adentros lo hizo sentir dichoso por el momento.
Extasiado empezó a planear con detalles el día en que se verían. Quería que todo saliera bien y que por fin tuvieran un momento solos, en donde no los interrumpiera más gente y pudieran conversar y poder... ser más cercanos.
–
Ese mismo día, pero más temprano, en el castillo...
La madre estaba caminando por los rosales con Yung Lee (su dama de compañía) y unos guardias reales a sus espaldas cuidandóla. El ajetreante trabajo la estresaba a más no poder. Había recibido las noticias de que los Choi aceptaron la propuesta de Taehyung; por lo que él y Sun Hee se casarían apenas esta tortuosa guerra terminara.
Detuvo su caminar al mismo tiempo que se paraba enfrente de las tantas rosas del lugar:— Debemos regar más las rosas o, de lo contrario, tendremos todo este lugar marchitado —dijo mientras sus ojos revisaban cada detalle de las flores y las tocaba suavemente.
— Le diré al jardinero que lo haga cuando venga mañana, su majestad —le contestó la muchacha.
— ¿Por qué no está aquí, por cierto? —habló indiferente sabiendo a quien se referían— Se supone que debería trabajar en el jardín y mantenerlo en buen estado, ¿no? Porque lo que estoy viendo es un desempeño mediocre.
— El jardinero, Hoseok, cumple el mismo horario que el Señor Moon, su Majestad. Viene a las 8:00 de la mañana y se va a las 3:00 de la tarde, así fue como se acordó.
— ¿Quién acordó eso? —se volteó completamente para mirarla mientras sus manos se juntaban en su estómago, dándole una mirada completamente gélida.
— Usted, su majestad —habló con inseguridad la muchacha.
— No recuerdo haberlo hecho... —su ceño se frunció aún más desconcertada— Y de haber sido yo, eso fue antes de ver este trabajo tan... deficiente —regresó su mirada a las rosas—. Mi madre siempre me dijo: "Las flores son la belleza de cada persona. Depende de como cuides una flor es como te cuidas a ti mismo." Y ahora veo que tiene sentido —mofó llena de escarnio mientras pensaba en las miserias que vestía Hoseok y, en su apariencia descuidada.
La muchacha sólo pudo sonreír con incomodidad al escuchar los comentarios y pensamientos tan lubidrios que la reina tenía sobre el joven jardinero.
— Espero que ese jardinero lo haga bien, si no tendré que deshacerme de él por no hacer bien su trabajo y empeorarlo. Aunque debí haberme ocupado de él antes... —habló con un disgusto tan notable, mientras empezaba a caminar otra vez, dejando las flores en el olvido.
Había pasado unos minutos más cuando uno de los mensajeros reales le había entregado a Yung Lee, un pequeño papel enrollado. La reina dedujó que intercambió unas palabras –no muy gratas– con el mensajero, ya que al virar sus talones y caminar hacia la reina pudo ver a la pobre con un rostro afligido y sus ojos medio cristalinos.
— Su majestad —le entregó el papel con sus dos manos juntas mientras hacía una reverencia. La reina agarró, un poco insegura, el curioso misterio que se encontraba ahí.
Abrió el pequeño pergamino en sus manos; mientras lo leía sentía como la bilis se acumulada por su garganta, como su corazón latió velozmente sin césar por el miedo, sus articulaciones haciéndola temblar incontrolablemente y, al final, sintió como el pavor se apoderaba de ella.
Casi se desmayaba ahí mismo, ya que sino fuera por su acompañante que la sostuvo de lo contrario habría caído al duro suelo lleno de piedras, teniendo después una contusión en su cabeza.
Y tenía realmente una contusión mental ahora mismo. Pues de su cabeza no salía el mensaje que se hallaba escrito en el pequeño papel:
-
"Mientras más oscura sea la noche, más cerca estarás del amanecer."
-
-
2 meses han pasado ya... vaya.
Soy una terrible persona.
Pero bueno al punto:
*La personalidad de Hoseok y los sucesos que pasaron y pasan en su vida son algo... confusos y extraños. Tal vez lo hayan notado(?) Pero existe una explicación para todo eso que se dará a conocer con el tiempo o, tal vez, lo habrán descubierto. De hecho, ya he dejado pistas en los caps pero nadie las nota jajajaja, sad </3
No sé si deba explicar algo más. Cualquier duda o pregunta que tengan pueden hacermela.
Lamento muchísimo las faltas de ortografía y los errores que tenga, a veces no me doy cuenta ya hasta que subí el capítulo.😔
Espero no me haya quedado muy meh :((
He estado batallando porque mi cabeza está bien podrida.
Also, la relación del vhope va un poco lenta porque pues deben conocerse mejor y Taehyung no sabe mucho del amor y esas cosas por lo que poco a poco, así que una disculpa si ustedes esperaban que fuera más rápida. Ya están despertando cosas en ellos y ya sabrán que onda con ambos jajajaja, ojalá pronto haya beso :c
Como seguramente actualizaré hasta el otro año de una les digo:
Feliz año nuevo, espero que este nuevo año sea mucho mejor y menos desagradable. Que cumplan con todos sus propósitos y les vaya muy bien en todo. Cuídense mucho, tomen mucha agua y abríguense. Les mando un abrazo y muy buenas vibras. Iniciemos el 2021 con una nueva actitud y nueva cara. Los tkm.✨💓
Una vez más, gracias por todo el apoyo que me han brindado a lo largo del año con el fic desde que lo inicié hasta ahora. Son la razón por la cual no he cancelado este fic.🥺
Gracias por leerme.
Hasta luego.
X.
💜
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top