Todo ha cambiado, 

todo es distinto recientemente. 

Ahora la lluvia ha rellenado 

la vacía laguna de mi mente. 

Ahora veo las cosas claras, 

por el daño no merecía la pena esa gente. 

Tanto calor en sus palabras,

me convirtieron en un ser incandescente. 

Tengo miedo, tengo frío. 

Me abruma lo desconocido. 

Pero al salir ya de esta historia, 

no queda más que buscar la mía propia. 

Fui una débil pluma, 

cayendo sin intención de salvarme. 

Y ellos me arroparon con ternura, 

me hicieron creer que no iban a dejarme. 

Me hicieron creerme dueño

de mi propio destino. 

Pero era yo la marioneta

a la que con hilos manejaban su camino. 

Han escrito de forma alegre 

en mi diario su falsa identidad, 

para luego ser ellos los que escribiesen con sangre 

en mi vida toda su verdad. 

Me convirtieron en su escudo humano. 

Llenaron mi cuerpo de cicatrices y heridas. 

E incluso entonces seguí creyendo en vano 

que sus palabras curarían mi pena desmedida. 

Pensaba que ningún fuego 

podría jamás quemar mi piel. 

Pero al final descubrí la llama 

que ardía en esta hoja de papel. 

Abrí los ojos y reflexioné. 

Decidí dejar de obedecer. 

Comprendí que toda la tristeza que albergaba 

era el resultado de un corazón marginal. 

Apareció con la sala aislada 

en la que me encerraron con mi pobreza no material.

A través de las lágrimas 

miré las siluetas que me rompieron en dos. 

Decidí sacar todas mis fuerzas 

y abandonarlo todo sin posible perdón. 

Ya no dejaré que en un futuro 

jueguen de nuevo mis cartas. 

Les convertiré en un pasaje oscuro

y haré del éxito mi venganza. 

La tormenta ya ha cesado, 

se han roto los recuerdos de esta cárcel aisladora. 

Son ya heridas del pasado, 

y yo un proyecto de mejora.