El roto eco de mi voz 

resquebraja hasta el delirio mis oídos. 

Es la sombra de una promesa, 

el aullido de un lobo herido. 

Se han extinguido las voces del auditorio.

Se han impregnado las quemaduras en alcohol. 

Se han teñido de rojo los cristales. 

Se han ahogado los dioses en el llanto de la luna. 

Se han levantado los cadáveres, tus tropas. 

Se han derribado las ruinas 

y el verdugo declara:

"Que empiece la función"

Nosotros, bailamos con nuestras heridas. 

Nosotros lloramos la profecía de un lamento.

Caminamos sobre cristales y

chocamos contra nuestro destino. 

Nosotros somos las víctimas,

pero seremos la rebelión. 

No puedes hacerme daño, 

ni yo mismo puedo hacerlo. 

¿Sabes qué has conseguido? 

Has conseguido ahogar un grito. 

Pero en este epitafio 

sigue quemando el recuerdo de las palabras. 

Somos el hito dado a luz, 

somos un titán sujetando el cielo. 

Nos creíste rebaño y somos una manada. 

Y es que si eres la espada

soy la sangre que la empuña.

Nací soñando en fantasías. 

Crecí armando una tormenta. 

Moriré extinguiendo tu fuego.