En la cuerda floja
Arrojamos nuestra suerte
a andar en la cuerda floja.
Abusamos de prepotentes
y pusimos en su cuello una soga.
Decidimos empezar a vacilar con nuestro destino.
Lo explotamos, lo agotamos y lo convertimos en un juego de niños.
Hemos roto con un suspiro
las promesas de todo un pueblo.
Y ya por miedo y puro vicio,
destrozamos los cristales de esta casa de ensueño.
Tomamos sus votos en este juicio clandestino,
y así apagamos sus voces en el eco del olvido.
Y así...
Así arrojamos nuestra vida
a andar en la cuerda floja.
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