Dime entonces, ¿qué me queda?
Cuando las fieras olas rabiosas y certeras,
arrastren mi inerte cuerpo con sus cadenas
hasta el fondo del remolino donde descansan mis penas,
dime, mar, ¿qué me queda?
Cuando la infinita oscuridad desesperante,
engulla los recuerdos de mi mente errante
con sus largos brazos como un ser atormentante,
dime, noche, ¿qué me queda?
Cuando la niebla densa y traicionera
me esconda mientras vago por sus laderas,
sumergiéndome en mis más profundas penas,
dime, Tierra, ¿qué me queda?
Cuando el descontrol de mí mismo y mi inseguridad opresora
me lleven a romper con mis manos mi piano de cuerdas rotas,
tocaré la más suave melodía contando mi triste historia,
y entonces me pregunto, ¿qué me queda?
Pero cada día, el mar con su dulce voz responde:
Si pasada la tormenta, llega la calma,
emergerá volando tu propia alma.
Te digo pues, que tu fortaleza nunca caiga.
Cada día, la noche me informa:
Si una vez amanece, la nieve se baña,
reflejará en tus ojos el calor de la mañana.
Te digo pues, la esperanza te acompaña.
Cada día, la Tierra me comunica:
Abre los ojos y verás
que la niebla sólo refleja tu inseguridad.
Te digo pues, la ilusión permanecerá.
Cada día, alguien me repite:
Si tu mente sigue tratando de sobrevivir,
la lucha no está acabada dentro de ti.
Te digo pues, debes vivir tú, y sólo para ti.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top