19. Creer en mi, en vos, en el mundo y en la Luna 🌙
Cuando me paso de rosca pensando, pasan cosas como estas, me pongo filosófica, charlatana, reflexiva. Como buena ingenua y orgullosa también de ello, porque un poquito de autoestima debemos tenernos, elijo creer en la astrología y se lo atribuyo a mi signo, sagitario... jajaja y a que sí amo lo místico, y creo en fuerzas superiores no extremas y limitantes, pero sí influenciables <3
Entonces salen cosas como estas donde sólo necesito soltar lo que me ronda por los cielos nublados de mi mente...
Vivimos en un mundo donde la ficción supera a la realidad, y quien no quiere verlo, es porque prefiere resguardarse de los efectos que esta ficción pueda tener en su persona. Porque teme dejarse llevar demasiado lejos, porque no conoce el autocontrol en ciertos aspectos y tiene miedo de su propio poder y de lo que es capaz de alcanzar.
Estamos constantemente rodeados de miles de opiniones, comentarios, y personas, porque aunque crees estar solo en tu burbuja, estás pegado a un celular donde lees un nuevo mundo virtual donde todos están hablando, y de hecho no te dejan pensar con claridad. Te obligan a pensar como ellos quieren que lo hagas, no te dejan respirar, te ahogan en sus letras a través de la pantalla, porque es el único método que les queda para convencerte de lo conveniente.
Y esa conveniencia, no te involucra a vos directamente. Pero sí juega con tu mente. Y así con la de las grandes masas. Y así dominan pequeños espacios que se hacen gigantes.
La gente tiene miedo, en pleno siglo XXI, de opinar diferente al resto, de creer en algo distinto, tiene miedo de elaborar teorías, de escribir y de hablar, porque teme leerse absurdo o ridículo; yo soy torpe con las palabras en voz alta, digo tonterías, grito, me paso de rosca, pero escribiendo encuentro cierto equilibrio, porque cuando hablo me descontrolo, quiero tener la razón, quiero ser lo más clara posible, pero el frenesí me juega en contra. Cuando escribo, me libero, pienso bien en lo que voy a decir, o tal vez no, pero lo intento. Cuando escribo me decido a que no pienso discutir con nadie, porque si no es hablando cara a cara con la persona, absolutamente no vale la pena.
Mejor dejo los escritos para el desahogo, y la charla para quién está dispuesto ir más allá de las letras. Porque las letras, claro que son poderosas, pero es también muy poderoso el ver reflejado todo lo que se dice con la propia voz. Las letras engañan, suenan bonitas o feas, son muy subjetivas, y fácilmente manipulables para quien encuentra en ellas un desahogo.
Pero cuando usas tu voz. Nada se compara en cuando usas tu voz. Cuando soltás todo el ruido, sin tintes, sin suavizantes, como debe ser y cómo realmente querés hacerlo sonar. En mi caso, sería un: si vas a discutir, hacelo con argumentos, pero por sobre todo, aún si vas a inventar o mentir, estate preparado hasta el último detalle, porque la voz dura poco y no permite correcciones como la escritura. Ahí te jugás a vos mismo como persona, y en qué tan firme, consistente y seguro estás de en lo que crees, y si crees más que nadie en tu propia historia, entonces afortunadamente la vas a contar genial, y la voy a creer. Porque soy una tonta ingenua.
La voy a creer hasta donde yo quiera. Porque yo también me hago historias. Porque no me voy a limitar a una sola voz. Mucho menos si no es tu propia historia, sino la de alguien más.
Ah, y eso sí. Yo cuento mi historia, mi vida, como la quiero contar, y como quiero que se vea. No importa si se ve irreal, sufrida, aburrida, genial, o decepcionante. Yo la voy a pintar como yo quiero. Y nadie puede decir que es o no así. Porque sólo yo conozco mis motivos para pintarla en esos colores.
Tenemos miedo a la crítica constante y a no seguir una línea recta perfectamente trazada desde los lugares más recónditos.
Tenemos miedo a dudar. Y la duda es una de las semillas más importantes de la curiosidad, esa gran chispa que nos lleva a descubrir lo increíble si tan solo damos unos pasos y nos atrevemos.
Sí, yo también temo a las críticas. Todos tememos a diferentes aspectos de la vida a la crítica. Pero nadie está exento de experimentarla, y espero que nunca lo estemos, porque eso es lo único que nos puede hacer caer con los pies un ratito en la tierra y desconectarnos de las nubes. Claro, siempre y cuando sepamos que estamos oyendo/leyendo una verdadera crítica, y no palabras manipuladas, con el fin de destruir, disfrazadas en crítica. Por eso, si dudás de una crítica, si sentís asperezas que bajo ningún motivo, te ayudarán a mejorar en algún aspecto, sino que solo te hacen ver lo malo sin ofrecer una solución o ayuda coherente. Entonces no debe ser una crítica. Pero es bastante difícil tener una, ¿no? Porque ni la misma persona que critique, tenemos la certeza que está libre de subjetividad. Y ahí sí que nosotros no podemos cumplir con las expectativas de todos.
¿Tenemos realmente una idea propia, original, sin influencias de absolutamente nadie? No lo creo. Hay muchos círculos viciosos, y cada quién ingresa en el que más cómodo se siente. En el que se siente en casa, en familia. Y no le veo absolutamente nada de malo. Mientras eso sea lo que nos haga felices y no toque ninguno de los otros círculos, ¿cuál es el problema? El problema es que es todo un juego. Los círculos a veces se vuelven obtusos, cerrados, demasiado cuadrados. Y entonces, se acaban los círculos viciosos y sin fin.
Entonces nos chocamos, no encajamos, somos todos piezas de rompecabezas diferentes intentando encajar en el mismo juego, que claramente no es para nosotros.
¿Entonces dónde está nuestro lugar?
Creo que está en ese pequeño lugar que llamo, creer en uno mismo.
Preguntarnos cómo leí en algunos lugares, ¿por qué empecé a creer en esto? Y ahí comenzar a reflexionar otra vez.
Si soy feliz creyendo esto. Viviendo en este círculo, si encuentro con quien compartir, ¿por qué debería cambiar? Por qué debería moldearme a la mayoría de los cuadrados, triángulos, exclusivos.
No gracias, prefiero estar un ratito más en el círculo. Prefiero convertirme en una espiral infinita y que mi cabeza mejor nunca deje de trabajar. Prefiero divagar eternamente a quedarme en el rincón de un cuadradito.
Entonces prefiero llevarme a muchos por delante. Prefiero pecar de ingenuidad pero siempre hablar las cosas claras, que pecar de soberbia y manipular los medios para encajar en un mundo donde jamás voy a estar cómoda.
Después de todo...
Yo estoy viviendo mi mundo, mi historia, y el alrededor, el medio es simplemente un recurso para alcanzar mis propios deseos.
No dejemos que las cosas se mantengan constantes. Aprovechémoslas para recrear, reinventar y reformular.
Porque para hechos y originalidad, ya está el presente, el que vivimos sin poder realmente controlar; y el resto, el pasado y el futuro, nunca lo sabremos con certeza, sólo lo que alguien más dijo...
Sólo lo que queremos creer.
Yo creo en mi. Me cuesta más algunos días que otros. A veces siento que no. Pero me digo si no soy yo, son mis seres queridos, y si no son ellos. Entonces tan solo por mí.
Tengo que creer en mí. Porque en algún punto, quiero ser digna de confianza. Quiero también, que crean en mi.
Quiero confiar sin miedos.
Así que tengo que estar abierta a la crítica, para crecer y creer sin restricciones.
Quizá pienses que vivo en una jaula llena de fantasías. Bueno, estás en lo correcto, yo también lo pienso.
Digamos que mi libertad es una utopía, y estoy encerrada en la Tierra.
No pude elegir.
Yo quería nacer en la Luna.
Yo quería manipularlos también.
Pero desde mi ingenuidad, espero estar cometiendo muchos errores, y que puedas elegir seguir creyendo en vos.
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