Para Mía
Te conocí y sin verte apenas,
escuche de tu dolor y tus penas.
Tu cuerpo me habló con el lenguaje
de los gestos. Me interesé.
Te conocí más, me soñaste y
supe que tu eras ese tipo de
mujer. Como un hogar, te encontré
sin saber que estaba buscándote.
Te habite. Seguiste mis palabras
hasta que se convirtieron en órdenes.
Yo propuse y tú aceptaste.
"Soy más tuya que mía" me juraste.
Me divierte como a veces ni tu
misma lo sabes, pero tus piernas
como puertas se abren con mi llave
y veo la sabiduría del cuerpo.
Lejos pero cerca te fui mostrando.
Que tu vida iba a cambiar te aseguré
porque a partir de ahora tienes un
dueño y eres mi mujer.
¿Quieres saber dulce Mía lo que
sueño por las noches? ¿Quieres
saber lo que anhelo? Eres tu,
por supuesto, y la cama, y el cuero.
De rodillas en el suelo.
Tu mirada de pez.
Abres tu boca ante mi.
No necesitas respirar.
Llegas a casa. Hoy tuviste
una vida normal. Sobre la
cama te encuentras el vestido,
las medias, la prenda... sonríes.
Te llevo de la mano por la
ciudad. Vas desnuda para mi.
Te miro a los ojos y se de tu entrega.
Confías en mí, confío en ti.
Las manos en la espalda.
A los costados.
Sobre la cabeza.
O al respaldar roto de esa cama.
Ahora, te digo, y tú sabes lo que
pasará. Y lo anhelas y lo sientes.
Yo hablo sin cesar, explico, término.
"Sí amo" es tu respuesta.
Roja piel, herida.
Ojos llorosos.
Sudores de miel.
Tu gemido.
No puedo ni quiero ofrecerte
otra cosa. Fui sincero desde
siempre, te quería para mi.
¿Me quieres tú para ti?
Dos vidas son las que te ofrezco.
Una para el día, la buen amiga,
la esposa fiel. Otra para la noche,
la mujer sumisa, la real.
Cuando te vean pasar, altiva,
quien te conozca fuerte, no sabrá
que vas camino a postrarte, ser
obediente y disfrutar.
Tienes tu collar, tus juguetes,
tus prendas. Tienes tus palabras
de seguridad -y no la usas-
Tienes dueño.
Todavía no, princesa cautiva.
Aún no eres reina. Cuando
desciendas del cielo a mi lado
tu contrato te estará esperando.
Lo leerás avergonzada pero atenta.
Quitarás lo que no quieras,
negociaremos lo demás. Y llegado al fin
pondrás tu firma en el papel.
Serás mía entonces para siempre
y tu piel tendrá mi olor y mis marcas
tu alma gozará al saber que nadie
te conoce como yo. Serás feliz.
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