Fue anunciada un día,
como esa sorpresa inesperada,
"Nueva normalidad" decían
y desde arriba hacia abajo el resto repetía.

Desde lo más alto se comentó:
"Nada nuevo bajo el sol. Distancia
social es lo correcto, mejor no mezclarnos
con ciertas gentes."

Desde el medio se comentó:
"Novedad, novedad. Me pregunto
¿como será? ¿Que cambiará?
No puedo esperar para verlo".

Desde lo más bajo se comentó:
"¿Hay para comer? Sino yo salgo...
no, vos quédate cuidando a los gurises.
Nos vemos en la noche. Espero".

Y así lo cotidiano -Lo de todos los días,
¿vió?- Se fue comiendo a sí mismo
como esa serpiente que devora su cola.
Mientras, como esponjas, absorbemos.

¿Qué cosa? Las nuevas formas de habitar
un espacio que quizá no era tan nuestro
cómo creímos ni tan calmo como pareció.
Esa selva de cemento donde soltaron leones.

Y se combina así un decir
con un hacer. Un saber,
con un poder. Y se teje
otra red entre otras redes.

No hay que olvidar que lo
normal fue matar al homosexual,
al negro insultar y golpear.
Odiar y apartar al diferente
y al que no piense igual.

Algunas cosas han cambiado
otras solo en apariencia. Pues
la normalidad lleva máscaras
que ocultan su real esencia.

Con rostro de ladrillo,
construido por mil manos.
Va andando entre nosotros
y nos llama a todos "hermanos".

¿Será esta normalidad una forma
mejor de vivir? ¿O solo una nueva
forma de seguir siendo lo mismo,
pero un poco más separados?