Al final la prisión tenía todo para cautivar
Heladeras repletas, distracción en la
pantalla. Y aullidos al alcance de la mano
que se funden con millones de desencantados.

¡Somos legión! Gritamos a coro en la prisión.
Brindemos y hagamos el amor. Que la novedad
no nos mate la esperanza de transformar está
sequía ausente en algo más próspero-personal.

Encerrados como monos adiestrados como
conejos el amor se vuelve un arma letal
en manos de espejos que reflejan el mal-estar
de diez años sin una puta decisión consciente.

No contamos ni con encapuchados
voladores ni tampoco trepamuros salvadores.
Nuestro héroe más humilde es, el gran dios-netflix
es, en multijugador y su "play" adiestra al aburrimiento.

Y me dicen cuarentena como si fuera un gran tema,
yo se que hay quienes vivían así antes de que
siquiera estuviera. Va por todos los captados, los
encerrados, los que se mueven libres entre cuatro paredes.

¡Somos legión! Silenciosa era nuestra movida
ya buscábamos escape de un mundo que no nos
daba cabida. Ahora todos se vuelcan asustados
a nuestro estilo de vida. Curiosa es la ironía.

La costumbre fue brillar a ojos ajenos a través
de la pantalla. Construimos vallas y vallas
para no desesperarnos al enterarnos de
lo que habíamos guardado en el sótano del corazón.

Ahora hay muchos padeciendo el sufrimiento
de perder un lugar en esta fila. Está tibia
picazón, de mañana fria, de cosas perdidas.
¿Cuánto ha cambiado tu vida en estos días?

Mentiras pululando por doquier, es más fácil
dejarse guiar que buscar. Es más fácil escuchar
que soportar. Y negar que aceptar. Y eso es todo
lo que hay por ahora amor mío.