YO ME DESNUDO, AMOR

Amor...

Yo me desnudo,

ante tus ojos,

ante tu alma...

Amor,

tú te desnudas,

ante mis ganas,

ante mis llamas...

Amor,

yo me desnudo y tú me amas.

Amor,

tú te desnudas y yo te sueño,

me embriagas...

Amor,

haz que me lo crea,

ven que te pellizque,

para cantarte, para adorarte,

y así colarme por todas tus lunas,

todos tus soles...

Amor, yo me desnudo.

¿Puedes sentirme?

Quiero sentirlo.

Amor,

no me robes el corazón,

si no hace falta...

¿No te llega un perfume a dama de noche,

y a jazmines?

¿Es que no te llega la fragancia de nuestro sueño?

Amor,

yo te bajo la luna,

—aunque Bufalo no pueda dormir..., pobre—

y nos la vamos comiendo a porciones,

como si fuera una tarta de nata y  yema tostada...

Mira, Amor,

yo, te invito a un café.

Mejor, te invito a todos los que quieras...

Pero conmigo, claro,

siempre con mis locos versos acompañándote.

Amor,

te echo tanto de menos,

te extraño tanto...

¡Con demencia lunática!

Que pienso: «¿Alguna vez fuiste real?».

Otras —con desespero—:«Alguna vez podrías serlo».

...Tanto de menos, que siento que eres real...

Real,

sólo como mis miedos y mis inseguridades,

como los extraterrestres,

como la tierra recién mojada que exhala suspiros dulces al cielo:

«¡Por fin!».

Amor,

¿no sientes la brisa, el relente,

el murmullo que nos llega de la banda de música

—cantan Burbujas de Amor—,

y el calor de nuestras caricias

como si fueran bruma pegajosa del estío?

¿No sientes las miradas apasionadas,

de nuestras ganas, intenciones románticas en el horizonte?

Pero, ¡por una selva de rosales!

—quien pudiera perderse entre ellos

y aspirar su fragancia—:

¡¡¡Cómo te echo de menos!!!

Amor,

de repente llegaras,

después de un largo tiempo...

Y ya no te creeré.

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