POEMA 3 || NO SABES CUANTO...


NO SABES CUANTO...

Si tú supieras...

No tienes ni idea...

El daño que me hago...

No sabes cuánto...

Cuando juego un Tetris sola,

y ya nadie me sujeta el cigarrillo;

ni me pide un gin-tonic y me lo trae...

Y me rodea los hombros abrazándome por la espalda...

Y me susurra al oído mirando a la pantalla:

«¡Eres la mejor!».


El mismo que cuando me monto en el coche y conduzco sóla...

Y pongo cualquier playlist de las que me grabaste,

y que solíamos escuchar juntos...

Y la pongo bien alta... con la esperanza,

como si de un tan-tan se tratase,

de que su eco pudiera ser escuchado... llegar a ti.

De que te llegue,

y se te revuelva algo por dentro...

Para que te percates, de cuánto te echo de menos...

¡Cómo una demente!

Para que sepas cómo te extraño a morir...


El mismo daño que me hago cuando leo a Sabines...

Y recuerdo, cuando juntos, en el parque, nos sentábamos en la hierba...

Recostados en el maravilloso tronco centenario de un eucalipto,

íbamos recitando sus poemas...

Uno yo, otro tú... 

De mi, para ti... De ti, para mi...

Y Jaime en medio de nuestros besos,

nuestro amor, nuestra ternura...

No sabes cuánto...


Pero lo que más daño provoca a mi masoquista corazón, es...

Pensar, tener la certeza, que tú...

Verdaderamente, que no me has amado...

Porque si lo hubieras hecho, tu corazón,

sentiría el mismo dolor que siente el mío al recordarte...


Porque estoy segura, que si tú hubieras jugado al Tetris,

escuchado nuestras playlists, y leído a Sabines...

Y me hubieras extrañado tanto, horrores...

Te hubiera atravesado un grito de dolor, por dentro tuyo...

¡Tan fulminante y certero como un rayo!

Y entonces, yo te aseguro; ¡te juro por Dios!,

que ese grito tuyo, desesperado, 

se hubiera abierto paso también por mis entrañas... 

Revelador...

Como una réplica perfecta de amor... 

De tu amor...


Entonces, ¡te juro! 

Yo tendría la certeza, y bien clara, 

de que me amaste...

Porque te sigue doliendo...

Cómo me sigue doliendo a mí todavía...

Porque te cuesta vivir con mi recuerdo...

Pero no me puedo engañar...


Entonces, yo se; por el ángel que llevo dentro...

Ángel que me quiere, que me guía y que me cuida, 

por encima de todas las cosas...

Yo se porqué, mi ángel, me da la callada por respuesta...

Cada vez que le pregunto por ti...


Ya ves, que por tu culpa, 

aunque a ti eso te de igual,

hagas enmudecer a mi ángel: 

¡Para no inflingirme mal!


La honestidad es dura... Ni te imaginas...

La honestidad no llora en la calle.

La honestidad no sale a olvidar con cualquiera.

La honestidad sólo es apta para valientes.

Para aquellos que escuchan los gritos de su corazón, 

justo antes de quedarse dormidos; 

y no los ignoran, porque cuando se levantan,

lo primero que recuerdan, son a ellas:

Las voces rabiosas y vivas, que muerden su corazón.

Si tú supieras...

No sabes cuánto...


Porque si a tí se te hiciera un silencio enorme por dentro,

tan grande como una luna llena,

cada vez que tú te acuerdas de mí...

¿A que no sabes...?

Mi ángel haría sonar en mi corazón

un trino de pajarillos, alegre, sincero y dichoso...

Y entonces tu recuerdo —te lo puedo asegurar—,

ya no me dolería tanto...

Y no porque no te quisiera...

Estaría rondando por mis recónditos, 

pero mucho más pacífico,

sin apenas hacer ruido... 

Sin escándalos...

Sí..., ¿sabes?: 

Sin hacerme una sangría por dentro.


Si tú supieras...

¡No sabes cuánto!

Rosales lloran, marchitos, adentro mío...


...Y que tú me dijeras —como me dijiste alguna vez—:

«Cómo me gusta tu perfume... 

El olor de tu presencia chispeante...

Provocándome desde tus ganas... 

En línea recta con las mías...

Pero más me gusta cómo te queda pasadas las horas... 

Tus horas con las mías...,

que son nuestros momentos... 

Cuando tu piel los ha absorvido por completo... 

Y es más el aroma cálido de tu piel el que habla,

el que exhalas... 

Tan irresistible...

Tan tú, tan tuyo... Tan afín a mí...

¡Qué me vuelve loco!»

Y yo devorarte, 

apasionada, 

y por completo, al escucharte.

Comerme a besos tu piel...

Con el único fin de acariciarte el alma...


Pero se ve, que de nosotros dos,

soy yo la única que tiene memoria...

¡O demencia!

O quizás, lo más acertado sería decir: un problema...

Que no...: ¡Qué no!

No sabes cuánto...

El daño que me hago...


Porque si lo supieras... Y yo te importara...

Te perturbaría... 

Te inquietaría el sueño.

Porque si lo supieras y yo te importara...

Mi ángel sería el primero en despertarme de la pesadilla...

Me diría: «¡Asómate a la ventana...!».

Para que yo viera en la noche, 

haciéndome señas, 

una estrella brillar.


¡Qué va...!

Ni te imaginas...

¡Ay, Dios!

No sabes cuánto...


Cuánto va a durar este amor que parece eterno...

Fulano amor disfrazado de desamor...

¡Es que no va a cesar nunca?

Bien imbécil me estoy comportando y delatando.


Porque, sabes qué...

Por mi amor propio y por lo poco que queda de él...

No quiero morirme y seguir temblando...

No quiero seguir, perdiendo el control...

Cada vez que mi alma evoca a la tuya, susurra tu nombre...

¡¡¡No quiero...!!!

Si tú supieras...

Ni te imaginas

¡No sabes cuánto!


Dios mío, dime...

Cómo pretender curarse...,

de un amor eterno y no correspondido...

Es una condena, una penitencia...

Cuánto es que va a durar este delirio...

Cuántos años más...


¿No se va a terminar nunca?


...Ni te imaginas...

...No sabes cuánto.

https://youtu.be/4TRtTS9Efpc


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top