Revivirla




Cubierta

descendió la nena

envuelta en su último lienzo

a la losa fría, la sala desierta,

desdibujada en su comienzo,

marchitas sus venas,

muerta.

Ajena,

componiendo un plagio,

repitiendo estrofas de esquirla

de meses de un concierto mundial de penas,

dije: "no pude revivirla"

y abracé el naufragio

serena.

Tal Nergal

roció sus alveolos

con el vaho que nos dio la coz.

Y el mundo se trocó en un gran hospital

de reos inocentes con tos,

de ancianos solos.

Infernal.

Doblada,

la madre la rozó.

Que estaba vetado sabía,

pero sería la última velada.

¿Velada? Velorio no habría;

su bolsa se cerró

sellada.

Doliente,

las dejé buscar paz.

Sudaba entre la blanca armazón.

Estruendo afónico aturdía mi mente.

"¡Cállate, infame vejación,

que hay que asistir más

pacientes!"

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top