AMANECE


El rojo púrpura del alba

 baña mis párpados,

aún adormecidos;

y me desperezo.


Mi cuerpo se queja

ante las pocas horas dormidas,

y el sueño acumulado.


Mas, me pongo de pie,

y decido

que hay que moverse,

despejarse,

empezar ya

a espabilarse,

y decir:

¡Buenos días... mundo!.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top