VIII. droga para adictos

Volver de Alemania fue tanto agobiante como cálido, Jiae extrañaba poder pasar tiempo con sus hermanos, ir a su cafetería favorita o solo estar en casa, cosas que no podía hacer estando en el extranjero; pero su viaje fue necesario.

Recordar el cómo se quebró tras la muerte de su padre no era vergonzoso para ella, pero si era un sentimiento de contradicción muy fuerte, porque dejó el ser la niña perfecta para ser lo que se le diera la gana, el sentimiento de libertad era impagable, pero no lo ejecutó de la mejor forma.

Drogas, alcohol, cigarrillos y mucho sexo con Taehyung.

Ahora que podía ver todo desde una perspectiva diferente, llegaba a sentirse culpable por usar una debilidad del castaño para poder sentirse bien consigo misma, por saciar su hambre carnal con Taehyung solo porque el pobre estaba hecho mierda y perdido.

Se sentía culpable, ¿y cómo no?, Taehyung apenas tenía quince años y ella dieciocho, ella era mayor, quizá no era mayor de edad en Corea y eso no contaba como violación, pero en otros países ella hubiera caído tras las rejas por aquello. Ella era la mayor de ambos, quien debía tener los pies más cerca de la tierra, pero decidió que tomar lo único que jamás pudo tocar y que solo veía de lejos, que además pertenecía a su hermano, la haría sentir bien.

Jiae era la hermana de enmedio de los cinco Jeon y la única mujer, así que toda su vida tuvo que tratar de ser la hija perfecta, la señorita que no rompe ningún plato, la chica más bella y deseada que representara a los Jeon en la alta sociedad.

Perfecta, recatada, toda una dama, inteligente, una belleza.

Ella no tenía la oportunidad de fallar, debía ser igual y hasta mejor que sus hermanos, demostrar que una mujer tenía más potencial de dirigir las empresas bajo el apellido Jeon; porque su padre la nombró como la legítima heredera.

Tenía demasiado en sus hombros, no podía reprobar ni tener una calificación "decente", ella debía tener todo perfecto, debía mantener relaciones con personas que le ayudaran en un futuro o que tuvieran un perfil alto.

Y ella estaba tan cansada de esa mierda.

Incluso su primer novio fue porque no podía permitirse decir que no, aunque el chico era cuatro años mayor que ella, pero tenía uno de los apellidos más respetados en el mundo de los negocios y varios los vieron como la nueva pareja de ensueño.

Por suerte lo pudo mandar a la mierda cuando su padre murió, y ese era otro tema, cuando su padre falleció pudo sentir tanta tristeza como alivio, porque ya no tenía que preocuparse por decepcionar a su progenitor.

Había libertad de hacerse mierda.

Y libertad para hacer mierda.

Ella no era tonta, sabía muy bien que Taehyung estaba enamorado de Jungkook, quizá hasta lo sabía antes que el mismo castaño, pero no era muy su asunto aquello... Hasta que obtuvo aquella libertad junto a la oportunidad de obtener algo solo para ella y que todos los Jeon apreciaban.

Taehyung era amado por su familia, tanto así que iba con ellos de vacaciones, le daban cientos de regalos en navidad, para su cumpleaños ellos organizaban todo, tenían una empresa secreta para que Taehyung y Jungkook pudieran trabajar juntos cuando fueran mayores —aunque ninguno de ellos lo sabe porque debe entregarse cuando cumplieran veinte y diecinueve—, y está en cientos de fotografías familiares y hasta pinturas.

Taehyung se había alejado de todos, incluso de Jungkook y siempre se preguntó si su hermano había culpado al castaño o algo, porque Kook nunca hizo el intento de hablar con el castaño ni de saber de él; cosa que ella sí hizo.

En un inicio realmente quería saber de él, si estaba bien o qué tan mal estaba, pero todo se fue yendo lentamente en otra dirección cuando al verlo tan jodido... se le hizo más atractivo que de costumbre.

Tuvo dos opciones: Trataba de sacarlo de ese mundo de mierda y él solo la sacaría de su vida, o se unía a él en la mierda y podría ser la única Jeon en tener contacto con él.

Eligió la segunda opción y se hundió con Taehyung en el mundo de peleas, drogas y luego sexo. Sí era honesta, nunca planeó llegar tan lejos, pero luego de probar la coca y que el menor la llamara Jungkook, quiso aprovechar ese parecido con su hermano, así que cuando estuvieron más lúcidos le ofreció el trato, él podría follarla pensando que era Jungkook y hasta llamarla con ese nombre, y ella sería su única compañera de cama.

Taehyung dudó bastante, pero ella lo terminó persuadiendo, cosa de la que no está orgullosa.

La primera vez lo hicieron con coca, ninguno quería estar muy consciente de lo que iban a hacer, pero ambos tenían esas ganas.

No recuerda muy bien qué pasó, solo recuerda pequeños fragmentos de aquello, como Taehyung la llamaba como su hermano, como la jodia con fuerza, como ella gemía como loca y como tuvieron al menos tres rondas con buenos orgasmos.

Cuando despertaron se besaron como compensación, Taehyung lo hizo por usarla y ella por incitar a que la usara, fueron besos tiernos de cariño y gracias.

Lamentablemente ella se acostumbró a eso, a esos ricos besos con risas de por medio y a las adoradas caricias en el mentón, en la cintura en forma de círculos con el pulgar o en la mejilla con el índice que le limpiaba algunas lágrimas cuando le dolía todo; y se encontró queriendo más de eso, del lado tierno y racional de Taehyung, de su exquisita dulzura y sonrojos tímidos.

Y joder, como entendió a su hermano, como entendió el porqué quería que el castaño le perteneciera solo a él. Taehyung era adictivo, era exquisito, era tan cálido y deseable, tanto así que ella quería más, quería todo de Kim, que él le perteneciera.

Desde que se encontró sintiendo aquello, ya nada fue igual, porque ya no quería inhalar el polvo blanco, quería recordar todo, cada detalle, cada acción, cada gemido y maldición que él dijera. Taehyung no vio problema en ello, no la obligó a consumir, y él de a poco dejó de hacerlo, con el tiempo ambos estaban lúcidos mientras follaban.

Ella sentía que estaba más cerca de tenerlo, a pesar de que nombrara a su hermano, y se consolaba diciendo que Jungkook nunca había probado aquello, ella fue la primera vez de Taehyung y nadie le podría quitar aquello.

Ella conocía mucho mejor a Taehyung, ella sabía que le gustaba más follar la boca que recibir la mamada y no hacer nada, ella sabía cual era su posición favorita, qué zonas le gustaba que le besaran, lamieran o mordieran. Ella sabía, ella era la única que sabía.

Y ella era la única que lo tenía, hasta ese día en el que SeokJin los vio teniendo sexo en la plazuela, tampoco era como si fuera el mejor lugar, pero también recordaba que estaba a punto de correrse y el mayor la quitó de encima del castaño. Después la llevó a la mansión Jeon y Jungsik sentenció aquella aventura con su viaje a Alemania.

En Alemania no todo fue malo, hizo amigos, conoció a futuros socios de negocios internacionales y hasta recuperó el rumbo de su vida con algo de terapia, pero también tuvo episodios depresivos y su adicción al sexo fue compleja, tanto así que intentó acostarse con su terapeuta, algunos profesoresy hasta intentó pagar para que un chico tuviera sexo con ella.

Pero ahora estaba bien, no tenía esas ganas incontrolables de chupar un pene o que se la metieran hasta delirar, pero ver a Taehyung otra vez... Fue algo difícil.

Aunque era responsabilidad de ella, porque ella quiso ir un lunes en la mañana a la mansión y es que Jiae sabía que Taehyung estaría allí, una parte de ella quería demostrarse que había podido dejar todo eso atrás y otra parte quería ver a su chico guapo para saber qué causaba en él.

Pero fue difícil verlo, quizá no tanto por la parte en la que necesitaba tener sexo, pero si para su corazón que aún tenía el deseo de que Taehyung le perteneciera, y verlo cercano a sus hermanos, a Jungkook, fue dificil.

Suspiró agotada de tanto pensar.

—Necesito un respiro o voy a saltar por la ventana —se levantó de su silla y dejó los papeles en el escritorio de vidrio.

—¿A dónde vas, Ji? —cuestionó su segundo hermano mayor que revisaba unos contratos en el sofá de cuero de su oficina—. Porque también necesito algo de aire.

—¿Qué tal si vamos a la cafetería de enfrente, vicepresidente Jeon Hajun? —preguntó con una sonrisa burlesca.

—A donde usted quiera ir, mi presidenta Jeon Jiae —contestó de la misma forma mientras se levantaba para poder alcanzarla.

Ambos hermanos se dirigieron a la salida entre risas y jugueteos, después de todo seguían teniendo veintitantos, no habían llegado a los treinta como Jungsik, podían permitirse ser juguetones.

En el camino se toparon con varios trabajadores que les dieron una reverencia de noventa grados y ellos sonrieron para seguir avanzando, estaban en el edificio principal del imperio Jeon, el cual estaba en el centro de la concurrida Seúl, y el lugar de trabajo de los tres Jeon mayores.

El imperio Jeon era bastante extenso, superando al Min por seis y al imperio Choi por diez compañías más bajo su manto, estando posicionado como el más importante en el mundo de los negocios en Corea del sur y con cientos de generaciones que se esforzaron para forjar el legado que se le entregaría a Jiae en unas semanas.

Jiae pasaría a ser la CEO de todas las empresas bajo el apellido Jeon, siendo la primera mujer portadora del apellido en tomar aquel puesto y en haber sido nombrada heredera legítima dejando de lado al hijo primogénito.

Si algo debía agradecer la chica, era que sus hermanos tomasen el control de todo y la llevaran a terapia para poder cursar la universidad, pero asegurando su regreso y sin interés en tomar su puesto.

Jungsik estaría por anunciar su vuelta junto a la toma del puesto de CEO en unas semanas y él dejaría aquel lugar para tomar el puesto de director de operaciones, por otro lado Hajun ascendería a vicepresidente; Jungsik quería tomar aquel puesto desde hace años y ella pidió tener a Hajun de vicepresidente, por lo que él aceptó encantado.

Los puestos empresariales estaban en perfecto orden para la próxima conferencia, mientras que, si pensaba en sus otros dos hermanos, Jungkook tenía —aunque no lo supiera— junto a Taehyung la empresa de moda y diseño TK, y Seojun aún era pequeño, tenía doce años, así que tendría que ver si quiere dirigir algo o no.

La fémina caminó junto a su hermano en silencio, cada uno en su mundo, y como si se leyeran la mente los dos caminaron a Hope & Sunshine, que era una cafetería de alto valor con varias sucursales alrededor del país.

Entraron y se escuchó la campana que anunciaba su llegada, Jiae dirigió el camino y avanzó hacia una mesa alejada de todo que estaba al lado de un ventanal; Hajun la siguió sin rechistar y es que el aire a dominancia que emanaba su hermana y futura jefa era impresionante, Jiae imponía respeto y poder, sus ojos podían dejarte frío por cómo analizaba todo y su voz tan pulcra junto a su seguridad al hablar te hacían acatar todo lo que dijera la fémina.

Hajun podría asegurar de que cualquier hombre o mujer haría lo que sea que Jiae ordenara.

El mayor se sentó frente a la azabache y ambos observaron el menú por su lado, comentaron algunas cosas por el cambio de bebidas y las nuevas ofertas junto a los nuevos sándwiches que ofrecía la casa.

Luego de unos minutos un mesero se acercó a pedirles la orden, el chico quedó hipnotizado con la belleza de la joven y por su aura que hacía querer arrodillarse ante ella; el pobre chico se fue sonrojado y medio ido luego de recibir los pedidos.

—Ji, ¿has tenido alguna pareja formal después de Binbin? —preguntó con cautela.

—Ush, ni me recuerdes que ese tipo existe —respondió con desagrado a la vez que viraba los ojos—. Espero que no le haya llegado la noticia de mi regreso, porque sino hará de todo por contactarme.

—¿Por qué lo odias? —puso sus manos entrelazadas sobre la mesa—, Yo lo conocí, era mi amigo, no era un mal tipo...

—Yo tenía diecisiete y él veintiuno —contestó como si fuera obvio, a lo que su hermano asintió—. Y no solo por eso... también es porque él sabía.

—¿Qué cosa?

—Quizá no sea una sorpresa, pero nos hicimos cercanos de forma paulatina, así que para mí todo era una mera amistad con una pizca de fraternidad, porque tú y él tienen la misma edad —suspiró y colocó un mechón de cabello detrás de su oreja—. No sé si él vio una amistad y luego se enamoró, pero él sabía que no podía decirle que no... que yo buscaba ser perfecta en cualquier ámbito, así que si el resto se enteraba que me pediría ser su novia, no podía rechazarlo porque él tiene un buen apellido.

—Y él te pidió noviazgo de una forma muy pública...

—Exactamente, no podía decirle que no justo frente a varios ejecutivos y la prensa.

—¿Nunca te enamoraste de él?

—¿Cómo podría enamorarme de alguien que cometió semejante traición? porque para mí lo que hizo fue una traición directa hacia mí y la amistad que teníamos antes de todo.

—¿Y Taehyung? —la fémina parpadeó un par de veces ante la mención del castaño—, ¿Te enamoraste de él?

—No lo sé...

—Sí no quieres decirme, lo en-

—Es que no lo sé, Ju —jugó con su anillo plateado de fantasía—. Con Tae vivimos cosas... fuertes, y él conoce un lado de mí que escondí tanto que explotó ante él. No sé si me enamoré de él o algo, pero quería que fuera mío y volver a verlo sonreír como cuando despertábamos en algún motel... Fue raro, ¿sabes?, porque brilla tan bonito que eclipsa todo y Taehyung es muy adictivo, por eso entiendo a Jungkook —comenzó a explicarse—. Porque en cierto punto no es suficiente, necesitas más de Taehyung, más de su cariño, de su atención, de sus toques... Taehyung es una droga que te vuelve adicto y sumamente egoísta, es una droga a la que tú lo terminas consumiendo no la droga a ti.

»Taehyung estaba mal, Ju, estaba mucho peor que yo... no le importaba quedar hecho mierda después de una pelea, no le importaba morir en una pelea, él solo quería que lo golpearan una y otra vez para recibir un castigo que nunca mereció —inhalo una bocanada de aire y continuó con la explicación—. Taehyung se sentía tan culpable de todo que hasta él mismo se golpeaba y ni siquiera curaba sus heridas, eso lo hacía yo, él estaba tan mal y yo lo usaba, Ju.

—No lo usabas, Ji —interrumpió el mayor mientras tomaba la mano ajena entre las suyas—. Ambos estaban mal y encontraron refugios para su dolor en conjunto, en un mundo oscuro y lejos de todos nosotros, de sus familias que podrían haberlos ayudado.

—Yo lo usaba, Ju, y él me usaba... Ese era nuestro trato.

—No entiendo, ¿de qué hablas? —frunció un poco el ceño por la confusión.

—Hay cosas que no puedo decir porque me las confió Taehyung, y no voy a romper su confianza —respondió viendo el anillo de fantasía con mariposas—. Pero yo lo incité a que me usara, yo sé un secreto de él, y lo convencí de que podría aliviar el dolor de su secreto conmigo... y yo lo usé para sentirme mejor conmigo misma, porque tendría algo que ningún Jeon habría probado antes y porque sería la única que estaría cerca de Taehyung, ya que Jungkook no lo buscó en ningún momento, ni siquiera sabe sobre lo que hacíamos...

—Se usaron am-

—Pero yo lo convencí de aquel trato, Ju...

—No tienes que martirizarte tanto, mujer, ya pasó, no te culpes —trató de aminorar la situación.

—No es culpa, Ju, es la responsabilidad que siento ante mis acciones pasadas —el mesero les trajo sus bebidas junto a su comida y ambos agradecieron—. Culpa siento de verlo aún como un objeto, como una mera fuente que da amor, atención y cariño...y de forma honesta lo digo, Ju, aún quiero tener a Taehyung para mí, pero solo porque me hacía sentir completamente amada.

—¿A qué te referías con eso de que tú terminas consumiendo a la droga, en este caso Taehyung, y no ella a ti? —preguntó revolviendo su café.

—Taehyung te da todo, te da todo lo que deseas y tú cada vez quieres más y más y mucho más —bebió un poco de su malteada de fresa y siguió con la explicación—. Taehyung se queda con nada y tú absorbes todo.

El silencio luego de aquella declaración demostró lo impactante que fue, porque Hajun sabía a lo que se refería su hermana, después de todo él socorrió en su sobredosis de heroína al castaño y fue él quien habló con Taehyung cuando volvió de la muerte, porque SeokJin estaba de guardia y no pudo ir a ver a su hermano.

Él escuchó de la misma boca del moreno como este quería morir ya que no soportaba seguir dando de su carne al resto para que pudieran comer, no podía aguantar más el tener que vivir alimentando a todos a su alrededor y mucho menos cuando comenzaban a pedir por sus huesos.

Taehyung le tenía un amor y odio a la escuela, le gustaba ir porque aprendía cosas y podía convivir con sus amigos, pero odiaba tener que organizar la mierda para las olimpiadas todo terreno y tener clases de deporte.

Había estado organizando desde hace días cómo harían la primera ronda de las olimpiadas, en la cual debían responder cincuenta ejercicios de matemáticas avanzadas y física cuántica en una hora y veinte minutos, teniendo que realizar los ejercicios en partes iguales.O sea que cada integrante del equipo debía de pasar adelante, tratar de resolver la mayor cantidad de ejercicios y presionar el botón para dar su respuesta, era solo una oportunidad, y debía hacerse en solo veinte minutos; claro que si alguno dejaba un ejercicio a medias el siguiente podría terminar el ejercicio y dar la respuesta. Pero también debían tomar en cuenta que eran cinco escuelas las que participaban en las Olimpiadas, por lo que habían cuatro equipos, además de ellos, tratando de resolver los mismos ejercicios al mismo tiempo.

Era tan estresante como emocionante.

Y él debía organizar quién iría primero y así, además de que esa era la primera ronda, porque ya estaba organizando cómo debatirán contra el resto de escuelas en la siguiente ronda, porque tendrían cuatro temas para el debate y les dieron veinte posibles temas, así que tenían que tener que preparar defensa y ataque para los veinte temas, porque no saben si tendrán que estar en contra o a favor.

Se hizo para atrás en la banca y peinó sus cabellos hacia atrás mientras dejaba el cuaderno con el lápiz al lado. Estaba hastiado de tanta cosa en su cabeza, así que cerró los ojos para darse algo de paz, pero el pitido del silbato a su lado lo hizo saltar.

—¿Qué dia-?

—Arriba Kim, estamos en clase de deporte —dijo el hombre que lo había asustado mientras él se sobaba el oído por el dolor—. No está en clase de matemáticas o dibujo, vaya a la cancha.

Viró los ojos con desagrado y se levantó de la banca para salir de detrás del escenario que habían montado hace solo unos días, caminó hacia todos los de su clase de deporte mientras se estiraba, algunas chicas se reían tímidas mientras susurraban, algunos chicos lo saludaron con una subida de mentón y otros lo vieron de mala gana.

Todas las reacciones le valieron tres hectáreas de mierda de vaca, hasta que escuchó un trote dirigirse a él, por lo que volteó a verlo.

Porque sabía que era él, su Estrellita.

Jungkook tenía una sonrisa encantadora en el rostro y vestía el uniforme deportivo como si fuera prenda de diseñador; el pantalón azul con líneas celestes desde el talón a la cadera amoldaba su figura perfectamente, los muslos marcados del pelinegro gritaban por su atención y la camiseta le quedaba algo holgada, por lo que veía las clavículas junto a su la piel lechosa que exigía marcas, y también se veían los brazos tonificados que quería morder.

—¡Hyung! —gritó el menor una vez lo tenía abrazado con ambos brazos rodeando su cuello—, ¿por qué no me dijiste que teníamos clase de deporte juntos? —preguntó frunciendo el ceño y un leve puchero.

—Porque la cambié hace poco, tuve que ajustar mis tiempos para organizar las Olimpiadas —contestó mientras peinaba los cabellos azabaches con la izquierda y el menor casi ronroneó mientras se inclinaba hacia su mano—, ¿sabes qué van a hacer en esta clase?

—Uhm... no lo sé, no me interesa —cerró los ojos y quitó la mano derecha del cuerpo ajeno para posarla sobre la mano del otro, exigiendo más mimos—. Prefiero quedarme así.

Taehyung sonrió mientras seguía con los mimos en el cabello de su mejor amigo, alzó la vista y vio a varios cuchichear mientras los observaban, él los miró directo a los ojos con una advertencia que se manifestaba a través de su mirada fría y la dureza de su mandíbula les dejaba en claro que no jugaba, así que el resto dejó de verlos y susurrar trás su advertencia silenciosa.

—Hyung, ¿por qué estás organizando eso de las olimpiadas? —cuestionó Jeon viéndolo directo a los ojos y él sabía que su mejor amigo no preguntaba aquello por mera curiosidad.

—Lenn está muy ocupada con lo del aniversario de la escuela —la lengua del menor chocó con el interior de su mejilla—. Le dije que yo me encargaba, la princesita necesita un descanso de tanto ajetreo.

—¿Princesita? —el ceño del menor se frunció un poco y tomó la mano derecha de su Hyung para posicionarla en su cuello, así que este acarició con el pulgar su mejilla y mandíbula—, ¿Por qué "Princesita"?

Taehyung acariciaba con la derecha la mejilla ajena dibujando círculos o delineando la mandíbula con cariño, mientras que con la izquierda enterraba los dedos en la melena oscura de su mejor amigo y peinaba los sedosos cabellos. Jungkook había vuelto a abrazar su cuello y daba pequeñas caricias en su nuca.

—Porque le dicen "Princesa Alemana", Kook —respondió viéndolo a los ojos y con la voz baja bañada en cariño—. Eso lo sabes, no le des tantas vueltas al asunto, yo la molesto de esa forma.

—¿Molestas a más personas de la misma forma que molestas a "Lenn"?

—¿Por qué?, ¿uhm? —alzó una ceja inquisitivo—. Si tuviera pareja te lo diría, Estrellita.

—¿Desde cuándo son amigos? —preguntó a la vez que enredaba en su índice algunos cabellos del mayor y acariciaba la nuca—, Dime.

—¿Desde cuando tanto interés hacia mis amistades? —preguntó separándose de a poco, el profesor los estaba llamando para algún juego—, No estés celoso, tú eres mi mejor amigo, ¿no?, no te voy a reemplazar.

—¿Celoso? —cuestionó indignado mientras caminaba junto al otro—, ¿Cómo llegaste a esa conclusión, Kim?

Taehyung se rio a carcajadas y trotó al encuentro con el resto de compañeros, al parecer tendrían partido de quemados, así que harían equipos.

Una vez los equipos decididos, pasaron a ponerse las camisetas para poder distinguir los miembros de cada equipo, Taehyung y Jungkook quedaron en el equipo verde, así que se tendrían de apoyo.

En un juego al azar ganó el equipo azul, por lo que iniciaron el juego portando la pelota, el profesor tocó el timbre y el juego inició.

Jungkook no se consideraba el mejor en ese tipo de deportes, pero él era muy competitivo, así que debía ganar y no ser quemado, su orgullo no le permitía darse el lujo de poder perder, pero todo parecía estar en contra de él.

Él sabía que no era la persona más amada en su escuela, porque, desde que Jimin y él iniciaron su noviazgo, ha tenido que obtener mierda de forma colateral por los asuntos del rubio. Si Park Jimin hacía X cosa y perjudicaba a alguien, esa persona ya le tendría mala.

Al parecer varios en el equipo azul le tenían mala a Jimin, porque no topaba a ninguno como para poder saber qué mal había hecho y todos querían quemarlo a él, era impresionante como solo se enfocaban en él.

Para ese punto ya estaba agotado, había corrido, saltado, deslizado y hasta Dios sabrá qué más para que la pelota no le diera, y es que todo ese equipo estaba contra él, era demasiado notorio, varias veces tuvieron a alguien en frente y no le hicieron nada.

Ya estaba demasiado cansado, tanto así que Taehyung lo comenzó a cubrir, él atrapaba la pelota y quemaba a alguien, incluso lo hacía con tal fuerza que caían al piso, pero en un momento él no pudo cubrirse y la pelota le llegó justo en la cabeza, lo cual lo desestabilizó y cayó al suelo.

—¡Tiempo! —gritó su Hyung mientras se acercaba a verlo—, Jungkook, ¿estás bien?, ¿te llevo a la enfermería?

Varias risas del equipo contrario se hicieron escuchar junto a algunas felicitaciones por el "buen tiro", la mandíbula del castaño se comenzó a marcar más y su rostro se volvió duro y tosco, pero su mirada se seguía viendo cálida y preocupada por su mejor amigo.

—Estoy bien, no te preocupes —contestó mientras el otro lo ayudaba a pararse—. Al menos podré tomar un descanso, parecía que realmente querían quemarme, eh.

El azabache una vez de pie le sonrió su Hyung para calmar un poco el ambiente, aunque quizá fue peor, porque una vez sentado en la banca escuchó:

—Ustedes contra mí, hijos de perra —dijo el castaño mientras tomaba la pelota y daba pequeños botes.

—¿Defensor de maricas? —cuestionó con una sonrisa burlesca el líder del equipo azul—, ¿a cuánto te la chupa? —y el resto de su equipo rio con él.

La pelota fue lanzada en segundos y fue directo al rostro de aquel chico, dejándolo caer al piso; varios alumnos comenzaron a susurrar, algunos hablaban de que no se quedarían en aquel juego, otros hablaban de lo sexy que era Taehyung cuando portaba aquella actitud y unos pocos sobre la caída de ese compañero.

—¿Van a jugar o no?

Los alumnos del equipo azul se vieron entre sí una vez su líder salió de la cancha con la nariz sangrando, luego uno comenzó a dar botes y el resto se posicionó para jugar, al parecer le querían hacer frente a Taehyung.

El resto de estudiantes que estaban en el equipo verde se retiraron y tomaron un lugar en las gradas, no querían estorbarle al castaño.

Jungkook estaba en primera fila viendo todo, podía ver como la mirada de su Hyung era oscura, deseante de provocar daño y analitica para poder ver las debilidades del equipo contrario, él podía ver cómo mantenía su rostro relajado pero su mandíbula dura y como gotas de sudor caían desde la frente de su mejor amigo y luego se deslizaban por su cuello.

Joder, amaba cuando Taehyung se ponía de ese modo.

La pelota iba de un lado de la cancha al otro, Taehyung esquivaba el balón con reflejos dignos de admirar, saltaba para quemar con más fuerza y precisión, dejando a los que quemaba en el piso y con alguna dolencia.

Jungkook sonrió bonito mientras observaba a su Hyung defenderlo.

Taehyung no estaba cansado, estaba sediento de venganza y de querer hacer mierda a esos hijos de puta, qué se creían al hablar así de su Jungkook, de comentar aquellas obscenidades como si tuvieran el derecho de poder hablar de su mejor amigo.

Quedaban tres oponentes en aquel partido de quemados y honestamente eran buenos, pero él los haría arrepentirse de haber ido a clases ese día.

—¿Para qué defiendes a la putita? —dijo uno de ellos mientras tomaba la pelota y daba bote, él se quedó quieto escuchando su mierda—, ¿Eres el amante acaso?, ¿te comes las sobras de Park?

Los otros dos se rieron como si fuera el mejor chiste del mundo y la pelota fue directo hacia él con una fuerza brutal, pero no le intimidó para nada y con la vista aún en aquel tipo que lanzó el objeto, atajó el balón con ambas manos.

El silencio en la cancha fue increíble, el miedo en los ojos del trío fue demasiado notorio y él sonrió por las caras estupefactas, boteó la pelota para generar algo de suspenso, pues tenían público y una vez tomó la pelota con ambas manos habló.

—A la enfermería, imbécil.

El tiro fue preciso y bastante limpió, la pelota fue directo al tobillo ajeno con una fuerza digna de halagos, a los segundos se escuchó como aquel imbécil se lamentaba en el piso de la cancha, ya que la pelota lo hizo torcerse el tobillo y cayó de lado al suelo.

El silencio que se creó en la cancha fue de asombro y hasta algo de miedo, porque varios alumnos aseguraban que escucharon un crujido cuando el chico cayó al piso, por lo que las habilidades de Taehyung no estaban en duda, pero si llegaban a aterrar a varios.

—Que siga el juego, idiotas —dijo rompiendo el silencio mientras se hacía para atrás el cabello.

Luego de que el silencio se terminara, los susurros no tardaron en formarse, y Jungkook sonrió orgulloso, porque él era el único que tenía a su Hyung, nadie más tendría en su vida la oportunidad de ser defendido o defendida de esa forma, y suspiró mientras ensanchaba su sonrisa mostrando los dientes, negó con la cabeza un par de veces y se levantó del banco.

—¡El juego se acabó! —gritó acercándose a su Hyung—, ¿o quieren seguir? —preguntó dirigiéndose a los otros dos que trataban de levantar al caído y ambos negaron con la cabeza.

El azabache se mordió el labio, lo que provocaba su mejor amigo en el resto por defenderlo era exquisito y la satisfacción de que su Hyung fuera totalmente suyo lo hacía sentir demasiado bien.

Taehyung suspiró mientras se cruzaba de brazos, esperando que su mejor amigo llegara a él, quien llegó unos segundos después y lo abrazó por la espalda mientras hundía el rostro en su nuca.

—Debiste dejarme seguir, todos debían parar en la enfermería —dijo el mayor con la voz grave.

—Gracias, Hyung —respondió con dulzura y le regaló un beso en la nuca—. Gracias por defenderme siempre.

El cuerpo del moreno se relajó al oír aquello, sus músculos dejaron de estar tensos y una sonrisa de labios se situó en su boca, con cuidado se volteó y ahora el abrazo era de frente, así que pasó sus brazos por la diminuta cintura de Jeon.

Jungkook estaba encantado con su Hyung, incluso sentía que se derretía en esos momentos y, si no fuera por el abrazo, sus piernas de seguro lo habrían traicionado por tanto temblor en ellas; joder, sentía que era una hoja de papel en esos momentos, se sentía ido junto a su Taehyung.

—No agradezcas, tú sabes que siempre te voy a defender, pase lo que pase —plantó un beso en la frente del menor y este sonrió con los ojos chinitos mientras se veían—. Eres demasiado como para que esos hijos de perra tengan el derecho de pronunciar tu nombre, si fuera por mí ninguno tendría que estar ileso, qué se creían al hablar de esa forma respecto a ti.

Jungkook no dijo nada mientras su Hyung hablaba, no hacía falta, así que mientras Taehyung refunfuñaba y decía insultos, bastante creativos, él deslizó su diestra por el cuello con restos de sudor, pero no le dio asco, todo lo contrario, Kim exudaba masculinidad y dominancia en esos momentos y él amaba eso, amaba el olor a hombre que portaba su Hyung; después posó su mano acunando la mejilla ajena, con su pulgar delineó los bordes de los labios rosa palo y con el índice le daba pinceladas de cariño sin forma o patrón.

—¿Me estás escuchando,Kook? —preguntó frunciendo un poco el ceño—, ¿Jungkookie?

—Nop —respondió con honestidad mientras que posaba la izquierda en la otra mejilla—. No te escuché, estoy apreciando la belleza que tienes, Hyung.

El sonrojo en el rostro de Kim lo hizo reír bajito, pero luego el mayor tomó sus manos para alejarlo.

—Seré muy guapo y lo que sea, pero huelo a sudor, hay que ir a las duchas.

—No hueles mal, hueles a...

—Sudor, Estrellita —respondió separándose por completo, y el azabache frunció el ceño molesto por ello—. No me mires así, tú también debes ir a las duchas —le picó la nariz con diversión—. Adelantate, debo ir a buscar mi cuaderno.

Dicho lo ultimó le dio un empujón a Jeon y una pequeña nalgada en el trasero, dejando un sonrojo, que no pudo ver por estar de espaldas, en las mejillas de su mejor amigo.

Jungkook volteó para poder apreciar a su Hyung dirigirse al escenario, se quedó viendo como cruzaba sus brazos detrás de su cabeza, como estaban de fornidos sus brazos, las venas que se le marcaban en estos llegando a sus manos y como la camiseta deportiva, que estaba mojada con sudor, le marcaba la espalda de forma exquisita; pudo ver como la misma camiseta se levantaba y dejaba ver los hoyuelos de venus junto a el tirante de los boxers del mayor, y se atrevió a bajar un poco más la mirada, el trasero de Taehyung se veía apetecible, digno para tocar y adorar, sus muslos estaban tonificados y quería sentarse en ellos.

Suspiró mientras negaba con la cabeza.

No quería hacer aquello, no quería abrir esa caja de pandora, Tae era su mejor amigo y ya, no había otra intención detrás de aquello, su Hyung era atractivo y eso era innegable, nada más.

Pensar en él para llegar al éxtasis el otro día no fue para tanto, o eso quería creer, porque no debía de significar nada, solo una mera fantasía que lo hacía llegar al orgasmo y ya.

Él no iba a ponerse a pensar en todo eso, tenía más cosas en la cabeza y martirizarse con la posibilidad de...

No.

Era ridículo, Taehyung es su mejor amigo, por Dios, y que fuera caliente no era nada más que un hecho, cualquiera en el mundo podría fantasear con ese hombre, solo tendrían que verlo una vez y ya. Kim Taehyung era una exquisitez, eso no podía negarse, él nisiquiera lo había probado y lo sabía con solo miralo además de que cuando él quería a alguien era una dulzura, un amor.

Pero nada más, que se le hiciera condenadamente atractivo y que fuera una dulzura, no significaba que pudiera llegar a tener sentimientos románticos por él, es Taehyung y ya, es su Hyung, jamás podría verlo para algo más.

Taehyung es su mejor amigo, no podía verlo como algo más en la vida real, quizá en sus fantasías podía darle rienda suelta a pensamientos más obscenos con el mayor, pero no podía imaginarse estando como pareja con el castaño porque sería raro e incómodo... era un no definitivo.

Taehyung podía aparecer en sus fantasías, pero nada más, siempre sería su mejor amigo.

Negó con la cabeza y caminó a las duchas, tenía que apresurarse porque Jimin quería que almorzaran juntos, él consideraba aquello como una cita, así que trataría generar un ambiente romántico, porque Jimin era su novio.

Lenna acababa de salir de clases de historia y ya necesitaba un respiro, necesitaba tomar veinte tubos de oxígeno para sentirse liberada de tanto estrés, quería vacaciones de por vida.

Caminó sin prisa por los pasillos de la escuela, la mayoría estaba estaba en el comedor ya que era la hora del almuerzo, y se puso a pensar en la situación que tenía en esos momentos a la vez que tomaba un desvío al jardín de rosas de la institución.

Ella como presidenta del concejo estudiantil tenía una gran cantidad de información respecto a lo que sucedía en la escuela, su posición como la segunda mejor alumna en cuestión de notas también le ayudaba a poder hablar con los profesores y sacarles información que podría servirle.

Lenna no era tonta, podría verse como la inocente princesa alemana que no rompía ni un mísero plato, pero ella no se limitaba solo a eso, ella era mucho más que la linda e inteligente hija y heredera del imperio Choi.

La chica sabía qué fichas mover para obtener lo que quería, qué botones presionar para que alguien hablara o cediera ante lo que ella ordenaba, y no veía su primera impresión de dama perfecta como algo malo, porque era su mejor arma.

Con el tiempo empezó a ver que el pretender ser perfecta y que la gente la percibiera como aquello, era una muy buena arma, porque, ¿quién creería que la inocente Lenna sería capaz de hackear el sistema de seguridad de la escuela para saber con quién está él?

Tocó con delicadeza las flores rojas y se acercó a olerlas, aspirando la esencia floral de la delicada rosa que estaba en sus manos.

Ella tenía bajo control la Golden Seoul School, cada persona que llegaba o se iba, cada estudiante que era reprobado y quienes hicieron trampa, quienes se besaban a escondidas o tenían polvos en los baños, qué profesor sería expulsado y el porqué ella lo sabía.

Revisó la hora en su reloj digital, Jungkook debía estar en su cita con Jimin, así que se metió a la aplicación, que se suponía debía ser la calculadora del aparato, y buscó la cámara setenta y tres.

Pudo ver cómo Jungkook estaba sentado frente a Jimin en la mesa de al fondo, el rubio tenía a su lado a Yoongi y el azabache se veía molesto, incluso parecía estar alegando, pero su novio lo ignoraba olímpicamente.

Negó con la cabeza un par de veces y medio sonrió.

Tal cual ella lo imaginaba, aunque no le sorprendía para nada, después de todo qué se podía esperar de Im Jimin, una escoria sacada de las alcantarillas más asquerosas de Seúl.

Quitó la cámara setenta y tres y se puso a pensar en dónde estaría Taehyung, luego de pensarlo un poco buscó en la cámara veintidós, la cual estaba en una esquina de la biblioteca y sonrió orgullosa al dar con el castaño en el primer intento.

Tenía varios libros sobre la segunda guerra mundial, cuadernos desparramados en la mesa con varias anotaciones y una hamburguesa escondida detrás de su mochila; lo más probable es que la hamburguesa era su almuerzo y estaba anotando algunos datos para la segunda ronda de las Olimpiadas.

Conociéndolo, él estaba preparando todo antes para tener alguna base y luego, cuando el equipo se reuniera, poder sumar más argumentos y ataques.

—Tan lindo, cabeza de pescado —suspiró e hizo el máximo de zoom cuando el otro encendió su celular—. ¿Viendo las reacciones de tus poemas, Kim?

A la fémina no le tomó mucho tiempo encontrar la cuenta de escritor del castaño, una vez que tuvo su perfil personal en Stigma, comenzó a stalkear las cuentas que seguía y alguna vez siguió, revisó sus seguidores y ex seguidores, se ayudó un poco con un hackeo, pero no quería ser tan invasiva y hackear la cuenta, quería darle su espacio.

Después se puso a ver qué cuentas había bloqueado, entre ellas estaba una que no tenía foto de perfil ni seguidores y se mantenía privada, había sido creada en 2013, por lo que asumió que debía ser la primera cuenta que tuvo el castaño y lo comprobó cuando la hackeo y obtuvo algunas fotos que quedaron guardadas allí.

Luego de obtener acceso a la cuenta, se metió a los post archivados y encontró uno en el que tenía un poema a medio hacer firmado por "VT", con esa información se puso a buscar poetas en Stigma con esas siglas, y llegó a seis posibles cuentas de Taehyung.

Cuando se puso a revisar las posibles cuentas, la primera que clickeo fue la correcta, en esos tiempos tenía dos mil seguidores y hasta su usuario de Sugar bomb para poder jugar con quienes lo leían.

Allí nació Redant, su cuenta en la que reaccionaba, compartía, comentaba y hasta promocionaba los poemas de Taehyung, ella era conocida por los lectores del poeta, incluso la habían nombrado Lady Redant ya que hasta el mismo Taehyung le respondía o le daba like a sus post.

—¿Qué pensará Jungkook sobre ser Bambi? —preguntó mientras veía a Taehyung responderle a un lector—, ¿Por fin te vería para algo más?, ¿se ofendería? —acarició la pantalla con una sonrisa—, Pobre de ti, ¿no?, todos siempre te usan o dejan de lado, mi amor, nadie ve lo que realmente eres... de lo que eres capaz.

Salió de la aplicación y apagó el reloj, alzó la vista para retomar el camino de vuelta a la escuela y poder ir a comprar algo al comedor, tenía hambre y necesitaba saber los rumores sobre la pelea que debieron de tener Jimin y Jungkook.

Caminó despreocupada de todo, porque sabía que Jungkook no saldría de esa relación, por lo que no era una amenaza tan letal, Jeon estaba ensimismado en crear una historia de amor en la que él pudiera amar a Jimin y que ambos fueran la pareja más aclamada de la escuela, cuando estaban muy lejos de serlo.

Jimin era un arrogante y agresivo que solo quería hacer mierda a Taehyung, eso no era ningún secreto, pero el castaño no sabe porqué Jimin le tiene tanto odio, y cómo lo sabría si ahora tiene otro apellido y viste bien gracias a Min que lo rescató como si fuera un perro pulgoso de la calle.

Im, o Park como es conocido ahora, estaba lleno de odio y sed de venganza, solo quería hacer sufrir a Taehyung, pero no sabe que ella es quien ha estado frenando sus intentos de ataque, mucho menos que ella sabe toda la historia, pero quizá Yoongi esté sospechando que hay alguien intercediendo en sus planes porque nada les ha salido bien.

El intento de sacarlo de la escuela con algo de dinero, el intento de inculpar a Taehyung por el robo de unas medallas de oro que la institución había ganado, el intento de crear un escenario falso en el que acosara a una profesora y muchos otros, ella intercedió para que no lastimaran a Kim.

Pero sabía que ese par planeaba algo más grande, todas esos intentos fueron para tenerlo fuera de la escuela y tener mayor libertad de hacerlo añicos, aunque también fueron para probarla, porque era entendible que una o dos veces sus planes no funcionaran, pero ella arruinó cada uno de ellos, incluso los más inofensivos como tirarle jugo en la cabeza.

Quizá su ayuda llegó algo tarde, porque no era secreto la pelea de la sopa en la que Taehyung casi mata a Jimin, pero, una vez obtuvo el control completo en Golden Seoul School, nadie ha podido herir a Taehyung...

Excepto Jungkook.

Ella odiaba a ese imbécil, lo único que hacía era herir a Taehyung, y lo hacía una y otra y otra vez, como si disfrutara que el mayor se arrastrara de dolor o le rogara; Lenna creía que el azabache practicaba como deporte lastimar a Kim.

Cada que Jungkook se sentía mal porque Jimin lo dejaba plantado, Taehyung corría a socorrerlo, y el imbécil dejaba al castaño tirado en el puto restaurante una vez su novio le decía que se juntaran; ella lo sabía muy bien, ella acompañó entre las sombras a Kim desde el restaurante a su casa, así que vio todo en primera plana.

Lo único que Jungkook provocaba en Taehyung era dolor, ella estaba segura de eso, incluso en los poemas se veía reflejado aquello, el como Taehyung siempre se arrastraría ante Jeon para rogarle que lo ame y lo vea como más que un amigo.

Taehyung no merecía eso, el tener que sufrir por amor de aquella forma, pero él siempre daría todo de sí por Jungkook, y eso le daba tanta rabia, era tan injusto, porque ella le daba un buen trato, lo animaba cuando se sentía decaído y le compraba sus comidas favoritas cuando las daban en el comedor; entonces, ¿por qué no podía verla para algo más?, porque ella tenía todo para darle amor, aprecio, valor, confianza y lo que quisiera.

¿Acaso Taehyung era adicto al dolor?

Bufó mientras hacía para atrás sus largos cabellos cobrizos, siempre le ponía de mal humor pensar que Taehyung era devoto a alguien que no se acordaba de él a menos que se sintiera mal y necesitará que le subieran el ánimo.

Vaya amigo de mierda que era Jungkook.

Además ella había estado haciendo el trabajo que el azabache llevaba de años, quizá se le escapó el chico de la gasolinera o la chica esa de la fiesta, pero de resto Taehyung no ha tenido otros polvos desde que ella lo tiene bajo su manto.

Maldito Jeon, ni siquiera cuando le hacen el trabajo se digna a agradecer, aunque ella lo hace para tener más cerca a Taehyung, qué le importaba a ella lo que sintiera el azabache cuando Kim tuviera un acostón de una noche con un cualquiera, lo hacía porque ella no quería sentirse mal al saber aquello.

El poeta varias veces le decía eso de ser follamigos, pero era una broma que se tenían, él no la veía realmente para eso, la veía solo como una amiga y nada más, lo cual era una mierda, pero era algo.

De igual forma, si sus planes seguían como debía ser, Taehyung dejaría a Jungkook de forma definitiva y ella tendría pase libre para poder cuidar a Kim, de amarlo como es debido y él por fin la vería para algo más que amigos.

Pero para que eso pasara, necesitaba ver el siguiente movimiento de Yoongi y Jimin, era el turno de ellos para mover las piezas, y, según lo que ha visto, ese movimiento involucra a Jungkook, quien no tiene ni puta idea de que es solo una marioneta en una obra que busca derrocar a su mejor amigo y él ha estado ayudando de forma voluntaria.

Jungkook estaba siendo usado por el equipo contrario y Lenna se preguntaba cómo putas no se daba cuenta de ello, porque no quería pensar que él se prestó para esa guerra a conciencia, aunque si fuera así le convendría a ella, pero Taehyung quedaría demasiado mal y ella no buscaba eso.

Caminó hacia el comedor y compró dos malteadas, un paquete de galletas de avena y una hamburguesa; ella iría a comer mientras ayudaba a Taehyung en lo de las Olimpiadas, mientras era consciente de que Jungkook debía estar creando polémica o algo de ese estilo.

Jungkook siempre demanda atención, de alguna u otra forma, ¿y quién le dará atención a Taehyung? Lenna lo haría.

Porque la pelirroja solo espera el siguiente movimiento del otro equipo, ver cómo usarán a Jungkook en la partida y tomar de una vez su gran jugada.

Porque ella siempre gana.










































MookieNota:  WEEEEENA PO, ¿cómo tan?, yo estoy atrapada en mi cerro porque las lluvias desbordaron los canales (AYUDA POR FAVO, SAQUENME DE AQUÍ), incluso mis datos andaban medio (muy) mal por tanta lluvia y yo soy pobre , gente, yo le tengo que pasar internet del celular al pc porque no tengo wifi, alguien doneme plata.

Pero weno, ahora hablemos del fic, ¿a quién le importa mi vida?

Primero que nada, ahora tenemos una perspectiva de Jiae sobre los eventos pasados, ¿qué opinan de eso?, ¿y qué creen que pasará?, porque yo no escribo cosas porque sí, todo tiene que cobrar sentido en algún punto, además, ¿no se les hace familiar el ex de Jiae?

También tenemos fuertes declaraciones del JK...

Y por fin está el pov de Lenna, quería escribirlo desde hace muuuuucho, ella es mi personaje fav.

Y eso beibes, les ai lov iu, el martes habrá cap y voy a retomar ese día para PDH, porque estoy haciendo un fic medio turbio para mi cuenta secccccccccc.

Muah muah, chikistrikis,

les manda un kiss kiss,

la  bella Mookie.

(Se spone es un mini poema)

gubai

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