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¿Cómo podemos ser tan tercos? Sumándonos a ese numero inmemorable de desdichados sin corazón, ¿cómo no podemos luchar? por eso que anhela el corazón, que sin más ni más sofocándose va, va buscando la manera de poderse encontrar, en una línea, en un suspiro, en una sonrisa o en un mirar.
Mira amigo mío, ya dejemos de luchar contra la fuerza del destino que nos ha de volver a juntar.
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