El sol no dejará de alumbrar,
solo porque a mi lado no estás,
ni la luna dejará de iluminar
los senderos de mi soledad.

Solo porque tú
no andas en mi caminar,
solo porque a mi lado
ya no te he de encontrar.

Ni la brisa dejará
su murmullo pronunciar,
aquel que me susurra
que tú ya no volverás.

Ni la calidez de la noche
me dejará de arropar,
y el cobijo de su manto
me enseñará cómo olvidar.

Las estaciones puntuales
siempre habrán de comenzar,
y sea otoño o sea invierno
siempre te he de recordar.

Mas por ti, ni las estrellas
dejarán de titilar,
y las noches y los días
comenzarán y terminarán.

Y aunque a veces me entristezca
y por ti empiece a llorar,
miraré hacia las estrellas
y ellas me consolarán.

Aunque segundo a segundo
siempre te he de extrañar,
no se para el mundo
solo porque tú no estás.