Extra 1

Después de 5 años, las cosas han cambiado mucho en mi vida, ya no vivo en el departamento en el que vivía, ya no estoy en casa de mis padres con tanta frecuencia, ya no veo a mis amigas cada fin de semana, por que ahora ya no soy una simple estudiante de arte, ahora debo desempeñar 2 papeles que hasta la fecha dudo de hacerlo bien.

— ¡Mami! — Escuche el poderoso grito proveniente de la sala, mientras estoy en la cocina, sonreí cansada, sin duda, este es el papel que mas me cansa, sin muchos ánimos, acudí al llamado, encontrándome en la mesa a mi pequeña Rini, de ya 5 años, dibujando muy concentrada.

Este es uno de mis papeles, ser madre.

Tras aquel día tan confuso, estuve yendo todos los días al hospital, primero me pasaba a ver a Darién, y luego iba a las cunas a mirar a mi bella niña de ojos rojos, quien siempre muy animada me recibía, siempre iba sola, y cuando por fin me dejaron llevármela, al instante se la presente a mi familia, mis padres no estuvieron muy de acuerdo con eso, además de que dejaron de tenerle cariño a Darién por todo lo que paso, pero no dejaron de apoyarme.

Luego de unas semanas, comprendí que no podría cuidar de una niña yo sola, de por si apenas podía cuidarme a mi misma, y así, acepte la oferta de Seiya de vivir con el, ya que legalmente el era su padre y adoraba a su hija, así, los tres comenzamos a experimentar con esa inexperta familia exprés.

Cuando ambos terminamos de estudiar, Seiya se dedico a ser solamente compositor para poder estar con nosotras y yo decidí abrir una florería, que hasta la fecha perdura, y a los dos años de que Darién callera en coma, comencé mi segundo papel.

Me case con Seiya.

Pese a todo lo que sucedió, no me desanime del amor ni nada, por lo que no me costo trabajo enamorarme de él, ya que de a poco descubrí mucho de él que me gustaba, al principio lo que me llamo la atención fue enterarme de las vistas diarias que el hacia en el hospital a Rini cuando yo todavía no llegaba, por lo que no me sorprendió que ellos se llevaran bien cuando por fin salió del hospital.

Además de que el inmediatamente fue conmigo a donde mis padres a presentarles a Rini, y aun que no tenían muy buena opinión de todo, el siempre se mostro paciente y cortes, después me sorprendió con lo de comprar una casa apta para una familia, conseguimos una hermosa, con vecinos que también tenían niños y un enorme jardín; y lo ultimo que me conquisto fue el como dejo su carrera solo por estar con nosotras, por lo que cuando el hablo sinceramente de sus sentimientos hacia mi, simplemente se dio.

Ahora mi segundo papel es el de esposa.

— Mami ¿Qué piensas? —

— Nada Rini ¿Qué haces? —

— Dibuje nuestra familia, a Ti, a Papi, a Ai-chan y a mi — Me respondió sonriente mientras me mostraba el dibujo de nosotros 4, sonreí, ¿Había dicho que el primer papel era difícil? Si, lo era , por que no era madre una vez, si no dos.

Al año de casados, me entere de mi primer embarazo, ese día Seiya no cabía de felicidad, y tras unos arduos y pesados, y hasta algo cómicos 9 meses, tuve mi primera hija biológica, entre su padre y yo le nombramos Aika, una linda niña de cabellos negros y ojos azules, al principio me preocupe de como lo tomaríamos todos, si mi Rini se sentiría mal, si Seiya o yo le daríamos mas importancia a nuestra pequeña por ser biológica. Pero al final nada paso así, Rini tomo un papel de hermana sobre protectora muy enserio, y Seiya siempre es igualitario entre las dos, y pese a mi inseguridad, yo tampoco hice diferencias sorprendentemente.

Ahora mi Aika tiene un año, mi Rini 5, y nosotros 2 tenemos 26 años, somos padres jóvenes según los vecinos pero nos esforzamos mucho por llevarlo todo bien.

— Haber Bombón, ¿Están listas?—  De pronto, irrumpió en la casa Seiya con Aika en brazos con una linda sonrisa, habían ido a comprar flores y traían un gran ramo de tulipanes blancos, Rini los miro confundida y me miro incrédula, reí un poco, mientras le acariciaba la cabeza.

— Hoy es el día de ir a visitar a tu padre — Le dije con una triste sonrisa, Rini abrió los ojos sorprendida para después mirar a Seiya.

— ¿Hoy toca visitar a mi Padre, Papi? — Le pregunto ella con los ojitos curiosos, Seiya le sonrio grandemente mientras le acariciaba también la cabeza-

— ¡Si! —

Desde su nacimiento, nunca le ocultamos que era adoptada para ahorrarle malos momentos, aun que si le contamos una versión de la historia mas bonita, sin querer decirle la verdad completa.

Para Rini, Darién y su madre se conocieron en un viaje y se enamoraron mutuamente, pero al venir a Japón para su nacimiento, tuvieron un accidente y su madre murió y Darién quedo en coma, y como ninguno de los dos tenia familia, la iban a mandar al orfanato, pero Amy nos ayudo para que Seiya y yo, quienes éramos los mejores amigos de su padre, la adoptaran.

Una linda versión para la verdadera historia.

Sin decir nada mas, mi niña sonrio de vuelta a su padre y subió a arreglarse, ya que cada segundo martes del mes, íbamos a ver a su padre al hospital, ya que Seiya seguía pagando su estancia, ya que era el padre biológico de su pequeña dama (Rini), mientras cargaba a su estrellita (Aika). Y me miraba con amor.

Ahora es cuando me pregunto que tan ciega era para no ver esa cálida mirada llena de sentimientos antes.

Con tranquilidad fuimos al hospital, donde la recepcionista nos sonrio cálidamente y llamaba a Amy, quien ahora era doctora, y no solo eso, si no la doctora encargada del bienestar de Darién, ella nos saludo un tanto cansada, después de todo, un embarazo de 2 meses es pesado para el tipo de ritmo que llevaba.

Caminamos entre risas y murmullos, hablando amenamente de los gemelos de 3 años de Mina, o el nuevo novio de Lita o sobre la indecisión de Rei de si tener hijos o no, en fin, de cosas diarias mientras la futura madre primeriza jugaba con las dos niñas.

— Darién, vinieron a verte —Dijo Amy al entrar como si de verdad alguien le respondiera, mientras dejaba pasar a la familia completa, la tarde paso entre saludos, buenos deseos y con mi Rini hablándole de lo que hacia diariamente a su padre.

Al terminar, nos despedimos tranquilamente, al final solo quedamos Rini y yo, ella miraba triste a su padre, y con un leve adiós y un beso en la frente se despidió, en ese momento se me detuvo el corazón.

Podía jurar que vi que su mano se movía.

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