Veinticinco Tulipanes

"La vida no me botó
la vida me enterró en lo más profundo
donde no entraba ni un rayo de sol
me dejó muerta en vida"

Jóselin L.

Cada pisada era tortuosa, su respiración era cada vez más pesada, cuando tocía sentía que los pulmones se le desgarrarían, pero no podía rendirse, no ahora que estaba tan cerca.
Con el corazón sintiendo que se le desconectaría en cualquier momento, rogó por al menos poder llegar y decir la verdad.

Decir lo que realmente ocurrió....

La casa Uzumaki no estaba para nada bien, mientras que Himawari, y las abuelas del niño lloraban desesperadas, Sarada estaba...la palabra enojada y eufórica quedaba corta con su actitud. La rabía y el estrés de que su pequeño este en manos de un desconocido, el solo pensar que le podrían hacer daño.

Negó de inmediato, no se quedaría llorando mientras su bebé corría peligro, debía actuar por su cuenta.
Con el paso del tiempo maduró y no era una estúpida, ella no iba a esperar que empiecen los trámites para encontrar a su hijo, encontrará ella misma.

Después de permanecer varios minutos encerrada en la habitacion de Boruto y pensando por donde empezar, decidió salir, pero no con las manos vacías. A pesar que se retiró del ejército aún sabía disparar y siempre portaba un arma con ella. Lamentó tanto no haber reaccionado antes...

La voz gruesa de un hombre llegó a sus oídos, esa voz...abrió los ojos como platos y tomó el arma cargada para bajar de prisa las escaleras.

--- No sé que tengo que ver aquí. --- habló el señor Kakei acomodándose su ropa, pues segundos antes Chou lo había tomado del cuello. --- Me parece una falta de...

La bala estrellándose a lado de su cabeza le hizo pegar un grito. Las mujeres se asustaron y los adultos reaccionaron al ver a Sarada bajar con un arma.

Antes de que ellos puedan detenerla, sujetó al sujeto del cuello y lo alzó para azotarlo en la pared mientras que con la otra mano apuntada su cien.

--- ¿¡Dónde está mi hijo!?

--- ¡Ni siquiera sabía que tenías un hijo!

El clic del arma lista para disparar sonó.

--- ¡Claro! --- dijo con ironía --- ¿no le parece extraño que se hayan llevado a mi hijo un día después de que su hija lo conoció? ¿¡Me quiere ver la cara de estúpida!?

--- ¡Juro que te digo la verdad! Sumire ya no vive conmigo, ella se fue a Corea.

--- La señorita Kakei ni siquiera fue a ver al señor esta semana que estuvo de visita. --- dijo un hombre quien se suponía que era su guardaespaldas.

--- Es la verdad, no he vuelto a tener contacto con ella desde la muerte de Boruto.

Ella apretó más su agarre al mencionarlo.

--- Aún así ¿por qué le creería? ¿Me va negar todas las veces que intentó matar a Boruto? ¡Responda!

El tosió y se retorció.

--- Sarada. --- Mitsuki se acercó y ella le apuntó con el arma sorprendiendo a todos.

--- Atrás Mitsuki, no te metas en mis asuntos. --- miró al tipo de nuevo --- Lo repetiré una vez más ¿dónde esta mi hijo?

--- No lo sé e incluso si lo supiera ¿qué ganarías matándome?

--- ¿Qué ganaría yo? --- ella rió y negó repetidamente --- Le estaría haciendo un favor al mundo con borrar su misera existencia.

El hombre con varias arrugas a pesar de reir con arrogancía estaba en lo cierto, el no tenía nada que ver.

--- Lo único que sé es que esta en Corea.

Ella se volteó para marcharse, pero en un rápido movimiento estrello sus nudillos en su rostro.

--- Púdrase --- dijo para perderse en las escaleras.

Recogió sus cosas de nuevo y no tardó en bajar con la misma actitud.

--- Sarada --- dijo Mitsuki tomándola del brazo --- tienes que calmarte.

--- ¿Calmarme? --- preguntó con ironía y se apartó con brusquedad como si su tacto quemara --- dame una buena razón para hacerlo.

--- Así no resolveras nada.

--- ¡Ah! Y su plan... --- miró a todos los que estaban dispuestos a no dejarla irse --- quieren que me quede aquí a esperar que la policia encuentre a mi hijo --- hizo enfasís --- ¡Quieres que me quede sin hacer nada cuando mi hijo corre peligro!

--- Sarada nosotros no... --- intentó intervenir Shikadai.

--- ¿Entonces qué? Es lo único que me dan a entender. ¿Calmarme? --- negó repetidamente --- ¿Cómo pueden pedirle a una madre que se calme?

--- Tienes que confiar en....

--- ¡Por un demonio! --- golpeó la pared y los encaró --- ¡Es es único recuerde que me queda de él!

La habitación se quedó en total silencio y solo la respiración acelerada de Sara era presente.

--- Es mi hijo --- susurró --- si algo le sucede...no, yo no --- titubeó tocando su pecho --- yo no podré soportarlo... es mi vida...el solo pensar que lo pueden torturar...si algo le pasa yo... yo moriré --- dijo con la voz rota y las emociones derramándose en su rostro --- no podré vivir sin él...mi... mi bebé --- sollozó cubriéndose el rostro con ambas manos --- No puedo...

--- Sarada. --- dijo Sakura rodeándola con sus brazos --- entiende que no puedes salir así como estas, necesitas tranquilizarte --- acarició su cabello y la guió a la cocina --- te haré un té ¿si?

Ella asintió.

Las horas ta habían pasado y lograron tranquilizar a la pelinegra, no íba a conseguir nada esperando, pero tampoco llendó con un arma en la mano.

El teléfono resonó en la habitación llamando la atencion de todos.

--- Yo iré --- dijo Chou perdiéndose en la sala --- ¿Quién habla?

Pasaron unos segundos y los ojos de la morena se ampliaron más de lo normal, estuvo a punto de soltar el teléfono, pero se aferró a él.

--- Shikadai. --- habló con voz firme, no debía romperse.

El aludido entró a la sala ante su llamado y se quedó helado al ver a su amiga con lágrimas espesas en sus ojos, solo una vez la vió así y temió lo peor...

Tomó el teléfono antes de que Chou hablara, aunque incluso si lo intentara no podía, se había quedado muda.

--- ¿Qué...? --- guardó silencio durante varios segundos y asintió. Le hizo una señal a Chou y ella salió de inmediato de la casa mientras que él regresaba donde los demás --- me...surgió una emergencia...enseguida vuelvo.

Sasuke y Naruto asintieron puesto que las chicas estaban en la cocina tranquilizando a Sarada.

Las horas pasaron lenta para la pelinegra, pero después de tanta insistencía y por el cansacio de tanto llorar, cayó rendida.

Al despertar comprobó que era un nuevo día, una mañana en la que no veía esa cabellera rubía a su lado. Todo era real.
Se sentó en la cama mientras se sobaba en cuerpo por la mala posición al dormir y la tensión muscular de todo el estrés. Eran al rededor de las ocho de la mañana, con el estómago vacío se adentró a la ducha. No le agradaba la idea de quedarse sin hacer nada, pero si en algo tenían razón era que debía tranquilizarse y pensar bien lo que haría si quería ir ella misma por su hijo.
El agua caliente relajó por completo su cuerpo, suspiró empañando el cristal por el vapor que emanaba y ahí fue cuando cayó en cuenta de algo.

El baño era aburrido.

Ahora estaría en la tina jugando las burbujas con su hijo, salpicando el suelo del baño para luego limpiarlo juntos o eso creía, siempre solía escapar del baño y tenía que perseguirlo con una toalla en mano... era divertido y ahora...ahora el agua solo caía por su cuerpo y ya.

Solo era agua.

Secó sus cabellos y miró su ropa, no tenía ganas de vestirse con algo lindo como su hijo le decía. Desde la muerte de Boruto dejó ese gusto por la ropa de colores claros y frescos, los cambió por colores tristes y opacos, faldas largas que ni su madre usaba, blusas holgadas que ni su abuela pensaría en usar. Solo por su hijo comenzó a vestir como una madre joven.

--- Mamá esa falda está fea.

Y era cierto, era horrenda. No pudo evitar reir al recordarlo. Decidió vestir una hasta las rodillas y una blusa sencilla para al menos tener animos de hacer los trámites.

Bajó y se encontró con un Naruto y su padre marcando numeros sin parar, igual estaban desesperados.

--- Sarada --- dijo Sakura acercándose a ella. --- ¿Te sientes mejor?

--- Supongo.

--- Al menos te veo más relajada --- comentó Hinata --- todo estará bien querida.

Ella asintió y miro al albino que igual estaba con su teléfono. --- Mitsuki.

Él la miró --- ¿Qué pasa?

--- Lo lamento...yo... --- titubeó y el negó.

--- Ya estoy acostumbrado a tu carácter.

La pelinegra íba a protestar, pero fué interrumpida por el timbre.

--- ¡Yo iré! --- dijo Himawari corriendo a la puerta.

En menos de un minutos regresó con una mirada curiosa que le llamo la atención a Sarada.

--- ¿Qué pasa?

--- Te trajeron correspondencía.

--- ¿A mí? --- se apuntó ella misma y Hima asintió y no tardó en aparecer un hombre delgado con una caja mediana.

--- Señorira Uchiha --- la miró --- es para usted. --- la dejo en la mesa y ella asintió.

--- Gracias ¿tengo que firmar algo...?

Él negó --- solo me pidieron que lo traiga, compermiso.

Ella suspiró y regresó su vista a Mitsuki para pedirle disculpas de nuevo.

--- Sarada --- Himawari la interrumpió --- ¿no lo abrirás?

--- No estoy de humor para eso Himawari.

--- ¡Que tal si te anima!

--- Ya te dije que no --- dijo decidida, pero cinco minutos después estaba pensando como abrirlo.

De lejos se veía que las cuatro paredes de la caja eran sostenidas por la cinta asi que sin más, la jaló. Las caras laterales de la caja cayeron y el rostro de Sara fue golpeado por la deliciosa fragancia dulce, ese olor...

Sus ojos se abrieron atónitos al observar el bello ramo, su respiración se acortó y sintió su cuerpo temblar.

Una, dos, cinco, diez, veinte...su corazón latia cada vez que el número aumentaba, veintitres, veinticuatro... sintió que sus pulmones se quedaron sin aire y todo le dió vueltas.

Veinticinco tulipanes...

El único que le daba tulipanes...el único que le daba uno más por cada año que cumplía...

Su mano temblorosa tomó el pedazo de papel beige que coronaba las flores, sus dedos nerviosos no paraban de moverse.

"Los girasoles te quedán horribles con tu rostro amargado"

La habitación se volvió densa y sintió por un momento que olvidó como respirar, el aire ya no entraba y sentía su sangre detenerse en sus venas.
Retrocedió unos pasos y el papel cayó al suelo y segundos después de ver como todo le daba vueltas, un sonido secó contra el piso, resonó y el dolor en su cabeza no cesó.

--- ¡Sarada!

Fué lo último que escuchó antes de cerrar los ojos.

La pelirosa intentaba consolar a su amiga rubía quien no habia podido detener el llanto desde hace horas, con el corazón acelerado esperaba que la dejaran pasar a esa habitación.

En su lugar la Uzumaki menor no había salido de su trance, aún seguía en un total estado de shock al punto que término siendo sedada para que no le diera un ataque nervioso. La morena no paraba de dar vueltas por el pasillo totalmente impaciente.

¿Como era posible? Se preguntó en su interior. Todo era tan confuso.

--- Familiares de Yamanaka Inojin --- dijo el médico peliblanco después de carraspéar la garganta.

--- Yo... --- dijo una temblorosa Ino quien era sujetada por su esposo.

Minutos después la rubía lloraba desconsolada asfixiando al pobre Inojin que a penas y podía hablar, con vendas en el cuerpo demostraba el péismo estado en el que se encontraba.

Todo fue imprevisto.

La duda rondaba en todos los que observaban ¿cómo era posible? Inojin  fue declarado muerto, si la explosión no lo mató entonces ¿cómo sobrevivió a la bomba nuclear? Era imposible.

Fue ahí cuando la duda inundó a los Uzumaki, en sus corazones se instalo la pequeña esperza de que quizá...con suerte el heredero de esa familia esté vivo.

--- Díganme... que Sara esta bien --- dijo en un susurro casi audibla para luego toser y raspar su garganta.

--- Ella está bien --- dijo Ino calmándo sus emociones --- Inojin... cómo...

--- Será mejor dejarlo descansar --- intervino Kakashi.

--- No --- se reincorporó para sentarse aún con el inmenso dolor --- tengo que dar un aviso. --- miró a Shikadai --- los rusos de nuevo...

--- ¿Qué pasa? --- preguntó acercándose al ver el trabaji que tenía al hablar.

--- A penas logré escapar.

--- ¡¿Te tuvieron preso todo el tiempo?! --- preguntó alterado y el rubío asintió. --- aún no entiendo como...

--- Un túnel subterráneo.

La sala quedó muda.

--- Tenvieron un túnel todo el tiempo --- apretó la mandíbula con íra.

El Nara se reincorporó claramente sorprendido, si el sobrevivió entonces....

--- ¿Todos escaparon? --- preguntó Naruto intentándo corrovorar sus sospechas.

Inojin se quedó en silencio y sus ojos cambiaron mientras negaba. --- Yo...

La puerta abriéndose de repente lo interrumpió. Sarada se quedó de pie en el marco de la puerta intentándo no caerse.

Estaba vivo.

--- Sara...--- susurró con la voz rota.

¿Cómo mirarla? Después de lo que sucedió no merecía verla, no merecía nada, ni su perdón.

--- Perdoname Sara...

Ella permaneció en su sitio, totalmente atónita e intentando asimilar lo que veía.

--- Fue mi culpa, perdóname.

--- Boruto...--- pronunció Naruto --- él... Inojin dime que...

El Yamanaka negó.

--- Boruto sobrevivió al impacto de su avioneta, él...saltó antes de chocar...

--- Por eso fuiste --- dijo Shikadai entendíendo el porque corrió sin importarle ir directo a su tumba.

Él asintió --- pero fué mi culpa --- susurró apretándo la sábana.

Y lo recordó.

Boruto con sangre impregnado en su traje desgarrado, sus cabellos rubios estaban cubiertos por un líquido carmesí, pero estaba vivo.

Por ello corrió entre las balas, tenía que sacarlo de ahí en cuanto antes, pero de la nada él se volvió muy cerca y fue cuando captó que se acercaba. Le gritó algo y jamás lo entendió.

Solo sintió el ser empujado con brusquedad por él, todo ocurrió en milésimas de segundos...una bala...

Sus ojos observaron claramente como aquella bala que le íba a arrevatar la vida...se la arrevataba a él, su mejor amigo.

Fue tan rápido, la bala impactó en el lado derecho de su rostro y vió claramente el hilo rojo de su sangre salir disparado.

El cuerpo del Uzumaki cayó sobre el suyó y actuó como escudo ante la explosión. Segundos antes de que la bomba nuclear estallara fue arrastrado por los rusos que entraban de prisa a ese túnel debabo del tanque.

Aún aturdido intentó forcejear y por más que gritó no lo escucharon. Lo último que divisó fue el cuerpo de Boruto tendido en el suelo y cubierto de sangre...

Estaba muerto.

La imágen de su amigo la llevó en su mente por cuatro años, mientras que, era torturado por los rusos días tras días se preguntaba ¿no había un castigo peor? Se merecía la muerte segun él, cargaba la muerte de su amigo en su espalda y el ver ahora a Sara, su mejor amiga.

Era devastador.

En su mirada podia ver el llanto de todas las noches y en su rostro se reflejaba el dolor.

--- Perdóname Sara --- sollozó apretándo los párpados intentándo contener las lágrimas --- por mi culpa él...Boruto...esta muerto.

Su voz rota y cargada de dolor le rompió el corazón, sus lágrimas cayendo en aquella sábana demostraban el sufrimiento que pasó.

Las botas de Sarada marcaron sus pasos en la habitación. Inojin no estaba dispuesto a verla, se sentía un ser tan despreciable...

En su lugar la pelinegra no se hizo ilusiones como los Uzumaki. Tardó años en aceptarlo, fue tan doloroso como para decidir caer de nuevo en ese hoyo.

Rodeó a Inojin con sus brazos dejándolo totalmente atónito, lo pegó a su pecho y acarició sus cabellos con una sonrisa en su rostro.

--- Gracias --- susurró con lágrimas desbordándole.

Eran lágrimas de felicidad.

--- Me alegra --- susurró en un sollozo besando la coronilla de su cabello con los ojos cerrados --- no sabes cuanto me alegra que estes bien Inojin.

Los ojos del mencionado se ampliaron más y sin poder evitarlo más la rodeó con sus brazos, se aferró a ese cuerpo que le brindaba calor.

Todos creían que veía a Sarada como su hermanita y estaban equivocados...

El inmenso amor que sentía por ella era fraternal, era como su hermana mayor, ella siempre fué más madura y aceptaba sus estúpideces. Tenúa sentido, Sara era casi un año mayor que él y la protección que siempre le brindó convirtio su cariño en amor.

Un amor a esa hermana que nunca tuvo, no compartían sangre, pero si sentimientos.

Ahí abrazando ese cuerpo no se contuvo más, sacó todo el llanto que se guardó esos cuatro años, esas lágrimas por su amigo. No le importó que resonara en los pasillos, después de tantos años sintió libertad, se sintió comprendido y la soledad desapareció.

Sarada lo sabía, estaba feliz de tenerlo con ella, era un milagro, uno precioso que agradecería el resto de su vida.

Le dolía el recordarlo, pero ella ya lo había aceptado.

Los Uzumaki fueron los primeros en decirle que debía aprender a vivir con la pérdida, pero a pesar de todo... era la única en esa habitación que lo había acepatado.

Boruto esta muerto.

El sonido del tren y el exceso de gente lo mareaba además de a penas despertar. El niño de cabellos dorados caminaba a lado de ese sujeto alto que tenía un aura malígna según él.

--- Si intentas escapar lo pagaras caro -- le dijo antes de adentrarse al tren.

Él era inteligente para su edad y no hacía un escándola no por miedo, si no porque no era el momento indicado.

Sus ojos cansados por falta de un sueño cómodo y comida lo tenian sin fuerza, tenía que escapar y su unica oportunidad se reflejó en aquellos ojos obscuros.

Como si todo fuese planeado por el destino, una persona chocó con ese sujeto ganándose un golpe de su parte, pero para ello lo soltó.

Ahora o nunca.

Corrió y se escabulló entre las personas, su altura le ayudaba y al ver las puertas de un tren a punto de cerrarse, entró.

Su mamá le había dicho que una vez que se cierran no se abren y así fue.

Con el corazón agitado y los nervios a flote, miró a su al rededor y las ganas inmensas de llorar le llegaron. Era un niño de cuatro años perdido en un tren rodeado de varias personas que no conocía y hacían como si no existiera.

Solo siguió a la gente cuando bajaron y se sintió aún más perdido ¿dónde estaba? Ese lugar era lo opuesto a donde vivía, los carteles tenían signos diferentes a su idioma y lo poco que le había enseñado su madre no le servía.

--- ¡Oye tú! --- dijo un chico de tez morena acercándose a él, seguido de uno más con lentes.

--- ¿Estás perdido? --- preguntó el ultimo y él asintió.

--- Será mejor irnos --- dijo el moreno.

--- No podemos dejarlo aquí.

El chico alto lo miró de pies a  cabeza y frunció el ceño.

--- ¿Igual se te hace conocido?

El chico de lentes asintió --- será mejor llevarlo a que se quede aquí solo. --- lo miró --- ¿quieres venir con nosotros?

Boruto lo pensó, era eso o quedarse solo a esperar que esos tipos malos lo encontraran, sin pensarlo más tomó la mano de ese chico. Total lucía de confianza.

¿Qué más podría pasar?










Nota:

Gracias por su espera, tuve una semana difícil y pues por ello tardé, espero les haya gustado y pronto lo actualizaré 😊

Díganme que les pareció 😉

Tengan linda noche, nos vemos, gracias por su apoyo! 🤗

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