Tu recuerdo
Los segundos parecían horas, las horas días, los días meses, los meses años y los años una eternidad.
Ese punto fijo en la pared que veía cada vez que despertaba no cambiaba, a pesar de que existía una pequeña esperanza de que se moviera no lo haría tal y como su mundo el cual se detuvo desde que miró esa lápida, la culpa y la frustración rebosaban en sus ojos.
Ni siquiera estuvo presente en su funeral, yacía inconsciente atada a una camilla mientras el amor de su vida se iba como el viento helado de esa mañana nublada. El dolor no cesaba y creía que la única forma de olvidarse por un solo momento, por un solo instante de ese horrible dolor... era durmiendo, dormir y no despertar era la cura perfecta para soportar el dolor, pero al cerrar los ojos el recuerdo de esos ojos rogando su perdón, el recuerdo de esa lápida blanca la hacía despertar a penas cerraba los ojos.
Recordó ese día lluvioso, como deseó que la lluvia disolviera su nombre de esa lápida así como su destino ¿por qué él? Esa pregunta quedaba en el vacío. No pudo evitar pensar ¿qué hubiese pasado si no hubiese muerto? Imaginaba varias formas de como pudieron haber seguido sus vidas, una perfecta vida, pero ese era el problema...solo lo imaginaba y sus ilusiones jamás se cumplirían, todo lo que anhelo lo tuvo que enterrar junto a él.
Estaba viva para los demás, pero ella sentía que su corazón yacía tres metros bajo tierra así como el de él... aunque eso era lo que más le dolía.
El saber que le tenía que llorar a una lápida con solo su nombre, una tumba vacía y solo con su recuerdo porque lo peor y quiza más doloroso era saber que no le lloraba a su cuerpo, solo a su recuerdo...
Volver el día atrás y dejar de un lado el presente...eso era lo que deseaba, cada vez que despertaba con el sudor empapando su camizón y las lágrimas inundando su rostro, deseó tanto que fuese una pesadilla, pero ese anillo era la prueba de que no, era real.
Pensó en desacerse de el, lanzarlo lejos para dejar ir su dolor, pero no pudo, la sola idea le inundaba el corazón de nuevo.
¿Por qué te vas después de tanto tiempo?
Tantos años conociéndose...era injusto ¿no? Tardarón tanto en luchar y estar juntos y en un solo segundo les arrebataron por lo que pelearon, por lo que lograron.
El tiempo pasa de rápido a lento de repente, con cada paso su cuerpo moría ¿para qué seguir? Cada que vez que era obligada a entrar a la ducha quería ahogarse, ahogarse con sus lágrimas al recordar cada beso, cada caricia, cada mirada y cada palabra.
¿Cómo olvidarlo?
--- ¡Boruto...!
Gritó noche tras noche hasta quedar afónica, creía que con llamarlo el volvería y por ello no importaba desgarrarse la garganta.
El llanto incontrolable, la opresión en el pecho y el nudo en lo que le quedaba de su garganta.
Por más que sujetó su cabeza mientras sufría en el suelo el dolor no se iba, por más que golpeó la pared el sufrimiento no cesaba.
Ahogarse.
Sentía que se ahogaba con sus lágrimas mientras su respiración rápida se agitaba cada vez más, mientras los sollozos y gimoteos aumentaban, sentía que moriría de tanto dolor, pero por más que lo espero...jamás ocurrió.
¿Cómo olvidar esa sonrisa? ¿Cómo olvidar esos ojos?
Pensó en qué significaba su vida sin él ¿para qué vivir? Se preguntó al borde del puente, en ese puente donde discutieron en aquella ocasión, en donde dijo que sería su mujer, el recuerdo de sus ojos, su voz...cerró los parpádos y se dejó llevar, sentía como su cabello era removido con brusquedad al igual que las olas que impactaban en las piedras debajo de ella. Su vestido blanco se obdeaba con la brisa helada ¿cómo será morir? ¿estará sufriendo? Quería sufrir a su lado.
La desición estaba tomada, pero su destino era otro, siempre creyó que ella escribía su destino, ella decidió morir e ir con el, pero la misma brisa a la que le dejó el trabajo de aventarla, la devolvió al otro lado. Intentó resistirse en los brazos de su padre mientras gritaba su nombre, quería ir con el
¿por qué no me dejan estar con el amor de mi vida?
Gritó una y otra vez mientras era arrastrada al hospital. Todas las desiciones que tomaba respecto a su destino iban al plan de la letra.
¿por qué no se cumple ahora que lo necesito?
Esa hoja médica le dió la respuesta, ella ya no podía escribir su destino por una simple y sencilla razón.
Ya no era solo suyo.
Esa pequeña vida creciendo en su interior le arrebató su desición, eso pensó, pero era injusto ¿no? Arrastrar esa vida inocente al infierno con el afán de detener el inmenso dolor.
--- No me quites el único recuerdo de mi hijo.
Recordó perfectamente las palabras de Hinata mientras lloraba desconsolada.
Le calaron el alma.
Su único recuerdo...
Perdió la cuenta de los días que no probó bocado, las malas condiciones en la que estaba su cuerpo y la inmesa depresión.
Esa era la combinación perfecta para provocar un aborto espontáneo.
Entonces ¿Por qué esa vida seguía ahí? ¿Quería vivir? Ella quería morir.
El ver crecer su silueta de perfil no significó nada, las pataditas en su vientre maduro no causaron sentimiento alguno, sentía que esa vida la ataba al mundo.
Pero...todo eso cambió ese día en el que su llanto resonó en la habitación, se negaba rotundamente a verlo, no quería nada que le recordaría a él, quería olvidarlo, pero es que cuando se pierde a alguien no se le olvida... se aprende a vivir con su recuerdo.
Los médico decían que era normal en las madres con problemas así, el no querer conocer a su hijo.
Las noches encerrada en esas cuatro paredes blancas empeoraban la situación, como a todo ser humano la curiosidad le ganó.
Temerosa se acercó a esa cuna blanca, con los ojos cerrados rozó la madera fina y pulida ¿cómo era? La pregunta la llenaba de duda, ella creía que era una cadena, que solo era una vida más, pero todo cambió cuando abrió los ojos.
Sus ojos negros mostraron brillo después de tanto tiempo, sus cejas delgadas se curvearon al igual que sus labios los cuales cubrió para no evitar gritar, para no llorar a todo volúmen y despertarlo.
Aquel bebé cubierto por ese mameluco amarillo era su viva imágen ¿era por ser varón qué se tenía que parecer a su padre?
Sus dedos cubiertos por esa tela delgada que ya estaba acostumbrada a usar, rozaron esos delgados cabellos dorados...eran tan dorados y vivos como lo de el, sus facciones delicadas era como las de él. Su dedo bajó por el contorno de esa frágil cabecita hasta llegar a esa mejilla blanquicida como la de ella.
No pudo evitar sollozar cuando esa diminuta mano atrapó su dedo.
Sintió su corazón detenerse al ver esos redondos y bien definidos ojitos abrirse, eran como los de ella. Deseó tanto que fuesen tan azules como los de él, pero aquello solo demostraba que era la combianción perfecta de ambos.
--- A tu papá le hubiesen encantado tus ojos...
El pequeño se removió ante las gotas que caían en su rostro, haciendo una mueca demostrando su molestía y futuro llanto.
--- Lo siento tanto...
Después de cinco meses se atrevió a cargarlo, su pecho sintió la calidez después de tanto tiempo, su corazón bombeó con fuerza al sentirlo acurrucarse en su pecho, al sentir sus manos aferrarse a sus prendas mientras fruncía sus cejas delgadas rubias.
--- Perdoname.
Sarada comenzó a sollozar mientras lo aferraba a ella en un intento de calmar su llanto, lo meció en sus brazos mientras le susurraba ¿eso hacía una madre? Solo siguió su instinto maternal que todo el tiempo estuvo oculto. Sus labios tocaron su frente y en cuentión de segundos se calmó acostumbrándose al calor de su madre.
--- Mamá esta aquí --- sollozó pegándolo más a ella --- no te dejará solo de nuevo...
Fue ahí cuando se dio cuenta que su destino dependía de ese pequeño en sus brazos, de su hijo.
Ese punto blanco en la pared fue desapareciendo mienteas pasaban las estaciones.
Si lloraba y despertaba en la noche recordando aquel trágico día, pero ahora al menos al despertar era diferente.
Al abrir sus ojos se topó con algo amarillo, pestañeó pata enfocar su vista después de despertar. Miró por varios minutos esos mechones dorados a su lado, cuanto deseó despertar a lado de su amado, pero tampoco se podía quejar.
Sus pies descalzos tocaron la alfombra y haló de la sábana que lo cubría.
--- Es hora de levantarse --- susurró abriendo las cortinas y se giró sobre sus talones al escuchar una queja.
Se acercó a grandes zancadas a la cama en donde esa pequeño bolita envuelta en sábanas se encojía.
--- Boruto, levántate ahora.
Se cruzó de brazos al notar que no se inmutó, al contrario, se encojio más y después de pensarlo suspiro pesadamente y se sentó en la orilla de la cama.
--- ¡Venga de pie ahora! --- intentó jalar la sábana --- Íremos de paseo.
Sarada sonrió al ver que dejó de forcejear claramente interesado.
--- Íremos a visitar a papá.
La cabellera rubia salió de prisa debajo de las sábanas y con los ojos bien abiertos sonrió tal y como lo hacía el.
--- ¿De veras? --- preguntó la pequeña voz de a penas cuatro años.
--- Sí. --- acarició sus cabellos y sonrió al verlo, sin duda alguna ahora era su adoración --- primero tienes que ducharte.
Frunció el ceño al notar que él lo hizo tal y como lo hacía ella.
--- ¡No quiero!
De un salto se bajó de la cama y corrió a todo lo que sus pequeñas piernas se lo permitieron.
--- ¡Oye! --- rió divertida mientras se perdía por el pasillo en donde él había escapado --- ¡Boruto!
Porque sin duda alguna era su único recuerdo en vida.
Nota:
No pondré avance ya que sería un espoiler tremendo y horrorifico😂 confién en mi, siento que no los decepcionaré 😅
Espero les haya llegado un poquito este capítulo, puse mi corazón en cada párrafo y la verdad no sabia como escribir una pérdida, tardé en subirlo ya que estaba investigando como escribir una pérdida y luego me dijd en mi interior: Se supone que intentas ser escritora ¡escribelo tú! 😂
Y así fue, use mis sentimientos imaginándome como sería perder a esa persona importante, espero haya quedado bien y sea de su agrado 🤗
Me despido, tengan linda noche y en verdad haganme caso cuando les digo que no dejen de leer porque se perderán de lo bueno! Confien en su escritora 😥😂😊
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