Secreto

El sonido de las agujas del reloj de su pared resonaba en su cabeza sin parar, cada segundo se gravaba una y otra vez, y para su disgusto, en cada segundo pensaba en el, en ese rubio que se adentro en su vida y por más que quisiera sacarlo no podía.

¿Por qué?

No lo sabía, solo esperaba que en su pared beige donde tenía la mirada perdida, apareciera la respuesta.

Bajó las piernas de la cama y recorrió la alfombra descalza hasta llegar a un pequeño baúl en donde yacía su más preciada posesión que ni siquiera sus joyas o prendas más finas lograba compararse con su valor.

Sus blanquecidos dedos recorrieron el cuaderno de pasta azul rey, en cada página color crema, estaban sus sentimientos pulcros e inocentes.

Ese chico le recordaba bastante a su amado, no era tonta, tenía sus sospechas, pero siempre existía la duda en su mente.

Era como si su corazón o mente pelearan, sus sentimientos y la razón combatían a muerte en su interior.

Estaba tan sumergida en ese mar de emociones que no se percató que la habían llamado, tanto que incluso entraron a su habitación.

- Sarada ¿qué...?

La pelirosa no pudo terminar ya que pegó un grito al ver la reacción de su hija. Sarada estaba que se le salía el corazón del susto, inclusive ella misma se asustó al cerrar el diario con brusquedad ocasionando que retumbará en la habitación.

- ¡Sarada me asustas! - le reprochó la adulta tocando su pecho.

- Lo lamento - se levantó de su asiento y llevó su diario detrás de ella con ambas manos.

- Te he estado llamando ¿Qué ocurre?

La pelinegra pestañeó varias veces y desvió la mirada - estaba distraída.

- Eso ya lo se - suspiró y se sentó en su cama - ven.

Sarada fue sin protestar y miró expectante a su madre. Sus ojos se agrandaron más cuando sintió la calidez del pecho  y sus brazos rodeándola.

- ¿Qué...?

- Te desconozco - ella se quedó helada ante el comentario - ¿Dónde quedó mi niña? - Sakura acarició los largos cabellos obscuros con delicadeza - ¿te hicieron algo en ese intituto? Cambiaste demasiado, incluso te pareces a tu padre - se separó de ella - recuerdo que de niña no querías ser como el, si no como otra persona - hizó enfasís en lo último.

- Solo he estado ocupada - le dió la espalda - ya sabe...las clases de piano y todo son...

- Se que no vas a las clases.

Ella se paralizó.

- Soy tu madre Sarada ¿cuánto creíste qué iba a caer en tus mentiras? - la encaró - ¿Dónde vas tan temprano como para que vuelvas en la noche?

Ella suspiró, sabía que debía lidear con su madre ahora.

- ¿Sales con Boruto?

- ¿Qué? - preguntó exaltada por la obvia impresión.

- Vi claramente como te dejó en la entrada de la casa.

Ella se frotó la cien - eso solo fue ayer, pero no, no salgo con el - dijo a lo seco

- Entonces ¿Qué hacías con el?

- No es su asunto - dijo a lo bajo y Sakura frunció el ceño.

- Eres mi hija, claro que es mi asunto.

Suspiró levantando su flequillo - si piensa que tengo un amorio secreto con el...¡esta equivocada¡ - rodó los ojos, ni ella pensó en tal barbaridad, el solo imaginarlo...

- ¿segura? - entrecerró los ojos - igual traíad algo nuevo...

La falda, sabía que se daría cuenta, se acercó a su balcón y apoyo las manos en el barandal, ya no tenía la misma confianza con su madre, extrañaba tenerla.

- Sarada - dijo a sus espaldad - soy la esposa de tu padre - se acercó junto a ella - pero eres mi hija, tu eres más importante cariño - dijo con dulzura - si tu miedo es de qué estaré del lado de tu padre, estas equivocada.

- Si mi padre se entera me matara - rió amargamente.

- Tu secreto me lo llevaré a la tumba.

Ella suspiró, su madre no se rendiría hasta sacarle la verdad.

- Bueno - paso sus cabellos detrás de su oreja - empezando por Boruto, fue porque me arroyó ¿bien?

- ¿cómo qué te arroyó? ¿estas bien? - preguntó exaltada.

- Si, solo fue un pequeño golpe - la miró - me auxilió y mi falda quedó hecha un desastre y me compró una nueva para no sentirse culpable.

- ¿por qué no fuiste al hospital? Yo podía atenderte...

- No estaba abierto a esas horas, además el me curó, por así decirlo - se calló un momento - me iba a traer a casa, pero si lo hacía lo iba a meter en problemas y ni quería - se encogió de hombros.

- ¿qué hiciste todo el día entonces? Vooviste en la noche...

- No pasó nada - bufó frustrada, intentó olvidar las caricias que le daba sin darse cuenta, jamás creyó que se sintiera tan bien, supusó que era por su inexperiencia en esos temas - solo pasamos el rato.

- Y...¿te agrada?

Ella la miró - no es molesto.

La pelirosa sonrió por su respuesta, era típico de una Uchiha.

- Entonces...ahora el porqué dejaste las clases.

- No me gustan - dijo a lo seco - siempre creí que necesitaba un motivo para hacer las cosas y no lo tengo - cerró los ojos cuando la helada brisa de la mañana golpeó su rostro.

- Entonces hay un motivo por el cuál las hayas dejado además de eso.

Ella asintió y suspiró profundo - todo fue mentira.

Sakura la miró expectante.

- Nunca entré a la academía de medicina, eran documentos falsos - cruzó sus manos para tener fuerza - no quería estancarme en un hospital y ser menospreciada.

La miró - siempre te admiré - diji al ver que esos ojos jade se apagaban - siempre quise ser como tu - susurró debilmente - pero tienes mucho talento, tiene todo para ser una doctora y solo es la ayudante de un doctor - la encaró - no quería lo mismo - dio unos pasos y se talló el rostro, apretó el helado barandal hasta sentir que sus manos ardían, tenía que decirlo, era ahora o nunca.

Miró a su madre quien se encontraba anonada - soy militar.

Sus ojos jade demostrarón horror, no por la desición de su hija, la respetaba si eso quería, pero sabía que era muy peligroso, so solo las constantes guerras, si no el gobierno.

Y luego algo hizó clic en su cabeza - el colegio de corea... - se llevó la mano a la cabeza - cerró, por eso volviste - la miró sorprendida.

Sarada asintió y Sakura se tocó el pecho, eso solo significaba una sola cosa.

- Ahora solo hombres pueden entrar a esos colegios, no entiendo como...

Se calló y la pelinegra se adentró a su habitación, sacó una llave de el mismo baúl y abrió un armario.

Sakura sentía que iba a desmayarse en ese momento, no podía creer lo que veía, miró a su hija.

- Ni soy la única - fue lo último que dijo, era mucho para su madre y debía dejar que analice las cosas.

Salió de su casa de nuevo fingiendo que iba a sus clases, esta vez llegó hasta una esquina y se fijó que de nuevo no le ocurriera lo de ayer. Esperó unos minutos hasta que un auto de color gris le alumbró con sus luces en la plena madrugada obscura.

El claxón sonó y la puerta se abrió, ella hecho su lochila en la parte trasera del auto y al entrar cerró los cristales.

- te extrañé - dijo una morena con una sonrisa, ella sonrió y asintió - hoy tendrás un día largo Sarada, te castigarán por no ir ayer.

- Lo sé - dijo amarrando sus cabellos obscuros y prendiendo con pasadores cualquiera que se les escapará.

- ¿lista? - preguntó mirándola.

- Listo - corrigió Sarada y ambas rieron.

- Bien - aceleró y en cuestión de minutos llegarón a unas enormes rejas, ella suspiró decidida.

Nadie le diría que hacer, ni siquiera un hombre, ella haría lo que quisiera incluso si tenía que convertirse en ese ser que se creía supremo a las mujeres.

Ella estaba dispuesta a cambiar todo, debía sacar a ese rubio de sus pensamientos y concentrarse en ella, bueno en él, se corrigió en su interior.

Porque era una dama, quién podía tener sus secretos....





Lamento no haber actualizado, he estado ocupada y no tuve oportunidad, intentaré ponerme al día con las demás así que no se preocupen, no los he abandonado.

Nos vemos 😉

Psd: estudió de tarde y por eso no tengo tiempo 😂

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